Partida Rol por web

*Qué?? y nos dejan a un sólo burro?? - Miré con pesantez mientras se llevaban al otro. El cerdo gigante del general ya había dado su orden, y ahora nos tocaba a nosotros poner nuestro pellejo en juego.

Entonces Hadron, que parecía ser la voz cantante y el guía que conocía el lugar, le dijo a Torreblanca que no se preocupase, pues cada uno tendría algo que aportar. Le miré sin cambiar mi expresión. 

-Tú intenta no morirte demasiado - le dije chirriantemente a Torreblanca con un tono irónico. - no es que haya estado practicando mucho últimamente. Cuanto antes acabemos esto, mejor... - repetí las palabras de Hadron mientras nos poníamos en marcha.

Pero por supuesto, tenían que darme conversación. Hadron no tardó ni unos metros en preguntarme porqué estaba en la guardia. Nuevamente le miré con cara de malas peras - No me postulé, ME OFRECIERON EL PUESTO. - como si me diera importancia por ello, seguí caminando esta vez mirando al frente, igualando el paso del resto con mis cortas piernas. Suerte que el burro era lento - Poco curro. Sueldo básico. Pasar desapercibida. Normalmente aquí nunca pasa nada. -me callé unos segundos - Por eso acepté. Si llego a saber que el Sargento iba a venir, me quedo durmiendo entre los matorrales.

Cuando dijo que esta sería una oportunidad para predicar las bondades de mi señor, volví a mirarle a la cara (hacia arriba) con cara de amargada - Obviamente. Eso ES lo que he dicho antes. - mi voz aguda chirrió tajantemente en los oídos de Hadron. Estaba claro que no quería estar ahí, pero que iba a ir de todos modos. 

Seguí caminando mirando a Paquito para ver hasta qué punto era decadente el pobre animal.  -_{Gracias al Gran Señor... parece que el burro tira}. - Murmuré. Al menos el animal seguía un ritmo "constante".

En cuanto a Schwartz von Liechtenstein Lohengramm, este parecía dispuesto a acercarse al burro y tumbarse sobre este para que hiciera el camino por él, pero por desgracia esta idea tuvo que ser rápidamente descartada por las palabras proferidas por su superior directo. Con una mueca de malestar, el hombre siguió en silencio.

-.  .  .

No esperaba ser el más rápido ni el más avispado de sus contemporáneos, pero al menos esperaba mantener la velocidad del grupo a pesar de la resaca que tenía encima. Claramente esto no era un paseo por el campo, aunque literalmente lo fuera. Esto iba a ser una tortuosa expiación de los errores de anoche.

—Pues, tú mandas— le dijo Ralf a Hadron, tras escuchar sus palabras, y esperó que este iniciara la caravana y nos guiara a través del camino. El mediano se puso en marcha tras él, le guiñó un ojo, en tono de complicidad,  en cuanto le miró al recordar sus palabras, también, trató de no preocuparse mucho ante la confesión de Torreblanca.

--¿Torreblanca? ¿Torreblanca? creo haber oído antes ese apellido pero ahora mismo no caigo...,en fin-- pensaba Ralf mientras caminaba, con las manos detrás de la cabeza, con una actitud un tanto despreocupada.

Sin querer, escuchó la conversación entre Hadron y Fiduchia, y en cuanto ella respondió que le ofrecieron el puesto contestó

—¡Mira!, como a mí..— mientras enseñaba los dientes con una sonrisa. Siguió caminando esperando que el trayecto hasta la primera posta fuese tranquilo.

- Procuraré no morirme demasiado, gracias por el consejo, señorita Fiduchia- Respondo con una reverencia a la gnoma. A mis hermanas pequeñas les molesta mucho que sea educado cuando refunfuñan, y me da que Xivar va a ser igual que ellas: Una vocecilla molesta que no para de protestar ni debajo del agua. Sin bargo, lo veo bastante reconfortante, al igual que a Ralf, el mediano que a empezado el viaje bromeando. Espera... ¿no es al que pillaron intentando robar en la mansión de padre? De todas formas, voy a seguir el consejo de Fiduchia y ahora eso consiste en tratar de marchar cerca de Hadron y Schwartz. Vaya, esto es como una de las aventuras sobre las que suelo leer. - Dama y caballeros, creo que esto va a ser el principio de una hermosa amistad - Digo con una enorme sonrisa. Sin duda, una mentalidad positiva ayudará en el desenlace de esta misión.​​​

Bueno, pues si todos estamos listos podemos irnos. Hadron, tu marcas el camino, te seguimos. Yo iré en la retaguardia vigilando las espaldas. 

