-Lo siento-le dijo a Crabbe al ver que todo volvió a la normalidad y que Sam estaba en el suelo.
Dejó a Crabbe solo y corrió (o voló) hacia el tablero. Lo cogió como pudo con los que deberían ser sus manos que ahora eran dos patas peludas de mosquito.
-Vamos, vamos, Sam... una última tirada... vamos-animó al muchacho que estaba medio desmayado sin darse cuenta de que algunas lágrimas caían por sus mejillas debido a la tensión del momento.
-Gra... Gracias... -dijo el chico, casi sin fuerzas.
Todo dependía de la tirada, esperaba no meterlos en más problemas. Él no estaba como para ayudarles, y es más: les resultaría una carga.
No quería ni pensarlo.
Cogió los dados y los hizo rodar por el tablero, cerrando los ojos mientras el sonido de los rebotes inundaba su mente. El silencio se hizo, los dados se paralizaron... Y Sam miró.
Motivo: tirada
Tirada: 2d6
Resultado: 6, 3 (Suma: 9)
-Que?- pregunto confundido- Me habéis quitado el boggart de encima, gracias.
Cuando la oscuridad desapareció y Terry pudo ver el panorama en el que estaban sus compañeros. Como había acabado Sam en ese estado? Crabbe estaba en unas arenas movedizas? Suponía que todo eso se debía al juego. Al fin volvía a participar y podía olvidarse de la paranoia, aunque aún le duraba el susto.
Mientras pensaba en todo eso y intetaba secarse un poco fue cuando Emma le acerco el juego a Sam para que tirara los dados. Se preparó como pudo para lo que pudiera suceder mientras se recuperaba del miedo.
Con la vista nublada por el veneno inoculado por los mosquitos y tan sólo teniendo libre el brazo de la varita, Crabbe se mantuvo en la misma posición, sin tratar de moverse ni forcejear para evitar que las arenas movedizas que eran ahora el suelo lo tragasen con mayor rapidez.
Sosteniendo en la mano su varita, se preparó para prestar ayuda a sus compañeros con lo que pudiera convocar ahora el tablero de Jumanji. El agua continuaba subiendo, y el matón tenía la sensación de que, si no lograba liberarse, no tardaría mucho en morir ahogado.
Sam prácticamente inconsciente lanzó el dado por última vez. Esta vez la ficha del juego llegó hasta el final, justo en ese momento la figura se deslizaba por el tablero llegando a la bola de cristal central. En él apareció una única palabra:
JUMANJI
Esa era la palabra final que debía decir Sam antes de quedar inconsciente, si la decía el juego terminaría y por fin se librarían de la horrible pesadilla que acababan de sufrir.
-¡¡Ju... man...ji!! -no sabía bien qué pasaba, pero esta vez solo apareció esa palabra. Nada de bichos, nada de monstruos. Sam la leyó con un hilo de voz, poniendo su alma en cada sílaba. Con esa palabra empezó el juego. Él abrió la caja, y destapó el desastre.
Quizás el destino quiso que él también lo terminase, con una cruel broma. Tal vez tras decir la palabra, más seres extraños apareciesen, o algún conjuro misterioso... Quién sabe.
Él solo quería dormir.
Emma sonrió a Sam, o eso trató de hacer con esa cara que más que una cara parecía un bicho.
-Lo hiciste Sam, llegaste al final-dijo mientras sujetaba un poco al muchacho por si se desvanecía y caía inconsciente. Un golpe en la cabeza era lo último que necesitaban.
De reojo miró al grandullón que seguí en aquellas arenas movedizas y miró el agua que poco a poco había ido invadiendo la estancia.
Leyó la palabra con esperanza de ver que todo aquello acabara de una vez por todas.
"Jumaji" pensó a la vez que el chico pronunciaba la palabra casi con un hilillo de voz.
Con la vista prácticamente nublada y las arenas movedizas hundiéndolo cada vez más en el agua, Crabbe pudo escuchar a Sam Lewis decir la palabra que estaba esperando: Jumanji. Escuchar las palabras de Emma, la ahora niña insecto, además le sirvieron para confirmar que el joven Slytherin lo había conseguido.
