Namiko deja de sonreír y se encoge de hombros ante esa pregunta.
- ¿Quién sabe? Los sentimientos de un dragón pueden ser extraños -dice-. Sin embargo, no es importante por qué el dragón se ha enamorado de ti, si no las consecuencias. Un dragón no corteja a una dama regalándole una flor y besándola bajo los almendros...
Se aclara un momento la garganta, como si lo que tiene que decir a continuación sea especialmente difícil.
- Resulta que ahora mismo, el dragón duerme un prolongado letargo. Pero te ha visto en sueños, y cuando despierte... vendrá a tu encuentro. Vendrá para poseerte, y eso podría ser muy peligroso para ti y para tu aldea.
La mira realmente preocupada, temiendo que tal vez le sea difícil asimilar aquello. Pero precisamente está ahí para advertirla y no tiene más remedio que hacerlo.
Abre mucho los ojos al escuchar que el dragón por sus ansias de poseerla puede hacer daño a la aldea, a ella también, pero privarle a la aldea de sus casas sería demasiado egoista. Mira a Namiko con temor.
-Entonces... debo irme? Pero a dónde iré? Nunca he salido de esta aldea...
Quizá teme aun más lo que pueda haber ahí fuera que al dragón... o no? los dragones tienen fama de ser bastante violentos y con mucha fuerza y poder destructivo... sin duda da más miedo algo así que el salir de las tierras que ella conoce.
Namiko mira a Hana con una sonrisa tranquilizadora, y sin dudarlo le pone una mano en el hombro para calmarla.
- No te preocupes -dice-. Para eso estoy yo aquí, para indicarte el camino. Hay algo que puedes hacer.
Se pone en pie y señala el bosque con un gesto grácil del brazo.
- El dragón es muy perceptivo, y no abandona nunca una presa -explica Namiko-. Cuando despierte, te perseguirá hasta encontrarte, y una vez que lo haga, no puedo asegurarte qué hará contigo... Pero hay una solución. Puedes hacer que te olvide.
Vuelve a mirar a Hana con su sonrisa confiada, y saca un pequeño papel de uno de los pliegues de sus vestiduras. Se lo tiende a la muchacha para que lo examine, mientras cruza las manos por debajo de la seda de sus mangas.
- Es la receta de un antiguo perfume -dice-. Para los humanos es completamente inocuo, pero para nosotros los espíritus... bueno, es diferente. Oler una sola gota de ese perfume nos hace olvidar completamente todo lo que hemos aprendido y a todas las personas que hemos conocido. Para nosotros, es algo parecido a volver a nacer.
Namiko se pone entonces seria y mira a Hana con intensidad.
- Si consigues elaborar ese perfume y hacer que el dragón Kinsa lo huela, estarás a salvo una vez más -concluye-. Tú y toda tu aldea.
Se levanta con nerviosismo mirando la lista de ingredientes que le muestra Namiko. Esa lista no quita que tenga que salir de su pueblo y adentrarse en caminos peligrosos... sobre todo para las chicas jóvenes que van solas. Ha escuchado algunas noticias de chicas forzadas a hacer cosas inimaginables... por los soldados enemigos o por hombres que solo quieren mostrar su poder.
-Pero... tendré que ir sola por estos caminos peligrosos... una chica sola no puede viajar con todo el mundo en guerra... y seguro que esos ingredientes son difíciles de conseguir...
Su mente se debate entre la razón, quedarse en la aldea a salvo, y el temor a lo que el dragón pueda llegar a hacer la aldea y a su gente.
Namiko niega con la cabeza al oír las nerviosas palabras de Hana. Está claro que la espíritu no ha pensado ni por un instante en dejar sola a la muchacha.
- No es necesario que vayas sola -dice-. Yo puedo acompañarte, aunque sólo tú podrás verme... Y seguro que puedes encontrar a alguien más que esté dispuesto a acompañarte. No te lo he dicho, pero... el dragón es el protector de toda esta región. Si está feliz y tranquilo, la prosperidad se mantendrá sin problemas. Seguro que alguien te ayudará a que eso siga siendo así.
Calla durante unos instantes, para dejar a Hana reflexionar sobre lo que ha dicho.
- Los ingredientes... pues sí, hay algunos que son raros. Pero creo que podré serte de ayuda para encontrarlos todos. ¿Qué dices?
-Pero no quiero molestar a la gente del pueblo... la mayoría son gente mayor o personas con familia... solo puedo ir contigo.
