Partida Rol por web

El I Torneo Pokémon para Jóvenes Entrenadores de Ciudad Alba va viento en popa. Se han visto aspirantes y Pokémon de todo tipo, y el público, aunque no muy numeroso, ha podido disfrutar con los combates en los que estos chavales han puesto en práctica las habilidades que han ido adquiriendo durante sus primeros años en el mundillo.

Las rondas preliminares han terminado, y tras ellas los octavos y los cuartos de final. Los primeros combates fueron sencillos para los mejores entrenadores, ya que sus rivales en más de una ocasión se han presentado con sólo uno o dos Pokémon, y en su mayoría de no mucho nivel. Pero según avanzaban las rondas, la cosa se ha puesto más seria, y ahora sólo quedan cuatro entrenadores, los mejores del torneo hasta el momento.

Ellos y sus Pokémon han tenido toda una noche para descansar después de los cuartos de final, pero el amanecer ha llegado y con él, el día de las semifinales (y los nervios). Los entrenadores tienen toda la mañana para prepararse como mejor consideren de cara a los enfrentamientos, que serán por la tarde. Los emparejamientos se sortearán a la hora de comer, momento en que todos sabrán a quién les toca enfrentarse. Mientras tanto, el Centro Pokémon está abierto, y allí los entrenadores pueden tratar a sus Pokémon o adquirir objetos que puedan serles útiles antes o durante el combate de semifinales.

¡Ya queda poco para conocer al ganador del I Torneo!

Llegué a la plaza con una sonrisa especial, mi viaje había comenzado hace poco pero mis pequeños pokemon ya habían conseguido llegar hasta los cuartos de final y superarlos.

Suponía que mi madre iba a venir, me hacía ilusión que viera que el camino que estaba intentando recorrer valía la pena, en parte me había registrado aquí para ello.

Al entrar en el centro pokemon, miré si alguno de mis tres oponentes estaba allí, no había podido ver que pokemon tenían o como habían ganado sus combates, aunque eso me gustaba, esperaba que ellos tampoco hubieran visto los míos. Me dirigí al mostrador, Enfermera Joy, supongo que estará ocupadísima ahora con esto del torneo, pertenezco a los 4 entrenadores de las semifinales, y me gustaría que echara un vistazo a mis pokemon, para asegurarme de que están bien. Si fuera tan amable. Dije entregando las tres pokeball.

Tras ello me fuí al mostrador, Hola, no se muy bien como funciona esto, podría explicarme el pago de los objetos, y enseñarme que es lo que tiene por favor. Dije de forma educada, podría mirar que había por si algo era útil para los combates que venían.

No sin enfrentarme a varios rivales con similares metas a las mías fue que llegué hasta aquí, unas veces con estrategia, otras tantas a base de sentido común, e incluso (debo aceptarlo) llegando a depender de la suerte en ciertos casos...pero así era el mundo en el que elegí vivir, no por ello menos hermoso y emocionante, lleno de posibilidades, de retos.

— Ufff — algo agotada pero orgullosa llegué al punto de relativa tranquilidad que suponía el Centro Pokémon, y digo "relativa" porque, bueno, obviamente en medio de un evento tan agitado como lo era un torneo la tranquilidad no podía ir más allá de gente entrando y saliendo, criaturas necesitadas de atención, así como entrenadores preocupados o decepcionados que por quedar eliminados no habían tenido la suerte de poder descansar la noche anterior... ¿pero quién podría culparlos? Yo no, por supuesto.

Con ello en mente, aunque sin dejar de pensar en mis pequeños, me formé y con paciencia esperé a que fuera mi turno con tal de poder dejar a mi equipo en tratamiento, que a estas alturas también requería de una animada charla motivadora, aunque esa última parte era más mi responsabilidad — Por favor, cuídelos mucho — pedí a la enfermera aunque sabía que lo haría sin duda, pero es que para ese momento mis nervios comenzaban a traicionarme y varios pensamientos se agolpaban en mi mente — A-ah, es cierto, pasé a las semifinales — indiqué ya que esa certeza le sugeriría el tipo de tratamiento a dar: algo rápido pero eficiente para reponer heridas, estados alterados o cualquier estrés que no hubiera podido dejarse atrás durante el descanso común, de ahí en más solo restaba confiar en la gentil encargada y en su personal.

