Partida Rol por web

El hechizo es eficaz a un punto que incluso sorprende debido a la potencia del conjuro, logrando que una imponente luz de color verdosa impacte en la Acromántula. Lo cual, ya tienes el camino libre pese a que se reúne el resto de las arañas con tal de ser un obstáculo para ti. Uno que puedes pasar de forma sigilosa y con una pericia que refleja lo capaz que eres en situaciones donde el riesgo es demasiado alto. 

Lo bueno es que no haces ningún tipo de sonido y rápidamente pillas aquel camino que se abre delante de ti para avanzar a paso firme. Sólo que de alguna manera percibes de forma muy ligera una sensación gélida por todo tu cuerpo, no sabes si está más adelante ya que el pasillo se vuelve a oscurecer tenuemente para ti o en los costados, es decir en los caminos laterales. Pero tienes la certeza de que un dementor no está muy lejos. 

¿Viene hacia ti? ¿Está con uno de tus adversarios?

Toca averiguarlo. 

Sin dudas luego de un tiempo prudencial puedes avanzar ya que no hay miras de que intenten atacarte de nuevo, eso sí escuchas un ruido y seguido de ello, como una imponente luz verdosa ilumina un poco más aquel laberinto. Algo sucede más adelante y los caminos se abren para que vayas a ese sector muy oscuro de aquella prueba. 

Tienes que tomar una decisión porque aquello sigue disponible para ti y por otro lado, tienes otro camino despejado, sin nada aparente. Peligro vs tranquilidad. 

¿Qué prefieres?

Hiro chasqueó la lengua, consciente de que el hechizo que había salido de su varita había sido débil y, además, no había ido dirigido a nada en concreto. Fuera quien fuese, no se esperaba algo así de un aspirante a ser el ganador de la Copa de los Tres Magos.

Sin embargo, no tubo tiempo para pensar mucho más en aquello, ya que el laberinto cambió y su contrincante quedó en otro pasillo antes de que pudiese saber de quien se trataba. Avanzó, pero una sensación desagradable lo invadió. Sentía frío y escuchó algo crujir. La estancia pareció oscurecerse por momentos y el asiático sintió miedo, un miedo que nunca había sentido antes

Frente a él apareció un dementor. Nunca había visto uno de ellos, pero era aún peor de lo que había imaginado. Se paró y repasó sus lecciones de criaturas mágicas. Solo conocía una forma de derrotar a los dementores que pudiera valerle en aquel momento. No había ningún fantasma cerca y tampoco podía perder tiempo para ocultar su presencia con oclumancia. Expecto Patronum! Exclamó, mientras seguía avanzando hacia el dementor, tratando de ahuyentarlo o sobrepasarlo. Solo esperaba que el el hechizo durase lo suficiente para sobrepasarlo o hasta que el laberinto volviera a cambiar.

Es evidente que esperar puede ser peligroso, considerando el nivel de dificultad que se trae el laberinto, así que tu decisión es buscar otra alternativa para no caer bajo el influjo del azar en este constante movimiento y cambios de direcciones. El reducto emite una luz imponente desde la punta de la varita, pero no es tan significativo como parece. 

La pared de repente comienza a forjarse una rajadura que se va extendiendo poco a poco, a la vez que se ramifica. De normal sería instantáneo y no te llevaría a perder minutos que ahora mismo son importantes, considerando que el sonido de aquellos pasos están cada vez más cerca. 

Pero esa tensión latente, rápidamente se ve reducida por el efecto del conjuro y como esa pared queda en escombros prácticamente. Lo cual te permite avanzar hacia otro sector que sin querer te revela algo importante: La copa del Torneo ubicada en el centro del Laberinto. Sólo que de repente desaparece al surgir otro cambio y ahora debes pillar el camino indicado para lograrlo. Aunque esto no será fácil. No claro, no tiene que serlo. 

