Partida Rol por web

Inclino la cabeza hacia la mujer de mi tío cuando esta termina de hablar, aunque discretamente le regalo una mirada cómplice a mi prima.

Es un placer volver a encontrarnos, más aún en estas fechas tan señaladas.

Me acerco a mi tío y le saludo con un cálido abrazo, acto seguido tomo la mano de su mujer y la beso con delicadeza, mismo proceder que empleo con Indina. Aunque al llegar a la pequeña que se esconde, sencillamente extiendo mi mano y espero a que sea ella quien salga para tomarla y, como niña que es, acercarla hacia Satín y hacia mí y estrecharla.

Me alegra de que los rumores... vuelen. Ciertamente, debía de escoger. Y estaba claro que siguiendo la tradición familiar sólo podía escoger lo mejor... como hizo mi tío Jamie. Y como sé que harás tú misma, prima.

Hablo mientras doy los saludos pertinentes y mirando a mi tío y su mujer y mi prima en los momentos en los que los menciono.

La niña miraba a todos temerosa, apretaba cada vez con mas fuerza la falda de su madre, parecia que los rumores de que solo era calida con los suyos eran ciertos. La reina y el rey se miraron de forma complice suspirando, como tirando la toalla con la pequeña pero al acercarse Trizzo solto las faldas de su madre y se lanzo a los brazos de Satin dejando a todos anonadados.

- No gutan chicos... - Susurro hundiendo su cabeza entre la melena de la joven.

Indina que alucinaba fue la primera en hablar - Carai cuidado primoq ue parece que Cat tambien la escogio a ella - El humor de la princesa sin duda no habia cambiado y no pasasteis por alto como miraba de reojo a Charles y John aun subidos a sus caballos, y manteniendo el sembalante firme y serio.

Cuando la niña se echo sobre mi me sorprendí tanto como el resto pero la cogí en brazos elevandola conmigo - Trizzo no es un chico es tu primo, es muy bueno... - Le dije intentando desviar la atención de la niña de la masculinidad Que a mi me encanta Del príncipe a ver si así no le tenia miedo.

No pude evitar mirar de forma cómplice al chico con la niña en brazos ¡Satin! No pienses en esas cosas aun, no hace ni dos días que estáis prometidos... ¡No lo asustes con bebes!

Entrasteis en el palacio y os guiaron hasta una gran sala donde los criados habían preparado una gran mesa con comida, los soldados y los caballeros del rey fueron guiados a sus aposentos y los mozos se llevaron a los caballos.

Por lo que veíais ya estaban decorando el lugar para la fiesta de mañana y preparando todo para los invitados que fueran a llegar, seria el primer evento social de Satin con su nueva posición. Tomasteis asiento y disfrutasteis del delicioso sabor de la comida, el pescado que cogían del lago que rodeaba el reino era de lo mejor que había. 

Solo teníais un problema, el pequeño dragón estaba dentro de las ropas de Trizzo pues las cosas os las llevaron a vuestros aposentos.

Cat tiene buen gusto.

Respondí algo más divertido al ver a la pequeña con una actitud tan... infantil.

Una última mirada a la que será mi mujer antes de dejarnos llevar, aunque en mi interior maldigo la separación del dragón, no es que sea mucho que pueda hacer en este instante, sólo confiar en su inteligencia. Y en mi astucia.

Creo que Satin vendría a bien descansar un rato, el camino ha sido largo. Tal vez llevar algo de comida a los aposentos que, de seguro, tan bien nos han escogido.

Mi gesto es severo, tranquilo, como es habitual, aunque no puedo evitar sonreír ligeramente, estar con esa pequeña cabeza hueca hacía que la felicidad fluyese con facilidad, quizá con demasiada, sonreír, no era algo normal en mí.

Sin duda pille al vuelo el porque Trizzo quería intimidad, ellos podían pensar que por temas de jóvenes enamorados, pero seguramente y para mi desgracia no seria por eso... Durante todo el viaje había estado mas atento al Dragon que a mi, no podía culparlo la verdad y esperaba que poco a poco su atención volviera sobre su prometida.

- Si, la verdad es que lo agradecería si no es mucha molestia. - comente mirando a los Reyes esperando su respuesta. Después sonreí a Trizzo de forma cariñosa.

Miro a Satin inclinando la cabeza como cediéndole la razón.

Los Reyes asienten de forma comprensiva, ya fuera por el cansancio del viaje o por que la reciente pareja quisiera un poco de intimidad, llaman a un par de criados para que os guien a vuestros aposentos y  de paso carguen con unas bandejas con comida.

- Como si fuera vuestro hogar, a la hora de la cena os mandaremos llamar, y que vengan tambien los caballeros que os acompañaron. - comunico el rey dejando que os marcharais.

Sonrei al Rey a asentí dando las gracias antes de salir y seguir a los criados, eso de no ser yo la que portara algo aun se me hacia algo raro la verdad pero al final tendría que acostumbrarme a que ahora harían las cosas para mi no yo para los demás, y eso era muy raro...

Espere en la puerta por Trizzo para ir juntos a la que seria nuestra alcoba.

Así se hará.

Digo a ambos mientras inclino la cabeza con tranquilidad. Pretendía pasar un poco más de tiempo con ellos, pero supongo que así también está bien... Y sin mucho más me dispongo a ir tras Satin en dirección a la alcoba, ofreciéndole mi brazo al llegar a su altura.

Llegasteis a una bonita y confortable habitación con dos estancias donde podríais descansar, los criados dejaron sobre la mesa la comida y se fueron para dejados la intimidad que habíais pedido, por lo que visteis a pocos metros había un guardia que guardaría por vuestra seguridad o lo que pidierais necesitar.

