Partida Rol por web

Primero de todo, en algún momento de la tarde me voy a rapar la cabeza y la barba (no quiero ni que me reconozcan y sobretodo no dejar pelos y evidencias en posibles futuros lugares del crimen).

Me acercaré a Thompson con la mirada de cuando dos enemigos se encuentran. Pero con respeto.

Le ofreceré de fumar. Me encenderé uno, o dos.

- Señor Thompson, buenas noches. No se si usted me conoce, pero yo desde luego que si que le conozco y muy bien. Más que bien. La información que tengo de usted hace que no me guste nada lo que es y sus acciones. Ahora bien... le propongo un trato. Tenemos un enemigo muy poderosos, común. Bajo la voz. - La Ahnenerbe... están enormemente interesados en capturarle, estudiarle y seguramente sacrificarle a un antiguo dios del dolor llamado Margbás. Bien, pues lo mismo quieren hacer conmigo y ya lo han intentado varias veces. Por suerte no lo han conseguido aún. Es probable que no me quede mucho tiempo de vida, así que he decidido atacar primero pero para ello necesito poderosos aliados. Ah.. créame, estuve infiltrado con ellos un tiempo y ya estuvieron planeando matarlo o capturarlo. No se fie ni de Kasper Mullhouse, de Oriol LaTorre o de un chalado llamado Correti. Son sus perros de caza, novicios todavía, pero peligrosos. Como puede ver me expongo a usted y a que me delate a ellos... pero yo no tengo mucho más valor que el castigar a un traidor. Usted y su condición sobrenatural si que les interesa así que no confíe en ellos. Así, de paso, quizá pueda demostrarme que estoy equivocado respecto a usted, que quizá nadie sea ni tan malo ni tan bueno.

Hago una pausa y antes de dejarle contestarme le sonrío pícaramente para decirle: Por cierto, me encanta esa flor blanca. Me alimenté mucho de ellas en la tierra de los muertos.

Rechaza con un gesto ligeramente amanerado tu cigarrillo. Pide un vino y se moja los labios con él. Para luego ir dándole cortos sorbos.

Mientras le hablas sobre la Ahnenerbe y lo malos que son, percibes como sus ojos sonrien, parece que no le cuentas nada nuevo y no percibes ni miedo ni amenaza... más bien todo lo contrario. A pesar de todo mantiene una actitud atenta aunque algo indolente, como si no acabara de ir con él todo eso.

Cuando le comentas lo de la flor, recuerdas como le intentaste maldecir mediante un ritual y viste en tu mente como la flor blanca bloqueó tu ataque mágico contra él. Esa flor es muy poderosa.

- Bien, bien. Lo que me cuenta es muy interesante, créame, pero entenderá que no pueda involcrarme en estos hechos personalmente. Haremos un trato. Yo le ayudo y usted me ayuda. Conozco a uno... de los nuestros, que podría estar dispuesto a ayudarles. Digamos que le gusta la violencia gratuita y el dinero. Un típico producto de la sociedad actual. A cambio de ponerles en contacto con él y asegurarles su participación en sus asuntos, usted me promete acabar con unos individuos. Primero solucionamos lo suyo, para que vea que no soy tan malo como me pinta,

Aquí sonríe

- y luego usted se encarga de lo mio. Sé que no es necesario amenazarle, pero le aseguro que sé mucho de usted. Hicieron mucho ruido con el asunto de mi cripta. Si no son más cuidadosos con lo que se llevan entre manos, mucho me temo que no podrá devolverme el favor.

Saca una tarjeta y una pluma, garabatea unos datos detrás y te la ofrece. Se levanta, apura su vino y te estrecha la mano.

- Suerte. La van a necesitar.

En la tarjeta pone:

Ko Verdún

C/ Jaume Martí, 27

Pregunta por Lizard

Decepcionado con mi charla con Thompson, me largo de allí rápidamente. Salgo fuera y me meto en el coche de Verneda. Miro la targeta. La arrugo con rabia.

- Verneda, este tio no nos vale. El muy cabrón quiere jugar con nosotros. Nos ofrece la ayuda de uno de los suyos, un vampiro de estos. Se ve que es fuerte y dispuesto a matar a quien sea. A cambio tendremos que acabar con alguien para devolverle el favor. Eso si, primero va lo nuestro... es lo único que he podido sacar. No me gusta pero es lo único que tenemos. Vamos a verle y luego decidimos si jugamos a este juego o vamos por nuestra cuenta.

Vamos a la dirección de la targeta. Me fumaré un cigarro mirando por la ventanilla con tristeza y desilusión reflexionando sobre todo esto durante el camino. Este es el momento en que Mario Cornet cambió las fotografías por los disparos.

- No me gusta nada todo esto. Eso de involucrar en lo nuestro a alguien que no conozco... No sabemos quien está con nosotros y quien contra nosotros. Esta vez entraré contigo. No quiero seguir dando publicidad de lo que vamos a liar. Si ese desgraciado que has visto nos vende estamos jodidos. El elemento sorpresa es clave. Tú hablarás, pero como vea que te pasas de la ralla corto el tema y nos vamos, ¿Está claro?

Llegáis hasta la dirección. Debe ser la una de la mañana. Se trata de un gimnasio. Obviamente, está cerrado. Debéis volver al día siguiente.

A la mañana siguiente te recoge Verneda y os dirigís hasta el gimnasio. Después de aparcar el coche cerca entráis en el local. En recpeción no hay nadie y accedéis hasta la sala de entreno.

Hay bastante ruido y huele a sudor. Unos cuantos matones de ambos sexos dándole trompazos a sacos de arena y haciendo otros entrenos típicos de boxeadores y luchadores marciales.

Valentín se dirige a un luchador que hace de "coacher" de otro y lo agarra por el hombro

- Eh, tío. Buscamos a Lizard.

El tipo os señala con la cabeza hacia una tía que hay cascándole con saña a un saco de arena.

Me acerco a Lizard lentamente con Verneda.

- Lizard? Me envía Thompson, tenemos un asunto del que encargarnos. Podemos hablar en un sitio más privado?

Lizard te hace un gesto con la cabeza y la seguís hasta una oficina que hay en la sala.

- Eh, Manel, nos dejas tu perrera unos minutos?- Le dice al tipo moreno que hay dentro el cual asiente y sale.

Os quedáis a solas con ella en la oficina

La oficina tiene una única ventana que da a la sala de entrenamiento.

Lizard se sienta sobre un canto de la mesa y os observa, evaluandoos.

- Algo me han comentado que vendrías. Pero me pensaba que sólo serías tú,- Dice señalándote.- aunque tampoco es que me importe.

- Me comentaron que habría follón. Hazme un resumen. El jefe paga, pero quiero saber si paga lo suficientemente bien.

Me siento en la silla y empiezo a explicarle un poco por encima a quien nos tenemos que cargar.

- Yo no soy quien debe pagarte, así que tus honorarios deberás discutirlos con tu jefe. Me han dicho que eres la mejor. En fin, hay que cargarse a unos cuantos... son de una cábala poderosa por eso necesitamos gente como tú. Te puedo decir los objetivos principales: un tal Octavio y Ernesto (vila creo recordar). Parece ser que son los líderes aquí en Barcelona. Tienen conocimientos mágicos, no será fácil pero no se lo esperan. Como más discreto mejor, pero lo importante es que acaben muertos y bien muertos. Te apuntas?

- Me gustas. Eres directo y no haces preguntas. Creo que nos llevaremos bien. Sí, me apunto.

Agarra un papelillo de la mesa y un boli y te apunta su movil.

- Cuando esté todo listo me avisáis. El material lo ponéis vosotros.