Al salir de la iglesia, Almah y lo poco que queda de la expedición os están esperando: Garavel, Undrella, Zastoran, los camelleros,... Al veros no pueden reprimir signos de alegría, para sorpresa de todos incluso la princesa se lanza a abrazaros, aunque duda un instante antes de tocar a Jaali.
- Gracias - dice emocionada - Ha sido una gran victoria y os la debo a vosotros. - los pequeños roces se olvidan en la emoción del momento.
Pronto todo el mundo empieza a abrazarse y a celebrar. ¿Todos?. No, en una esquina, Garavel permanece impasible, lejos del grupo mirando a la ciudad. En sus ojos se refleja el terreno, el trazado de unas futuras murallas, la defensa ante un posible ataque gnoll, en la extraña cabeza del mayordomo no hay tiempo para los abrazos o la alegría.
Os pido un último post, puede ser tanto una escena momentánea como una descripción de los próximos meses.
Montará Dorwas su putetxe? Se casará con Undrella?
Volverá Jaali a la universidad a completar su tesis con la sangre de Simbad?
Ayudará Jonova a montar las granjas de Nuevo Kelmarane? Se convertirá en un funcionario del ayuntamiento y dejará su vida nómada-libertaria?
Jaali se aparto incomodo en cuanto pudo de los abrazos de la arpia y tambien de los de Undrella
Lo que tambien nos debes es una recompensa - dijo el mago intentando ser lo mas diplomatico posible - Cuanto antes la recibamos antes podre marcharme. Al resto, Si me necesitais sabeis donde encontrarme, como siempre. Si no... Si no, sinceramente seguramente no sea un tema digno de mi atencion. Al contrario que el resto yo si tengo cosas importantes que hacer cuando no estoy salvandoos la vida.
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Jaali estaba terminando de indicar a su sirviente invisible como empaquetar sus cosas en la sala que le habian dejado para su ritual de teleportacion, ignorando deliberadamente el trajin del resto de gente arreglando el edificio y preparando la ciudad para los colonos que estaban al llegar. Zastoran, entro en la habitacion y miro al mago con cara triste
Asi que... Tienes tu recompensa y ahora te vas sin mas? - le pregunto
Exacto - dijo el mago - tengo una investigacion que pagar con este dinero. Y aunque no la tuviese, no crees realmente que fuese tan insensato como para quedarme por aqui, verdad? - miro al sacerdote un segundo - por que no vienes conmigo? Eres una persona inteligente. Podriamos trabajar bien juntos
El Halfling le miro con enfado
Venga ya! Por que no echas un vistazo a tu alrededor? Sabes lo que va a ocurrir aqui, tan cerca de los Picos de Laton. Podrian usar un buen mago como tu. Estas dandoles la espalda. - le espeto
De que me sirve toda esta recompensa si no estoy para usarla? - le respondio Jaali con un encogimiento de hombros . - Ademas, mantenerse en un pueblo derruido a medio dia de camino de las huestes gnoll no es mi idea de coraje. Es mas bien un suicidio.
De acuerdo- respondio el clerigo aun enfadado - Bien, cuidate, Jaali. Supongo que es lo mejor que sabes hacer, verdad?
Zastoran se dirigio a la puerta y el mago dudo un segundo. Despues dijo
Hey Zastoran! - le miro con sinceridad - Que Nethys te acompañe.
Zastoran se fue cabizbajo, y el sirviente invisible dio un golpecito en la espalda al mago
Que estas mirando? - le espeto Jaali de mal humor - Se lo que estoy haciendo
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Jaali volvio al Colegio de Estudios Dimensionales y termino sus investigaciones. Gracias a las nuevas muestras de Puwampis, Simbad, Kardswann y Xulthos consiguio doctorarse con honores y hacerse un hueco en el dificil mundo de la investigacion (por suerte para la investigacion magica) y la docencia (para desgracia de sus estudiantes). En los meses posteriores a Kelmarane escribiria un libro de gran exito dentro del mundo magico-academico: Una breve historia de la sangre, en la que exponia sus interesantes conclusiones que habia arrojado su investigacion. Zastoran, curiosamente, firmaria algun capitulo.