Parece ser que ya estamos listos para partir, así que seguiré al grupo en último lugar para cubrir la parte trasera. No sabemos lo peligrosos que serán esos secuaces, de hecho igual intentan atacarnos incluso antes de que los veamos, que bien pensado sería una manera rápida de descubrirlos y acabar con ellos. 

Día 1 (15 de julio) 7:00 h, principio de un bonito día de verano, no hay ninguna nube en el cielo.

El camino hasta la capital del condado es muy grande (una amplia calzada que permite un tránsito intenso en las dos sentidos de marcha) y aún está muy bien conservado. Al comienzo de la marcha no os sentís muy bien, pero tras unas primeras duras horas, vuestros cuerpos han expulsado la mayoría de las toxinas y comenzáis a disfrutar del bonito paisaje, tan diferente del urbano en el que llevabais demasiado tiempo. Son caminos bastante transitados, aunque no se ven tantos comerciantes y carretas como en el pasado. Ya en las primeras horas podéis ver a muchas personas con pescado y otros productos que se habrán levantado muy temprano para llegar a los mercados de Fuenterrubiales. Y también abundantes mercancías y personas que van en vuestra dirección. Aunque en algunos momentos hay mucha gente en ambas direcciones, siempre se deja la parte exterior izquierda del camino libre, ya que esa zona está destinada a los rápidos correos, y al movimiento de tropas a caballo. Y de ambas cosas os toca ver esta mañana, varios correos y dos grupos de soldados.

Hablando con algunos viajeros, os cuentan que el gran camino hasta la capital ya no es tan seguro como en el pasado, pero que aún esta muy transitado hasta Carduelo. Más adelante verán descender mucho el tránsito de viajeros y mercancías, pero no el de soldados y correos. Todo parece indicar que algo gordo ha ocurrido estos últimos días.

Atraviesan colinas arboladas, praderas con ganado, y son muchas las granjas a ambos lados del camino. Pronto marchan cerca el río Rubiales, cuyo nacimiento se encuentra en las afueras de su ciudad. Y cuyo nombre se debe, como no podía ser de otra forma, al color de sus fragantes aguas, que recogen todas las aguas residuales de Fuenterrubiales, sus granjas y sus talleres.

Día 1 (15 de julio) 21:30 horas, el sol se va poniendo. Buena temperatura.

Llegáis a Carduelo, y lo hacéis agotados por el viaje.

Este es un pueblo construido a ambas orillas del río Rubiales, se dedican habitualmente al transporte marino y a la pesca. Se trata del puerto de vuestra ciudad, ubicado donde las aguas del río permiten el atraque de embarcaciones de gran calado. Hasta no hace mucho, era un barrio alejado de la ciudad, pero desde hace unos 100 años, Ernesto el Bueno permitió la formación de un municipio, que, aunque parcialmente independiente de la ciudad, en muchos aspectos continúa formando parte de ella.

(Si habéis leído bien, hace 100 años Ernesto el Bueno ya era señor de Fuenterrubiales. Este tipo, que, no siendo demasiado malo, bueno tampoco lo es en exceso, pero sí que es un gobernante competente. Parece ser, que es un medio elfo y mago, de apariencia humana, pero con sangre elfa. Y es toda una excepción, ya que estas tierras fueron arrebatadas a los elfos, y aun hay tensas relaciones con los reinos élficos)

Carduelo bulle de vida y energía, la caída en desgracia del gran camino a la capital hace que muchos mercaderes transporten por mar sus mercancías. Así que podría decirse que, en este caso, el pueblo-puerto está mejor de lo que sería de esperar.

En su posta, junto al camino, os podrían informar de que la caravana con los impuestos hace 8 días que paso por allí.

Estáis muy cansados detrás de un largo día de marcha, tendréis que descansar.

Pueden comprar de todo y hay abundantes posadas, numerosos lugares para beber, comer, descansar, etc. Y también esta la posibilidad de quedaros a dormir en la gran posta, que esta a las afueras del pueblo, a un lado del camino.

Vuestro turno.