De repente unas enredaderas comienzan a surgir desde el borde de la pared cerca del suelo, se extienden formando un colchón e intentan acercarse a tus pies claramente para atraparte. 

Avanzaba rápida y sigilosa, atenta a su alrededor, teniendo que confiar en su instinto. En un momento sintió como su aliento quedaba visible a sus ojos, haciendo que el temor invadiera su cuerpo. ¿Dementores? ¿Es que el director estaba demente? Comenzó a mirar hacia los lados, hacia el frente, sin dejar de avanzar, mientras intentaba determinar de donde podría venir. Dudó unos instantes sobre qué hacer, puesto que usar un Patronus dejaría en evidencia donde estaba, pero al instante se regañó por pensar tan estúpidamente en dejarse desprotegida sólo para que no la detectaran. ¡Que eran jodidos dementores!

-¡Expecto Patronum!- Dijo Amelié, y de su varita surgió la luz de plata para transformarse en un Golden Retriever plateado, el cual dio dos vueltas alrededor de ella antes de posarse a su lado. Confiada de la protección de su guardian, comenzó a correr por el pasillo acompañada del perro espectral.

Será más fácil enfrentarme al peligro. Durmstrang me ha enseñado bien durante todos estos años.

Y apretando su mandíbula se lanza hacia aquella zona que le resultaba imponente y peligrosa. No le tenía miedo a nada, y estaba decidida a tomar aquella copa mágica ante que sus competidores, aunque ello resultase en lanzarse por el camino difícil.

Visna se lanzaba de frente como bien le habían instruido en su colegio.

El dementor es demasiado rápido y cuando Hiro quiere acordar lo tiene delante de suyo, justo en el momento donde se escucha desde la cercanía una pequeño derrumbe de alguna pared y lo asocia a la intervención de un compañero que vaya a saber con qué está lidiando. El asunto es que logra a través de un movimiento enérgico de varita evocar una luz resplandeciente de color blanco azulado que lentamente va tomando una forma, una que evoca los momentos más felices de su vida y lo que al fin de cuentas lo representa. 

Aquella criatura detiene sus pasos de repente con la intuición de huir, cegado por el efecto del hechizo mientras el asiático descubre que de repente un golden retriever aparece en la escena todo de luz. Claramente es el patronus de otra persona que está detrás de de aquel chico. Este hermoso perro avanza a toda prisa y espanta al segundo dementor que aún no estaba visible, pero que el invocador del conjuro ha advertido de forma instintiva. 

Por su parte, Amelie en medio de aquel juego de luces descubre que su intuición no estaba errada y que se trataba de un dementor, aunque para su sorpresa era más de uno. Justo en aquel pasillo oscuro y gracias al patronus de Hiro, puede descubrir quién era la persona que de alguna manera ha captado la atención de estas criaturas horrendas. Lo bueno es que su patronus logra ahuyentar al segundo de estos y la tranquilidad reina en aquel laberinto. 

De repente ya se encuentran ambos allí y las paredes cambian, ambos pueden ver como un camino se abre y el centro del Laberinto está allí presente junto a la Copa del Torneo. Pero así como se revela, vuelve a cerrarse en cuestión de segundos, quedando los dos atrapados con un camino viable que no es el revelado. 

¿Qué harán?

Eliges el riesgo, esa dosis de adrenalina que te impulsa a tomar el camino más difícil porque estás preparada para ello. Así que no lo dudas y comienzas a caminar directo hacia aquel oscuro sector del laberinto. En cuestión de segundos cuando apenas das el primer paso, escuchas movimiento en cada rincón de aquel lugar. Lo que sea que está allí, es rápido, sigiloso y sabes que no es producto de una ilusión. 

Intentas focalizar la mirada cuando un cambio de caminos te ofrece esa dosis necesaria de luz y poco tardas en darte cuenta de que se tratan de arañas. Un grupo que desciende por las paredes hacia ti, incluso intentan encerrarte en un círculo, buscando de alguna manera fastidiar el movimiento. Pero esto en sí no es nada, no cuando esto atrae algo mayor, justamente lo que ejerce un peligro más evidente. 