Mientras esperaba a que me avisaran de que todo estaba listo, aproveché para mirar por aquí y por allí, curioseando dado que a pesar de haber participado en las anteriores rondas era la primera vez que no estaba del todo apresurada, así además podría distraerme y quizás aprender alguna cosa nueva; a la par que caminaba jugaba con las agujetas en mi sudadera, haciéndolas rebotar como si fueran péndulos encontrándose.

Más pronto que tarde, mis ojotes dorados notaron algo no muy lejos de donde me encontraba, así que me acerqué — Disculpe ¿Aquí venden cosas? — sin ánimo de interrumpir pregunté, aprovechando que el personal que atendía estaba visible; noté además que a mi lado estaba otra chica que parecía tener una edad similar a la mía ¿sería también semi finalista?  Dado que no quería incomodar a alguien que ni me conocía me contuve de preguntar en voz alta, pero ello no me impidió el saludarle amablemente con un gesto.

Angie había madrugado mucho aquella mañana para sacar a pasear a sus pokemon por el parque y dejar que jugasen entre ellos. El último combate había sido especialmente complicado y había terminado con uno de sus compañeros gravemente herido. La chica se había asustado mucho, pues nunca le había visto en tan mal estado y solo la suerte había compensado la pérdida de concentración en el combate. Afortunadamente, la enfermera Joy era simplemente maravillosa, y sus pequeños amigos estaban como nuevos.

Tras un par de horas en el parque, la chica decidió ir al Centro Pokemon para comprar unas pociones, no sin antes hacer volver a su equipo a las pokeball. Aunque le gustaba llevarlos sueltos, había visto un Croconaw muy maleducado y agresivo suelto, y quería evitar pelea. Una parte de ella se moría de ganas de decir algo al entrenador de aquel pokemon pues le parecía muy mal aquella actitud, pero Angie detestaba el conflicto. Aunque no podía evitar pensar que su padre querría que hiciese algo.

Al llegar al Centro vio que varias personas estaban en el mostrador, esperando a ser atendidas, de modo que se quedó a unos metros de distancia, esperando pacientemente a que terminaran. Mientras esperaba, no tardó de ver a una agente de pelo azul y tuvo una idea.

—Disculpe, señora... Yo... —Angie enrojeció ligeramente antes de continuar, con tono algo más seguro— No quisiera crear problemas, pero hay un Croconaw que está molestando a otros pokemon y su entrenador no le hace caso...y eh... No me parece seguro. Creo que es uno de los que perdieron, pero no estoy segura.

El Centro Pokémon estaba tan lleno de gente como siempre, pero cuando la enfermera Joy vio acercarse a las chicas sonrió al instante.

—¡Vaya, hola! —saludó—. Sois las participantes del torneo para entrenadores nuevos, ¿verdad? Esperaba que llegárais de un momento a otro. Estuve viendo alguno de los combates, creo que tenéis mucho talento.

Mientras hablaba, iba ocupándose de recoger sus Pokéballs para dar un buen tratamiento a los Pokémon que contenían. Cuando terminó, eficazmente como siempre, les devolvió las bolas y señaló en dirección a la Tienda Pokémon que había en el mismo edificio. 

—Listo, vuestros Pokémon están como nuevos. Deberíais ir a la tienda. El organizador del torneo me dijo que os enviara para allá si veníais por aquí. Él os explicará las reglas de la última fase. ¡Mucha suerte!

Tras dar buen tratamiento a sus compañeros de bolsillo, las tres se dirigieron a la tienda, no sin que antes Angie se asegurase de dar buen parte sobre la mala conducta de aquél Croconaw. Una cosa era participar en combates con los Pokémon, y otra dedicarse a utilizarlos para hacer el vándalo.

La Tienda Pokémon estaba bastante bien aprovisionada, aunque los precios de la mayoría de artículos resultaban prohibitivos para unas chiquillas como ellas. Sin embargo, el organizador del torneo no tardó en llegar junto con un ayudante.

El señor Endo era uno de los concejales de Ciudad Alba, y era la persona que había organizado aquél Torneo Pokémon. Estaba convencido de que había que apoyar a los jóvenes que decidían emprender el camino de un entrenador, y por fin había logrado que su iniciativa se llevase a cabo, por lo que había estado muy ilusionado desde el principio.

—¡Bienvenidas, chicas! —saludó—. Habéis llegado pronto, así me gusta. Veo que todavía falta uno de los semifinalistas, pero no importa... iré explicandoos todo y cuando llegue ya se lo contaré a él también.

Estaba claro que el señor Endo estaba ansioso por contarles todo cuanto antes.

