Partida Rol por web

Keiji se encontraba paseando por el jardín cuando se cruzó con los dos samurái del Clan de la Grulla. Respondió cordialmente a Doji Kenzo:

-Buenas noches, Doji-san, Ashaina-san. Debido a los eventos del torneo he decidido alargar un poco más mi estancia en los jardines para calmar mi mente. No se ven jardines tan maravillosos como éste en Shiro Matsu.-admitió sinceramente el León- Ha sido un día muy largo, esperaré a nuestro próximo encuentro para seguir nuestra conversación anterior, Doji-san. Y espero que mañana nos deleite con otra muestra de su control sobre los kami, Ashaina-san.

Tras intercambiar pleitesías, el bushi se retiró siguiendo con el paseo, permitiendo a los otros 2 seguir su camino hacia los aposentos.

Registras todas las pertenencias del desaparecido samurái Dragón y no hayas nada, absolutamente nada, que te de una sola pista de por qué se marchó. Y la sensación que te da es que alguien que se marcha así de repente, a l menos se lleva su ropa y equipo. Mirumoto Tako no, no se llevó nada...

Exasperada te dispones a salir cuando oyes los pasos de alguien por el pasillo que intenta no hacer ruido. El misterioso paseante pasa de largo de la habitación del Dragón y sigue por el pasillo.

Sentado, meditando, escuchas el sonido de unos pasos en la quietud del pasillo. Pasan de largo por delante de tu habitación y se dirigen pasillo abajo.

Dejas a Ashaina Chiyoko en su habitación y ¿te diriges al jardín a buscar al Matsu o te vas a tu habitación a descansar?

Sentado, meditando, escuchas el sonido de unos pasos en la quietud del pasillo. Pasan de largo por delante de tu habitación y se dirigen pasillo abajo.

Sin hacer ni un solo ruido, el monje esperó un tiempo prudencial antes de colocarse su daisho y descorrer el panel de shoji que daba al pasillo. Después de echar un vistazo para comprobar que no había nadie, se dirigió hacia el origen del ruido.

Descorro la puerta, apartandome de ella como esperando una trampa, y si nada explota, asomo la cabeza a mirar que o quien puede estar fuera.

Si que me gustaría ver si encuentro al Matsu.

Tras dejar a Asahina Chiyoko Kenzo se dirige a los jardines donde se encuentra con Matsu Keijio, el cual le estaba esperando...

Soshi aún no había terminado. La investigación física no había dado ningún detalle nuevo, sin embargo aún quedaba preguntar a los kami por indicios, ya que los había dejado para el final por algo. Sin embargo, cuando estaba preparándose para invocarlos, sacando su abanico para hacer una ofrenda al kami de viento, algo le llamó la atención, el movimiento de alguien que intentaba pasar sin hacer ruido por el pasillo. La shugenja se quedó completamente inmovil de inmiediato, escuchando con atención a dónde se dirigía esa presencia. Finalmente, cuando pasó por la puerta del cuarto de Mirumoto y empezó a alejarse, Soshi caminó muy despacio hacia la puerta y la entreabrió apenas, sacando la cabeza con mucho sigilo para discernir quién además de la Escorpión caminaba por entre los samurai domidos. ¿Un heiminin haciendo sus rondas quizá?

Togashi Tetsuo va siguiendo a la misteriosa silueta que avanza pasillo abajo cuando, de repente, una puerta delante suya se abre de golpe, con un ruido seco haciendo que la luz del cuarto se desparrame por el pasillo en penumbra. El monje se queda paralizado en el sitio y la persona que va delante se gira, sorprendida. Os observáis un segundo y lo reconoces, es Isawa Mori. Antes de que podáis hacer nada, de la habitación que se ha abierto, asoma Isawa Rokumaru mirando a un lado y a otro del pasillo...

Togashi Tetsuo va siguiendo a la misteriosa silueta que avanza pasillo abajo cuando, de repente, una puerta delante suya se abre de golpe, con un ruido seco haciendo que la luz del cuarto se desparrame por el pasillo en penumbra. El monje se queda paralizado en el sitio y la persona que va delante se gira, sorprendida. Os observáis un segundo y lo reconoces, es Isawa Mori. Antes de que podáis hacer nada, de la habitación que se ha abierto, asoma Isawa Rokumaru mirando a un lado y a otro del pasillo...

Tú, has abierto ligeramente tu puerta y al asomar la cabeza es cuando la puerta se ha abierto, sorprendiéndoos a todos. A todos menos a ti que con la experiencia que da la práctica vuelves a meter la cabeza y cerrar la puerta en completo silencio antes de que nadie recabe en que hay alguien en la habitación de Mirumoto Tako.

"Togashi-San, Sempai-Mori ¿Que está sucediendo aqui?" digo desde el borde de mi habitación.

Visiblemente, estaba meditando y centrandome en lo habitual en lo que se crentran los Shugenjas.

Tengo claro que como alguno de los dos intente salir corriendo o disimularlo, berrearé su nombre a todo pulmón ¡Y no será un bonito espectáculo, en la casa del Gran Señor!

Soshi se vuelve a meter en la habitación pero deja la puerta abierta para escuchar qué es lo que hablan los samurái y el monje afuera. Todavía no debía intervenir, podía ser que lo mejor sea mantenerse reservada para más adelante. Lástima que no sabía si Isawa Mori al darse vuelta había llegado a verla, lo cual podía ser un problema, pero lo decidiría dependiendo qué escuche de la conversación de los samurái.