Esta partida está en revisión. Si el director no da señales de vida o es aprobada por un cuervo será borrada esta noche
Habían llegado otra vez al órgasmo, se sentía muy bien estar dentro de ella, se sentía la compatibilidad, la unión, la confección tan especial de ntre ambos, una confección que no había sentido con nadie más en años.
Aún se preguntaba por qué habían llegado los Fukushima, pero ya preguntaría a su momento, sintió algo de la mezcla de fluidos que caía sobre su estómago, ella le mordía, y cada mordida era realmente placentera, pero la responsabilidad llamaba y tenía que atender ese asunto.
¿A qué te refieres? Había alguna especie de trato?
Se acercó a dónde estaba ella, aún tenía su erección, y no lo podía evitarlo, pero su mirada se oscureció cuándo hizo el comentario del matrimonio arreglado.
La tomó, y la besó profundamente, mientras se escuchaba llenar la bañera, llevó una mano a su vagina, y comenzó a estimularla, la haría volverse loca de ser necesario.
No puedo creer que después de muertos aún sigan fastidiando.
La boda queda sin efecto, ahora estoy aquí, y arreglaré las cosas para nosotros dos Momo... Te casaras conmigo, y formarse nuestra propia familia.
La levantó entre sus brazos, llevándola cuál princesa a la bañera, tomarían un baño juntos después de muchos años.
- ¿Trato? No exactamente, tan sólo ambas familias estaban de acuerdo en una unión por matrimonio.-Añadió con tranquilidad. Después de todo ella llevaba demasiados años prometida con Haru y era algo que a lo largo de ese tiempo, lo había asimilado del todo.- Cuando tú te fuiste de la casa familiar, unos meses después... Fue cuando me prometieron con Haru. Sabiendo que no volverías y que nuestra relación se había roto, lo acepté sin ningún problema. Aparte, era y es una forma de asegurar la fortuna y la estabilidad de las empresas.
Rió tras aquel beso y se lo devolvió con cierto juego. Retrocedió un poco hasta poder quedar apoyada en la zona de los lavamanos y con cuidado alzó una de las piernas, dejándola sobre el mármol y la otra apoyada en el suelo. Mientras él la masturbaba, ella le hacía lo propio, llevó una de sus manos hasta su miembro erecto y empezó a masajeárselo con lentitud, dedicándole atenciones a su glande.- Mi vida, no podemos deshacer el compromiso, pero... Yo tampoco pienso renunciar a ti.-Se acercó a sus labios y le dio un lametón.- Mi futuro esposo se pasa el 90% fuera del país... Por lo que no te preocupes.-Llevó la otra mano hasta sus testículos y los masajeó mientras con la otra mano empezaba a masturbarle con más ritmo, de vez en cuando dejaba que el glande acariciase la apertura, pero sin dejar de mover la mano.
Aun sus palabras no le confortaban mucho, o mejor dicho, no le confortaban nada, agachó la cabeza con pesar, incluso el lameton en sus labios, no pudo evitar sentirse mal, los años perdidos a causa de esos mal nacidos, solo por que el decidió revelarse, y ser el mismo.
Está bien, el trabajo al que se dedica es muy peligroso, pero le gustaba, y aparte de todo eso, era de lo más competente. Incluso aún qué sus palabras le rajaba por dentro, pero aún podía albergar esperanza tras lo dicho al final, una investigación más minuciosa revelaría muchas teteras de la familia Fukushima, y esa idea, le hizo sonreír.
Apartó las manos de su hermana con cuidado, mientras su glande estaba rozando la vulva, abriéndose pasó lentamente hasta llegar al final de ella.
-Entonces no te importará que esperen mientras te hago el amor otra vez ¿verdad? Se que habrá más noches especiales, pero quiero que esta sea la más dulce para ambos-
Subió la otra pierna al mármol, y sin previo aviso, la penetró ferozmente, comenzando una ola de asaltos brutales contra su interior.
