Partida Rol por web

Al haber entrado de los primeros, me encuentro cerca de la reja inspeccionando la sala y lo que hay después de la reja con la linterna ya sin el filtro rojo...

Inspecciono las cuerdas, y más concretamente si están limpias o llenas de polvo... y como entré de los primeros doy por hecho que ya he visto los primeros cofres...

Estad atentos ha si hay marcas de haberlos tocado porque no me gusta nada este juego...

Entré a la habitación con el arma preparada por si llegaba a aparecer alguna criatura de improviso, pero nada de eso sucedió. Una serie de cofres y cuerdas aparecieron frente a nosotros. Fritz, Bruch y Wolff se pusieron a inspeccionar las piezas para encontrar o descifrar algún tipo de acertijo que no llegaba a entender. Nunca fuí bueno para las matemáticas ni los juegos de ingenio. Me detuve y respiré hondo, ya mas tranquilo saqué un saco de tabaco y mis papelillos, me lié un cigarro y lo prendí.

Miré a Fritz para comprobar su estado, al parecer se encontraba bien... armaba teorías para encontrar respuestas sin complicaciones, y eso era lo que necesitabamos de el.

- No te sobreexijas Fritz, y ojo con lo que puedas encontrar dentro de ese cofre - Le dije al ver que se acercaba a abrir el primero de la derecha. Pegué otra calada al cigarrillo y esperé que mis compañeros llegaran a alguna respuesta.

Con el ceño fruncido, mientras abría el cofre para ver qué había dentro, pensaba todavía para sus adentros. Haciendo cábalas sobre qué misterio encerrarían las cuerdas, cofres y la puerta, que a primera vista no tenía fácil apertura. Al principio pensaba que debía ser algo científico, mecánico, lógico. Pero después de esa maldita araña, podría ser incluso paranormal... Pero el dolor de cabeza no le dejaba pensar con claridad. 

-Aahh... Bueno, a ver qué hay en el cofre. -Pensó el desgraciado Eulenagen.

Viendo que la puerta no se abrirá sola y que tiene que ver con los cofres su apertura, me acerco a uno de ellos para intentar descifrar el enigma...

Fumé de mi cigarro mientras miraba a mis compañeros trabajar. Respiré hondo y miré a mi alrededor, temía que nos tomara por sorpresa otra bestia como la anterior.

El cofre se abre y de él sale un moco verde espeso que comienza a derramarse... es como una especie de gelatina que tiene vida propia, y se va acercando poco a poco a Karl. Una voz parecida a la de un loco se escucha en alguna habitación contigua.- ¿Queréis continuar? ¡Abrid todos los cofres y la puerta se abrirá!.- Aún la puerta no se había movido, pero se supone que abriendo cada uno de esos cofres se abriría. La voz es alemana, es decir, os habla en alemán.

-¡Oh! ¡Cuidado!

Fritz se aparta hacia atrás rápidamente, sin perder de vista el moco. 

-Pre, prendámosle fuego, friiihh fiiiiihhh, no parece amigable. -Dice con su voz nasal a causa de la nariz taponada. 

Dejé caer el cigarro y tomé mi MP40 con fuerza, apunté a la gelatina verde mientras escuchaba a Fritz pedir que le prendieramos fuego. Una voz que venía de algún lugar nos instó a abrir los demás cofres, miré a todos lados pero no vi a nadie más que nosotros 4. - Que mierda! - Pensé, a pesar de haberme sentido seguro al escuchar mi amado idioma en la grabación, lo más probable es que habia sido un nacional socialista quien había hecho la grabación, por lo que había que seguirla sin condiciones.

- Habran los otros cofres maldita sea! - Le grité a Fritz y a Wolff, que ante la gelatina se habían quedado congelados. - No escucharon la voz!... yo los cubro! Pero habran los cofres ya! -

La cara se me descompone al ver semejante escena a la que solo puedo calificar de dantesca, si la araña no fue suficiente ahora hay una especie de papilla verde que hablaba ¡Y en aleman! Sin duda debe ser el demonio que ha venido a quedarse con nuestras almas.

Con toda la rapidez posible comienzo a correr hacia el cofre mas apartado de ese demonio del abismo infernal. En cuanto tengo uno de los cofres delante mia lo abro sin ningun tipo de cuidado y apenas miro su contenido antes de intentar pasar al siguiente.
 

El otro cofre tiene otro fragmento de moco verde, que comienza a ir lentamente hacia el otro moco verde...

-Noo! La voz no quiere ayudarnos, maldita sea! Hasta que no sepamos como matar a ese moco, no abramos más cofres! Fuego, jefe!

Dice Fritz alterado viendo que va a recibir otra vez.

Petrificado por la presencia de aquel ente que sobrepasaba mi imaginación y viendo como el otro fragmento buscaba al otro, desenfundo mi bayoneta de mi cadera y me avalanzo a cortar las cuerdas unidas a los cofres. Como si de un extraño mecanismo de poleas se tratase, como el del rastrillo de entrada del castillo que imponente que dominaba mi comarca.

- ¡Werner, prepara las cargas por si no lo logro!

Volker abrió otro cofre y más de la viscosa sustancia salió, dispuesta a unirse a la anterior... lo más probable que para fusionarse. No entendía que pasaba, mire a todos mis compañeros. Fritz aseguraba que la voz nos había dado una falsa pista, mientras que Wolff se lanzó a cortar las cuerdas de los cofres. Apunté mi arma a la primera masa viscosa, no sabía si las balas le harían daño... pero no podía dudar en este momento... Miré la punta de la masa, lo que supuse que podía ser la cabeza, recordé la misión en la que estábamos, recordé la confianza que el Fuhrer había depositado en nosotros, recordé el sufrimiento al que toda Europa dirigida por los Judios habían sometido al pueblo alemán, a mi padre, a mi madre... respiré hondo y disparé con toda seguridad, sabía que lo que hacíamos era lo correcto.

Las balas atravezaron la masa salpicando moco verde en distintas direcciones.

Werner dispara al moco y le acierta, así que se vuelve a deshacer, y las partes comienzan lentamente a moverse de nuevo, para volver a juntarse... parecía que por mucho que lo dividieran seguiría con vida esa cosa... 

Wolff se pone a romper todas las cuerdas y lo consigue finalmente, pero la puerta que estaba un pelín abierta cae por su propio peso. La voz de la otra sala comienza a reír locamente...

Al parecer, en los tres cofres había ese extraño moco, así que suponéis que los demás también tendrán eso...

- Mierda! - Grité cuando el moco volvió a unirse, dejando el certero disparo de mi poderosa arma totalmente inútil. La puerta se cerró de golpe y la risa estridente me hiso perder la paciencia. Vi que quedaba un tercer cofre aún cerrado. - Ustedes no parecen Arios! - Les grité a mis compañeros que miraban sin reaccionar. Camine a paso rápido hacia el tercer cofre, rodeé los mocos para evitar acercarme a ellos y al llegar al cofre lo abrí sin demorarme un minuto más.