Más nos vale, hermana, el haberla encontrado para entonces -dijo Imanol, apesadumbrado-. Entonces os pusísteis a dar vueltas a la villa, metiéndoos en callejones. Primero bajásteis por la Cuesta del Maestre, dejando a un lado la casa del Sol, y tras ello os dirigísteis en dirección a la judería antigua, pasando previamente por la iglesia de San Jorge . De las dos que había, que los jóvenes y no tan jóvenes de aquella ciudad solían caminar y rondarse unos a otros cerca de las aljamas, que pese a que solía haber más vigilancia, más trasiego de personas había y ello ayudaba a esconderse. Claro que, yendo en aquella dirección norte, que llegásteis hasta el arco del Socorro, la puerta norte de la ciudad (cruzarla significaba salir de la muralla y a su vez poder internarse entre los sefardíes). A su lado se alzaba la torre de la famliia Espaderos, con un matacán impresionante.
Mirad, señora hermana -te dijo eufórico Imanol-. Allí, ¡delante ambos nos! -el hermano de la abadesa señalaba con la mirada y su dedo extendido-. Allí, a unas cien varas de vosotros, al final de la vía, que bajo la puerta empedrada había dos figuras: una femenina, mujer subida a un caballo, y a su lado, subiendo al animal, un tipo de prendas indeterminadas y oscuras. La penumbra (más bien oscuridad) nocturna impedía detallar a vuestra vista tal visión. Imanol estaba nervioso, muy temeroso.
¿Será esa sor Leonor, hermana? -te preguntó Imanol asomándose tras una esquina-.
EDITO: Bueno, pues retomamos esta aventura. Te toca postear ;)
No puedo contenerme y pese a que debería obrar con sigilo o eso me dice la cabeza, Hago caso omiso a esta y sigo el instinto de mi corazón ignorando las palabras de Imanol. Casi sin darme cuenta he echado a correr tras la pareja y no puedo evitar gritar-¡Sor Leonor!¡Aquí!¡Bajad del caballo.....que os perdéis!.-
Entonces me asalta la duda......¿y si no va por voluntad propia?Si la tienen retenida poco podrá hacer y yo la estoy poniendo en un peligro mayor. La miro esperando respuesta, que confirme o desmienta mis temores. Al menos unas palabras, un gesto de que está bien. Si va por voluntad propia poco puedo hacer, aunque temo por su honra y por ella. Que los hombres ya se sabe como son. Poco les importa lo que pase después de conseguir el tesoro buscado, pues una vez conseguido para ellos es el placer de la victoria y el reconocimiento de los amigos y para las mujeres la vergüenza y el escarnio social.
Motivo: Mando(por si cuela)
Tirada: 1d100
Dificultad: 8-
Resultado: 39 (Fracaso)
Al vocear aquel nombre (Leonor), en medio de la calle, la mujer femenina se giró un poco, viéndote correr hacia ella (y su acompañante de prendas oscuras). Imanol hizo lo propio, no iba a dejar que te aventuraras tú sola. Entonces, cuando estuviste a pocas varas, casi bajo el arco del Socorro y su hornacina, confirmaste que aquella mujer era sor Leonor, y su acompañante, a pesar de su lúgubre aspecto, no era sino un tipo de cabellos blancos, aunque no tanto como el color de sus manos y su rostro. Aquel sujeto estremeció, sin saber muy bien porqué, tus entrañas. La noche inundaba la escena.
¿Qué hacéis aquí, Sor Teresa? -preguntó incrédula-, Y vos también, ¡Imanol! Me largo de la Villa, de inmediato -confesaba, sin pudor, aún subida sobre el caballo-. Marcháos, regresad. ¡Regresad al convento, os digo! -decía, como si fuera consejo de amiga-. ¡No digáis nada, ni que me habéis visto! -parecía que en escasos segundos el jinete azotaría a la bestia para partir-.
Aquel hombre me daba miedo, no sabía explicar por qué, pero algo estaba mal aquí. Pero el miedo a que sor Leonor se marchase fue mayor que el que sentía por el tipo.
Sor Leonor, no podéis marcharos-dije en tono suplicante y casi con lágrimas en los ojos.-No podéis marcharos, no podéis iros con ese hombre......¡es viejo! Por favor, reconsiderad vuestra decisión. Volved al convento conmigo y pensad lo que hacéis. No os vayáis con el primero que aparezca......y si queréis uniros a un hombre hacedlo por amor y pensando muy bien en quien sóis y lo que significa esa relacción. Vamos, que si no se casa no vayáis con el por mucho que lo ameis.