- Nos queda toda la noche... Después de la cena estaremos solos. - Añadió con un jadeo cuando él la penetró con aquella ferocidad. Se acomodó bien, colocando cada una de las piernas, con suavidad se recostó un poco hacia atrás, dejando que las manos cargasen el peso del cuerpo. La esplda de Momo se arqueaba con cada embestida y de sus labios salian sonoros gemidos que era incapaz de reprimir, era cómo si una corriente de placer la recorriera completamente.
Las embestidas hacían que el cuerpo de ella se moviera al compás. Mientras observaba como la polla de Tora entraba y salía, se llevó una de las mabos hacia la boca y tras coger saliva la llevo directamente hacia el clítoris el cual empezó a masajear. El placer cada vez era mayor y ella no se preocupaba en disimularlo.- No pares... Termina dentro... Llename. Hmm...
Estaba ciego de lujuria, no podía parar, su deseo salía de él cómo una presa rota, ya no se podía detener lo que se había liberado, pese todo, el anhelo de su ser no cesó ni por un momento, la carne y la sangre les llamaba, sería estúpido ignorar esa atracción, y el sabía que ella lo necesitaba, necesitaba saber que aún la amaba, que ese sentimiento no había sido enterrado en lo profundo de su alma.
Los gemidos de Momo llenaban sus oídos a pleno, es tan estimulante el escucharla, además de que su cuerpo lo sigue recibiendo con júbilo, sintiéndose tan bien que no tenía palabras para defir la sensación, solo podía decir que es sublime, en todo el sentido de la palabra.
Aggg... Momiji...
No pudo soportarlo más, volvió a sentir cada fibra de su ser en tensión, la notó masturbarse, así que para agregar más placer a su cuerpo, puso una de sus manos sobre su pecho, mientras que con la otra la sostenía, solo para después soltar toda su semilla en el interior, la iba a llenar, sin importarle que pasara, estaba dispuesto a hacerse cargo de lo que ocurriera.
Tras el último polvo en el baño, fue Momo la que dijo que debían arreglarse para encontrarse con sus invitados y el abogado. Ella se duchó contigo, pero tras eso se despidió para ir a arreglarse a su habitación. Al cerrar la habitación todo se quedó en completo silencio, podías por primera vez notar los recuerdos del pasado, era cómo reencontrarse con alguien que nunca hubieras imaginado ver más. Ahora podías percibir que todo estaba colocado y ordenado cómo tú lo habías dejado, pero que tu madre aún en vida se había preocupado de mandar limpiar aquello con mimo, pues no había ni una sola mota de polvo y la habitación olía cómo el resto de la casa y no a cerrado. Si algo estaba distinto, eso era la cama, pues la habían cambiado por una mucho más grande y de mejor manufactura, cómo si en algún momento alguien pensase que regresarías.
Te duchaste con calma, y para cuando saliste de la ducha viste que tenías toallas recién cambiadas sobre la mesilla que daba a la ducha, y sobre la cama había varios conjuntos de ropa. Uno más tradicional y después algo más actual. Los dos te sentarían perfectos en talla. Seguramente la jefa de las sirvientas se habría pasado a dejarte todo aquello, aunque no la habías visto entrar, ni tampoco oído.
Cuando finalmente terminaste de vestirte, finalmente te dirigiste hacia el gran salón. Del otro lado de la puerta se podían escuchar las distintas voces, pero sólo reconociste una de ellas, la de Momiji la cuál parecía intercambiar distintas frases con otras dos personas. Una voz femenina y otra masculina.
En ese momento la voz de Karen, que así se llamaba la sirvienta llamó tu atención.- ¿Aviso de su llegada, señorito? -Su rostro se veía cómo el de una muñeca de porcelana, de rasgos delicados y casi frágiles, pero de mirada feroz. No por nada tenía el puesto que tenía. Momiji sólo tenía a los mejores del sector.
Estuvo bien, todo estuvo bien, increíblemente bien, no pensó que todo acabaría así, formalizando su relación con ella, en secreto, pero ya no tenía a qué temer, estaba feliz de que sus sentimientos fueran finalmente aceptados por Momiji, aún qué fuera endogamia, nadie rechaza amor, aún que sea un poco, estaba claro que no iba a dejarla nunca, incluso si tiene un matrimonio solo por fachada, el estará ahí para amarla.
