Ayaka se detiene al escuchar el maullido. Se da media vuelta y en un momento está agachada junto a Yuki.
¡Vaya! Me equivoqué. Sí hay compañía grata.
Murmura con una sonrisa mientras saca lo que había quedado de su almuerzo para dárselo también a los gatitos. Y antes de que Yuki pueda decir nada, gira la cara hacia él, estando aún acuclillada a su lado, y con el ceño fruncido añade:
Y no. No pretendo que nos llevemos bien.
Sin más, se abraza sus rodillas y apoya la barbilla en sus brazos, observando a los gatitos con una sonrisa dulce.
Bien. Eso pensaba. Aunque espero que sepas guardar el secreto por que si se enteran que hay animales aquí, simplemente los harán desaparecer. Dije serio.
Le hice un par de caricias en la cabeza a la madre y a los gatitos mientras me incorporaba con rapidez y salía de allí por la misma puerta por la que había entrado dejando a la chica sola.
Parece que mis amigos han conseguido un poco más de comida. Eso está bien, muy bien.
Ayaka pone los ojos en blanco tras el aviso de Yuki. Incluso gesticula con los labios mientras él habla, haciéndole burla.
¿Se cree que soy tonta o qué?
Se pregunta mentalmente en su interior, hasta que la mamá de los gatitos vuelve a llamar su atención. La acaricia un par de veces y juguetea con la mano con uno de los pequeños.
¿Tenéis nombre? Seguro que ese tío soso no os ha puesto ni nombre siquiera... Pero tranquilos, mamá Aya pensará en algo. Murmura hablando en voz baja con los gatitos. Pero eso será mañana. Ahora me tengo que ir. Portáos bien y no le deis mucha lata a mamá gata.
Da un toquecito en la nariz a uno de los pequeños y se pone en pie, empezando a caminar con las manos en la espalda por donde ella había venido. Si nadie más comía allí... ¿dónde estaban los demás?
El timbre volvió a sonar indicando el comienzo de las últimas horas de clase por hoy. Rápidamente, miraste el horario y abriste grandes los ojos al ver que no era nada de números, simplemente en el horario decía "Teatro. Lugar: Salón de Actos". Tal vez el primer día no sea tan malo después de todo.
Caminaste un poco por el instituto siguiendo los carteles, hasta que llegaste a dos enormes puertas que te bloqueaban el camino al Salón de Actos.
En ese momento, ambas puertas se abrieron de par en par solas, como por arte de magia, dejándote escuchar una suave melodía que salía desde dentro y frente a ti, un gran patio de butacas donde al final, podías ver el escenario con algunas personas caminando por encima. En la primera fila, varios chicos estaban sentados y entre ellos, uno que parecía ser el profesor, daba órdenes a todos.
Ayaka entra en la sala con su porte elegante y orgulloso... porte que se va al traste al ver la gran sala de actos. Sus ojos brillan de emoción y junta sus manos, entrelazando los dedos, delante de su pecho. Se queda unos momentos con la boca entreabierta, paseando su mirada de un lado al otro, de arriba abajo...
Es como... el teatro en el que siempre quise actuar.
Empieza a andar, mirando más al techo que al suelo, por lo que tropieza un par de veces... pero enseguida vuelve a mirar a su alrededor, con la boca entreabierta. Ni siquiera ha prestado atención a los alumnos o al que parece es el profesor.
¡Maravilloso...!
Exclama finalmente, llegando ante el escenario... y ante la primera fila.
¡Vamos, vamos! Aplaudí desde delante para que todos se vayan sentando. ¡Vamos, vamos que es hora de empezar!
Pero en ese momento, una brisa fresca llegó hasta mi espalda, un olor a rosas y el sonido de las puertas que se abrían junto con una suave melodía que comenzó a sonar en el ambiente... seguramente producto de mi imaginación o simplemente que la banda de música del colegio comenzó a tocar.
Pero allí estaba ella.
Era un sueño echo realidad.
Era guapa, sí. Tenía una figura increible, sí... pero por sobre todas las cosas... ¡era una chica!
¡Ya basta de vestir a chicos como chicas para las actuaciones! ¡Ahora sí podíamos actuar con ganas y bien!
Aunque espero que sea buena actriz... o mi alegría pronto se acabará...
¡Preciosa! Exclamé. ¡Ven aquí! ¡Déjame verte más de cerca! ¡Ven! La llamé con ganas. ¡Corre!
Nombre: Seiji Kisaragi.
Edad: 27 años.
Pelo: Rubio.
Ojos: Azules cielo.
Profesión: Actor. Profesor de interpretación y teatro.