—Bueno... veamos —se colocó las gafas—. La última fase del torneo está a punto de empezar. Los combates serán esta tarde, pero antes podréis equiparos con objetos útiles para la lucha. Por haber llegado hasta las semifinales, tenéis derecho a adquirir equipamiento por valor de 1250 , que os otorga la organización del torneo. Con este dinero, podréis comprar cualquier objeto de la lista que os facilitaremos a continuación. Incluso hemos conseguido MTs a precios reducidos, con lo cual esta puede ser una buena oportunidad para enseñar movimientos útiles a vuestros Pokémon si lo consideráis apropiado.

El señor Endo se aclaró la garganta antes de seguir.

—Los entrenadores que consigan superar las semifinales llegarán a la final, y antes de disputarla contarán con otros 1250  suplementarios para adquirir aún mas equipo. Eso significa que, si llegáis a la final, podréis comprar objetos que cuesten hasta 2500  si tenemos en cuenta el dinero de ambas rondas. ¡Pero cuidado! —el señor Endo alzó un dedo a modo de advertencia—. Una vez que las semifinales hayan acabado, no podréis curar a vuestros Pokémon en el Centro Pokémon. Tendréis que enfrentaros al combate definitivo con vuestros Pokémon en el estado en que hayan quedado tras la semifinal. Eso significa que, si queréis que recuperen salud o algún estado, deberéis utilizar objetos para ello. Así que pensad muy bien qué objetos compráis ahora, porque si decidís comprar pocos para ahorrar... puede que no tengáis suficientes y debido a ello no alcancéis la final. Después de todo, un entrenador no sólo debe ser hábil con los Pokémon, también debe saber qué equipamiento necesita y cuándo adquirirlo.

Se encogió de hombros y ensanchó su sonrisa.

—Creo que eso es todo. Enseguida os enseñaré la lista de objetos que podéis comprar. ¿Alguna pregunta?

Angie tenía alguna que otra pregunta, pero no se decidía a hacerla, de modo que simplemente sonrió y negó con la cabeza. La muchacha miró con curiosidad a sus dos compañeras, preguntándose de donde serían. Suponía que no eran de Isla Canela pues, aunque estudiaba en casa, le gustaba mucho pasear y no las había visto nunca. Ni por el pueblo, ni por la playa ni por las cercanías del volcán, donde había capturado a su primer pokemon. El pobre debía de estar nervioso dentro de la pokeball, pues acostumbraba a llevarle siempre a su lado.

Me llevaré una poción gracias.

Tras salir del stand donde vendían los objetos, me acerqué a la chica que hablaba con la Agente Mara.

¿Tú también participas en el torneo?, que ganas ¿verdad?, Soy Miaka de pueblo Paleta.

— ¿De verdad nos darán dinero aunque todavía no sepamos quién ganar? — Es decir, sabía que era para la competencia además de representar a un curioso lado estratégico, siendo limitado, pero aún así me sorprendió. Ante tal noción no pude evitar el sonreír con cierta emoción extra, comenzando de inmediato a hacer números en mi cabeza aunque la administración no era lo mío, ciertamente...

En algún punto, me percaté de que las otras dos ahí presentes comenzaban a hablar, o eso parecía, así que tras recuperar a mis pequeños y agradecerles con la reverencia correspondiente tanto a la enfermera como al amable señor, no sin ignorar la respuesta de este a mi duda, me acerqué un poco a ellas.

— Hola, soy Chizuru, también de Pueblo Paleta — antes que nada me presenté por educación, curiosa puesto que a pesar de ser del mismo sitio no recordaba haberme encontrado con la que se llamaba Miaka.

Antes de irme, sin embargo, me acerqué a quien atendía:

— Hola, umm... — mentalmente contaba el dinero según miraba la lista — Quisiera por favor Antídoto x1, Antiquemar x1 y Poción x3 — lo que si bien acabaría con mi presupuesto, a mi ver era lo que más podría necesitar de cara a la competencia, al menos durante las semifinales.

Llegó apresurado a la tienda, corriendo como alma que llevaba el diablo. Se había entretenido hablando con unos entrenadores que había conocido durante el torneo y ahora no estaba seguro de tener el tiempo suficiente para poder llevar a cabo todo lo que tenía pensado: descansar, entrenar, visitar la tienda... tendría que alterar los planes, pero al final y al cabo, en eso consistía todo.

Cuando llegó a la tienda, se encontró a las otras tres jóvenes que habían pasado a las semifinales. Era increíble que hubieran coincidido allí los tres.

