Partida Rol por web

Teolfo baja el arco y grita:

- ¡Mujer maldita! !Maldito yo también pues un omne he matado para que el fijo dessa bestia viva! 

¡Bajad et fuyamos antes de que el compañero retorne!

Y se acerca al cadaver de Ginés, que coge por los brazos y comienza a arrastrar hacía la maleza. 

La mujer baja de su refugio un tanto desconfiada. Pero no le queda otra que fiarse de tí. Te mira fijamente un tanto extrañada porque conozcas su secreto y el de su hijo, para después dirigirse al cadáver de Ginés y escupir sobre el. Acto seguido pone pies en polvorosa directa hacia el pueblo.

Cuando Teolfo arrastra el cuerpo hacia el bosque, ve como la madre hace ademán de salir corriendo en dirección al pueblo, y Teolfo grita: -!El niñuelo pertenece al bosque! Si os lo lleváis de vuelta, ambdos pereceréis!-

¿y...y...a dónde diantres quieres que vayamos? No pienso dejar a mi hijo con esas criaturas del demonio. NO. Me...me violó, ese monstruo me violó. ¡No pienso buscar el cobijo de esas bestias medio hombres!- Dice la madre con lágrimas en los ojos.

No has visto aproximarse a Rodrigo, que viene con la cara untada en la sangre del sátiro, el arco a la espalda y tu hacha en la diestra y en la siniestra la cabeza del sátiro. Te mira, mira a la madre, se ha enterado de todo. Además te ve como estás desclavando las flechas del cadáver.-Vaya, vaya que tenémos aquí. A la bruja y un traidor.-Tira la cabeza rodando hasta donde estás tú y se prepara para atacarte.

Teolfo recarga y dispara flecha apuntando a la cabeza de Rodrigo. Pero antes,  se despide de este mundo, con una plegaria instantánea -Señor... 

Rodrigo tira el hacha a tus pies, sonrie de forma socarrona y saca la espada. La mujer aprovecha para salir corriendo.

-¿Cómo has llegado a esto, Teolfo? -Malherido, no puede correr y apenas le quedan fuerzas para tensar el arco. Un dolor intenso le inunda cuando se retuerce para sacar una flecha de su bolsa. Pero sabe que no escaparía aunque pudiera, es su alma la que está cansada de este mundo. Lo peor es que, siendo él mismo cazador, conoce las reglas.

- Et caerás derecho al averno, Teolfo...-

...Rodrigo oye silbar la flecha con su oreja izquierda...

Rodrigo aparta ligeramente la cabeza dejando pasar la flecha y va avanzando poco a poco hacia tí. Confiado, sabe que el miedo puede ser más efectivo que un arco. ¿Yo? ¡Eres tú el que se confabula con bestias del bosque y brujas para matar a sus viejos amigos(refiriendose a Bernal) Nos no hacemos mas que la voluntad del creador de acabar con esas viles criaturas...traidor, hideputa traidor.- hace especial énfasis en la palabra traidor.

ROdrigo carga contra tí con un grito que hizo estremecerse al bosque. Pero eso fué todo, pues su mandoble fué fácilmente esquivable y no hizo más daño que cortar el aire.

Teolfo consigue aguanta la calma ante el mandoble, pero en falso, puesto que se precipita al soltar la flecha, que se pierde.

LA flecha pasa por encima de la cabeza de Rodrigo, este se lanza con fuerzas renovadas y descuidando su defensa con intención de acabar el combate por la vía rápida, lanzando dos estocadas.

Rápidamente Teolfo recarga otra fecha que suelta casi sin tensar aputando a la cara manchada con sangre de Rodrigo. La fleca se clava en el lateral de su cara y la mueca de odio de Rodrigo se desencaja de dolor..

El flechazo destroza la nariz de Rodrigo, este en un gesto de dolor y sangre lanza sus ataques contra tí. El primer ataque va a tu brazo derecho, el segundo es un tajo mortal a tu cabeza. Te rompe el cuello y ya dejas de sentir dolor. Tu cuerpo cae inerte a un lado, Rodrigo no está seguro de haberte matado y se lanza a cortarte la cabeza. Después malherido sale tras la muchacha, has ganado tiempo suficiente para que esta llegue al pueblo. Cuando Rodrigo llega buscando más sangre le esperan el padre y los hermanos de la muchacha que no tienen ningún reparo en terminar lo que tú has empezado. Rodrigo muere apaleado, la muchacha y el niño viven, tu sacrificio no ha sido en vano.

                                                                        FIN

EPÍLOGO

La muchcacha contó la historia de lo que había pasado a su familia, estos incrédulos volvieron al bosque. Allí allaron los cuerpos. Se apresuraron en enterrar a Ginés, Rodrigo, Bernal y a la bruja en una fosa común, no querían problemas con la ley, que seguro que aparecía cuando se enterasen de la muerte de Bernal. AL cazador que había ayudado le hicieron una tumba aparte, en el montículo que se había resguardado la mujer, la decoraron con piedras y una cruz y pusieron una guirnalda de flores y dieron gracias por su sacrificio al cazador desconocido. Con el tiempo se llamó el montículo del cazador, e iban allí los niños a jugar y un enorme bienestar les recorría el espíritu, uno de los que más lo frecuentaba era el hijo de la mujer salvada cuando creció lo suficiente, que conocía el secreto de esa lápida y porqué su madre cada domingo le llevaba una guirnalda de flores. El niño creció sano y fuerte, se convirtió en un buen hombre, con lios de faldas y un enorme talento para cantar y desenvolverse en el bosque...además de disfrutar enormemente del vino. Del sátiro jamás se supo, era cosa del bosque y el bosque se encargó de el.

                                                             FIN