Se que la vidae en el convento no os gusta, pero recordad quién sois, haceros valer. Ya no por vuestra familia y vuestro apellido.....si no por vos misma.
¡Por favor volved conmigo!-dije acercándome todo lo que pude a ella intentando tocarla, agarrar su hábito. Retenerla conmigo y si mis palabras no tenían efecto que al menos sintiese el calor de mis manos.
Motivo: Elocuencia
Tirada: 1d100
Dificultad: 8-
Resultado: 48 (Fracaso)
Pese a que tus dedos rozaron con los de la joven, tus palabras parecían no surtir efecto alguno. Ni tan siquiera Sor Leonor reaccionaba a tus buenas razones, como encontrar otro hombre o el no deshonrar el apellido de la suya familia. Entonces Imanol, viendo que aquello se desmadraba, dió un paso en adelante e intentó desembarar al caballo de su peso, es decir, de la joven Leonor. Intentó bajarla por la fuerza, pero cuando a punto estuvo de tocarla, el tipo del rostro blanco se encaró desde los lomos de la bestia hacia él, y abrió su boca exageradamente; tanto que su mandíbula inferior bajába hasta sus hombros, luego hasta su pecho y luego hasta casi las rodillas, y de la gargante del tipo una tremenda luz era emitida como un resplandor infernal. Dicha luz hizo retroceder al hermano de la abadesa, y a tí también, por segundos, cayendo Imanol al empedrado suelo. Entonces lo supiste, y cualquier lo hubiera adivinado: el nuevo amor de sor Leonor no era cosa de éste mundo. Además, viste que sus manos, ropas y rostro eran, teniéndolo más cerca, como transparentes... ¡Como un espíritu!
Haz una tirada de Leyendas (bonus de +25%). No hace falta que postees nada si no quieres.
Por cierto, la muchacha está apunto de irse, y para retenerla, dada el fallo de tu elocuencia, sería confrontar al ser que tenéis delante.
Me levanto sorprendida ante la criatura, no se lo que es. Pero debo actuar y rápido o sor Leonor zcabará con ella
--¡Imanosl, agarra a sor Leonor y salid de aquí. YA!Yo me encargo de la criatura.
Me acerco a ese extraño ser agarrando el crucifijo que llevo al cuello y , por si acaso falla mi fe, agarrando el cuchillo con la otra-¡Ser del Averno, vuelve al sitio del que has venido y deja libre a sor Leonor! ¡Por el poder de nuestro señor Jesucristo que sufrió en la cruz por nosotros pecadores yo te expulso!
No hay duda en mi voz, soy firme como una roca y con fuego en mis palabras, no aparto la mirada del ser y espero que Imanol cumpla rápido y se marchen los dos rápido. Yo......yo no puedo permitirme pensar en nada más
Motivo: confrontación(secundos ordo-20)
Tirada: 1d100
Dificultad: 55-
Resultado: 41 (Exito)
Motivo: leyendas+25
Tirada: 1d100
Dificultad: 45-
Resultado: 72 (Fracaso)
Hago el ritual confrontación. Faltan malus por IRR del espectro y demás. Tu dirás cómo queda la cosa.
La criatura comenzó a abrir su enorme boca aún sobre el caballo, justo cuando centró su atención sobre tí y dejó que Imanol tomara a Leonor por la fuerza (por cierto, ésta pataleó en el aire, cuando la bajaron del caballo y mientras era retenida a la fuerza por el portero). Entonces, fuiste apartada hacia atrás, por una gran fuerza invisible, que no sería sino el rechazo de aquella forma de rostro blanquecino. Caíste al suelo empedrado, varias varas hacia atrás. Acto seguido, una gran bocanada de luz comenzó a formarse en el interior de las fauces del captor, y entonces la apuntó contra tí. Aquello no era definitivamente bueno*.
*Es un poder especial: sufres un -25% en cualquier tirada de Competencia, no de Ritual de fe.
Resultado de esta confrontación: "Si la IRR de la criatura es superior a la RR del sacerdote por 10 o más puntos, pero menos de 25: La criatura ataca al sacerdote y si consigue acertarle, además del daño habitual, el sacerdote saldrá despedido de un empujón hacia atrás."
Te doy un +20% para la comparativa de la tabla de cofrontación, y que supongo que tu crucifijo, dado que vienes del monasterio como quien dice y eres monja, está más que bendecido. La criatura seguirá cegándote con su luz, y por ello puedes hacer otro intento de Confrontación o intentar huir.