No obstante el pasillo se oscurece cada vez más y más, esos ojitos siguen pendientes de ti y cuando quieres acordar, allí está. Ella, una acromántula que no ha llegado al cúlmen de su madurez pero sabes perfectamente que pese a su tamaño mediano, no deja de ser peligrosa. 

Amelie estaba jadeando, respirando entrecortada por lo que llevaba corriendo y esquivando los problemas de aquel laberinto. Cuando su patronus tomó forma a su alrededor, fue capaz de ver a los dos dementores que estaban en el pasillo. Tragó fuerte, enojada y aterrada al mismo tiempo. ¿Quien mete dementores en una prueba que no quiere que sea letal?

-¿Estás bien?- Dijo en dirección de Hiro, ella estaba temblando pero intentaba parecer que tenía todo bajo control. De pronto pudo ver el pasillo que se abría. La copa, estaban muy cerca. Pero el pasillo volvió a cerrarse, abriéndose un nuevo pasillo. La francesa miró de nuevo al chico, recordando entonces que eran rivales y no compañeros. Dudó por un segundo si paralizarlo y enviar una señal... No, no haría eso. Pero no estaba segura si el chico lo haría.

Comenzó a correr una vez más, preparando un Protego en caso que Hiro intentara atacarla por la espalda.

Con un hábil juego de pies esquiva a las arañas sin pisarla siquiera, aquellos entrenamiento no mágicos en los que tener que evitar tocar cosas con los pies parecían ser de utilidad. Pero al ver a aquella araña tan grande e imponente, no hizo más que una gota de sudor recorriese la frente de la norteña.

Dioses, una acromántula

Y al igual que en las otras dos pruebas, pequeños flashbacks de sus clases venían a su mente, se sentía segura, confiada, sabía lo suficiente acerca de esos seres como para poder ir de frente si la situación así se sucedía.

No atacó directamente, si no que avanzó por aquel lugar, avanzando, intentando dejar atrás a aquella aberración de ocho patas. No quería hacerle frente a menos que fuese totalmente necesario. 

Intentó transmitir una actitud de seguridad y agresividad a aquel monstruo. Ella tenía control de la situación.

Tengo el control de la situación. Si alguien ha de perder será ella.

De repente a tu mente llegan las palabras de Emira, aquella mujer que era la Guardiana de los terrenos de Durmstrang. Una experta en Criaturas Mágicas y alguien que solía ser un libro abierto, más aún cuando se trata sobre las arañas. De esta forma ese pequeño lapsus donde la acromántula y tú se miden, mirándose, los recuerdos llueven como si fuera una tarde verano. Están frescos y sabes que el conjuro está a tu alcance, aunque algo te dice que se pueden conversar con estas criaturas. 

El hecho de que hayas respetado a las arañas pequeñas, habla muy bien de ti. Pero más lo hace esa actitud poco temerosa que reflejas. Los animales se miden desde otro lugar, por su fortaleza no por las palabras y en eso cumples a la perfección aquello y de ahí que te mantienes con la acromántula a una distancia que podría considerarse peligrosa y a su vez, algo te dice que no te hará daño. De momento. 

Puedes tratar con ella, su actitud hostil no cesa pero con intentarlo no pierdes nada. 

Algo saben hablar, o al menos eso decía Emira

Mientras seguía esquivando lentamente a las arañas que había a su paso, no le quitaba el rostro a aquellos cuatro pares de ojos que no le quitaban la mirada.

Soy Visna Hansen, y vengo de Durmstrang. Estoy aquí para seguir y poder cumplir mi misión, conseguir la copa, no para causar ningún mal ni a tus hermanas ni a tí.

