Vaenon se aceca con decisión a la puerta. Espera ser reconocido por los guardias como su futuro señor:;
- Abrid las puertas soldados... la vida de Lady Celina corre grave peligro. - el joven habla con voz autoritaria, dejando claro que la orden es de inmediato cumplimiento.
Te miran extrañados y luego se rien entre ellos. La verdad es que sin ninguna de tus cosas tu aspecto es bastante pauperrimo como para impresionar de ninguna manera.
- Oh si! dejemosle paso!
- Claro! no faltaba mas su alteza!
Ambos echan a reir y no parecen hacerte el menor caso posible luego, al ver que continuas alli, uno de ellos se pone mas serio y te ordena.
- Vamos, escoria, alejate del castillo si no quieres pasar la noche en los calabozos!
Ser Vaenon trata de pensar en alguna forma de entrar en el castillo. Mira a su alrededor, angustiado, ya que cada segundo es vital. Tras comprobar que no hay otra opción, el germano intenta convencer a los guardias de que le abran paso, usando toda su autoridad y carisma:
- Mi nombre es Vaenon, hijo del Señor de Munich, en la lejana Germania. El hombre al que habéis acogido es un impostor que, usurpando mi identidad, os ha engañado a todos vilmente para Dios sabe qué oscuras tramas. Creedme, llevadme hasta Lady Celina... ella me reconocerá. Os recompensaré generosamente si lo hacéis. Si mintiera, siempre podríais encerrarme en la más oscura de las mazmorras por haceros perder el tiempo...
Uno de los guardias suspira cansado de tu palabreria mientras que el otro refunfuña y maldice un par de veces antes de dirigirse a ti:
- Maldita sea, bastardo en harapos... vete por donde has venido o si que tendremos que encerrarte para que se te pase la cogorza... entiendes??
Se acerca a ti y te empuja ligeramente para apartarte de ellos.
Vaenon tiembla de furia ante la actitud de los guardias. No puede demostrar la verdad de sus palabras y la ansiedad comienza a hacer estragos en la mente del joven. Instintivamente, su mano se dirije hacia su cuello, al lugar donde antes descansaba el colgante con el sellos de su casa. Hubiera sido una prueba irrefutable... Ante la testaruda negativa, el germano decide cambiar la estrategia:
- Buenos soldados... - dice bajando el tono de voz hasta apenas un susurro - ...disculpad la excentricidad de este pobre diablo. La soledad de mis viajes hace que a veces pierda un poco la cabeza. Pero hace semanas que camino a la interperie y no me vendría mal un poco de seguridad para variar. El sueño intranquilo es poco reparador ¿sabéis? - muestra una sonrisa de oreja a oreja - Haced la vista gorda por una vez, dejadme entrar en el castillo y no sabréis más de mi. ¿Qué daño podría hacer? Voy desarmado y no estoy en condiciones de herir a nadie...
El corazón de Vaenon late a mil por hora tras jugar su última carta.
- JAJAJA!!! Maldita sea el pobre diablo... un hombre de tu estatura y medidas podria ser un buen esclavo para hombres de pocos remordimientos, no crees Frederic?
Te mira y luego gira su rostro hacia el otro guardia que se encoje de hombros.
- Tienes razon... te daremos cobijo y un lugar donde guarecerte jejeje... acompañame, por favor.
El guardia se acerca a ti y te aferra el brazo para conducirte tras el porton del castillo en direccion al interior mientras el otro vigila tus posibles reacciones.
Vaenon echa un vistazo general al guardia para tratar de evaluar sus aptitudes mientras se deja llevar mansamente. Se fija especialmente en la espada corta que cuelga de su cinto y busca alguna daga que pueda llevar escondida. También examina con detenimiento las protecciones, así como la envergadura de ambos guardias.
Cuando esté en condiciones, no se olvidará de agradecerles los servicios prestados. El perdón es una asignatura pendiente para Ser Vaenon de Munich.
Los guardias no parecen ser un problema pero si sus armas y, quiza, la alarma que pudiesen generar. Con un simple vistazo al que te acompaña te das cuenta de que podrias noquearle sin que apenas le diese tiempo a reaccionar pero apenas te serviria para algo el causar tal revuelo pues sin duda, rapidamente, te encontrarias con mas de ellos dispuestos, ahora si, a ensartarte antes de preguntarte nada.
Tras atravear las puertas de la muralla te encaminan por el patio de armas a un edificio que bien conoces ya... el edificio de la guardia y las mazmorras. En la entrada apenas hay un guardia mas debido, sin duda, a la seguridad que debe haberse reunido en el banquete que ya se celebra en el palacio.
Cruzas la puerta con dos guardias ya flanqueandote y te encaminan escaleras abajo por las galerias de piedra que bajan hasta las celdas.
- Aqui dormiras bien jajaja
Tras atravesar un par de rejas sin que ninguno de los guardias te reconozca o les reconozcas, llegas a una verja en cuyo interior hay dos hombres encerrados que parecen corresponder, extrañamente, a las indicaciones que te dio el viejo Zalazar.
Ambos parecen un tanto abatidos y al verte se sobresaltan un momento.
//Cierro esta escena y te meto en la escena "Acero y Fe" para proseguir con estos dos pajaritos ;)
Venga, para cualquier cosa solo dimelo XD
Un saludo!