-Eh.. hola -saludó tímidamente, llevándose una mano a la nuca- . Yo... soy Hoei, igual me habéis visto en los combates... estoy en la semifinal -explicó.

—Ah... Hola. Me llamo Angie. Soy de Isla Canela. Encantada— saludó la chica haciendo girar una pokeball nerviosamente. En aquel momento, llegó el último entrenador, que se presentó— Hola Hoei. El señor Endo nos estaba explicando que nos van a dar 1250  para pociones o lo que queramos y otros 1250 para los que pasen a la final. También nos ha advertido que no podemos usar el centro pokemon entre combates.

La pokeball de Angie no dejaba de moverse hasta que finalmente apretó el botón central. Sabía que, estratégicamente, era una mala idea enseñar los pokemon a sus rivales, pero tanta gente a su alrededor le ponía nerviosa y necesitaba a su peludo amigo a su lado para sentirse más tranquila.

—Perdonad... Es que suele ir suelto, y le he tenido que meter antes por ese Croconaw que no dejaba de molestar y de lanzar agua a todo el mundo. Hasta me ha mojado los zapatos.— Angie suspiró y pasó la mano por el lustroso pelaje del pokemon.

Vaya, parece que estamos aquí los cuatro. Dije sonriente. Conocía de vista a Chizuru, aunque ella seguramente no lo haría, me fijaba mucho en la gente de mi edad, por si algún día vivia en Pueblo Paleta todo el año.

Yo no he podido ver vuestros combates, creo que fueron todos a la vez, ¿cómo nos emparejarán? Dije poniendo la mano en la barbilla y mirando a mis tres nuevos amigos, A mi me da igual, aunque, Dejé una pequeña pausa en la que mis mofletes se ponían rojos, Al acabar el torneo podíamos continuar juntos la aventura, yo he venido aquí a demostrar a mis padres que puedo ser una buena entrenadora, pero después pienso ir a por los gimnasios.

Después la chica de isla canela sacó un Growlite, Ala, es muy mono, ¿tiene algún mote?, parece fiero, espero no tener que luchar contra él hasta la final, Acabé guiñando un ojo en tono de broma.

Mientras los chicos se presentaban, el señor Endo volvió a colocarse las gafas y habló.

—Bueno, supongo que lo tenéis todo bajo control —dijo—. Dentro de un rato se anunciarán los emparejamientos. ¡Mucha suerte esta tarde, no olvidéis presentaros puntuales a los combates!

Y tanto él como su ayudante se marcharon, dejando a los semifinalistas para que pudieran terminar sus compras y emplear el resto de la mañana como mejor les pareciese.

Hoei se apartó un poco de las tres chicas y habló con el dependiente.

-4 pociones, por favor... -dijo, antes de recordar- Con el dinero del premio, yo no tengo tanto... -murmuró.

—¿Fiero? —Angie se llevó las manos a la boca aguantando la risa— El mes pasado se escapó un Oddish precioso porque decidió que era mas divertido perseguir cuesta abajo una pelota que se me había caído. Pero es muy bueno y si no hay pelotas o comida de por medio es muy listo.

Angie alzó los ojos, pensativa

O quizás sea muy listo y por eso no me hace caso si hay pelotas y comida...

Reí la anécdota sobre growlite, la verdad es que siempre les veía con las agentes Mara, así que es posible que tuviera una visión sesgada de ese pokemon. 

Seguro que sólo quiere jugar, eso significa que Le tratas bien, dicen que hay gente que usa los pokemon para cosas malas. 

Después llegó el director, gracias señor, allí estaremos. 

La mañana pasó bastante rápido, entre unas cosas y otras. Llegó la hora de comer, y mientras la gente iba y venía en el Centro Pokémon, la megafonía anunció que el sorteo para las semifinales del Torneo había finalizado. Los emparejamientos habían quedado fijados:

Angie Mustard VS Chizuru Fujimoto

Hoei VS Miaka Yuhi

Todo estaba listo para que la semifinal comenzase, así que los cuatro se dirigieron a los terrenos habilitados para los combates. Cuando llegaron, el público ya estaba en las gradas. Aquél no era un torneo demasiado importante, pero aún así bastante gente había acudido a verles luchar por curiosidad, y como las gradas no eran muy extensas, estaban casi llenas. Cuando entraron, el público aplaudió y animó, y sintieron un pequeño escalofrío de emoción. ¿Se sentiría algo parecido al competir en la Liga Pokémon?