Curiosidades: Ninguna... o todas. El profesor Seiji es completamente curioso en cada una de sus formas, en cada movimiento, en cada palabra. Puede ser un trozo de pan en un momento y un demonio con dientes afilados en otro. La verdad es que uno nunca sabe para dónde va a salir. No suelta su movil ni para ir al baño.
Gustos y hobbies: Le encanta actuar, pero por sobre todas las cosas, enseñar a actuar a los demás. Pone mucho empeño en lo suyo y por sobre todas las cosas, odía a los malos actores.
Ayaka da un respingo al ver que alguien se dirige a ella... y el rubor acude a sus mejillas al ver que se había plantado allí en medio sin siquiera ver al profesor. Y ahora que lo había visto... Tiene que bajar la mirada para no ruborizarse más aún y acabar como un tomate.
¡Jesús! ¿De donde ha salido este hombre? Parece... un príncipe montado en su caballo blanco pero sin caballo blanco...
Piensa para sí mientras se acerca a él con un par de pasos tímidos. Una vez está delante suyo, hace una inclinación mientras se presenta.
Soy Ayaka Konami, y quiero ser ídol. Con todo lo que ello implica...
Se incorpora y aunque todavía puede verse un leve color rosado en sus mejillas, sonríe y añade con voz segura y firme... sin dejar ese tono dulce y delicado que siempre usa... Al menos siempre que no está cabreada.
Incluso ser una gran actriz.
¿Una gran actriz? Bueno, bueno, eso lo veremos ahora mismo, en nada, pero primero...
Me acerqué a ella y le cogí una mano, y un poco de corriente pasó de mi cuerpo a ella, haciendo que de un respingo.
Lo siento, estática. Le dije y le sonreí.
Le cogí de nuevo la mano para hacerla dar un par de vueltas delante mío, para verla completamente, de frente, de perfil y de espaldas. Era impresionante... bueno, no es que haya visto pocas mujeres, pero siendo la única de aquí dentro, no está nada mal. Es guapa, graciosa y hasta se sonroja cuando la miro.
Vale, eres perfecta y además, toda una chica. Guapa, graciosa y simpática, ahora... sólo falta saber si sabes actuar. ¡Venga! ¡Sube al escenario! ¡Piensa en un papel y actua!
En ese momento, la gente comenzó a agolparse en la parte de la primera fila y en el pozo del escenario, sólo para verte. A un costado del mismo, puedes ver al chico rubio que te tocó una teta hace unas horas, cosiendo unos trajes a mano, el cual levanta la cabeza y te sonrie, para mostrarte el pulgar levantado en señal de "te queda muy bien mi ropa".
Ayaka levanta la mano tímidamente para saludar al "costurero" mientras sube con firmeza las escaleras hacia el escenario. A cada paso, una profunda respiración.
Esta es tu oportunidad, Ayaka... tienes que hacerlo bien.
Sus zapatos empiezan a resonar enseguida por el liso y brillante escenario. Camina con la mirada gacha hacia el mismo centro y entonces da media vuelta para quedar frente al público, todavía con la mirada concentrada en sus pies.
Inspiiiiiiiiiira... espiiiiiiiiiiiira... eso es... Ahora recuerda... visualiza... tú eres ella...
En su mente, Ayaka empieza a escuchar una melodía...
Y es entonces cuando abre los ojos, y levanta la mirada... una mirada brillante, emocionada... y alza su voz. Una voz tremendamente femenina, dulce y sobretodo, ingenua e inocente...
¡Oh, Romeo, Romeo! -Entrelaza los dedos de sus manos, llevándolos al pecho mientras su mirada sigue clavada en un falso cielo estrellado... el cielo estrellado que tiene en su mente.
¿Por qué eres Romeo? -Aquella dulce e inocente voz se quiebra al final de la última palabra... bajando la mirada hacia el suelo y dando un par de pasos a su derecha, quedando de lado al público ahora... - Renuncia a tu padre, abjura tu nombre; o... si no quieres esto... ¡jura solamente amarme y ceso de ser una Capuleto!
Levanta la mirada de nuevo, volviendo esta a ser brillante y con un leve rubor en sus mejillas. Fruto de la vergüenza... Julieta Capuleto nunca habría pronunciado esas palabras... nunca habría renegado de su familia de no ser por Romeo...
Se gira de nuevo hacia el público, extendiendo los brazos para hablarle a alguien invisible que no está allí ahora.
Sólo tu nombre es mi enemigo. Tú eres tú propio, no un Montagüe pues. ¿Un Montagüe? ¿Qué es esto? Ni es piano, ni pie, ni brazo, ni rostro, ni otro componente. -Mientras enumera cosas su mirada se va moviendo a cada golpe de voz, bajando de nuevo el rostro hasta agachar la mirada durante unos segundos, entrelazando de nuevo sus manos... hace una pausa... y enseguida vuelve a mirar de frente al público, con una mirada mezcla de inocencia y rabia... -¡Oh! ¡Sé otro nombre cualquiera! ¿Qué hay en un nombre?
