Partida Rol por web

El Místico

Ha transcurrido un mes desde tu llegada a la nueva Tierra Prometida de Europa. Una tierra que durante generaciones ha permanecido virgen, con la impronta del Kaos intacta gracias a los esfuerzos de los tres Hermanos Puros, Uktena, Wendigo y Croatano. Tu estancia en el otro lado de la balanza te ha permitido comprender la gravedad de la situación a la que se enfrentan las tierras del Oeste americano. El Hermano Croatano se sacrificó para impedir el advenimiento de la Cabeza Comealmas del Wyrm; los Hermanos Uktena y Wendigo ahora se enfrentan a la insaciable y ciega expansión de vuestros hermanos occidentales. Uktena hace lo que puede por apelar al diálogo y al entendimiento, aunque cada vez se rinde más a la evidencia de que los oídos de Occidente son sordos a las palabras de los Puros; el corazón de Wendigo arde de rabia ante la violación de la tierra sagrada, y demanda que se limpie el agravio con sangre. Las ocasiones en las que desciendes al pueblo más cercano en busca de víveres y útiles, tienes ocasión para comprender el punto de vista de los recién llegados, y hacer algunos someros intentos de reconciliación. Pero a cada día que pasa, eres más consciente de lo delicado del asunto. El odio y la ambición cierra los corazones a partes iguales, la guerra abierta fue declarada tiempo atrás, antes de que los Ancianos se dignen a admitirlo. Si no se hace algo pronto, si no se abren todos los ojos, es posible que se vuelva a repetir el mismo error que supuso el fin del Impergium. El mismo error que inició las Guerras de la Rabia.

Desde el porche de la cabaña que construiste para alojarte a ti y a tu familia, ves asomar por el horizonte el Sol del trigésimo día de tu estancia en las Tierras Puras. Con consentimiento de los Wendigo, permaneces asentado en territorio Comanche, en el límite de las reservas que los hombres blancos "concedieron" a los nativos. Los Comanches son un pueblo guerrero y orgulloso, pero se muestran abiertos a quienes hablan con agua en su lengua, no con metal. Un cercano clan indio te concedió la estancia en el boun de su túmulo, el Hálito de Cien Espíritus, a cambio de tus servicios como sanador. Los Wendigo son anfitriones muy estrictos y ásperos, pero has llegado a comprender que su recelo es fundado. Lo que importa es que te has llegado a ganar su respeto.

Tu mujer Wang Lin y tu hermana Xiang Mey-Lin se encuentran repartiendo sus tareas en el mantenimiento y cuidado de la casa y en las modestas oraciones a un pequeño altar con figuras de porcelana, un signo de vuestra cultura local que han exportado a las nuevas tierras del Oeste.

Se incorporó en su cama, se encontraba realmente descansado. Últimamente había tenido que trabajar mucho, la reserva comanche contaba con escasas medicinas y las que tenían eran poco efectivas. Sin duda, había sido una suerte el que estuviera allí.

En calzones como estaba, se dirigió hacia la palangana de donde cogió un paño y se aseó. Se lavó la cara y se vistió con sus prendas del color de la pureza, su kimono blanco.

Saludó a su mujer con un cálido beso y a su hermana con un asentimiento de cabeza, después, salió al exterior a recibir al día.

- Voy a dar un paseo, volveré pronto.- Dijo en su idioma natal a su muejer y hermana, el idioma que siempre usaba cuando sólo estaba ellos.

La cabaña de Li Xiang está estratégicamente situada sobre la cima de una colina rocosa, desde la que el Theurge tiene una prodigiosa vista del cielo y de la campiña. Ante él se extiende una pequeña arboleda, cada vez más escasa en tamaño debido a la creciente actividad del hombre blanco, que ha supuesto una tala masiva en favor del incremento del cercano pueblo de colonos, Galvinstone. Tan sólo un área reducida se mantiene intacta, gracias a un decreto de Estado que se la otorgó como reserva a los comanches, pero a cada día que pasa los blancos hacen menos caso de los tratados, y los roces entre ambas facciones se multiplican. Parece que sólo sea cuestión de tiempo antes de que las balas sustituyan a las palabras.

El camino a seguir se divide en dos rutas. Una lleva hacia el bosque, en dirección al túmulo del Hálito de Cien Espíritus. Otra conduce a un cañón rocoso, única vía por la que se puede acceder a Galvinstone. Los rumores acerca de la presencia de bandidos alrededor de la zona son bastante constantes, aunque Viento-Sabio no ha tenido problemas hasta la fecha.

Se detuvo contemplando la vista privilegiada que tenía desde aquella posición. Realmente lamentaba que aquellas tierras estuvieran siendo devastadas por aquellos que debían defenderla. Las tribus puras habían mantenido el Wyrm a raya durante tanto tiempo... Aquello era una guerra entre hermanos, entre garous cegados por la avaricia.

Li Xiang se vió en la tesitura de tener que elegir entre dos caminos el túmulo o Galvinstone. No le apetecía ir al pueblo así que optó por dirigirse al túmulo.

En su búsqueda de la sabiduría, había conseguido que un garou anciano lo tomara como pupilo. Para el contemplaestrellas había sido todo un honor ya que dispondría de una fuente importante de conocimientos.

Al llegar a la periferia del túmulo, de desprendió de sus ropas y aulló, avisando de que Viento-Sabio estaba ahí.