Por fin se siente reconfortado y la vida vuelve a fluir por sus venas, era hora de contraatacar. Su posición era idónea, sus sentidos estaban preparados y esta vez, haría daño. Con su daga en la mano, realiza un tajo vertical de arriba abajo, para seguidamente seguirlo de otro diagonal ascendente. Entonces gira sobre sí mismo para realizar varios golpes seguidos horizontalmente. Finalmente remata con un movimiento de piernas tras el cual, dirige el mango de su arma contra la cabeza de la vampiresa. Con todo esto, no solo la habrá hecho daño, también la habrá mermado de todas las maneras posibles.
Cuando termina, se prepara ante el contraataque que pudiera sobrevenir de la mujer
“Muy bien Kali, te toca”
Motivo: Imperilling strike
Tirada: 1d20
Resultado: 8(+17)=25
Motivo: daño Imperilling strike
Tirada: 1d4
Resultado: 3(+8)=11
Motivo: daño ataque furtivo
Tirada: 2d6
Resultado: 6
Acción estandar: realizado Imperilling strike, +17 vs Fortaleza, si acierta, 1d4+8 de daño y Kali sufre una penalización de -3 a todas sus defensas.
EDIT: en realidad el resultado del ataque sería +27 puesto que al tenerla flanqueada, cuento con ventaja de combate y gracias a que tengo ventaja de combate, puedo hacer más daño con ataque furtivo
NO me rendía...esa vampiresa debía morir de una vez por todas. Pero parecía invencible me lacé contra ella con la mandíbula por delante para dar un mordisco.
Motivo: mordisco veloz
Tirada: 1d20
Resultado: 3(+13)=16
Motivo: daño
Tirada: 1d10
Resultado: 6(+13)=19
mordisco veloz Sab vs Refl si le doy se desplaza dos casillas...
...se me borró el post de ayer con la web...iba fatal no...peor T.T
¿Qué tienen esos ojos que hacen que me distraiga tanto? ¿Por qué tengo la imperiosa necesidad de protegerla? Ya sé, porque mis enemigos son ellos, no ella. Ella es tan hermosa, no puede ser mala, una belleza así no puede ser malvada.
Motivo: Resistir influjo
Tirada: 1d20
Dificultad: 10+
Resultado: 9(-2)=7 (Fracaso)
Perdón por haberme quedado otra vez en la parra. No he podido estar delante del ordenador en mucho tiempo.
Erevan no consiguió morder a la vampiresa que, aunque sangrante por varios sitios, se resistía a morir.
Ragstar intentaba librarse del influjo de la maldita, pero ella se concentró de nuevo en la mirada del guerrero, intensificando la fuerza de su hechizo.
-No te librarás de mí tan facilmente... ¡Yo soy Kali! ¡Yo soy...! ¡Ah...!
Su frase se vió truncada por una daga que atravesaba su pecho, atravesándo su corazón y saliéndole por delante. Detrás de ella se encontraba el dueño de la daga: Jigna.
-No... no puede ser...
Casi sin tiempo para poder responder verbalmente al mortal ataque del pícaro, Kali desapareció en una nube de polvo. El vampiro que quedaba, estando vinculado por sangre a la vampira, estalló en una nube de polvo entre un grito desesperado.
¡Kali ha caido!
¿Una frase antes de que nos movamos a la escena de epílogo?
Recuperé mi forma humanoide, el gran lobo se encogió hasta tomar la forma del eladrín que era, caí de espaldas al suelo y murmuré -Por fin... gracias a los dioses-
-¡Qué rápida es tu daga Jigna!
Al final habíamos acabado con ella, por fin... gracias a los dioses la batalla no había sido tan dura cómo había previsto en un principio... aunque había tenido que usar mis mejores habilidades para herir a la dichosa vampiresa que ahora no era más que polvo.
Por mí ya está ^^
Jigna observa como su daga penetra en la mortecina piel de la vampiresa, siente como su filo rasga su corazón y finalmente sale al exterior por el pecho de la condenada. Antes de que pueda responder, kali lanza un último sonido gutural y se desvanece en una nube de polvo.
“Te lo advertí criatura”
Todo ha terminado por fin, su misión ha acabado y sorpresivamente, no deben lamentar ninguna baja, aunque Jigna solo hubiera lamentado una. Girándose hacia Erevan, este le sonríe y suelta un comentario sarcástico. Está a punto de recriminarle el que lo dudara, pero algo en su interior estalla, es la calma que precede a un duelo por tu vida, se siente revitalizado, lleno de energía y en vez de su normal seriedad, le regala a su amigo algo que ha regalado a muy pocos. Le sonríe y levanta el dedo pulgar en señal de victoria. De pronto, el asesino se da cuenta de lo tremendamente cansado que está, de la cantidad de sangre perdida y las heridas abiertas que aun tiene.