Tambien, intentaria sacar provecho a sus viajes escribiendo El Ingenioso Mago Don Jaarli de Katapesh. En el un mago de gran poder e inteligencia corria diferentes aventuras junto a su gordo escudero Dorvas Panza. El libro contaba de grandes episodios (en opinion del autor, claro) como cuando Dorvas Panza reconoce, al hacerse un lio con sus propias palabras, que su señor ha matado al Rey Chupampi o cuando el escudero al ser facilmente dominado por un demonio, confunde a unos gigantes de las nubes con simples molinos (y le tiene que salvar Jaarli). Sin embargo el libro fue un fracaso, para sorpresa de nadie salvo del autor.
Bah, - solia decir Jaali con un encogimiento de hombros a quien estaba obligado a escucharle - Yo no puedo hacer nada si les enseño la luna y la gente solo ve el dedo. En esta ciudad no cabe un tonto mas.
Motivo: Libro magia
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Motivo: Libro magia
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Motivo: Libro aventuras - Jack-trades
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Motivo: Libro aventuras - Jack-trades
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Quien hace epilogo por Simbad? Bethel/Raffius entiendo que Dorwas lo puede hacer (se quedaran juntos) y Kardswann quizas Morbo, que se va a quedar con su hacha
En fin, emotivo y tocapelotas para dorwas, que no se diga que no es a gusto del consumidor. Queda abierto para que Jaali siga en la siguiente o mas realista, que si la aventura vuelve a Solku o Katapesh, que se reincorpore
En medio de las celebraciones, cuando probablemente ya había bebido demasiado, la arpía no puede evitar decir:
- Lo has matado tú, ¿verdad cariño? - mientras coge orgullosa el brazo de Dorwas.
Otra vez Dorwas por cierto...
Al fin y al cabo, es nuestro ariete. Está para eso. :-)
Diegen sube por el pozo en primer lugar. Los ángeles siguen en sus puestos, impasibles. Diegen no puede evitar saludarles con la cabeza instintivamente. Después ayuda a sus compañeros a subir. Cuando todos han subido, Diegen golpea el gong por última vez. Los ángeles desaparecen sin despedirse y la habitación queda iluminada sólo por el bastón de Jaali. El grupo se encamina al exterior.
Al cruzar el umbral de la iglesia, Diegen se apercibe de un pequeño detalle, inapreciable a simple vista: en la puerta hay un sello nuevo, aparentemente listo para ser activado si ocurre algo.
Probablemente se active por presencia maligna, listo a activarse si Xulthos se acerca demasiado a la puerta. Parece que Garavel no tenía tanta fé en nuestra victoria...
Los héroes salen al exterior. El aire fresco sabe a ambrosía en sus pulmones de Diegen pero la luz de Sarenrae le ciega. Cuando sus ojos se acostumbran un poco, ve que hay una docena de personas esperándoles, Almah y Garavel presiden el comité de bienvenida. Zastoran está tambien con ellos, apoyándose en una muleta y en uno de los camelleros. A pesar de sus heridas parece animado y sonríe.
Almah se lanza a abrazar a Turnling en primer lugar, muy efusivamente. "Sabía que lo conseguiríais", le dice. Después abraza también a Diegen, a Dorwas, a Jonova, da la mano a Morbo, y, después de dudar un instante, se la ofrece a Jaali también. Jaali se la da con cara de limón y la aparta rápidamente.
- Gracias - dice emocionada - Ha sido una gran victoria y os la debo a vosotros.
Garavel se acerca y apostilla:
- Nunca dudamos de que érais capaces de solucionar este problema. Mi enhorabuena a todos los miembros del grupo. En cuanto a ti, joven paladín, en Kelmarane seguiremos su trayectoria con gran interés.
...
De camino al mercado de batalla, Diegen se dirige a sus compañeros:
- Bueno, es la hora de devolver el anillo, y la estatuilla, y...
Diegen mira un instante la cimitarra de Vardishal, aún en simbiosis con Dorwas. Decide callar, pero no puede evitar sentir una pequeña espina en el corazón.
- ...y dejarlas a buen recaudo. Deberían en un museo.
Motivo: Percepción
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Motivo: Percepción
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Motivo: Percepción
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- Lo has matado tú, ¿verdad cariño? - mientras coge orgullosa el brazo de Dorwas.