Le dice con un tono cargado de seguridad en sí misma, esperando que aquella araña no le diese ningún problema, aunque lista para enfrentarse a ella de serlo necesario

No tanta fuerza como me habría gustado, pero suficiente. Habría que conformarse, sobre todo porque la idea de cargarme el seto había resultado ser el portón a una pista vital. La copa. Estaba ahí, cerca, muy cerca. Tan cerca que solo hacía falta un empujón para tenerla entre las manos. O al menos, eso pensé momentaneamente, porque la sonrisa que se había formado en mis labios no tardó en ser sustituida por un gruñido de frustración cuando resultó ser un espejismo.

¿Así que eso era la prueba? ¿Tener la capacidad de seguir a la copa, de encontrar el camino correcto? Una pena que fuera un trozo de metal y no una liebre. La habría atrapado en un parpadeo. Como fuera, si quería alcanzarla lo primero era no quedar atrapada. Así que me giré hacia las enredaderas y alcé mi favorita.

—¡GLACIUS! —En la variedad está el gusto, ¿No? Congeladas, iban a tener difícil atraparme.

Y después de eso, una vez más me movería. Aprovechando el hueco que yo misma había creado, saltaría por él y correría para ganar nueva perspectiva. Sospechaba que desde el lugar donde había desaparecido la copa podría ver todos los caminos, y quizá alguna pista de cúal era el correcto.

La acromántula te observa y en parte puedes agradecer que no es adulta, lo cual puede entender lo que estás diciendo sin la intención primaria de querer devorarte por ahora. Al menos escucha y notas como su cabeza baja hacia el suelo, dando la impresión de que tienes su beneplácito a la hora de mantener la conexión con ella. 

No dice ninguna palabra, sólo te mira con total detenimiento mientras observas que las arañas pequeñas se alejan para darte paso. Un simple gesto basta para que puedas tener el camino completamente libre. Ha entendido una buena parte de lo dicho y no tiene miras de atacarte. Es tu momento para aprovechar y salir de allí. 

A lo lejos por ese mismo pasillo detrás de la criatura, puedes ver luces y también escuchar un derrumbe en otro sector. Tienes de nuevo dos caminos para elegir, ya que la salida se abre para ti y en ese intercambio de setos, puedes ver la Copa del Torneo dando a entender que no estás lejos de lograrlo. Pero esa salida se esconde nuevamente y hay que decidir hacia dónde ir. 

La enredadera es rápida, poco a poco se acerca hacia tus pies con la intención de atraparte y sabes ya de antemano que una vez cumpla su objetivo, terminas el juego. Es así de cruel el laberinto ante las sorpresas que tiene para los adversarios, lo bueno es que el conjuro pese a salir aletargado, surge de repente con una potente luz blanca que se desprende de la varita hasta convertirse en hielo. 

El glacius surte su efecto congelando todo ese sector, deteniendo el avance de la planta hacia ti. Tienes el camino despejado pero se escucha no tan lejos que alguien habla, es Visna pero no logras distinguir que. También un juego de luces que si alzas la mirada, reflejan que están conjurando al menos dos varitas algún que otro hechizo. Sólo que tu objetivo es claro, así que cruzas el seto por ese hueco y te encuentras con un pasillo que da la impresión de tener algo extraño. 

Se ve impoluto, en el suelo hay césped y las paredes están libres de setos, es cemento. El detalle es que tus sentidos te advierten de un denso aroma, uno que da la impresión de no ser nada bueno. 

Visna desde lo más profundo de si agradece haber salido de esa zona y sin un rasguño después de haberse encarado con la acromántula. Desde luego aquellas tres intensas pruebas la estaba haciendo aprender que el cuidado de criaturas mágicas era algo fascinante.

Aquí el laberinto estaba mucho más activo, lleno de luces, sonidos y golpes

Sus ojos crecen como platos, al ver la copa tan cerca, da un carretón hacia allá viendo como ese camino se cerraba ante sus ojos

¡Diffindo, diffindo!