Sigue nerviosa por lo que se presenta delante de ella... y quien cuidará de la casa? Tanto trabajo que ha costado mantenerla con solo su presencia en ella. Pero si no hace eso, todo podría ser destruido por el dragón si se llegase a despertar antes de conseguir elaborar ese perfume.
-Bu... bueno... lo haré...
Namiko sonríe ampliamente al escuchar la decisión de Hana.
- ¡Así se habla! No muchos habrían sido tan valientes como tú -dice satisfecha-. Anímate. No será un paseo por el campo, claro... pero tampoco vamos a una guerra.
Se levanta de donde está sentada y toma una bocanada de aire. Después de la tormenta, el ambiente huele a tierra mojada. El espíritu se vuelve, con las manos unidas.
- Estaré lista para partir en cuanto tú lo estés. ¿Imagino que preferirás que busquemos un medio de transporte que no implique ir andando? Algunos ingredientes están bastante lejos...
Y se vuelve para mirar el camino por el que tendrán que marcharse en cuanto Hana tenga todo listo.
-No creo que podamos hacernos con un carro en la aldea... los necesitan para transportar las cosas a los mercados. Tendremos que ir andando y preguntar a los carros del camino si puede llevarnos un trecho del camino. Aunque será mejor salir mañana con el sol... así le pediré a alguien que cuide de la casa.
Abre la puerta para entrar en el interior de la casa y espera a que Namiko entre también. No tiene mucha cosa que ofrecer, pero le puede hacer un té para que se caliente un poco... aunque siendo un espíritu seguro que no le hace falta algo tan mundano como el té. Se acerca al fuego y pone a calentar la tetera en las brasas luego prepara dos tazas y les pone te para que cuando esté caliente el agua solo haga falta echarla sobre éste.
Se acerca a un armario y saca dos futones, uno más grande que el otro... seguramente de matrimonio... el futon de sus padres. Los extiende en el suelo para prepararse para dormir.
-Este futon es para ti... es algo grande pero no tengo otro.
Se acerca a la tetera y vierte el agua en el te, remueve un poco para que se disuelva y se lo entrega a la espíritu. Ella se lo sirve después.
Namiko sonríe, agradeciendo las atenciones de su anfitriona, pero alza una mano para negarse con educación al uso del futón.
- No te preocupes, yo no puedo dormir si no es en el bosque -explica-. Aunque tampoco lo necesito, cuando duermo lo hago durante meses, así que podré estar despierta durante mucho tiempo. Pero no diré que no a esa taza de té...
La espíritu se sienta con una sonrisa y prueba el té con deleite. Está claro que es una bebida que le gusta.
- En el bosque no se desperdicia nada -dice-. Todo forma parte de un ciclo, y las plantas producen hojas para que los espíritus disfrutemos y tengamos alguna que otra satisfacción por cuidar de ellas. Aunque muchos se sorprenderían al saber que a un espíritu del bosque le gusta el té...
Al terminar la taza, se queda en posición de seiza y une las manos en su regazo. Le hace un gesto a Hana, indicándole que puede descansar sin miedo. Ella se quedará vigilando... quién sabe cuándo puede despertar el dragón Kinsa.
-Bueno... el té tiene muchas cualidades... dicen que da longevidad y que puede tratar enfermedades.
Abre su futon y se sienta para beberse el té que tiene ella entre en las manos. No tiene ni idea de lo que le depara el futuro y seguramente el dragón se despierte antes de que cumpla su misión... y quien sabe, quizá se enfade con Namiko por tratar de hacerle olvidar. Pero todo es muy incierto y ella no es capaz de leer el futuro.
-Seguro que vivir en el bosque es muy interesante...
Sonríe mientras se acuesta y le desea buenas noches. Quizá mañana todo esté más claro.
Y tras las vacaciones... XD
La noche transcurre sin ningún contratiempo, muy al contrario de lo que sucedió la anterior. Esta vez el viento es tranquilo y no azota con violencia la aldea, ni tampoco cae la más mínima gota de lluvia. Pasan las horas y llega un amanecer frío.
Hana se despierta en su futón, habiendo descansado bastante bien. Después de todo lo que le ha contado Namiko, no habría sido raro tener pesadillas, pero su sueño ha sido tranquilo. Por un instante, toda la conversación con el espíritu parece demasiado inverosímil... pero no hay duda de que ha ocurrido en realidad, pues Namiko está fuera y parece que habla en voz tranquila con alguien, o que recita una plegaria.