No entendía el por qué todo estaba tan limpio, hace años que dejó la casa, pero todo estaba inmaculado, cómo cuándo era niño, la cama era espacios, mmuy espaciosa, estaba claro que había sido una adquisición reciente, cómo si los dos esperarán que el volviera, y dijera que estaría al frente de la compañía, pero nunca sucedió, los había mandado al diablo por que sólo tenía malos recuerdos de ambos, y causaron que se alejara de Momo, eso fastidia a aún más su corazón.
Tomó la ropa tradicional, el Ogi con la Haori, y el hakama, con los colores oscuro que a él tanto le gustaban. Al avanzar por el pasillo, escucha a Momo hablando con dos personas, hasta que aparece Karen, sonríe con complacencia y comprensión.
-Por favor Karen, lo agradecería y mucho-
Karen asintió con suavidad, tras eso se acercó hasta las puertas que llevaban al salón y con un empujón controlado por ella abrió las puertas hacia el interior. En ese momento pudiste notar el agradable calor que salía del interior, la chimenea estaba encendida. La luz era tenue y lo que más claridad desprendía era el fuego. Cuando las puertas se terminaron de abrir del todo, pudiste ver desde tu posición a las distintas personas.
En el sillón central estaban sentados un matrimonio, los cuales intercambiaban distintas frases con Momiji, aunque cuando la puerta se abrió ambos se giraron con suavidad y dejaron de hablar. La mujer tenía rasgos delicados y una mirada preocupada. Pese a todo su postura era cuidada y firme, al igual que los movimientos. Ella lucía un kimono en tonos oscuros, de luto, con un detalle en el centro que le daba algo más de color. Junto a ella estaba su marido, el cual te recordó a tu padre, era de facciones duras y mirada fría, pero al contrario que tu padre, el no tenía odio en la mirada. En el sillón más próximo a la chimenea estaba tu hermana, la cual llevaba toda su larga melena recogida en un perfecto moño el cual adornaba con un abalorio que había sido algún día de tu madre, pues se lo habías visto puesto en alguna boda o bautizo, no recuerdas. Lucía un kimono de luto muy elegante, el cual le quedaba perfecto y la hacía ver aún más hermosa. Detrás de ella y de pie, estaba el que dedujiste que sería tu cuñado y futuro esposo de Momo, él vestía un traje de corte formal, pero nada tradicional. Tenía ambas manos apoyadas en los hombros de Momiji y sobre una de sus manos descansaba la de tu hermana. A simple vista... Ellos dos hacían una buena pareja, hermosa incluso.
Karen se hizo a un lado y con voz calmada, pero suficientemente autoritaria llamó la atención de todos.- Disculpar que interrumpa vuestras conversaciones, pero el señor Makashi ya ha llegado.-La pareja se levantó y la única que quedó sentada fue tu hermana. A diferencia de sus padres, el joven se quedó junto a su prometida.
- La cena estará lista en unos minutos, podéis pasar al comedor cuando lo deseéis.
Dicho aquello la mujer se retiró, dejándote al mando de aquello. El hombre se acercó y te tendió la mano, mientras su mijer se quedó unos pasos por detrás y te hizo una inclinación.- Siento mucho lo ocurrido
Algo parecido a la furia asomó por su corazón, bajo la haori, tenía la pistolero montada con la Beretta lista para ser disparada, pero por alguna razón, la mirada de Momiji lo mantenía bajo control, pese a que quería matar a su prometido, y secuestrar la, no pudo, esa mirada le conjelaba y le decía que todo estará bien.
Todo esto ocurrió una centésima de segundo después de que Karen anunciará su nombre, en cierta manera, quería dejar la policía y ser el la nueva cabeza de la familia, pero eso sería ignorar sus deberes cómo funcionario público, debía saber cómo sus padres habían muerto.
Misutora se mostró cortés con ambos, estrechando la mano del padre de su futuro "cuñado".
-Agradezco que vinieran al funeral señor Fukushima, es un honor para mí recibirlos en nuestra casa, pese a que mi trabajo me a mantenido alejado de mi familia, lo agradezco desde el fondo de mi corazón-
- Es totalmente comprensible, el trabajo siempre es lo primero.-Afirmó el hombre con gran comprensión ante las palabras que dijiste. Tras eso esperó a que pasaras hasta la zona de los sofás para sentarse después. Su mujer por el contrario y al igual que Momiji, estaba sentada mientras ambas hablaban de distintas cosas, nada importante, parecían simples conversaciones de mujeres.