Brama mientras lanza su hechizo sin bajar el ritmo de la carrera*

El rastro, sigue el rastro, joder

Piensa mientras mira el suelo nerviosa para intentar ver qué ruta sería la más correcta de seguir y llegar a la copa rápidamente

Casi, pero no. Por el momento me mantenía un paso frente a todo lo que el laberinto podía lanzar sobre mi, pero no estaba siendo fácil. Un despiste sería suficiente para eliminar mis opciones, así que no podía permitirme ni eso. En ese instante, todos debíamos estar bastante cerca los unos de los otros, y me imaginaba que todos estabamos pensando algo similar. Concentrados, nerviosos, entregados. Todo en uno.

Dejé el bello paisaje congelado a mis espaldas y crucé hasta aquel pasillo que se diferenciaba del resto. Cemento. Más fuerte, más difícil de romper, y un aroma amenazante. ¿El hedor de un enemigo? ¿La advertencia de una planta que pueda afectar a mis sentidos? Sea como sea, tengo que tomar una decisión. Volver o continuar. Y prefiero continuar.

Pero no soy tan idiota como para no tomar alguna precaución antes de hacerlo. Si algo quiere sorprenderme mientras corro por aquel pasillo, va a tenerlo difícil.

—¡Salvio Hexia!

«Venga. Confía en ti misma, Lorelei. ¡Un poco más y lo tienes! ¡El trofeo no puede estar muy lejos!»

Un pequeño colibrí salió de la varita de Hiro, sobrevolando el laberinto y haciendo retroceder al desmentor que tenía enfrente. Aquello le dio el espacio suficiente para ver a Amelie, que se encontraba frente a él. Sería ella la que le había lanzado el hechizo antes? Probablemente no. El sentimiento que le había evocado la calma de hablar con Akira fue disminuyendo mientras su concentración aumentaba.

Hiro vio la copa al final del pasillo y se dispuso a correr. Sin embargo, antes siquiera de que pudiera hacerlo, el pasillo se cerró. Tras dudarlo, vio como Amelie salía corriendo.

Hiro decidió quedarse, pero dijo algo antes. Cuando el pasillo vuelva a cambiar, tal vez aparezca de nuevo la copa. Yo esperaré, pero si esperas conmigo, nos batiremos en duelo.

Hiro era elegante. No pensaba ser el primero en atacar, pero se preparó para responder. No iba a hacer como la que le había atacado a traición. Él no era así.

Amelie se detuvo, antes de girarse hacia Hiro. Estaba jadeando por el nerviosismo y la actividad que llevaba haciendo, pero aún así logró formar una sonrisa temblorosa. -Si gueapaguese el pasillo, meguecerás habeg ganado. Pego me temo que el labeguinto no nos lo hagá tan sencillo.- Se le dibujó la preocupación en la mirada, demostrando por unos instantes que estaba en verdad asustada. La presencia de los dementores le parecía una locura, y ahora sólo quería que alguien, quien fuera, ganara y detuviera todo.

-Yo seguigué en movimiento. Así segá más difícil que me atgapen.- Hizo un asentimiento leve con la cabeza en su dirección, y una vez más reinició la carrera.

Pierdes el camino porque el Laberinto es quien te juega una mala pasada, lo bueno es que sabes a ciencia cierta lo cerca que estás de lograrlo. Así que te decides a dar ese paso hacia delante justo al conjurar aquel diffindo que te permite crear una rajadura bastante importante en el seto. Sólo si aplicas un poco de fuerza, puedes pasar al otro lado y si te fijas antes de hacer tal movimiento, descubres que hay un pasillo todo de cemento completamente limpio. 

Así que tras decidir que ese es el camino porque algo en tí te lo dice, lo atraviesas y descubres que hay alguien ese mismo pasillo conjurando un hechizo que la protege de vaya a saber que, claramente es Lorelei. Y rápido entiendes el porqué ya que un intenso aroma se impregna en tu nariz y de alguna manera debes protegerte de ello o volver hacia atrás perdiendo la copa.