Partida Rol por web

Valerius no sabe bien que hacer, esta cansado, y necesita respirar. Siente que la barrera hecha por May se reduce y el calor se incrementa. Su única chance ahora es brindar apoyo y ayuda a la mujer, abrazandola de la cintura, ahora, para dejarla conjurar con ambas manos, el susurra palabras a su oido.
Susurra palabras de poder, pero en lugar de conjurar el mismo, brinda poder a su amada. Eso y protección ante las llamas, haciendo que en el momento en que se acercaran a ella, fueran repelidas.

Desde el interior de las llamas el gato os mira.

- Miau.

Se acerca a vosotros y veis que su pelaje no ha sufrido ningún daño por el fuego. De hecho el animal parece haber cambiado su forma, de un ser ígneo a un ser corpóreo.
Se sienta junto a May y le da unos golpecitos con la pata.

El calor comienza a hacerse más llevadero cuando las llamas disminuyen en su intensidad.

La cercanía de Val y las palabres que pareció susurrar en su oído la hicieron sentir con mas fuerza. La semielfa dejó escapar una exhalación de alivio al ver como el gato oscuro se acercaba hacia ellos. -¡Es Ra!- Repitió hacia Valerius, mostrando una sonrisa de esperanza. Se soltó suavemente del moreno y se encogió hasta quedar al nivel del gato, extendiendo su mano hacia él y rascándole detrás de las orejas.

-Hola, guardián.- Dijo en su dirección. -¿Dónde estamos? ¿Qué ha ocurrido? ¿Ese hombre de allí, eres tú?- Preguntó, sabiendo de alguna forma que el animal podía entenderlos. Siempre había parecido muy inteligente...

Valerius se sentía más desconcertado que May en una biblioteca. Se quedo muy quieto mirando al gato y a la aprendiza interactuar, pero sin sentirse demasiado cómodo, lo de el eran los libros, robar cosas, o usar sus dagas. Quizás resolver algún puzle.
Se aflojo un poco la túnica ahora que podía respirar mejor.

El fuego se extingue casi en su totalidad. La figura en llamas cae de rodillas frente a vosotros. Su silueta se hace más nítida y podéis observar que se trata del maestro Marcus.

- Las ansias de convertirme en el mejor mago del mundo me llevaron a cometer graves errores, que le han costado la vida a mucha gente.
>> Os agradezco que rompieseis la maldición antes de que consumiera más vidas.
>> A ti, Ra, mi fiel amigo te agradezco que hayas permanecido a mi lado a pesar de haberme convertido en un monstruo. También debo agradecerte que tratases de evitar que vidas inocentes manchasen mis manos.

La figura del maestro se va volviendo cada vez más trasparente, como si fuese una nube de vapor que se deshilacha bajo una suave brisa.

-¿Cumpliríais la última voluntad de un hombre cuya alma se desvanece?

Valerius observo el proceso en respetuoso silencio. Por un lado entendía a Marcus, quizás el hubiera hecho lo mismo, por otro lado, no hubiera matado a nadie para conseguirlo. El recuerdo de lo que se había invertido, las vidas que habia costado detenerlo, no lo valia. Apreto la mano de May, y la observo en busca de consentimiento, de lograrlo, observo a la figura cada vez mas traslucida y luego de unos instantes, asintió en silencio.

La semielfa se mordió el labio, indecisa por un instante. Una parte de su particular alegría y optimismo había desaparecido por culpa de lo que el hombre había desencadenado, sin embargo la cercanía de Valerius le ayudaba a superar esa tristeza. Quizás aún quedaba en ella la capacidad de perdonar.

Sintió el apretón de la mano de Val y sus miradas se cruzaron. Ella asintió hacia él, aceptando también. -Escucharemos, Marcus. Dijo hacia la forma traslúcida del maestro.

- Sólo tengo una petición. Necesito que Ra se quede con alguno de vosotros.

La figura del maestro apenas es irreconocible.

- ¿Quién se hará cargo?

