* * *
Dos días después, dos agentes de policía llamaron a la puerta. Era sábado, y tú y Shiva estábais a punto de iros a pasar el día fuera de casa con Ron y Hermione. Los agentes estaban investigando los últimos cabos sueltos del asunto de los robos en el barrio. Por supuesto, los tipos estaban ya en el calabozo, a la espera de juicio, pero aún no sabían cómo habían sido reducidos... bueno, casí.
Sí, ha sido su perro, señores -les dijo uno de los agentes a Ron-. Él detuvo al ladrón que entraba en los domicilios mientras el otro esperaba en el coche para huir. La señora McDowell declaró que vió un animal entrar, un perro, cuando pedía ayuda encendiendo y apagando la luz de la habitación en la que se había caído. Y los primeros agentes que entraron en el domicilio vieron a un can del aspecto de... ¡de ese! -entonces, cuando pasabas por allí, te señalaron-. Te preguntaste un instante qué habías hecho ahora.
Sí: su perro, jóvenes; su perro detuvo al ladrón. El alcalde quiere... darle una medalla en el próximo evento de la ciudad. Veníamos sólo a informarles.
Tú no sabías muy bien qué era una medalla. De hecho, Shiva... tampoco.
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Has oído Shiva? Una medalla!!! Decía Bruqui todo orgullo y relamiéndose el hocico, sin tener la menos idea de que era eso de MEDALLA. Apuesto a que serán dulces y deliciosas galletitas con mi nombre grabado, por haber salvado a nuestra vecina. Aunque también pueden ser bollitos blandos (tipo Principe) con mi cara grabada...QUE EMOCIÓN Shiva! Te dejaré probar una...y si me hacen un banquete de agradecimiento te dejaré venir con Ron, Hermione y conmigo...Bruqui se imaginaba montones y montones de galletas con su nombre...por eso empezó a ladrar y se acercó a los agentes de policía, para hacerles saber que aceptaba las sabrosas medallas con su nombre.
El día amaneció soleado. Ron se estaba colocando la corbata roja con nudo Windsor. Veías que agitaba un palo entre sus manos, apuntando al nudo, como si pudiera hacerlo como por arte de magia. La corbata se movía sola, y entonces entró Hermione. Tú vigilabas a Ron, y viste que tu ama cogía su propio palo, lo agitaba en el aire y el nudo de la corbata... ¡Voilà! Se anudó como si nada. Perfecto.
Bruqui, te has ganado una medalla. Ni en mis mejores sueños en Howards habría ganado una, ni tan siquiera en el Quidditch, eso es cosa de Harry -te decía mientras acababa de atusarse la solapa de su americana.
Entonces salísteis a la calle. Shiva te decía adiós desde la ventana, abierta, en la parte de arriba, pues no podía acudir. Aquel evento era sólo para tí. Clopin te vigilaba desde el árbol, y algunos de los perros del barrio, tus enemigos mortales, te miraban extrañados. ¿A dónde iban tan guapos los Weasly con su perro? Tras subiros en el coche y conducir durante diez minutos por Snout City llegáste hasta la avenida Claw. Tras pasar la Biblioteca pública y Supermercado donde Ron y tú íbais cada viernes, aparcásteis cerca del parque del estanque. Allí había una multitud de personas congreagadas, a modo de público, y un estrado con un micrófono y un atril en una parte alta. Muchos periodistas se agolpaban alrededor del estanque, y había tamibén policías con los coches que sonaba (con sirenas). Por lo visto, el alcalde iba a ir allí, según comentaba Hermione, y te acarició sabiendo que te ibas a ganar un premio.
Una vez llegásteis allí, os sentásteis en unas sillas plegables que había sobre una alfombra en mitad del césped, junto a la orilla y al parque infantil. Poco a poco el público iba acercándose y ocupando los asientos, y tras un buen rato esperando (tú ya estabas aburrido), aparecieron un par de coches negros. De uno de ellos salío un tipo trajeado, con otros tantos que parecían querer protegerle. Era, según comentó por lo bajini Ron, el alcalde. Enseguida el cúmulo de periodistas comenzó a fotografiarle, y cientos de focos y flashazos comenzaron a dispararse. Tú te asustaste un poco, y Ron te agarró fuerte de la correa (no fueras a salir a correr...).
Tras una charla larga en la que el alcalde hablaba de lo bien que habían quedado nosequé remodelaciones en la ciudad, su discurso pasó a hablar de un caso de robo en la ciudad. Por lo visto, allí estaba el salvador del asunto, junto con sus amos. ¡Hablaba de tí! Entonces Ron y Hermione se levantaron, caminaron contigo hasta el estrado y el alcalde, que estaba aplaudiendo, tomó una medalla de una bandeja que le pusieron y te la colocó. Además... te dieron un par de copas... ¡¿DE COPAS?! ¿Dónde estaba esa galleta con mi nombre grabado? ¿y los bollitos? ¿los que eran blandos, tipo Principe, con mi cara sobre ellas?
El alcalde hablaba de lo bien que lo habías hecho, y la ciudad comenzó a aplaudirte. Sin embargo, tu ya tenías hambre, pensando en el manjar que te estaban negando. Acto seguido, viste que uno de los asistentes del público tenía un bocadillo en la mano. Entonces saliste corriendo, golpeando el estrado sin quererlo.
Bruqui no lo vayas a hacer, que te vas a caer. Bruqui... ¡¡BRUQUIII, NOOO!! -gritaba Ron tras habérsele escapado tu correa-.
El alcalde dió un respingo, golpeado por tu lomo, y siendo empujado hacia adelante, golpeándose los morros con una tarta que habían preparado para tí, en la cual, ahora sí, estaba tu cara dibujada con chocolate. Entonces los guardaespaldas corrieron a levantar al alcalde, y Hermione, tras llevarse la mano a la boca, levantó su varita y pronunció unas palabras mágicas:
¡OBLIVIATEEE! -gritó apuntando al público-.
Acto seguido, tus amos y tu os fuísteis con la medalla y las dos copas, y en la ciudad los periodistas no supieron la razón por la que le alcalde de Snout City había aparecido con la cara en medio de la tarta en aquel evento de la ciudad.
FIN