Vuelve a dar unos pasos hacia su izquierda, como si hablara consigo misma ahora, con la mirada baja.
Eso que llamamos rosa, lo mismo perfumaría con otra designación. Del mism modo, Romeo, aunque no se llamase Romeo, conservaría, al perder este nombre, las caras perfecciones que tiene.
Levanta la vista ahora, dejándola clavada en algún punto lejano perdido entre bastidores y añade, en un tono de voz triste y suplicante...
Mi bien, abandona este nombre, que no forma parte de ti mismo y toma todo lo mío en cambio de él.
Al pronunciar la palabra "mío", lleva una de sus manos a su pecho, agarrando fuertemente el cuello de su uniforme como si quisiera arrancar su corazón.
Deja pasar unos segundos, mientras cierra los ojos para abandonar ese personaje que tanto había admirado, y encararse nuevamente al público, esperando cualquier tipo de reacción.
Quizá Ayaka no fuera buena memorizando o haciendo números. Pero en cuanto un personaje llamaba su atención, era capaz de meterse en su papel de una forma sorprendente, como si fuera él mismo. Y una vez lo hacía, las líneas que había leído venían solas a su mente. Si bien no era una experta en el campo de la música, el teatro era su fuerte, dentro de las aptitudes que debe tener una top idol: Actriz, cantante, modelo.
Cuando has terminado, te quedaste quieta en el escenario mirando a todos y a cada uno... y lo mismo hacian ellos. Todos boquiabiertos al ver tu actuación... o simplemente al ver que eres una chica... o tal vez es que has enamorado a medio instituto simplemente interpretando....
Tras ver como la mitad de los presentes están con la boca abierta, y la otra mitad se están restregando los ojos con sus manos como tratando de descubrir dónde está el truco, escuchas que en algún lugar de la sala suenan un par de aplausos... después un par más... y después... todo el salón de actos estalla en un aplauso enorme.
Hasta Hirohito ha dejado de coser para ponerse de pie y aplaudir...
Clap. Clap. Clap.
Aplaudí en el momento que todos callaban.
Clap. Clap. Clap.
Volví a aplaudir con el rostro serio mientras me ponía de pie y miraba a la chica.
Muy bien. Buena elección y buena interpretación. Pero hay muchas cosas que pulirte. Le dije sin sonreir.
Me gustaba esta chica. Diamante en bruto para pulir... creo que podemos llegar a hacerla una fantástica actriz si abre su corazón al teatro.
Ahora siéntate, que seguimos con las pruebas de los alumnos de primero... el siguiente es... hum... ¿Phillipe Antón? ¿Un francés?
Malditos estudiantes de intercambio.
Un chico cubierto con una túnica y con una máscara que le cubría la cara, salvo su boca, aparece desde un lado del escenario y se sienta sobre el organo que hay detrás, casi en el final del enorme escenario.
Se arremangó la túnica y comenzó a tocar lentamente, al mismo tiempo que una voz dulce empezó a salir de su garganta.
Cuando terminó de tocar, no se giró... pero la gente aplaudió igual. Seiji hizo lo mismo, con la misma emoción que lo hizo trás tu actuación. Le dijo al final que podía quedarse y que había pasado la prueba, y en ese momento, el chico se giró, miró al público e hizo una reverencia, para retirarse tan silenciosamente como había entrado.
Ayaka nota como su pecho se hincha con cada uno de los aplausos. Hace una reverencia, como tantas veces había practicado, levantando la falda con una mano y extendiendo el otro brazo mientras cruza un pie por detrás del otro. Así a un lado y a otro. Hasta que los aplausos cesan y baja del escenario para esuchar a Seiji.
Emocionada, da un salto que casi hace que se caiga al aterrizar, y da unas palmaditas emocionada por haber pasado la prueba. Sin embargo, asiente seriamente cuando Seiji le hace saber que tiene cosas que pulir...
Para eso estoy aquí...
Murmura. Enseguida busca un asiento entre la primera fila para ver quien sería el siguiente... y se queda impresionada. Ese chico tenía una voz maravillosa... ¡Y tocaba el piano!
Aplaude con todas sus fuerzas cuando acaba y sonríe ampliamente al saber que sería su compañero de reparto.
Voy a aprender mucho aquí... todas las horas de mates valdrán la pena.
Piensa para sí... pero toda la alegría cae en saco roto cuando ve como el chico se va sin decir nada... ¿no pensaba participar? ¿A qué había venido, pues?