Dorwas sonreía recordando como, pese al tonteo de los días previos, ese había sido el punto decisivo en su relación con la harpía. Pese a la clara desaprobación de Almah, Undrella había demostrado tener una visión práctica y se preocupaba en que Kelmarane reviviera, pues sabía que era la mejor forma para que su pequeño negocio fuera rentable.
Cariño, te tengo dicho que si quieres que funcione, tenéis que dejaros de beber todo vosotros solos. - le dijo la harpía mientras se agachaba y le ayudaba a cargar al hombro el cuerpo casi inconsciente de Bethel.
Bethel había pasado ese tiempo ayudando en Kelmarane, convirtiendose en uno de los principales líderes en las labores de reconstrucción, y había sido elegido como embajador de la ciudad por Almah. Las malas lenguas, básicamente las de Dorwas y Morbo, decían que dicho nombramiento tenía mucho que ver con el acercamiento del mago y la noble y algunos supuestos encuentros nocturnos no confirmados.
Sea como fuere, cada vez que Bethel era enviado a Katapesh para negociar un asunto, bien comprar provisiones, bien contratar trabajadores, era una excusa perfecta para una borrachera de despedida.
Tras dejar el cuerpo en el carruaje que le llevaría a Katapesh, Undrella dejó a su lado una bolsa con una muda limpia y un odre de agua con algo de fruta, para cuando un resacoso Bethel abriese el ojo. Ella sabía que el representante de Kelmarane debía llegar con el mejor aspecto posible.
Dorwas entró limpiándose las manos en el pantalón y sonrió al ver las enormes calaveras del ogro y de la serpiente gigante en la pared tras la enorme barra de piedra que habían construido la media docena de enanos que había hecho contratar en el primer viaje de Bethel a Katapesh. Habían acondicionado ya el sótano para fermentar sus propios licores y cervezas, tras asegurar la estructura principal.
Aún falta esta planta y las dos de arriba. Esperemos que no pase como en esa historia, la Torre de Bethel, donde dicen, tras una tormenta mágica, se crearon los distintos tipos de gigante y por eso unos hablan ígneo, otros pétreo... - dijo la voz de Raffius a su lado.
El muchacho, que ya sacaba varios palmos al regordete enano, seguía teniendo ese brillo infantil en sus ojos pese a que ya estaba pasando la adoslencencia. Había acompañado a Bethel en una ocasión pero éste le perdió y pasó dos días buscándole en Katapesh hasta que se dio cuenta que tenía una nota en el bolsillo en la que Raffius le indicaba que iba a investigar un curioso caso sobre un cenador que se comía personas.
Cuando se encontraba en Kelmarane, solía dormir en la taberna, en la zona que Dorwas tenía preparada para su futuro alojamiento. El enano le había invitado a su actual hogar pero Raffius no quería molestarle en sus noches con Undrella. Su madre ya le había dicho que no tenía que molestar a los adultos, menos aún cuando llevaban poco tiempo viviendo juntos.
Dorwas pasó la punta de sus dedo por el lado romo de la cimitarra que tenía colocada debajo de las calaveras, a una altura asequible por si hacía falta. Había hecho crear un pequeño altar con el símbolo de Vardishal en el frente y varios textos religiosos de Sarenrae a los lados tras una carta de Ateela en la que le transmitía la preocupación de Diegen por la consagración de dicha arma.
¡Ya ha llegado! - interrumpió sus pensamientos el grito del muchacho, lo que hizo que Dorwas se girase para ver como dos humanos entraban por la puerta un enorme letrero de madera grabada a fuego, en el que se veía una enorme cimitarra en relieve.
Dorwas asintió, sonriendo, mientras leía el cartel de LA CIMITARRA BORRACHA. TABERNA Y POSADA
Las semanas siguientes son semanas de mucha actividad. Hay mucho trabajo por hacer y todos echan una mano. La satisfacción de trabajar en un proyecto nuevo, de mirar hacia el futuro, de haber logrado una proeza histórica y ---por qué no decirlo--- el hecho de que Jaali no está por los alrededores mantienen la moral alta y el ánimo alegre.
Una semana después de la Muerte de Xulthos, llegan los primeros colonos desde Solku. Uno de ellos trae una caja sellada que entrega a Garavel. La envían desde la Ciudadela Resplandeciente y es para Diegen.
