Stein escuchó atentamente al teniente mientras hablaba. Cuando terminó, el capitán asimiló lo dicho por el teniente y reflexionó sobre ello.
-¿Podremos cerrar el vagón restaurante sin que se ponga en entredicho nuestra autoridad sobre ello? Por mí podríamos hacerlo, pero no sé si el personal acataría las ordenes sin rechistar. Claro que nuestro glorioso ejército y nuestros uniformes imponen mucho, no creo que nadie se oponga mucho, ni se lo recomiendo a nadie. En cuanto a lo de un guardia permanente en el vagón de los civiles, no sé qué les podríamos decir, sin que sospecharan de que algo extraño pasa en el tren. Aunque quizá no sea tan mala idea que tuvieran cierto miedo, colaborarían más- Stein miró a sus compañeros y el gesto que podrían haber puesto por lo que había dicho.- Por supuesto no me refiero a contarles lo de el asesinato al maquinista, pero podríamos decir que hemos recibido un informe de que hay un posible espía en el tren y que debemos asegurarnos de que no es así. Esto podría venirnos bien en cuanto a que si de verdad hay un espía éste actúe con miedo al creer que nos estamos acercando. ¿O se os ocurre algo mejor para actuar a nuestras anchas?
- Yo tengo una idea, puede que sea algo descabellada pero... no se...- Digo con cierta reticencia.
- ¿Que necesitamos para llegar a nuestro destino?, pues el tren, mas concretamente la locomotora...- Digo con una sonrisa en el rostro.- No se si saben por donde voy...
Carraspeo un poco.- Podemos poner la locomotora en marcha, y una vez tengamos una velocidad aceptable y pasados varios minutos descolgar los vagones sin previo aviso, así nadie nos dentendría hasta nuestro destino.
Stein lo mira con incredulidad.
-Creía que habíamos dicho ser discretos. ¿Y si en el tren hay alguien importante e influyente? ¿y qué nos dirían si se enteran de que los hubiéramos abandonado. Podrían caer nuestras cabezas. Y si le sumamos el hecho de que si llegamos a Alemania, solos, en la cabina (en la que por cierto no creo que podamos aguantar todos los días que nos quedan de trayecto tan apretados y sin provisiones), daríamos una imagen de debilidad a nuestros superiores, porque significaría que a la mínima oportunidad huímos en vez de saber llevar las situaciones. Yo, francamente, pienso que esa idea es algo precipitada y que no nos ayudaría mucho.
Dijo, mirando al resto de militares, para que dieran su opinión al respecto.
-"Capitán, si le parece se puede seguir organizando el sistema de control desde el mismo tren, y entre tanto podemos continuar con la marcha. Si tienen a bien volver a los vagones, creo que podría poner la locomotora en funcionamiento sin que eso suponga mayor retraso. Además hay cierto riesgo de que en esta zona haya patrullas de partisanos y nos estemos convirtiendo en un blanco fácil al estar tanto tiempo parados."
Parece que los oficiales alemanes están debatiendo algo importante. No sabéis que ha ocurrido, pero ha debido ser algo grave. Mucho más de lo que os están contando. En su conversación, que no llegáis a entender por la distancia, hay frecuentes miradas a la locomotora y vuestro vagón. Parece que estén trazando algún tipo de plan.
Wishendal escucha las palabras del alférez y contesta mirando a los demás:
Si me encuentro dentro del vagon de civiles y Lucio Gario no se encuentra en la habitación me gustaría sacarme la duda sobre que tiene ese maletín del que habla mi historia. obviamente si Lucio se encuentra distraido o en otras cuestiones. Sino doy un par de vueltas.
-Esto de estar todo el tiempo sentado es incomodo.-
Crespi camina un poco entre los civiles. Viendo las caras que conoce y las que no.
para matar las dudad, yo estoy durmiendo sentado
La guardia permantente en el vagon es cortesia del ejercito ya que son un grupo de civiles de la mayor importancia y queremos que no sufran ningun percance, simplemente, seguridad.
-Estoy de acuerdo. Puede que a alguno no le guste, pero teniendo en cuenta la posibilidad de que haya entre los civiles alguien que quiera frustrar nuestro viaje, es algo necesario.
Lo mejor será tambien que en ningún momento ninguno de nosotros se quede solo. Hemos de ir siempre mínimo dos para evitar males mayores.
El Alférez Berger se dirige a la locomotora mientras los demás oficiales alemanes suben al vagón restaurante. Tras unos minutos que tarda en ponerse en marcha el motor el tren retoma su avance y se dirige de nuevo hacia berlín. Aunque el retraso a sido significativo, comparado con la duración total del viaje resultará imperceptible. Apenas han pasado cuatro horas de los más de tres días que tarda el tren en hacer el trayecto.