Me levanto dolorida, pero no es momento para flaquear. Me limpio la sangre de la boca con la manga, intento ver a la criatura que me ciega con sus malas artes. Pero el poder de Dios no conoce fronteras yu con fuerzas renovadas digo-¡Criatura del Averno, vuelve al infierno y deja a los mortales en paz!¡Santa Agueda dame fuezas, Santa Cecilia haz mi voz poderosa!¡Jesucristo Nuestro Señor expulsa a esta criatura!
Motivo: confrontación
Tirada: 1d100
Dificultad: 75-
Resultado: 32 (Exito)
Pese a que volviste a encomendarte a las Santas que estabane en tu pensamiento, la boca abierta exagerada y dantescamente de la criatura de luz no desistió. Tus palabras de fe parecía no herirle (aunque sí le importunaban), y él seguía despidiendo esa bocanada lumínica hacia tí. Tú no sentías nada. Por su parte, Imanol había logrado tranquilizar a sor Leonor, y ambos estaban abrazados, junto al pilar del arco, mirando todo cegados de miedo por su naturaleza, y henchidos en orgullo por tu valentía.
Mismás condiciones que antes, y la criatura seguirá cegándote con su luz, y por ello puedes hacer un último intento de Confrontación o intentar huir. (si quieres haz sólo la tirada).
Miro a Imanol y sor Leonor y les digo-¡Huid, no se cuanto tiempo podré retenerlo! -Luego vuelvo la mirada al espectro de nuevo. Con los dientes apretados digo-¡Fuera de aquí! -
Motivo: Confrontación
Tirada: 1d100
Dificultad: 70-
Resultado: 17 (Exito)
Esta vez la criatura quedó algo cegada por tus palabras, pero no sufrió daño alguno. Tan sólo emitió una última bocanada de luz, pero mucho más potente. Imanol arrastraba ya a la joven Leonor, a unos pasos detrás de tí, tras la esquina, que quería desembarazarse de nuevo de su protector. La criatura espectral se revolvió un poco y, su caballo se encabritó. Tú volviste a a caer hacia detrás, impulsada por una fuerza repulsiva del espíritu. En esos momentos, el tipo miró una última vez a Leonor y marchó, huyendo por las callejuelas de la villa (y eso que el arco del Socorro no era sino una de las puertas de la ciudad, la cual no usó para huir). Acto seguido, en cuestión de segundos, todo quedó en oscuridad propia de la noche. Arriba seguían las estrellas.
Entonces Imanol quedó apoyado en el muro del arco, y sor Leonor con él, llorando al ver cómo su captor se alejaba... sin ella. ¡Noooo! -gritaba entre lágrimas, sin importarle demasiado el ruido que pudieran estar haciendo-. Los cascos de la montura finalmente se dejaron de oir. ¡¡Volveeeed conmigo!! -gritaba desesperada-. Pero enseguida entró en razón y dejó de insistir.
Imanol se santiguaba por lo que acababa de presenciar, algo inverosímil, sin duda. Luego tomó a Leonor, una vez levantado él, e hizo lo propio. Vamos, mujeres -decía-, ¡hay que volver ya al convento!, ¡Hay que dar cuenta a mi señora hermana la abadesa!
Lo habíamos logrado......apenas era capaz de tenerme en pie pero la criatura había huido....sola.
Pero al ver a sor Leonor comprendí que el problema era aún mayor. Parecía hechizada....o peor aún, enamorada de la criatura.
Me volví a Imanol y asentí con la cabeza. -Si, debemos volver-
Agarré del brazo a sor Leonor y con ayuda de Imanol la fuí llevando al convento-Vamos hermana, debemos volver.-dije con cariño, pero con firmeza. Mucho había pasado esta noche y yo no lo comprendía. Necesitaba ayuda de alguien más sabio.
No sé porqué no se grabó en mi último mensaje, pero te escribí en la sección Notas que tu siguiente post sería el último. Nosé porqué no se añadió (lo acabo de ver). Asique te añado el prólogo y la Verdad de los hechos ;)
EPÍLOGO.
Y sucedió que sor Leonor, llevada casi en volandas por Imanol y por tí al sostenerla cada una de un brazo, que pusísteis pies hacia el convento de Santa María de Jesús. Regresábais los pasos que antes habíais andado, pero ahora con quien habíais venido a buscar. El camino al hogar se hizo largo, pero satisfactorio por recuperar a la joven. Nada más llamar a la puerta, Sor Ramira, la portera que era la única entre las hermanas (excepto tú y la abadesa) sabía del asunto, os abrió. Os instó a atravesar rápido el patio, y acceder a las dependencias de sor Baldesca. Allí, Imanol, la Madre Abadesa, tú, sor Ramira y Sor Leonor comenzaron a interrogar a la jóven. Ésta sólo sabía llorar, rompiendo a ello tras cada intento de relatar el porqué de su escapada. Finalmente se dictaminó que lo mejor no era sino dormir (pues eran altas horas de la madrugada), aunque al días siguiente habría otra reunión para esclarecer los hechos. Eso sí: esa noche Imanol durmió delante de la celda de sor Leonor, y al día siguente el resto de monjas, al encontrarse al tipo allí, se preguntaron durante toda la jornada qué hacía el hermano de la abadesa en tal lugar. Pero sólo unas pocas sabíais lo que había acontenido.
