Partida Rol por web

El club de medianoche.

El club se reúne.

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09/05/2010, 14:45
Luismi

Luismi había oído historias sobre el niño del bosque...era un chico que se había escapado del orfanato y las monjas decían que como castigo se había perdido en el bosque y no podría volver jamás.

Un día Enrique, en una de sus historias de miedo, le contó que había visto al niño del bosque, que estaba en una roca cantando y que los animales que le escuchaban se quedaban quieeetos quieeetos y que luego el niño del bosque les arrancaba la cabeza a los conejos que se habían quedado embobados escuchándole y se los comía.

Enrique contaba muy buenas historias de miedo. Pero en esa historia Luismi encontró la clave de su salvación, si el niño del bosque cantaba, el lobo se quedaría embobado mirándolo, y entonces ellos podrían huir a la seguridad de sus habitaciones, a la protección de sus camas y sus mantas. Con las temibles hermanas protegiéndoles.

-Si, canta, por favor.

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09/05/2010, 14:53
Luismi
Sólo para el director

Gasto tabas para dotar al niño del bosque del poder del canto hipnótico. Las que haga falta.

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09/05/2010, 17:19
Director

Notas de juego

Dado que Olivia ya ha gastado una taba blanca para darle ese poder. Lo que podrías hacer es darle cualquier número de tus tabas blancas, para aumentar sus puntos de fantasía en 2 por cada taba blanca que gastes. Así se representaría bien la fuerza que le transmites al creer en él mediante las historias de Enrique.

Si te parece bien dime cuantas tabas blancas le das.

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09/05/2010, 17:23
Luismi
Sólo para el director

4, Luismi cree firmemente en las historias de Enrique.

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10/05/2010, 00:09
Olivia

Los berridos del niño del bosque taladran los oídos de la pequeña Olivia. “¡No, no, soltadme, yo no he sido!,” protesta el niño. ¡Y claro que no! Si fue el tonto de Pablito… ¿Y ahora qué? “¡…yo sólo canto, no invoco monstruos, dejad que me vaya, no quiero que me coma! El corazón de Olivia se cierra como un puño y un sabor amargo se le instala en la boca. Quizá del mismo sabor que las lágrimas del niño aquel. Quizá… Se ve tan menudo apresado entre los brazos de Pablito, tan indefenso… ¿Y si no puede? ¿Y si el lobo es demasiado gigante para su vocecita? ¿Y si el miedo le anuda la garganta?

Aquel babeante y obeso lobo exige su comida, un niño, ese niño, el Niño del Bosque. P-pe-per-pero… ¡El no fue!, grita una vocecita dentro de la niña, ¡fue Pablito! Y ahora lo quiere entregar de cena… El llanto y los berridos del pequeño hacen mella en el ánimo de Olivia. Que no. Pero, ¿le damos a Pablito que sí, que lo invocó? La niña frunce el ceño, aprieta los puños  y contempla a Pablito con una mirada feroz. Ya te voy a agarrar

Pero ¿qué hago? Los ojos de Olivia van del Niño del Bosque a Pablito y de Pablito al lobo gordo, feo y malo. ¿Qué hago? Cierra los ojos y sus pasos la vuelven hacia adentro de la casa del árbol, está asustada. ¿Y si el niño no puede solo? El miedo la ahoga. Pero ¿qué hago? Abre los ojos y allí está: la tabla que usan de mesa en algunas ocasiones. ¿La tabla? No, es una bandeja. Sí, ¡y tiene un cerdito asado con guarnición de legumbres! Y huele delicioso. Tanto que a Olivia se le hace agua la boca. Quizá…

Olivia empuja la enorme bandeja rebosante de legumbres asadas y un delicioso cerdito. ¿Hace cuánto que no come algo tan rico? Apenas recuerda los almuerzos con Manuel, su papá y su mamá. ¿A dónde habrán ido…? Manuel siempre le dice que la gente cuando se muere está en ningún lado. Que simplemente deja de existir. ¡Caput!, dice, se terminó. Que no. A algún lado se fueron. En algún lado están. Se afirma la pequeña en su idea mientras empuja la enorme bandeja rebosante de comida. Sí, en algún lado están

