¿Militares disparando a niños? Esto no puede ser rabia... parece como en esas películas de terror, con muertos vivientes. pienso mientras miro con tristeza al chico.
- ¡Claro que no, Josh!. ¡Si lo estuviese no se me haría la boca agua con el olorcillo de comida que viene de la cocina! - digo intentando sacar una sonrisa del chico. - ¿Y tu tienes ganas de comerme?-
El niño asiente algo mas tranquilo.
Sara sirve la mesa. Esta tan sabroso como huele.
Terminando la comida escuchais jaleo en la calle, no tienes que asomarte para imaginar que esta pasando. Los infectados estan llegando a tu barrio.
Es una sensacion similar a ver una ola gigante a punto de engullirte sin que puedas hacer nada.
Sara mira por la ventana y casi se desmalla de la impresion. Se apresura a cruzar un mueble en la puerta.
- ¿Que vamos a hacer ahora?.- pregunta asustada.
Me acerco a la ventana y me asomo para ver como está la situación.
- No se Sara. Lo de esperar al ejercito no me parece mala idea, pero si resulta que están atacando a los sanos...- digo mientras recuerdo lo que comentó al chico.
- ¿Crees que deberíamos dejar la ciudad, Sara?- digo pensando que si es así, ya deberíamos haberlo hecho cuando podíamos.
- No se, Spencer, estoy como tu. Tal vez deberiamos intentarlo... pero si los militares han tomado la ciudad los accesos estaran cerrados por la cuarentena, nadie podra entrar o salir. La decision es quedarse o intentar escapar y yo no se que hacer... ademas tenemos que pensar en las dificultades añadidas... El niño y tu silla no ponen las cosas faciles...
- La otra opción sería parapetarnos aquí y esperar que alguien nos rescate, algo que no veo demasiado viable. No estamos sobrados de comida y solo es cuestión de tiempo que el agua deje de ser potable en las cañerías y esos... seres consigan entrar.
Me separo de la ventana y me acerco de nuevo a la mesa.
- Creo que debemos irnos ahora que aún no está todo perdido.
Me giro con determinación a Sara.
- Llena una bolsa con lo más imprescindible y todo aquello que sirva de arma, la engancharemos a la silla. Coge ropa de abrigo, ropa gruesa, para evitar los mordiscos en lo máximo de lo posible.
Sara asiente pero estais en mitad de una ola de calor y la idea de poneros ropa de abrigo resulta agobiante.
Sara llena la bolsa tal como le dijisteis y el chico tambien se a preparado para salir. Cuando lo teneis todo preparado os disponeis a salir. El pasillo esta despejado, no veis a nadie, ni vivo ni muerto.
Salimos al pasillo y cerramos bien la puerta detrás nuestro. Es uno de los pocos lugares seguros que conocemos y no me gustaría perderlo.
- Sara, usaremos el ascensor. No me parece muy seguro pero bajarme por la escalera es casi imposible. ¿Podéis ir delante abriendo puertas y eso? -
Mientras me impulso por el pasillo, no dejo de agarrar la pistola con tensión mientras miro a todo mi alrededor y agudizo mi oído.
Ya estoy por aqui!!
La mujer asiente.
Usais el ascensor, vacio para vuestro agrado.
Algunos vecinos estan saliendo de sus casas, personas que no parecen estar infectadas. Algunos cargan bultos y esperan, como tu, escapar del edificio.
Llegais al aparcamiento y encontrais el vehiculo con una facilidad que agradeceis pero que sabeis que no durara. A vuestra espalda alguien grita, un viejo a tirado al suelo a la que era su mujer y se la esta comiendo viva, literalmente.