Diegen abre el sello de la caja y extrae un pergamino muy fino y ligeramente húmedo. La carta viene firmada por la mismísima señora Cynore!
"Que la luz de Sarenrae le acompañe, Diegen Sandwing. Su misión, si decide aceptarla, es recuperar la iglesia de Sarenrae en Kelmarane y convertirla en la referencia espiritual del norte de Solku. La Ciudadela enviará pronto cuatro soldados para ayudarle en esta misión, pero tiene usted dos meses para reclutar al resto de fieles que necesite para llevar a cabo las tareas de la iglesia. Como comprenderá, si cualquier miembro de la iglesia de Nueva Kelmarane es capturado o muerto, la Ciudadela Resplandeciente no podrá acudir en su ayuda.
Y por cierto, si en algún momento decide irse de vacaciones, sea tan amable de avisarnos de a dónde va. Este pergamino se secará en pocos minutos en el aire seco del desierto y se autodestruirá."
Diegen se pone de pie, mirando hacia los Picos de Latón al noroeste. Después lanza el pergamino lejos de sí mientras murmura:
"Si alguna vez me voy de Nueva Kelmarane, no será por vacaciones".
El sol les daba nuevamente en los ojos de todos (y la calva de alguno) mientras Morbo rumiaba algo por lo bajo sobre la mierda de catacumbas que no tenían tesoros o algo así. Su hacha estaba manchada de la mierda de la sangre del bicho asqueroso ese, pero no podía negar que era un arma tremendamente útil.
Los siguientes días, el feo guerrero se divirtió de lo lindo espantando a los hijos de los colonos y ayudando en la reconstrucción pero cuando el genio Kardswann indicó que iba a marcharse a limpiar su alma de la mancha de Xulthos, Morbo le entregó algo.
Es tuya por derecho. Sirvió bien ahí abajo pero no creo que pudiera terminar haciéndome con ella, prefiero algo más brusco...
El genio agradeció el gesto del guerrero y le susurró algo acerca de grandes batallas. Sin embargo, Morbo no tardó en declinar su oferta.
El muchacho y el enano no sabrían que hacer sin mí para echar a andar el negocio. Creo que simplemente te desearé suerte en tu camino y desear que los dioses nos permitan volver a encontrarnos...
Uno de los primeros colonos del pueblo fue un herrero osiriano desterrado por un turbio asunto con unas tumbas y una momia. En cuanto se hubo afincado, Morbo fue a hacerle un extraño encargo, una gran cimitarra que un hombre ordinario no podría coger con una sola mano.
No te preocupes por mí, mis brazos serán capaces de cargar con esa arma, tú preocúpate de que esté bien afilada...
Tardo dos semanas más de lo previsto, pero al final el hombre estaba contento.
Te has ganado cada una de las piezas de oro. Además, esta noche te vienes conmigo al local, te invito a lo que quieras...
Turnling se levanta y, quizás extenuado por el combate consigue no pagarla con Jonova mientras examina las heridas recibidas.
- Menos mal que eres tan debil de brazo como de mente Ñoñova o tendría que haberme encargado de ti antes de ponerle en bandeja el kill a Dorwas*
Después, mientras los demás observan qué pueden rapiñar el examina los restos de Xulthos y ayuda a Diegen a amontonarlos.
- Prende fuego, mis ropas ya las arruinaron otras, no importa que huelan a humo.
Minutos después, todo el grupo remprende la subida y, por fin, aunque solo hayan pasado unas horas, asoman a la luz del día, donde espera el comité de bienvenida.
Turnling ve avanzar a Almah hacia ellos y vuelve a guardar un cohete de tormenta de polvo con el que ha estado jugando distraidamente desde... desde hace bastante rato. ¿Para qué he sacado yo esto? recuerdo haberlo tomado de las estancias del mercado central y formaba parte de algo importante ahí abajo, probablemente para..
Almah se lanza a abrazar a Turnling en primer lugar, muy efusivamente. "Sabía que lo conseguiríais", le dice.
- Bueno, no ha sido fácil y si he de ser sincero probablemente también lo hubieran conseguido sin mí, aunque quizás no todos hubiéramos vuelto a subir en ese caso.
Cuando Almah deshace el abrazo Turnling se deja felicitar por las demás personas que esperaban arriba con apretones de mano e inclinaciones de cabeza y sonríe por fin después de varias semanas por fin parece que la calma volverá temporalmente a su vida.
