Partida Rol por web

A lo largo de los últimos años la presencia de orcos y demás alimañas se han ido acercando al bosque de Lorien aunque aun nadie se ha atrevido a un ataque directo hay que estar precabidos, esas son las instrucciones de Galadriel.

Vives como el resto de tus compañeros, en el corazón del bosque, en lo alto de las copas de los frondosos árboles, esta noche te toca guardia junto con Wilyen, hablador cuando está relajado pero como todos vosotros inflexible y serio en la lucha.

No necesitas dormir mucho, pero te tomas tu tarea en serio y tomas la precaución de descansar y meditar un poco antes de la guardia, terminas tu meditación, es la hora de la cena, tras esta os acercaréis a las afueras del busque al lugar habitual que os tocaba, cualquiera no vería más que árboles pero tú te conocías a cada uno de ellos como si de hermanos se trataran.

La noche estaba tranquila, al menos por el momento y Deryán miró a su alrededor, se sentía completa cuando aguardaba en aquella línea al lado de los suyos; le gustaba librar a Lorien de aquellas cosas malignas. Se volvió a mirar a Wilyen y le sonrió discretamente, luego, en total silencio se acomodó para parecer de nuevo un árbol o la sombra de este y miró en todas direcciones, eso era lo que tenía que hacer.

Antes de acudir a la guardia había que tomar algo, allí estaba Wilyen y el resto de los elfos, al menos con los que tenías más contacto pues esto venía a ser lo equivalente a una pequeña ciudad, aunque la palabra ciudad no te trajera a la mente ideas bonitas.

Siempre te habían hablado mal de los humanos de las ciudades, de lo ruines que son, se corrompen y viven una vida miserable y corta, pero tu tenías mucha curiosidad, solo conocías esto, ¿Cómo sería un humano? Nunca te atreviste a plantear esas cosas en público o te mirarían mal.

-¿Qué crees que pase hoy, querido Wilyen?

Preguntó con una media sonrisa y mirando a su amigo a los ojos, aunque su pensamiento estaba muy lejos, en las ciudades precisamente y por ello había hecho hablar a Wilyen pues quería apartarse esas cosas de la mente porque sabía que no era bueno y porque además, nadie podía responderle sin burlarse o espantarse de ella.

- Pues… pasará una luciérnaga en dirección sur, un buho nos dará las buenas noches y… - comenzó a reírse antes de acabar la frase

EL lugar mas peligroso era la frontera este del bosque y era donde hacías guardia, Galadriel confiaba en vosotros, bueno, y en unas cuanta decenas más de elfos que vigilaban esa zona.

La comida se servía sobre grandes hojas verdes, frutas silvestres, hortalizas y por supuesto el delicioso pan de lembas aunque para ti ya no tenía nada de especial.

-Muy gracioso...

Negó con la cabeza y comenzó a comer, estaba hambrienta pero aún así, los movimientos eran lentos y gráciles, disfrutaba cada cosa que se llevaba a la boca.

-Alguna vez deberías hablar en serio... Ya verás cuando quieras decirme algo en serio y no te crea.

La elfa sonrió nuevamente y se llevó un pedazo de lembas a la boca, lo saboreó, estaba acostumbrada a ese sabor pero sabía que si no volvía a probarlo, lo extrañaría.

Arrugó la nariz como queriendo decir “que desagradable eres” pero sin duda de broma – Ya verás como no miento con lo de la luciérnaga… - levantó sus cejas mirándote

Conocías muy bien a Wilyen, quizás demasiado, era una de esas personas que ves más como hermano que como otra cosa, pero era normal teniendo en cuenta que os criasteis juntos como hermanos, sus padres fueron los que cuidaron de ti.

Los elfos comían y hablaban en pequeños corrillos, se habla siembre muy bajito, los temas eran variados, pero se solía aprovechar estas actividades, las comidas y cenas para ponerse al día con las últimas novedades.

Se sabía que habían orcos al oeste del anduin, había que estar atentos por si cruzaban a este lado del río, también crecía el rumor de algo horrible, unas criaturas similares a los orcos, pero más grandes, fuertes e inteligentes.

-Está bien, voy a creerte esta vez...

Deryán se sentó al lado de su amigo de la niñez.

-¿Qué serán esas cosas más monstruosas que los orcos?

Sus botas se movían ligeramente sobre las hojas caídas, cómo si quisiera sentirlas en las plantas de sus pies.

-Dicen que son mucho más fuertes que los orcos pero... Tienen que haber venido de algún lado, ¿no lo crees?

Primero te escuchó con una sonrisa y luego se puso a reír, se puso los dedos en la frente y cerró los ojos – Espera, espera… son… ¡Los pelos de tu nariz! Ja, ja, ja – a veces era tan difícil hablar con él en serio

- ¿Y como quieres que lo sepa? ¿Me has visto cara de brujo? – La cena termino, entonces se acercó Ederin, una Elfa que sospechabas que tenía algo con Wilyen, sin mediar palabra le dio un beso en la mejilla y se fue, Wilyen se puso rojo como un tomate y dejó de bromear.

Tras esto fuisteis a por vuestros arcos y emprendéis la marcha hacia la linde del bosque para hacer la guardia, en un par de horas estarías allí.

