Varios de los supervivientes se acercaron rápidamente al alféizar e izaron al jefe de bomberos que había perdido el casco y el color en el rostro. Mirando con odio a Simmons y Duncan que se alejaban se acercó a las escaleras con ganas de salir de esa maldita ratonera.
El agua fue una salvación para algunos pero también fue la perdición para muchos otros pero en mi caso junto a los casi setenta afortunados volveríamos a presenciar otro amanecer.
Quienes no tuvieron suerte fueron expulsados del edificio por la corriente o ahogados en sus ataduras en el salón Promenade. En mi caso solo fue cuestión de aguantar un poco la respiración mientras me aferraba al pilar hasta que el torrente disminuyo y tiempo después éramos rescatados por los bomberos.
Los principales actores de esta noche habían sobrevivido junto a los salvadores, pero luego la justicia se encargara de ajustar cuentas con los responsables pero no había necesidad de pensar en ello en este preciso momento.
Tan solo me encontraba sentado en la escalinata de la torre junto a mi prometida, y allí contemplábamos el cielo de la ciudad sin dar mucha atención al pandemonio que se gestaba y pululaba a nuestro alrededor.
Para muchos aquella noche había sido tan solo una noche más… para los sobrevivientes de la Torre aquella noche era el principio de una nueva vida.