También tiene una media sonrisa asomando en su cara algunos días después, cuando fumando algo del tabaco que algún aldeano agradecido le regalo rememora los breves pero interesantes momentos que ha vivido con el grupo de variopintos personajes que le rodea.
- ¡Casi hecho en falta a Jaali! Como celebro que haya partido en busca de otro grupo al que incordiar, es increíble lo que puede parecerse a una garrapata en los genitales. Claro que hablo de oídas, ¿Dorwas, cual de las dos cosas se soporta peor? Olvídalo, probablemente la garrapata se despegara muerta de sobredosis etílica pocas horas después de clavarte los colmillos
Viendo el ajetreo a su alrededor sigue pensando qué hacer... En fín, me he vuelto a quedar sin un grupo que liderar, todos parecen haber encontrado un motivo u otro para quedarse. Mira hacia Almah, está aprendiendo bien y deprisa. Tiene madera de lider y probablemente fuera capaz de escuchar mis consejos si se los planteara de la manera adecuada...
* bueno, casi lo consigue.
Uno de los primeros colonos del pueblo fue un herrero osiriano desterrado por un turbio asunto con unas tumbas y una momia. En cuanto se hubo afincado, Morbo fue a hacerle un extraño encargo, una gran cimitarra que un hombre ordinario no podría coger con una sola mano.
Hanzo, el herrero: Yo no vendo ese tipo de armas.
Morbo: No dije "véndeme", dije "fabrícame".
Hanzo: Ja, ja, ja... y por qué debería ayudarte?
Morbo: Porque gracias a mí tienes un trabajo y un lugar donde triunfar con tu negocio.
Morbo hace una pausa. Después, en la arena de la entrada, escribe un nombre: "XULTHOS".
Hanzo: (en Osiriano) Me llevará un mes crear un arma así. Te recomiendo que pases ese tiempo practicando
Morbo: No te preocupes por mí, mis brazos serán capaces de cargar con esa arma, tú preocúpate de que esté bien afilada...
Igual en vez de un espadón mágico a dos manos le puede hacer una katana, como en la película original. :-D
La katana de Savage Worlds es un arma magnífica.
Jonova no se unió demasiado a las celebraciones iniciales. Y no porque estuviera algo descorazonada por haberse demostrado de voluntad débil al ser controlada por el demonio. Aquel ser había sido capaz de dominar a un genio increíblemente poderoso y antiguo a la primera. Era normal que pudiera con ella.
Al día siguiente se despidió de sus compañeros y amigos. - Morbo y Dorwas, defended el pueblo, estaré aquí en... ¿Me estáis escuchando? - levantó un párpado de Dorwas para ver su ojo inyectado en sangre. - Se ha bebido todo el barril. Turling... tendrás que encargarte tú. - suspiró. - Diegen... vete acondicionando la iglesia, porque te voy a traer muchos fieles. Zastoran, mantén a todo el mundo sano, y trata de que ese mago idiota se quede, si es que puedes.
Y con varias cartas certificadas de crédito por Garavel, entre ellas gran parte de su recompensa, partió hacia Solku y hacia sus alrededores.
Unas semanas después, una caravana compuesta por más de doscientas personas y muchísimos camellos avistaba Kelmarane. En ella venían los colonos. Pobres hombres y mujeres, familias, cuyas vidas habían sido destruidas por la rapiña de los gnolls en las granjas, que malvivían en Solku aceptando trabajos de jornalero y peores.
- Ahí tenéis, Kelmarane. Puedo garantizaros un poco de tierra fértil y creo que será más defendible que vuestros antiguos hogares.
Además venían decenas de mercaderes con sus camellos llenos de mercancías que necesitaba la nueva comunidad. Y con sus cofres llenos para comenzar a comprar Pesh, y más Pesh.
A partir de entonces Jonova repartió su tiempo entre ayudar a establecerse a los nuevos colonos, que ayudaron con la reconstrucción de edificios, instalándose temporalmente en ellos, con la recuperación de los campos de Pesh, con la instalación de las nuevas granjas que los mantendrían a todos (y proporcionarían materiales para los licores de Dorwas, entre muchas otras cosas).