Habiendo parado un rato a vomitar el no-desayuno que había no-comido, Schwartz von Liechtenstein Lohengramm no parecía estar mejor de salud por el resto del día, a decir verdad, ya tenía unos añitos y la resaca le estaba afectando más de lo habitual, o al menos de lo que era habitual en su juventud.

-Paremos a descansar. -Sugirió el hombre- No sé vosotros, pero tengo los pies y las piernas destrozadas...

Tienes razón, busquemos un lugar donde descansar tras largos días de viaje. Necesitamos recuperar algo de fuerzas. Tenemos que estar siempre en plenitud para en caso de tener que combatir hacerlo en las mejores condiciones posibles. 

Miro a mi alrededor a ver si vemos alguna Posada que tenga la mejor pinta posible. Teníamos que descansar y me apetecía una cama grande con un buen colchón. 

*Hadron paró un poco antes de llegar al pueblo, y bebió un trago de su cantimplora de agua.

-Parece que llegamos, ese pueblo de ahí es nuestra primera parada, la posta está un poco a las afueras, pero no tiene pérdida.

Tras escuchar la apreciación del guerrero Schwartz y del arquero Markus, contestó:

Si, aunque yo estoy bastante acostumbrado a andar, es un dolor que nunca acaba de desaparecer, e indica cuando se debe descansar. Y es cierto que debemos descansar para estar listos para lo que el camino nos depare, pero...ahora que estamos en la ciudad...personalmente, me voy a dedicar a poner la oreja en alguna taberna, antes de ir dormir a la propia posta. No es que ande muy sobrado de dinero - se ríe -. No creo que, de momento, sea necesario permanecer unidos como grupo, mientras no haya un peligro cercano, que no parece haberlo, así que ¿que tal si nos volvemos a reunir mañana por la mañana para desayunar en la posta y compartir la información que tengamos?... si es que conseguimos algo nuevo. 

Esperó un rato por las respuestas, dicho lo cual asintió, y se fue a hacer ronda de posadas.

Un buen rato después...

Al llegar a la posta, el explorador buscó al regente del local para indagar un poco más sobre la información previa que les habían dado.

**-Oiga, amigo. De la caravana que pasó por aquí hace 8 días, ¿recuerda el nombre de alguno de los conductores o de los soldados? ¿Cuántos soldados eran, lo recuerda?

El mediano se sintió aliviado en cuanto pudo ver algo de civilización, la caminata había agotado sus cortas piernas y no pensaba en otra cosa que en tumbarse y dormir durante un buen rato.

—Estoy de acuerdo..— contestó a las propuestas de Green y Lohengramm 

Tras escuchar a Hadron, Ralf le dijo —..yo estoy molido, pero si veo algo interesante te lo comentaré mañana..— se despidió asi del explorador. Después se dirigió a sus compañeros y preguntó —..¿quién tiene el documento ese que nos permite comer y dormir gratis?..busquemos una buena posada, que paga el Duque— apostilló con una cara de satisfacción.

-Mis piernas me están matando. - dije cuando por fin nos paramos allí. Comprobé el estado del burro y si estaba normal lo llevé al establo para que descansara por la noche. Ignoré la idea de separarnos y me fui directa a la posta oficial. 

Allí había algunos soldados. Me acerqué desganada a ellos y cuando estuve lo suficientemente cerca para que me notasen hice un "EJEM..." para que me prestasen atención.

-Hola. Venimos en nombre del Sargento Berracus en misión de la más alta importancia para con el Condado. ¿Dónde podemos encontrar al oficial a cargo?. - dije con mi cara de pera amarga y mi aguda voz chillona, casi molesta.

Dios, que ganas tenía de entrar, comer algo, y dormir.

- Vaya, esto de las aventuras no es tan cansado como me imaginaba. - Puede que tenga algo que ver que los magos no cargamos con armaduras, montones de armas, etc... o quizás este en buena forma. Eso debe ser. Viendo como mis compañeros se desperdigaban por la posta para descansar y conversar con los lugareños, decido empezar por el oficial de la posta, para ver que información tiene. Al ver que Hadron se me ha adelantado, me acerco y saludo amablemente para unirme a la conversación. - Buenas tardes, oficial, Hadron. Permítanme presentarme, soy Donatello Giancarlo de la casa de Torreblanca, miembro de la guardia como usted, ¿les importa si me uno a su conversación? Cuanto más sepamos sobre esos malhechores, mejor. ¿Hay algún testigo disponible del ataque?