Partida Rol por web

Oculto entre las sombras llegas hasta el armón de munición y coges un proyectil de 75 mm. Esperas que sea suficiente. En este momento ves que la monstruosidad se dirige contra las milicianos (incluida la chica que os ayudó), reventando todo a su paso.

 Con la bala de cañón en mis brazos, me dispongo a acercarme lo más posible a esa abominación sin ser visto antes de lanzarla contra ella, confiando en que mi nueva fuerza sirva para ello...

No es tan fácil escapar a un oponente con cien ojos... La criatura se apercibe de tu acercamiento y carga contra él reptando sobre tripas, manos y pies que sobresalen de su masa amorfa. Dejando un rastro de fluidos sobre el pavimento, mientras las balas de los milicianos rebotan en su piel abotargada.

¡Lo conseguiste!

La explosión te lanza por los aires, te deja sin aliento, te ciega y te ensordece. Tu mundo desaparece en una explosión blanca.

Cuando vuelves en si, tienes algo cubriéndote la cara. Y el pecho. Y las manos. Tardas un momento en darte cuenta que son vendas.

Te incorporas hasta sentarte en el suelo y ves un gran agujero en mitad de Plaza Cataluña... Donde había el monstruo. Te parece raro que no haya quedado sangre ni tripas, pero te dicen que sucedió algo raro: la masa del monstruo pareció liquarse hasta las cloacas...

Alguien dice que lo habéis conseguido. ¡Los rebeldes huyen por toda la ciudad! La lealtad del general Aranguren (jefe de la guarnición), el coraje de milicianos y guardas de asalto, la neutralidad de la guardia civil y el providencial refuerzo de los "superhombres" (así os llaman) han conseguido. Hay gritos de alegría por toda la ciudad. Se canta la Internacional y els Segadors. Circulan coches con banderas y pancartas.

El médico te da algo para el dolor y te duermes pronto.

El president de la generalitat Lluís Companys anuncia por la radio que los escasos nucleos de resistencia se han rendido por la tarde. Al parecer temen enfrentarse a los "monstruos rojos", como os llaman ellos. Si te vieran en el hospital no te temerían tanto...

Te sorprende recibir una visita: la joven miliciana que os cruzasteis en la calle. Se llama Remedios y lleva un brazo en cabestrillo. También tuvo su mérito, pues convenció unos soldados con cañones de que sus jefes les estaban metiendo en un golpe de Estado, no en sofocar un motín anarquista como creían.

- Un oficial me disparó con su revolver, pero sus propios hombres le dieron de culatazos hasta partirle la crisma. Tu te has portado, amigo.

 Me encogí de hombros, de manera modesta, quitandole importancia a mi acción:

 - No se merecen, solo cumplí con mi deber. ¿Como te encuentras?.

Remedios te da un beso directamente en los labios. Algo realmente insólito en una mujer de los años 30!

- Mucho mejor ahora, hombretón.- más rápido de lo que querrías, se levanta de la cama.- Bueno, tengo que irme pronto. Los rebeldes controlan Zaragoza y un buen trozo del país. Yo y varios amigos iremos a darles una paliza con el camarada Durruti. Si te apuntas, partimos en dos días.

No pasa ni un minuto hasta que una enfermera te anuncia que varios jerifaltes quieren verte: nada menos que el general Aranguern, el presidente de la Generalitat y varios uniformados más que no conoces. Companys toma la voz cantante:

- Señor Soto, su coraje y su fuerza le honran. Pero sobretodo su lealtad, en estos momentos en que buena parte del Ejército se ha vuelto contra la República, usted ha salvado Barcelona, pero sólo ha sido la primera batalla de lo que será una larga guerra. Por eso, en nombre del presidente Azaña y del pueblo español, le concedo la Medalla al Valor.

El general mismo te condecora.

"Queremos pedirle que ponga su poder al servicio de la legalidad republicana para combatir como un agente especial a nuestras órdenes. Pero si prefiere ir al frente con su unidad, lo entenderemos.
 

 Medité cuidadosamente mientras escuchaba al mandamás:

 - Gracias, señor, solo cumplía con mi deber... ¿Que quiere decir exactamente con agente especial, si puedo saberlo?. Me refiero a cual sería exactamente mis deberes...

El president sonríe:

- Sabía que podía contar con usted. El general Aranguren le dará los detalles.

Habla el general:

- Muchacho, sabrá que los fascistas usan armas secretas... El horrible gas que usaron en el combate de la Telefónica fue solo un ejemplo. Creemos que tienen muchas más. Hay que averiguar donde las tienen y destruirlas antes de que las usen masivamente. Cuando se recupere de sus heridas, viajará a Madrid, que está reuniendo una fuerza especial para ocuparse de eso. Algunos dicen que son los alemanes quienes dan esas armas. Otros que los fascistas italianos. Pero lo que si sé es que con hombres como usted, tenemos una oportunidad.

 Asentí solemne:

 - Solo cumplo con mi deber, señor...

Tu medalla.

¡VICTORIA!