La verdad es que tenia bastante hambre así que lo primero que hice fue descalzarme y quitarme la capa para acercarme a las bandejas de la mesa y comer algo.

Mire a Trizzo de reojo, no sabia si preguntar lo obvio, pues quizás la respuesta no me gustara - ¿Porque querías venir? ¿Por el Dragon...? - Yo no era una princesa frágil que por un viaje a caballo terminara agotada el lo sabia así que la excusa a mis liso había sonado mas que pobre.

Me apoye en la mesa mirándolo, era tan guapo...

La miro directamente a os ojos, tomándome unos segundos de meditación antes de responder. Siento como si hubiese algo más allá de su pregunta... pero no termino de comprenderlo.

Me preocupa lo que pueda pasar si llegan a descubrirlo...

Veo cómo me mira, sus ojos son casi hipnóticos y me siento en el sofá que hay dispuesto.

... además, quería un rato para relajarnos. Pronto comenzarán muchos asuntos tediosos, y no hemos tenido ni siquiera un momento para nosotros... aunque sea para comer sin que nadie nos moleste.

Su primera respuesta me dejo cabizbaja pues era lo que esperaba pero... sus ultimas palabras me hicieron sonreír como una niña y me levante para acercarme a el y sentarme en su regazo.

Mis brazos lo rodearon y mi nariz comenzó acariciar su mejilla de forma mimosa y tierna - Yo tambien quiero estar a solas contigo... a veces tengo miedo de que te arrepientas de tu decision - Confese sin poder evitarlo, pues era la verdad, a veces no podia evitar pensar que me había elegido no por amor si no por estar acostumbrado a tenerme a su lado y no querer perderme... Ahora ya no tenia que contenerse, podia tocarme, besarme o tomarme cuando deseara y aun así seguía notando esa distancia entre el y yo.

Tomo su cintura y rodeo con cariño su cuello con mi mano.

Lo único de lo que podría arrepentirse cualquier hombre sería de que le faltase el valor para estar contigo, Satin.

Es entonces cuando le regalo un beso apenas posado en sus labios mientras extiendo mi mano para tomar una uva e introducirla con suavidad entre sus labios justo al terminar el beso. Sus dudas... sus miedos... soy incapaz de comprenderlo... ¿por qué? yo...

- Trizzo... mi príncipe... vos... - No me salían las palabras, sabia perfectamente lo que quería preguntarle pero tenia tanto miedo de la respuesta que no era capaz de hablar. Me senté en su regazo para coger fuerzas viendo como el pequeño dragón salía de su escondite y comenzaba a curiosear la habitación.

- Vos... ¿De verdad me amáis? - Bien, ya lo has preguntado, ahora preparare - Se...se que me queréis, que estáis acostumbrado a tenerme a vuestro lado, pero... ¿Me amáis...? Yo... yo siempre tengo ganas de abrazados, besados, tocaros... y vos... es como si os diera igual que lo hiciera o no... ahora no teneos que conteneos... y aun así parece que lo haceis... - Me sentía tan temerosa y avergonzada de preguntar aquello que no podía mirarlo y baje mis ojos hacia mis piernas, hacia la falda de mi vestido... - ¿No...no soy lo que esperabais...? - Quizas era eso, quizás lo había decepcionado, quizás no había llenado s cama como el deseaba...

Inspiro profundamente, más aún sintiendo su miedo, su duda.

Las palabras nunca fueron mi fuerte, pero cuando termina de hablar acallo con un suave beso en sus labios cualquier derecho a réplica que pudiese tener.

Si tenéis ganas de abrazarme, hacedlo, ahora podéis, y nadie ha de extrañarse, pues os he escogido. ¿Costumbre decís? Oh, cuán equivocada estáis...

Acaricio suavemente su rostro y pego el mío al suyo mientras el pulgar recorre sus labios y me muerdo el labio conteniendo las ganas de devorarla en este instante sin darle respuesta alguna a sus preguntas.

... no hubiese pensado que vos me responderíais. Creedme si os digo que no me dejáis indiferente, incluso en este instante, con algo tan sencillo como estar sentada en mi regazo...

Tomo su mano y la dirijo hacia mi pantalón, bajo el cual puede notarse una dureza creciente.

... sois capaz de despertar mi instinto más animal.

Al notar su hombro endurecida en mi mano no pude citar sonrojarme y sonreír bobaliconamente.

- Y si... si me deseáis... ¿Por que no me tomaos? No... ¿No lo hago bien? Si algo no os gusta... podéis decírmelo - Me sentía tan insegura con todo aquello, y no solo era el tema de cama si no el de los hombres y las miserees, era demasiado joven en eso, nunca habia tenido ni un tonteo antes de el y me sentía muy perdida.

- Algunas veces sois tan serio que no se que pensar - confesé aun con las mejillas completamente rosadas.

Pensé que... tal vez... deseabais descansar...

Comienzo a murmurar mientras son ahora mis labios los que buscan los suyos. de algún modo lo siento como si me invitase, pero a la vez siento su miedo. Con delicadeza aparto sus cabellos para observar sus felinos ojos. ¿Cómo decirle?

La tomo entre mis brazos para dirigirla hacia la cama y dejarla con suavidad, acariciando y delineando su figura.

Sos la primera mujer con la que jamás he estado... ¿qué podríais hacer que no me gustase?

Tal vez otra parrafada típica de caballería podría amontonarse en mi garganta, incluso tal vez algún tipo de romance aprendido de algún libro realmente tedioso, pero en su lugar nuevamente me decido a besarla, esta vez con bastante menos suavidad, más lascivia, haciendo el contraste con mis manos que la delinean... y así bien podría pasarme largos minutos, jugando en algún momento con la posibilidad de jugar entre su piel y la zona con menos tela de sus cuerpo.