-Vaya, estás con Ederin y no me habías dicho nada... Esto no tiene perdón...

Sonreí, sabiendo que aquello lo haría estar serio por un rato al menos. Me divertía verlo sonrojado.

-¿Tus padres ya lo saben? No deberías ocultar algo tan importante, Wilyen... Ah... Tendré todo este tiempo para hablarte al respecto...

Bajo nuestros pies la tierra avanzaba, en realidad lo hacíamos nosotros pero a mí me gustaba pensar que la tierra se movía bajo nuestros pies. Sonreí, aquella iba a ser una linda noche para molestar a Wilyen.

Al principio Wilyen no dijo nada, poco a poco dejó de estar ruborizado, pero costó debido a tus palabras, mantenía la miraba baja, pero no de tristeza, parecía feliz aunque turbado.

- Deryán, déjalo ya… - tan bromista y que gustaba de la burla ahora era él quien lo sufría en sus carnes - ¡Y no se te ocurra decírselos a nuestros padres! – los llamabas tu como padres pues te habían criado desde siempre, luego comenzó a reírse, sus palabras habían sonado a amenaza y no era para tanto.

Ya os faltaba poco para llegar.

-Está bien, te guardaré el secreto por algún tiempo... Pero no mucho, madre sabe leer en mi rostro...-sonreí mientras avanzábamos.-¿Sabes? He estado pensando, en esos... ¿humanos? Tengo curiosidad...

- Aja… - no quería hablar de ello, pero se sentía un poco obligado – Sólo es que… aún no es nada serio… - Demonios, pensaba que quizás lo había besado para sacar lo suyo a la luz pública, las elfas siempre tan listas…

- ¿Humanos? Y por que piensas en humanos, desleales, corruptos, los hay verdaderamente malvados, casi tanto como los orcos… - te miró como estudiando lo que querías decir

-No... No lo sé, es sólo que se me han metido en la cabeza de pronto pero es verdad, son como los orcos o peores...

Miré al frente, en realidad era un tema poco tratable.

-Y dime..., ¿qué tal con ella? ¿Se piensan casar? ¡Ya estás viejo!

Tenía que cambiar el tema.

Tampoco es que estuviesen tal mal vistos como los orcos, pero en general no era una raza muy apreciada, bueno, excepto los propios elfos, pocas o ninguna raza era muy bien vista, pues con los enanos era aún peor, quizás el hecho de estar en Lorien con ausencia de contacto también influía.

- Ay… no me atosigues ¿Y tu? Ni si quiera tienes pareja… - parecía a punto de enfadarse, pero no – Bien, no sé, me gusta… - es las oscuridad viste sus ojos brillas con ilusión

Llegasteis a la zona de guardia, aquí había que guardar silencio, os separasteis un poco para abarcar mas entre ambos pero sin perderos de vista del todo.

Uno en el bosque descubre que por la noche hay de todo menos silencio, se escuchaban todo tipo de animales, pero estabas completamente familiarizada con ellos, búhos, conejos, etc… La noche no estaba despejada del todo y de vez en cuando la luna en cuarto creciente asomaba entre las nubes.

Luego de que Wilyen me confesara lo que sentía, pensé que no debía molestarlo más con ese tema, pues era serio. Bajé la cabeza pensativa un rato, porque no había ningún ruido que me alertara de que las cosas no iban bien, disfrutaba de los sonidos de la noche y mi vista era mucho mejor pero sólo había una frase rondándome en la cabeza: "...Ni siquiera tienes pareja...". Él tenía razón pero nunca me había detenido a pensar en ello, estaba mejor sola y libre o quizás era que aún no había llegado mi tiempo, tampoco es que fuera mucho más joven que Wilyen. Traté de apartar esos pensamientos de mi cabeza pero fue en vano, al poco rato volvieron.

Sumida en tus pensamientos bajaste de uno de los árboles para estirar las piernas, pasaron los minutos cuando algo te alertó… no se escuchaba nada, a ninguno de los animales del bosque.

Agudizaste los sentidos en estado de alerta, instintivamente miraste hacia donde habías visto a Wilyen por última vez, pero te habías alejado y no lo veías.

De pronto casi en dirección contraria desde las afueras del bosque escuchaste algo correr iba mas o menos hacia ti o hacia el interior del bosque y se acercaba con rapidez.

No podía gritar para llamar a los demás, así que lo único que se me ocurrió fue ir en esa dirección, los demás notarían mi ausencia y entonces me seguirían. Aquello claramente no eran pasos de animal, tenía que encontrarlo antes que él a mí.

Corriste hacia el origen de aquello, pronto viste una sombra pero no sabías que era una figura humanoide sin duda, aquello carecía correr sin cuidado, te llegó el olor, humano sin duda, sacaste tu arco, no sabías que hacer.

En pocos segundos ya viste lo suficientemente claro, un humano, con la ropa hecha un poco jirones, una herida en el brazo izquierdo y con la derecha empuñaba una espada.

De pronto se detuvo te había percibido, aunque no sabías si te veía, los humanos de noche no ven tan bien como los elfos, lo tenías a 15 metros podías clavarle una flecha en el corazón con facilidad, miraba de un lado a otro con la respiración agitada.