Bueno, bueno, bueno, al parecer ya estamos todos. Bien, eso es interesante. Dije mientras miraba a todos los que estaban allí reunidos esperando algo de mí.
Lo que vamos a hacer ahora mismo es buscar una obra de teatro para representar en el Festival de Invierno y también, tenemos que buscar a los protagonistas de dicha obra... y aunque supongo que tenemos el papel de chica asegurado, tampoco quiero aventurarme en decir que Konami-san será la prota femenina por que tenemos muy buenos actores que pueden hacer de chica o de chico al mismo tiempo.
Espero que por ser buena actriz y una chica guapa no te sientas que ya tienes todo ganado.
Te voy a pinchar tanto para que seas la mejor, que no podrás ni dormir.
Vale, ¿ideas?
Ayaka no se inmuta por el hecho de que alguien pudiera hacer el papel de protagonista femenina. Era justo que quien tuviera más talento lo hiciera, por supuesto. Eso no suponía ningún problema. Sin embargo, no por eso iba a rendirse. Lucharía por ese puesto, fuera como fuera. Y lo haría espectacularmente bien.
Este será tu primer paso para conseguir tu sueño, Aya.
Piensa para sí mientras da un paso al frente.
Si me permitís... aunque sea nueva, me gustaría dar alguna idea.
Con una sonrisa amable abarca con la mirada al resto de alumnos que hay allí presentes.
Llevo leyendo obras de teatro desde que aprendí a leer... y soy fanática, sobretodo, de los grandes clásicos de Shakespeare. Me encanta en especial Romeo y Julieta, así que quiero proponerla como candidata.
Pero todavía no había terminado de hablar.
Sin embargo, sé que hay varios inconvenientes. El primero es que es una obra de teatro que ya ha sido interpretada en varias ocasiones... que está "muy vista". Y el segundo es que la obra original tiene un vocabulario del que gran mayoría del público asistente carecerá. Por eso también propongo hacer una adaptación actual de la obra de Shakespeare.
Dicho esto, y con la misma sonrisa de antes, vuelve a dar un paso atrás, con las manos delante del regazo, esperando ver las reacciones de los demás a su propuesta. A ella le parecía una buena idea... pero quizá alguien tenía una idea mejor, y estaba dispuesta a escucharla.
Seiji escuchó lo que dijo Ayaka pero después, escuchó lo que los demás proponían. Aunque sinceramente, parece que le ha gustado tu idea. Lo de adaptar al mundo moderno una obra de Shakespeare parece que le ha gustado y mucho.
Los demás esperan mientras el profesor se pasa la mano por el pelo y por la barbilla.
Está pensando.
Está decidiendo.
Hasta que por fin, levantó una mano e hizo callar a todos.
Está decidido. Adaptaremos Shakespeare al mundo moderno, así de simple. La idea de Konami ha sido muy buena y yo me encargaré de todo. Aunque podéis ver la pelicula "Shakespeare in Love" para que os deis cuenta de qué es lo que pretendemos con esta obra.
Seiji apuntó un par de cosas en su block de notas y sonrió.
Bueno, entonces, a partir de ahora, buscaremos los protegonistas. Necesitamos... hum... pues un montón de gente. Aunque supongo que ahora, desde que esta señorita está aquí, muchos se pelearán por ser Romeo... ¿algún voluntario?
Yo seré Romeo, o... bueno... haré la audición por él. Dijo una voz en la última fila.
No se le podía ver la cara al chico, ya que estaba entre las sombras, pero no se movía de allí.
Seiji se puso la mano sobre los ojos para poder ver mejor y entornó los ojos.
Ya veremos, ya. Dijo el profesor mientras continuaba apuntando en el cuaderno.
Ayaka escucha al resto de compañeros, pero no puede evitar alegrarse al saber que su idea sería la escogida.
Incluso se permitió una suave risa llevando su mano a los labios tras la broma del profesor... lo que no esperaba es que alguien fuera a seguirle el rollo y a presentarse voluntario justo entonces.
Ella se pone de puntillas e intenta ver quien es el que ha hablado desde las sombras. Nunca había discriminado a nadie y no evaluaba a la gente al verla... pero Romeo tenía que ser Romeo... y quería ver qué cara tenía y si era apto para el papel.
Aunque... siendo la interpretación lo más importante... habría que esperar a verlo en la audición.
Sin saber porqué, ese chico le recuerda al chico que actuó detrás de ella y que no mostró su rostro... ¿sería el mismo? La curiosidad empezaba a despertar en la cabecita de Ayaka.
Pero enseguida vuelve a mirar al profesor, esperando que llegue el turno de apuntarse a las aspirantes de Julieta... o LOS aspirantes, en este caso...