— ¡Primero lo primero!—Grita Olivia mientras arrima la enorme bandeja de humeante y sabrosa comida— Porque eres un lobo bueno, te regalamos nuestra cena y después…—Olivia arroja la tabla  (perdón, la bandeja) directo a las fauces abiertas del lobo que espera su “niño envuelto”…

¿Por qué lo hace? Ni ella lo sabe. Sólo entiende que no entregará al niño como bocadillo del monstruo. Y, quién sabe. Quizá les dé tiempo para algo, quizá el Niño del Bosque deje de llorar y cante y duerma al lobo -porque dice la hermana Asunción que después de una buena comida nada mejor que una siesta-, quizá la comida le provoque retorcijones  a aquel lobo feo y malo -porque a Manuel  le cae mal comer costillitas de cerdo, y él es feo y malo como un lobo-. Quizá…

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10/05/2010, 12:34
Lobo

El niño del bosque estaba a punto de cantar, como le habían pedido Pablito y Luismi, cuando de pronto, Olivia apareció de nuevo junto a la ventana, y arrojó una bandeja llena de comida hacia las fauces del lobo que aguardaba impaciente abajo.

Pareció que todo se ralentizase de golpe, los ojos de los niños fijos en la comida y la bandeja, que se desperdigaba por el aire mientras caía hacia abajo, y abajo el oscuro pozo sin fondo y guardado por filas de afilados dientes, que era la boca del lobo.

Pero cuando la comida estaba a punto de llegar a su destino, la feroz bestia se revuelve y la desvía de un fuerte manotazo...

-¡¡¡OS DIJE QUE ME DIESEIS UN NIÑO, NO ESTA PORQUERÍA!!!.

Y aúlla horriblemente justo cuando la luna se oculta tras unos oscuros nubarrones:

-¡¡¡AÚUUUUUUUUUUGGGGGGHHH!!!

Acto seguido su figura desaparece en la oscuridad en que han quedado sumidos los alrededores... las linternas lo buscan con afán y nerviosismo, ¡pero cuando lo ven es tarde!, la enorme mole de pelo corre torpemente hacia el árbol y lo embiste con tal potencia que inevitablemente todos caen al suelo de tablones de la casita.

Las linternas ruedan, cruje la madera, y en mitad del caos, los brazos de Pablito sueltan a su presa y el niño del bosque cae hacia el vacío.

Apenas los miembros del club intentan ponerse en pie, recoger sus linternas y asomarse a los ventanucos, una nueva embestida lo hace retumbar todo. Y le sigue otra, y otra... y de repente, desde abajo puede escucharse una dulce melodía, que a medida que resuena hace disminuir la fuerza de las embestidas hasta que quedan tan sólo en el recuerdo.

La cancioncilla cesa, y todo vuelve a quedar en ese silencio cargado de angustia e intriga. Temerosos, los niños se acercan hasta las ventanas y puertas de la casita del árbol, y sus ojos recorren nerviosos las sombras, ayudados por las linternas que no consiguen alumbrar nada.

La luna vuelve a reclamar su espacio en el cielo nocturno, deshaciéndose de los nubarrones, y baña el lugar con su siniestra luz que deja entrever las cosas en parte, pero no en su totalidad... y es gracias a ella, que logran ver algo que jamás hubiesen deseado contemplar...

Una macabra escena tiene lugar a los pies de la casa del árbol; el niño del bosque permanece sentado sobre el gigantesco lobo, y se mueve frenéticamente haciendo algo que no se logra distinguir claramente.

Su rostro se gira hacia los niños que observan desde lo alto, y con horror se percatan de que sostiene en ambas manos las orejas del lobo, arrancadas con brutalidad y que bañan sus brazos en sangre, pero además, al llevarse una de las orejas a la boca y arrancar un pedazo del tirón, puede verse a todas luces que su cara ha cambiado...

Y su mirada perdida y bestial se clava en los ojos de los miembros del club, y un poderoso sentimiento de culpa les invade, y sin necesidad de intercambiar palabra alguna, les hace saber que son culpables de haber corrompido al niño que una vez fue.

Notas de juego

FIN, cierro escena. En breve tendréis una nueva escena titulada "Epílogo" para saber cómo acabó todo ;).