LA VERDAD BAJO LA VILLA.
El rey Alfonso IX de León arrebató la ciudad de Hizn Qazris (Cáceres) de las manos del caid musulmán que entonces la gobernaba en el año 1229. Claro que, según cuenta la leyenda, antes de que ello ocurriese, el caid encerró a su única hija en las catacumbas y pasadizos bajo la ciudad, ya que, por lo visto ésta ayudó a los cristianos a penetrar en ella. Y es que uno de los soldados del rey Alfonso la sedujo y ésta le mostró un pasadizo secreto por el cual sus soldados se valieron para la toma del gran recinto. El caid, tras el encierro de la joven, hizo lo mismo con varios criados y doncellas, hechizándolos a todos y convirtiéndolos en gallinas y polluelos errantes en el subsuelo. Aquel hechizo se rompería cuando la ciudad volviera a estar bajo el dominio musulmán. Pero ello nunca ocurrió. Por ello quedaron confinados durante casi dos siglos, y los cuentos de viejas no hicieron sino darle el nombre del “Alma Cautiva”, sin demostrar si su presencia era leyenda o realidad.
Sin embargo, el alma de uno de aquellos cautivos convertidos en animales trascendió y logró salir delas catacumbas. Pero ahí no acaba la historia; materializado en un ánima errante capaz de tomar forma en los cuerpos de otras personas, intentó durante muchos años salir de la villa por alguna de sus varias entradas. Sin embargo, el hechizo aún rezumaba sobre sí, por lo que la cuestión de abandonar la ciudad resultaba imposible, volviendo así a quedar encerrado (esta vez entre los muros de la ciudad). Con el tiempo, el ánima averiguó que podría salir de la villa si enamoraba a una mujer que estuviera atada a Dios, pues aquel amor haría romper el hechizo del caid.
Y quien mejor, tras tanto tiempo buscar, que conquistar a una joven novicia de uno de los conventos de la ciudad. Tras observarla en el interior del convento, el ánima convino dejarle un mensaje dibujado en la ermita de San Zoilo, un lugar donde deberían verse. Tras ese vano intento, durante dos semanas continuó siguiéndola hasta que la joven hermana cayó embaucada en sus palabras. Cierto día, Leonor se despojó de su rosario y ambos marcharon hacia el arco del Socorro con la intención de poner tierra de por medio. Por fin, aquel ánima podría atravesar sin problemas los muros de la ciudad para siempre. El resto ya es historia, una historia de alguien que hizo frente al ánima y vivió para contarlo.
Desde entonces esta leyenda se ha conocido como El Callejón de la Monja, referido al Callejón de los Mártires, lugar de los encuentros entre el Ánima Cautiva y Sor Leonor.
DE LO QUE SUCEDIÓ TRAS LOS HECHOS
Al día siguiente, tras la reunion establecida, Sor Leonor tenía mejor color de cara, su garganta podía pronunciar más de tres palabras seguidas, y era el momento de rendir cuentas. Su joven y osada lozanía hizo que perdiera el sentido por alguien que le pretendió, sin saber que era un espectro ni nada parecido. De hecho, los únicos que vísteis su verdadera naturaleza fuísteis tú e Imanol. Éste prefería no dar más cuenta de lo sucedido (puesto que en realidad era parco en palabras) y tú preferíste no dar pie a más habladurías acerca del efímero amorío entre la joven noble y un cualquiera. Eso sí: Sor Baldesca hizo jurar (casi de formar sacrílega) a todos los implicados en que no saldría de sus bocas ningún tipo de confesión, puesto que los Aldana, familia de Sor Leonor, podrían contravenir el porvenir del convento (destartalarlo y mandar a cada Jerónima por separado a cualquier recóndito convento de la Corona). El caso es que a la joven Leonor no le interesaba estar a mal con su familia, por lo que aceptó sin rechistar.
Y la vida continuó en aquella casa de Dios. En cuanto al ánima cautiva, aún mora entre las calles de la ciudad esperando conquistar a alguien que la libere de su hechizo mediante un pacto de amor.
FIN