Se levanta y se acerca a la puerta y la desliza un poco para ver con quien está hablando Namiko, también para comprobar que es verdad todo lo que pasó ayer por la noche pues parece del todo inverosímil. Esas cosas no le pasan a una chica normal y corriente que vive en un pueblecito y que a penas tiene para poder vivir... suerte que la casa era completamente de su padre y que no pertenecía a otra persona, si no habría tenido donde vivir.
Observa con detenimiento al espíritu que acudió ayer en su ayuda para que el dragón que habita en el bosque no acabe haciéndole daño ni a ella ni a los habitantes de esa aldea.
Justo en el momento en que Hana se asoma por la puerta, Namiko deja de hablar. Por un momento parece que la joven la ha interrumpido, pero la espíritu se vuelve con una sonrisa y saluda con una leve inclinación.
- Teníamos visita -dice-. Pedí a los espíritus menores que me avisaran de cómo iba todo en el bosque. El dragón sigue durmiendo de momento, y parece que será así por un tiempo...
Se encoge de hombros. La verdad es que parece relajada, lo que contribuye a tranquilizar un poco a Hana.
- Así que, buenos días -continúa Namiko sin perder su sonrisa-. Es mejor que nos preparemos para partir. ¿Quieres que te ayude a preparar algo?
Asiente a las palabras de Namiko. No suele desconfiar de nadie así que tampoco le da muchas vueltas a lo que ha pasado y por qué Namiko habla a escondidas con los otros espíritus del bosque, teniendo en cuenta que ella ya ha visto a uno y que los demás no tienen por qué esconderse de ella.
-Debería preparar algo de ropa para el viaje y podríamos llevar comida y té. Y supongo que algo de dinero...
Se acerca a una pequeña cómoda que su madre antes utilizaba de tocador, pero ella, al no tener maquillaje, lo usa como lugar para guardar el dinero y las cosas importantes. Saca una bolsita de tela en la que parecen tintinear algunas monedas... tampoco gana mucho vendiendo sus verduras. Tras eso saca algo de ropa de uno de los cajones... sus kimonos no son bonitos, están hechos de algodón, para trabajar.
Los kimonos de su madre, de seda, están guardados en un baúl, para protegerlos del tiempo y la humedad.
Mientras Hana prepara todo para marcharse, Namiko observa con detenimiento sus movimientos y lo que se va a llevar. Sin duda, para un espíritu del bosque el modo de vida de los humanos debe ser bastante llamativo, al igual que si un humano se adentra en el bosque, se sorprendería al ver cómo viven los espíritus.
- El dinero vendrá bien sin duda para poder viajar rápido -dice Namiko-. ¿Avisarás a alguien de tu marcha? Si es así, puedo adelantarme para asegurarme de que el camino está tranquilo mientras tanto...
-Le pediré a la anciana que vigile la casa.
Se acerca a otra cómoda que tiene y saca uno de los kimonos de algodón que usa para trabajar. Se cambia la ropa de dormir por el kimono y después guarda el dinero en un pequeño bolsillo oculto. Guarda todo lo demás en una bolsa y se acerca a la cocina para preparar las provisiones.
-Si quieres adelantarte, perfecto.
Namiko hace una leve reverencia y mantiene su sonrisa mientras sale de la pequeña casa para explorar el terreno. Cuando se pierde de vista Hana se queda sola para avisar de su ausencia a la anciana. Pero esta parece muy sorprendida de que haya decidido marcharse.
- ¡Pero Hana! ¿Cómo vas a irte tú sola? ¿A dónde vas? -le pregunta asombrada.
En ese momento Hana se da cuenta de que contar el verdadero motivo de su viaje quizá suene un poco extraño. Su tierra es dada a las supersticiones, pero de ahí a pensar que realmente un espíritu del bosque se le haya presentado... Y tal vez la guardia le ponga problemas si piensa irse sola. Al fin y al cabo, Tomori y sus hombres no parecían muy relajados cuando los vio el día anterior.
-Solo voy al pueblo vecino - sonríe para tratar de calmar a la anciana. No le gusta preocupar a la gente, pero necesita iniciar ese viaje, para proteger a las personas de la aldea del peligro que supone el despertar del dragón y que deje el bosque para destrozar la aldea mientras le busca.
-Estaré bien - vuelve a sonreír mientras se despide con la mano de la anciana.