-Será mejor dejar este lugar y marchar a curar nuestras heridas. Después de esto, sería ridículo morir por una herida infectada- Entonces se acordó de algo -Ah, y no olvidemos a la mujer presa en la mansión. Señor Ragstar, si es tan amable de encabezar la marcha-
Y con un amable gesto, invita a todos a que se pongan en marcha
Por fin cayó, jeje
Entráis en el mausoleo solo para comprobar que los chicos a los que veníais a buscar están ya muertos y desangrados. Parece que ninguno pasó la prueba de Kali para unirse a sus filas. O simplemente eran ganado desde un principio.
El caso es que hay una chica a la que sí habéis podido salvar. Entráis en la casa y os reunís con ella. Svana la tranquiliza de nuevo mientras Jigna abre la cerradura y Erevan vigila que no haya mas amenazas alrededor.
Después de esto, subís las escaleras y os disponéis a despediros del verdadero dueño de la mansión.
-Ah, sois vosotros. -el fantasma sostenía otro de sus innumerables volúmenes de la biblioteca- Casi no me acordaba que seguíais por aquí. Estaba leyendo este manuscrito sobre teología. Ja. Que equivocado estaba este tal "Rivenuar" sobre la otra vida. Si pudiera mediar unas palabritas con este autor de poca monta desde mi actual posición... Bueno... pero no estáis aquí para hablar de teología, ¿verdad? Si... he sentido la ausencia de Kali. Habéis acabado con ella, ¿verdad?
Un pequeño atisbo de desilusión se adivina en sus semitraslúcidos ojos fantasmales.
-No montaban demasiado jaleo, la verdad. Y Kali tenía buenas conversaciones de vez en cuando. Aunque, claro... su feas costumbre estaban atrayendo a tipos mucho mas ruidosos, como vosotros. Si, sobre todo la costumbre de capturar aldeanos vivos.
Después de miraros un instante, pensativo, cerrando su libro, continua:
-Sinceramente, no se si agradeceros o no que os hayáis librados de ella. No se si era necesario matar a semejante cúmulo de sabiduría y conocimiento, muchachos. Lo que si es verdad que voy a agradeceros es que abandonéis mis dominios, si es posible para siempre, y me dejéis continuar con mis estudios en tranquilidad.
Tras una pequeña pausa, finaliza:
-¿Y bien?
Me sentí indignado, después de lo que había estado haciendo Kali... y a ese... fantasma o lo que fuera le parecía mal lo que habíamos hecho... es más ¡echaría de menos a Kali! Desde luego yo ya no tenía nada que hacer allí, así que llegaríamos a "buen puerto" porque no pensaba pisar nunca más esa mansión.
Y aunque Jaccobux no hubiera dicho esas palabras sobre Kali tampoco la pensaba pisar, ya había cubierto el cupo de problemas en ese sitio...
-Puede quedarse con sus libros y sus estudios- Contesté -Por mi parte no volveré a pisar este sitio nunca más- Terminé.
-Música para mis oidos. ¿Alguien mas tiene algo que decir, importunando aún más si cabe a este viejo despojo de lo que fue?
Jigna no dijo nada, se limitó a mirar al anciano y decírselo todo con sus ojos. Entendía la paz que añoraba el anciano, la misma de la que él solía disfrutar cuando no estaba en alguna misión y ahora que había tenido que formar parte de tan variopinto grupo, ansiaba más que nunca esa soledad. Esa era su verdadera recompensa.
Con un leve asentimiento de cabeza, Jigna se despidió del anciano y se volteó, listo para salir de la mansión, cobrar la recompensa y volver a su vida. De todo esto solo había sacado un buen recuerdo, volver a ver a Erevan y compartir todo esto con él. Había sido casi como volver a tener un hogar, una familia. Con dos rápidos y silenciosos pasos se puso a la altura de su amigo.
-Me debes una por todo este lio en el que me has metido y no me refiero a la vampiresa, sino a “esto”- Jigna sabía que entendería que se refería al grupo con el que habían viajado –Así que espero una retribución…- Jigna mostró una leve sonrisa –...Una ronda en el tugurio más apartado y cochambroso servirá-
Erevan era lo único que todavía le hacía sentirse vivo, que le hacia sentirse parte de algo.
“Gracias Erevan”
Mientras miraba a su compañero, sabía con seguridad que si le volvía a llamar, él acudiría raudo.
Me parece un buen epílogo, Jigna. ¡Fin de la partida!