"Por fin. Por fin hemos vencido a este diabólico juego de mesa" pensó el matón, reconfortado.
-¡Bien hecho, pequeñajo! -le felicitó Crabbe, levantando el pulgar de la mano en la que aún portaba la varita, en un claro gesto que los muggles definirían como thump up-. Solo un Slytherin podría haberlo logrado.
Agotado por todo lo sucedido Terry se dejó caer para descansar. Lo habían conseguido, el juego había acabado y quería saber que pasaría ahora. Aunque solo quería descansar un poco.
-Lo conseguimos, bien hecho Sam. -solo podía felicitar al joven alumno de primero, su suerte les había salvado -
Había sido un desafío complicado, con bajas por el camino. Pero se había acabado.
Emma acercó el tablero al muy debilitado Sam para que pudiera hacer la última tirada, el joven muchacho lanzó los dados de tal manera que su ficha llegó a la última casilla y en un sobrehumano esfuerzo utilizó su último aliento para pronunciar una última palabra. Jumanji... El nombre de aquel horrible juego que tantas desgracias les había traído y que incluso se había cobrado la vida de un alumno.
Tras las últimas palabras Sam cayó sobre los brazos de Emma completamente inconsciente. Pero entonces algo empezó a suceder.
El juego volvía a hacer de las suyas, el agua que empezaba a ahogar a Crabbe se empezó a secar y a desvanecer, las arenas movedizas que le atraían hacia el suelo también poco a poco le iban liberando. El rostro de Emma volvía a ser el de antes, pero todo sucedía a cámara lenta, como si el tiempo estuviese yendo hacia atrás. Era sorprendente el enorme poder de ese fantástico y maquiavélico juego.
Las heridas de los niños, el veneno de su cuerpo y todo lo que habían sufrido se desvanecieron por completo.
Por último, el cadáver de Timothy despertó regresando de entre los muertos y recuperando también su forma humana.
Estaban sanos y salvos, y volvían a estar en el mismo punto donde todo había empezado...
Todo parecía volver a la normalidad, salvo por ese retumbar en los oídos. Los tambores del juego volvían a llamarles. Por suerte, esta vez lograrían aguantar la presión de volver a jugar...
El sonido de los tambores resuena en vuestra cabeza.
¡BUM, BUM, BUM!
El estruendo se siente cada vez más fuerte a medida que tus pasos se acercan a la fuente.
¡BUM, BUM, BUM!
¿Es, acaso, una simple caja de madera la causante de tal estremecimiento en tus entrañas?
¡BUM, BUM, BUM!
El ruido os llama y reclama, os invita e incita a tocar sus paredes. Sabéis que no debéis, sois consciente de todo lo que ha sucedido con ese horrible juego. Pero en cuanto tus yemas entran en contacto con el frío roble. El silencio acaricia tus oídos.
Eres consciente de que ya no hay vuelta atrás, tu destino es presa de los antojos de Jumanji, o tal vez no. Esta vez tenéis una última oportunidad para deshaceros de ese juego e impedir que otros muchachos como vosotros vuelvan a caer en esa terrible desgracia sufrida que casi se cobra vuestras vidas...
Crabbe apenas podía creer que todo hubiera terminado. Cuando ya se veía con el agua al cuello, tanto literal como metafóricamente, el agua que inundaba el colegio de magia desapareció, así como las arenas movedizas que estaban hundiéndole poco a poco. Pero no sólo eso, podía percibir que el efecto del veneno de los mosquitos había desaparecido y volvía a percibir su vista igual que antes, así como también habían desaparecido las heridas que los murciélagos le habían infligido. Emma Roberts también se hallaba recuperada y su cara volvía a ser la misma de siempre. ¡E incluso el Ravenclaw ciego había resucitado!
-Chicos, debemos deshacernos de este tablero de una vez por todas. Así nadie más podrá utilizarlo ni desatar todo ese caos -dijo el matón, recogiéndolo del suelo-. ¿Dónde podríamos dejarlo? -De pronto, una idea se le vino a la mente-. ¡Espera, ya sé! ¡El lago! -se encogió de hombros tras proponerlo y añadió, con sorna-: ¿Qué puede ser lo peor que pase? ¿Que se pongan a jugar las sirenas y el calamar gigante?