Diegen tendría que aprender a pastorear una pequeña comunidad, celebrar nacimientos, bodas y bautizos, y dirigir a los jornaleros en la reconstrucción de la iglesia. Jonova se encargaría del jardín.
Gracias a los cuidados de la druida, las márgenes del río, los campos de pesh y las nuevas granjas, en Kelmarane, el verde pronto comenzó a ser el color dominante.
La mujer quería partir otra vez, pero Garavel la disuadió. - No hace falta que traigas más gente, los propios mercaderes que vienen ya se encargan de esparcir los rumores de tierra barata y prosperidad. Deberías centrarte en los campos de Pesh, es la opción más rentable y los cofres de los Pactmasters no son ilimitados para ayudar a este lugar.
Jonova frunció el ceño. - Sé hacer cuentas. Los Pactmasters están recibiendo beneficios de los campos de Pesh, en unos pocos meses ya han debido recuperar su inversión inicial con creces...
Garavel meneó la cabeza. - Los pactmasters exigen unos márgenes de beneficio mucho más altos, además, harán falta soldados y guerreros bastante costosos para defendernos de un más que posible contrataque gnoll... necesitamos más Pesh. Y es por el propio bien de todos los habitantes de Kelmarane.
Jonova suspiró. - De acuerdo, no viajaré más y me encargaré...
Entre los campos de Pesh, las nuevas granjas (que Garavel apreciaba como alimentos estratégicos para sobrevivir a un asedio), asegurarse que Dorwas no dejaba ciego con sus licores a nadie y que sus chicas estuvieran sanas, a la druida casi no le daba tiempo para dormir.
Entiendo que Jonova con su rastrear, supervivencia y su conocimiento natural, puede hacer de guía de caravana perfectamente, y Garavel le habrá puesto en la caravana que tiene que tiene que comprar y por cuanto.
Sin duda. La historia de Jonova empezó cuando la contratamos como guía en la partida anterior. :-)
Me gusta el epílogo de Jonova. Nos estamos apalancando mucho (Dorwas se vuelve empresario, Jonova se vuelve funcionaria del Estado y Diegen de la Iglesia, Jaali se saca la tesis y una plaza en la universidad...) pero me gusta mucho como queda todo. :-)
Dos semanas tras la Muerte de Xulthos, según lo prometido, llegan las tropas de refuerzo de la Ciudadela Resplandeciente. Son cinco paladines, en vez de cuatro, y seguramente sean nuevos reclutas por la cara de pardillos que tienen. Ateela viene con ellos, tras convencer a sus superiores de que alguien debía estar al cargo de la expedición hacia Nuevo Kelmarane. Ateela se presenta a las autoridades de la ciudad y después va a ver a Diegen.
Diegen está en una sala de la iglesia con Zastoran, intentando hacer planes. Por primera vez en su vida se siente parte integrante de una comunidad. Los pocos habitantes de Nuevo Kelmarane no le miran como a un extraño, sino como a uno de los héroes que salvó al pueblo, el responsable de la nueva iglesia. Diegen está contento, pero cada vez que intenta hacer un plan mínimamente complejo se da cuenta de que todos esos años viviendo en la calle y sin estudiar, durmiendo de claro en claro y robando de turbio en turbio, le han secado el cerebro y no vale para esto. Si no fuera por la ayuda de Zastoran y de Garavel ya habría tirado la toalla cabreado hace días.
Y es en ese momento, mientras Zastoran intenta explicarle por tercera vez cómo se hace una regla de tres compuesta, cuando Ateela aparece por la puerta de la sala.
Cuando Diegen ve a Ateela no le cabe el corazón en el pecho de alegría. El semielfo se lanza en los brazos de su mentora mientras Zastoran, con la sabiduría de los años, recoge los papeles y desaparece sin hacer ruido. Solos en una cámara de la Nueva Iglesia de Sarenrae, a Diegen y a Ateela les cuesta contener las lágrimas.
...
En las 48h que pasa en Nuevo Kelmarane, Ateela puede ver que Diegen ha cambiado. No sólo parece haber ganado en seguridad en sí mismo, sino que sus ojos ya no muestran tanta rabia contenida. Algo en él está cambiando, tal y como ella esperaba, pero no esperaba que ocurriera tan deprisa.