- Sé que no es un buen momento, pero con la prematura muerte de vuestros padres, nuestras empresas y las vuestras se ven un poco...Inestables. Por eso estamos aquí.-A diferencia de tu padre, él podías notar que no te estaba obligando, ni animando a ponerte al pie de cañón si no querías. Pero sí se le veía verdaderamente preocupado por todo ello, después de todo vuestras empresas eran las más importantes de todo Japón y alrededores. Y eso lo sabías perfectamente.- Sé que vuestra hermana, aquí presente... Se ha ofrecido a llevar el control de las empresas. Eso es algo que nos alivia, pero también debemos, por desgracia, adelantar la boda... A nuestros asociados los tranquilizaría.
- Sí, se lo comenté hace unas horas, pero no quería tomar la decisión sin hablarlo antes con mi hermano.-Añadió Momo.- Creo que... Unas semanas después, podríamos hacer la ceremonia. Para tener tiempo de luto y de poder preparar la ceremonia.
-Realmente concuerdo con Anne-ue, unas 2 o 3 semanas serán suficientes, así podremos honrar la memoria de nuestros padres, después me pondré a trabajar en la investigación, sobre la causa de las explosiones-
El rostro permanecía impávido y tranquilo, el tendría a Momiji día y noche, y no quería ser molestado por esta gente, que no podía considerar familia hasta que la boda se realizara, el rostro de Tora se puso cómo el hielo, y el corazón cómo una espada, listo para cualquier represalia, si su futuro "cuñado decide quedarse, el lo despacharia con algunos muy buenos argumentos, miró a Momo por un instante, de reojo, atento a sí tenía algo que objetar.
Momiji asintió conforme a las palabras que ambas partes decían, tras eso alzó la mirada hacia su prometido y con una tenue sonrisa intercambió un par de discretas frases con él, aunque al final se levantó con elegancia y se encaminó hacia la estancia próxima. El comedor.- Será mejor que pasemos al comedor. La comida está servida y no querría que la degustaseis fría.-Añadió antes de entrar en el comedor. Detrás de ella y cómo un auténtico caballero pasó su pareja. Tras ellos fue la mujer y su esposo, aunque este te esperó antes de pasar.
El comedor estaba ya listo cuando todos pasaron al interior. La vajilla era de gran calidad así cómo la mantelería, tu hermana se sentó y invitó a seguirla al resto. La cena se dio tranquila, distintas conversaciones. Recuerdos del pasado, batallitas. Tu hermana y la madre del joven hablaban y planificaban las distintas visitas y llamadas que debían que hacer para empezar a organizar la boda.
Cuando terminó la cena os reunisteis con el abogado, ambas partes debían estar por el tema de las empresas, pero casi todo era formalismos, por lo que no tardasteis demasiado en terminar. Incluso leer el testamento fue rápido pues vuestros padres os dejaban todo a ambos.
Antes de media noche ellos se retiraron y tu hermana los acompañó hasta la salida, despidiendo a su prometido con un tímido beso en los labios. Cuando cerró la puerta te despidió, se la veía cansada. Tenía marcadas ojeras. Con un beso sutil te dio las buenas noches y la viste desaparecer por el pasillo que llevaba hacia su habitación.
Dulce beso el que recibió de ella, pero se notaba el cansancio, y bien que también se debía a las horas de sexo que habían tenido previamente, a la reunión, ahora era tarde, y aún que le hubiera gustado compartir un poco más con ella, lo cierto es que debía dejarla descansar.
Mañana debía llamar al capitán y avisarle de que se tomaría este tiempo, al menos hasta la boda de Momiji. Por su parte continuaría investigando le por que se la muerte de sus progenitores.
Caminando por el pasillo oscuro también, después de verla desaparecer en la oscuridad, el también fue a su habitación, quería descansar un poco, al menos recostarse en la cama, aún qué no durmiera nada.