Y como buen Slytherin sangre pura e hijo de mortífago, Crabbe echó a correr escaleras abajo, cargando con el tablero del juego debajo del brazo. Esperó a que sus compañeros le siguieran y corrió por los terrenos de Hogwarts, donde apenas unas horas atrás habían tenido que vérselas con una quimera.
Cuando llegó frente al lago, fatigado por haberse dado toda la prisa que pudo, tomó impulso y, haciendo toda la fuerza que pudo con sus rollizos brazos, arrojó el tablero de Jumnaji al interior del lago, con la esperanza de verlo hundirse en sus oscuras aguas.
Sam se sentía morir. La oscuridad le invadió suavemente, hasta que...
No.
Abrió de nuevo los ojos, con una inusitada energía que parecía que no sentía desde hace siglos, aunque realmente hubieran sido minutos.
Se atrevió a desperezarse, y ponerse en pie palpándose y comprobando que seguía vivo, que seguía en Howgarts... Y que todos estaban allí. ¿Todos?
¡Sí!
-¡Timothy, estás vivo! ¿Pero qué...? -antes de ser consciente de todo el alcance de lo ocurrido, de nuevo los tambores del juego comenzaron a sonar.
-¡No, no, no! -Sam lo hubiese quemado con algún conjuro, pero antes tenía que comprobar que su varita volvía a estar tan intacta como ellos.
Ya no le dio tiempo, porque Crabbe tuvo una idea más mundana y efectiva: practicar el "lanzamiento de juego de mesa mágico a lago encantado".
¡Y no se le da naaaada mal! -pensó Sam, satisfecho al verlo hundirse.
-Vamos, ¡os invito a unas cervezas de mantequilla! ¡Creo que nos las hemos ganado todos!
Entendí que Tim estaba vivo, sino es así lo cambio.
Al fin, una gratificante sorpresa por parte del juego, todo a vuelto a la normalidad. Menos mal que se arreglo todo, sino el castillo inundado sería un gran problema para los alumnos, por no decir de las criaturas peligrosas que habían salido del juego.
Incluso Sam y las heridas de todos parecían haberse curado, Emma ya no era más un bicho y Tim había vuelto.
Ahora tocaba deshacerse de el.
-Tirarlo al lago no es muy buena idea, viven sirenas en el fondo, creo que deberíamos destruirlo, quemarlo sería una buena opción- como no el Slytherin no piensa y lo tiró antes de que no pudiera reaccionar- Bueno, ya no es problema nuestro, marchémonos de aquí.
Emma vio como Sam caía en sus brazos después de pronunciar las deseadas sílabas de aquella palabra maldita. Cerró los ojos, esperando que algo ocurriera, o al menos que sólo terminara. Una vez más, el juego actuó y todo volvió a la normalidad, ¡incluso el que murió vuelve a estar con ellos!
Cuando Emma estudió el entorno se dio cuenta de que se encontraban en la misma sala donde todo empezó. Miró sus manos que volvían a ser manos y si hubiera podido habría mirado su cara en un espejo para comprobar si volvía a ser la Emma de siempre.
Se levantó del suelo sacudiéndose la túnica del colegio mientras veía la alegría en el resto. Todos hablaban de destruir o deshacerse de ese juego que tantos quebraderos de cabeza les había dado.
Los tambores sonaban de nuevo en su cabeza.
-¿De verdad queréis destruirlo? -preguntó con decisión.
Sí, lo habían pasado mal, sí, igual se pensaría el repetir una partida del dichoso juego, pero sólo había sido eso, un juego. ¡Por Dios! Si hasta el chico muerto había regresado.
-Yo creo, que es un simple juego mágico. Demasiado logrado, pero un juego al fin y al cabo. No sé vosotros, pero yo ya no tengo heridas, he vuelto a ser la de siempre y hasta ese que se había muerto está con nosotros. Es como una realidad virtual mágica-explicó con tranquilidad mientras daba vueltas al reloj que llevaba en la muñeca-. Yo me lo quedo-sentenció.