Partida Rol por web

La Tierra, año 1.357.581.651 DC... Aproximadamente, porque seguro que a estas alturas ya han perdido la cuenta. O, más bien, la han reseteado unas cuantas veces en el camino.

Mil millones de años (un billón inglés) en el futuro. Cualquier rastro de nuestra civilización ha sido completamente borrado de la faz del planeta. Y lo mismo de la siguiente gran civilización que lo ocupó. Y de la siguiente... El planeta está ocupado por la novena gran civilización desde su origen, el Noveno Mundo, aunque es una cultura aún incipiente que vive completamente a la sombra de las anteriores.

Por algún motivo desconocido, seguramente puro azar, la mayor parte de los habitantes del Noveno Mundo son humanos. Tal vez sean cosas de la biología, o tal vez la Tierra se empeñe en crear las mismas especies una y otra vez. No todos son completamente humanos, sin embargo. Poco se sabe de los Mundos anteriores, pero al menos hay rastros evidentes de las tres últimas civilizaciones. La gente del Octavo Mundo controlaba la nanotecnología de formas que escapan a la imaginación de nuestro siglo XXI. Ellos desaparecieron, pero muchas de sus creaciones siguen en la Tierra. Y algunas de ellas se han fusionado con los seres humanos creando criaturas sólo parcialmente orgánicas, pero tanto o más inteligentes que sus congéneres del Noveno Mundo.

El Séptimo Mundo fue una cultura intergaláctica. Se desconoce cómo llegaron a la Tierra y por qué la abandonaron, pero el campo de satélites que rodea nuestro planeta es obra suya y se cree que una esfera de Dyson rodea el sistema solar para que esta civilización aprovechase al máximo la energía de nuestro Sol (Sol que, por supuesto, ahora es mucho más viejo que el astro que conocemos nosotros). Obviamente nadie del Noveno Mundo tiene la menor idea de qué son esos satélites ni cómo utilizarlos, aunque se cree que los habitantes del Octavo Mundo se aprovecharon de su energía para desarrollar su propia ciencia.

Del Sexto Mundo no se sabría absolutamente nada de no ser por su habilidad para alterar la Tierra misma. Muchos piensan que los monolitos flotantes que rodean la gigantesca torre de Beanstalk, alargada como una aguja, son cosa de esta antigua civilización, al igual que el Monolito de Ámbar o la improbable ciudad de Bodrov, que se alza sobre formación de roca de 30m en su base y una meseta superior de diez veces ese tamaño.

La cultura del Noveno Mundo es similar a la que podría tener la Europa que conocemos al inicio del Renacimiento. Algunas regiones tienen una cultura más rica, con mayor conocimiento artístico y científico (propio), mientras que otras son mucho más oscuras y medievales.

A todas esas culturas hay que añadirles el efecto de los Numenéra, restos de los Mundos anteriores que aún se pueden encontrar en el nuestro. Esos artefactos son relativamente frecuentes, lo que no significa que la mayor parte de la gente tenga la más mínima idea de qué son, cómo funcionan o cuál era su objetivo original... Imaginad que un tipo del siglo XV se encuentra el árbol de levas de un coche. Lo más probable es que piense que es algo parecido a una cachiporra y lo use como tal. Si tiene suerte y sabe algo de metalurgia, igual identifica un tipo de acero desconocido para él y piensa que algo así sólo puede ser un objeto sagrado, una especie de cetro o similar. Ahora pensad qué haría ese mismo tipo con un smartphone encendido y con batería... Y estamos hablando de dos objetos creados por el mismo tipo de humanos y con una separación de 500 años.

Imaginad que una de las culturas anteriores creó unos supercomputadores cuyo procesador se almacena en una pequeña esfera con una salida en forma de orificio brillante, pero que desgraciadamente están formados de un material algo inestable que explota a los tres segundos de mezclarse con arena. Si alguien del Noveno Mundo se encuentra uno de esos objetos, ¿es mas probable que descubra el uso de ese supercomputador o que lo utilice como una especie de granda de mano?

Con esto, el nivel de evolución de cada uno de los pueblos del Noveno Mundo varía muchísimo con el acceso que tenga a distintos Numenéra y la simplicidad (o no) de su uso. Por ejemplo, hay un pueblo del desierto que "surfea" las arenas con unos aerodeslizadores que les permiten planear. Ciudades con acceso a un número más o menos limitado de rifles láser, que usa su guardia real (y prácticamente les asegura que nadie va a tomar la ciudad).

Pero también hay efectos mucho más sutiles, no necesariamente causados por la tecnología. Por ejemplo, alguien que pueda trazar una línea de sangre hasta uno de los habitantes del Sexto Mundo (que desapareciera la civilización no implica que se extinguieran por completo todos sus miembros) tal vez tenga algún tipo de control sobre la gravedad. Algunos nanocitos del Octavo Mundo podrían haberse fusionado con las terminaciones nerviosas de otra persona, permitiéndole alterar los rayos y la electricidad. Esos individuos (entre ellos los personajes jugadores, claro) no son comunes pero están directamente afectados por los Numenéra.