Era una petición sencilla. Miró de reojo hacia Val. Aún no sabía que iba a ser de su futuro a partir de ese momento, pero era posible que no hubiera que decidir cuál de ellos estaría a cargo, si estaban juntos. Aún así, la semielfa tomó la decisión. Valerius era bibliotecas y libros, y ella... un espíritu libre, como el viento. No era el sol brillante que había sido Teela, pero estaba cerca de lo natural.

-Yo me haré cargo.-

Valerius medito su respuesta unos segundos, considerando las opciones, los animales no lo llamaban en absoluto, el era de libros, pero tenia miedo de que la custodia del animal fuera a tener alguna clase de consecuencias. Si iba a ser asi, la afrontaría junto con May.
Iba a ofrecerle que ambos fueran a cuidar al animal, y de esa forma cualquier carga futura, la afrontarían juntos, cuando la Semielfa se adelanto.
Decidio respetar la decisión de May, y le dio su asentimiento, sin agregar nada mas.

- Me complace que Ra pueda quedarse con alguien que ha sido mejor persona que yo, sobre todo en estos últimos tiempos.
>> Cuando desaparezca, no os preocupéis por nada. Este lugar quedará clausurado mágicamente, pues está ligado a mí.
>> Ahora debéis marcharos y debéis aprender cuanto podáis para convertiros en grandes maestros. Espero que mis errores puedan serviros para que vosotros no hagáis lo mismo. Quizás ha sido la mejor enseñanza que os he dado.
>> Os deseo mucha suerte.

Parpadeáis y el maestro ya no está. Se ha ido con un espejismo en el desierto.

El suelo comienza a temblar y por un momento parece que todo va a desmoronarse.
Un carro se acerca a vosotros y el cochero consigue controlar a los caballos con dificultad. El hombre está sangrando por una brecha abierta sobre el ojo izquierdo, además tiene ese lado de la cara tan hinchado que apenas puede ver.

- Nos tenemos que ir - dice Max - ¿o pensais quedaros aquí para que la muerte os lleve?

Valerius observo y llamo a su magia a pesar de su cansancio, para ver si había alguien que aun respiraba o podía ser salvado, además de ellos. Espero una respuesta al tiempo que sujetaba la mano de May con fuerza, casi, casi al punto de hacerle daño. No iba a dejar a esa chica sola ahí, no después de lo que había ocurrido.
El carromato de Max, que no había colaborado en absoluto, llego para llevarlos fuera de allí. Se trago los comentarios ácidos sobre su apremio, pero lo cierto es que necesitaba su ayuda para salir de allí. Ayudo a la medioelfa que sujetaba al gato enorme consigo, y subió detrás, para irse de ese lugar y no volver nunca mas.
Aunque luego de lo vivido, no le guardaba aprecio al lugar, tampoco le guardaba rencor. Gracias a el habia encontrado a esa chica, y habia aprendido que su destino era ser un mago. Y cumpliría con ambos. Grito al olvidadizo semielfo que andaba por allí, y se quedo viendo como aquel lugar quedaba atrás.

- Casey, deja los platos, ya no tiene sentido lavarlos. Subete a esta maldita cosa y vámonos de aquí!

May recogió a Ra y lo sostuvo contra su pecho con un brazo, mientras la imagen del mago iba desapareciendo. Sintió el fuerte apretón de la mano de Valerius cuando todo comenzó a temblar, y lo miró con preocupación por un momento. ¿Había algo más amenazándolos, ademas de aquel inesperado temblor?

A diferencia del moreno, la semielfa sonrió al reconcer al guardian de la academia. Él le había salvado la vida, y estaba feliz de que no hubiera sucumbido también. Se apresuró a entrar en el coche, sin mirar atrás, manteniendo al gato cerca de ella y a Val aún más cerca, inclinándose a apoyar su cabeza en su hombro cuando se sentó a su lado.

Dos días simplemente, sólo dos días para conocer el miedo, el odio, el amor; dos días para que su mundo hubiera cambiado por completo. Y a pesar del dolor que dejaban atrás, de aquellos que no sobrevivieron a la terrible oscuridad, había demasiado por lo cual seguir adelante.

Miró a Casey al otro lado del coche, y se acurrucó junto a Val. Un nuevo camino, aún desconocido, los aguardaba.