Tras una pequeña discusión con los oficiales alemanes podéis observar como el jefe de estación regresa a donde os encontráis esperando.
-"Buenas noticias, la incorporación del vagón a este convoy podrá realizarse en unos minutos sin mayor contratiempo. Enseguida enviaré unos hombres para que carguen sus equipajes y en unos minutos el vagón estará acoplado."
Las labores para acoplar un vagón más al convoy se comienzan con gran presteza. El traqueteo de las operaciones apenas resulta molesto para aquellos que ya se encuentran a bordo del tren y en menos de 15 minutos el trabajo a concluido.
Los mozos de la estación se apresuran a cargar los bultos en el vagón de carga así como las provisiones extras necesarias y indican a quienes no lo han hecho aún que pueden subir al tren, ya que la salida será inminente.
Cuando todos han subido y se han acomodado en los vagones oportunos el tren comienza su lento traqueteo con un ensordecedor pitido a modo de despedida, dejando atrás la ciudad Romana, el Tiber y todo lo que allí debería acontecer.
Según van subiendo todos los pasajeros reciben un cordial saludo:
-"Buenos días, mi nombre es Fiodor y junto con mi esposa Gunilla estaremos para servirles en cuanto podamos. Si desean algo no tienen más que pedirlo. Espero que este viaje sea de su agrado."
El mensaje suena mecánico y poco convincente, pero el aspecto del acomodador deja claro que es un excelente profesional.
hay tormenta acá y se me dificulta postewar así que cualquier cosa estoy sentado callado... mirando a todos...
Guten Tag! respondió, en un frío alemán, el Teniente Wishendal al acomodador.
-Gracias, pero no se moleste demasiado con las atenciones. Sirvanos la comida a los oficiales cuando esté lista.
Stein termina de hablar con el acomodador y se dirige a sentarse junto a sus compañeros. No le gusta mucho la zalamería, y mucho menos si suena a forzada.
Pongo a todos... ya informaras quienes estamos en el vagón restaurante.
Ami me gustaria tomar un buen cafe con unas pastas ,señor Fiodor,la espera me a abierto el apetito,porcierto sabe sobre cuanto tardaremos el llegar a Berlin los viajes el tren se hacen muy pesados.
Subo al vagon y me quedo en el vagon restaurante a esperas de que me sirvan.
La silenciosa mujer sube al carro de restaurante y por fin se escucha su voz para quienes están cerca. Es una voz que parece provenir de una mujer mayor a su apariencia. Me trae la carta, por favor?
Italo ya había desayunado de una manera poderosa, así que lo único que tenía en mente en estos momentos era encontrar un lugar comodo para el viaje. No tardaría en conversar con los otros, no le agrada el silencio.
Espero que este vagón este a la altura de este caballero. Jojojojo.
Me dirijo hacia el vagón restaurante con el propósito de desayunar, ya lo había hecho anteriormente pero un segundo desayuno no me vendría mal. Después de todo, el viaje en tren iba a ser largo y no había gran cosa que hacer allí dentro hasta la llegada a Berlín.
- Güten Mörgen.- Saludo al entrar en el vagón restaurante, aunque sin dirijirme a nadie en particular, una vez allí dentro tomo un asiento y espero a ser atendido por el camarero.
" Un buen cafelito y algún bollo no estaría nada mal para desayunar. " Mi mirada se desvía y se centra en las dos muchachas que están en el vagón. " Mmm que pastelitos mas deliciosos, slurp. "
"Yo creo que me voy a mi habitación. Que les aproveche el tentenpie"
apenas si escucha las conversaiones de los demás, trabajo es trabajo y no piensa en nada más que en su misión, sube al tren y se dirije al vagón de la SS a sentarse y esperar llegar a su destino en silencio, pero presiente que algo anda mal, el viaje no será tan callado como él piensa...