Sentados al atardecer, mirando hacia los campos de pesh, Diegen le relata lo que sucedió en la cripta de la iglesia. Ateela lo entiende todo entonces. Enfrentado a sus propias limitaciones, entre la vida y la muerte, Diegen no ha tenido más remedio que aprender a confiar en los demás de una forma que nunca tuvo que hacerlo en el entorno relativamente seguro de la Ciudadela Resplandeciente.
Realmente la Rosa del Amanecer escribe con renglones torcidos...
- Me sentí como un inútil. No tenía fuerza apenas ni para levantar mis cimitarras contra el demonio...
- La fuerza no importa. Mírame a mí. Por mi fuerza me juzgas, acaso? Pues no deberías, porque la Luz que Todo lo Cura es mi aliada, y poderosa aliada es en verdad. La vida la crea, y la hace crecer. Su luz nos rodea y nos une. Tú y yo... seres luminosos somos, no simplementente esta materia cruda. Debes sentir a Sarenrae a tu alrededor. Aquí, entre tú y yo, el cactus, la roca, por todas partes, sí. Incluso entre tú y tus compañeros en aquella catacumba negra...
...
La despedida fue emotiva pero correcta. Ya se habían dicho todo lo que se tenían que decir, y no era cuestión de dar una imagen extraña delante de los nuevos reclutas.
Por fin Ateela se dio media vuelta y se alejó, sin volver la cabeza, y montó en su camello bactriano dromedario lentamente rumbo a Solku. No pronunció una sola palabra durante todo el camino de regreso; pero en el largo camino de arenas doradas pensaba en todo lo que le había contado Diegen y vio que el semielfo estaba listo para tejer a partir de ahora su propia historia en el telar del mundo. Como una gallina, Ateela se sentía a un tiempo triste y orgullosa. Pero saber que Diegen estaba bien la reconfortaba.
Y así llegó a la Ciudadela, cuando una vez más caía la tarde. Y llegó, y adentro ardía una luz amarilla, y la cena estaba pronta, y la esperaban. Y su compañera de habitación la recibió y le trajo una silla, y Dreyfuss le puso una jarra de cerveza en la mesa.
Ateela respiró profundamente: - Bueno, estoy de vuelta ---dijo.
Había pensado cogerle Florentine a Diegen para el siguiente avance (clin, clin, clin), pero tal y como está evolucionando le pega más subirse Fé a d10.
Ghartok se encontraba en la cumbre de la extraña montaña mirando atento la roca bajo sus pies, era una roca de un extraño color blanquecino, que solo se encontraba en aquel lugar. Nadie sabia porque, a el le gustaba la vieja historia que decía que en realidad no era roca sino los huesos de un colosal monstruo de otro tiempo, quien sabe, quizá estuviera sobre el cadáver de uno de los legendarios engendros de Rovagug.
El lejano aullido le devolvió a la realidad, a sus problemas cotidianos. Era un aullido familiar, lejano, procedente de otras tierras. Con calma medida levanta su cabeza hacia el sonido y escucha en silencio, no necesitar entender lo que dice, el mensaje es claro: guerra. Quizá no mañana, ni el mes que viene, pero la intromisión de los Señores del Pacto en los Picos de Hojalata solo puede acabar en una matanza. No le preocupa, la guerra es mucho más habitual en estos lugares que la paz, si no es por esa causa seria por cualquier otra, y además, para él, la guerra es toda su vida, nunca ha hecho otra cosa.
Gathor se estira todo lo que puede, es consciente de su descomunal tamaño, levanta su labio derecho dejando un colmillo a la vista y se gira volviendo hacia su escolta. Camina hacia ellos mirándoles directamente a los ojos, cuando sus subordinados, temerosos, los apartan sumisos sonríe para dentro. Uno de ellos se atreve a hablarle, sin levantar la mirada, en cuanto esta a tres pasos:
- Majestad, Rokova quiere que le avisemos de que ha llegado el superviviente de Kelmarane - ladra uno de los guardias - ¿Que hacemos con él?, ¿Quiere interrogarle?.
- Enviárselo a Madfang - contesta rápidamente - Debió morir en combate cuando pudo. - no hay prisa, piensa, dejemos que la flor de Kelmarane maduré y se convierta en fruto antes de arrancarla. Así enviaremos más almas a Rovagug.
Cierro la partida esta tarde si nadie tiene nada más que añadir.