Partida Rol por web

Mi nombre es Crucian.Parece que todo esto se esta escapando de las manos.Quizas deberiamos tomar cartas en el asunto...

Encantado Crucian, soy Ernest.

Echo una mirada hacia el callejón por si salía alguno más de los benefactores o aquel tipo raro.

No sé, si se está iendo de las manos de alguien es de las del alcalde, que parece tranquilo, por otra parte. Aún así, visto el aburrimiento que es esta fiesta, ¿qué sugieres hacer?

Pues no se supongo que ir al alcalde y decirle que mas queda de fiesta  si no hay nada interesante ,me temo tendre que volver a mi casa.

Lo miro sonriendo y suspiro -Discursos... palabras vacías, sin más, siempre me han parecido muy absurdos ¿no les vale con saber que "financiamos" su ciudad? no, tenemos que subir ahí a decir palabras... sin sentido- negó con la cabeza -pero ante todo, educación y elegancia, así que se hará como dice el protocolo- soltó una risita, haciendo saber que no creía nada de lo que decía el protocolo, sobre discursos antes una cuidad.

Sí, justamente eso le acabo de decir al alcalde, pero parece muy ocupado hablando con otra gente como para preocuparse por la seguridad de su fiesta.

Dicho esto me giro para mirar por dónde está y si finalmente se digna a contestarme.

cuando Ernest se vuelve para ver si el alcalde responde a su petición algo llama su atención, algo como le sucede a Crucian, ambos podéis reconocer sin duda alguna, el olor que inunda vuestras fosas nasales no es otro que el olor de sangre, sangre de vástago, parece ser que a habido algún derramamiento de sangre. 

Mientras hablas con Dimitri algo llama tu atención, no muy lejos de ti hay un olor que fácilmente puedes reconocer, era sangre sin lugar a dudas lo que había sido derramado cerca de donde vosotros os encontrabais, encima no era una sangre cualquiera, era la sangre de un vampiro.

Al reconocer aquel olor familiar, puso un dedo sobre los labios de Dimitri y ella también callo al instante.

Se pego más él -¿reconoces ese olor?- no espero respuesta pues sabia el entrenamiento de este y dio por sentado que si lo sabría -Tantos sucesos extraños en una noche y una noche tan marcada... veamos que ocurre allí- y junto con él se dirigió de donde venia el olor, pero era precavida, disimuladamente como una pareja que pasea distraidamente.

De pronto, cuando iba a llamar la atención del alcalde ese penetrante olor a hierro me inundó.

Oh, eso es... Así que hay condenados aquí...

No sabía si Crucian había notado algo en mi gesto, pero a partir de ese momento empecé a observarlo con cuidado, por si daba muestras de olerlo también.

De repente me doy cuenta de que no puedo focalizar tanto, así que doblo mis atenciones hacia todo el mundo.