Partida Rol por web

El viaje para encontraros con Soshi Jumo, el hermano de Washi, transcurre sin incidentes, a bien seguro por la cantidad de magistrados que honran la memoria de Saibankan asegurando el cumplimiento de la ley imperial. Pero eso son detalles intrascentes por lo que a vosotros os confiere y unicamente saludáis formalmente a aquellos con los que os encontráis y tienen tiempo suficiente como para perderlo con vosotros.

Es por ello que alcanzáis rapidamente vuestro destino, una pequeña aldea sin nombre que lo único ofrece es una posada junto a un cruce de caminos y un remanso del río del Oro que permite varar unas cuantas barcas de sus aguas.

Pero resulta extraño el ajetreo de un lugar tan, supuestamente, tranquilo. Se ve heimin alejarse del centro del lugar e incluso habéis divisado varias de las barcas navegando río abajo. Y aunque se les ve nerviosos, no se encuentran lo suficientemente alterados como para huir despavoridos, es más, hasta notáis como algunos frenan el paso al cruzarse con vosotros.

Al ver esta situación, el joven Arashi se tensa un poco, manifestando-lo muy ligeramente al tantear la Katana con su mano izquierda, acción que parecería ajustar la misma mientras caminaba. Luego de unos minutos no pudo evitar sentir preguntar -Señorita Washi, ¿que estará pasando aquí?- manifestó.

Ella te mira, claramente desconocedora de la situación.

- ¿La verdad? No tengo idea.

Responde demasiado honesta tu protegida, lo que te obliga a prepararte para cualquier contingencia antes de continuar.

Continuáis avanzando al origen del miedo de los heimin hasta que al final os encontráis de frente con él. Junto a la entrada de lo que parece ser una gran cabaña medianamente adecentada para hacer las labores de posada os encontráis a un grupo de personas rodeando a otra claramente aterrorizada a sus pies.

- ...no queda más señor.

Le oís decir conforme os acercais, dado que los colores del clan resaltan en todos y cada uno de los acosadores del ahora reconocible heimin cubierto de barro.

- ¡Será mejor que lo consiguas para antes del anochecer o me encargaré de que ésta chabola arderá hasta los cimientos y el único culparé será alguien tan incompetente como tú!

Le grita realmente furioso uno de los samurais cuya máscara muestra un rostro enfurecido, reflejando fielmente su ánimo.

- ¡Y date prisa!

Concluye y acto seguido podéis ver como el posadero, según vuestra deducción, sale rapidamente en vuestra dirección aunque con la suficiente cabeza para no pasar lo suficientemente cerca vuestra como para que su vida corra más peligro. Era todo lo necesario para que al fin recayeran en vuestra presencia y que el aparente lider del grupo se os acerque.

-Saludos honorable señor, somos Arashi y Washi Bayushi, tenemos una misión importante la cual debemos cumplir- dijo mientras saludo cortes-mente, tratando de alejar la tensión acumulada por el episodio anterior.

-Podría saber que esta pasando con ellos- dijo haciendo entender que se refería a las personas que salían despavoridas -¿Acaso no han pagado sus impuestos?-

De más cerca, resulta evidente ser otro miembro de la familia Soshi, pero poco más puedes averiguar por su aspecto salvo tu impresión incial.

- Es algo mucho más sencillo, una nimiedad si cabe - su voz no suena tan irritada, más bien incluso feliz de haberos encontrado - Nada que puede importunarnos.

Resulta extraño que se incluya, cuando hace apenas unos segundos se encontraba despotricando.

- Mejor, es un viaje largo para empezar con problemas - interrumpe Washi - Arashi-san, déjame presentarte a mi hermano Jumo.

Señala, despejando todas tus dudas sobre quién y cómo era el novio, el cual se inclina ligeramente para saludarte, consciente de que su posición como gobernante es muy superior a la tuya como simple yojimbo.

-Todo un placer señor Jumo- dijo realizando el típico saludo -Hemos venido por esta dirección en busca de usted, ya que vamos en dirección a la boda que pronto se realizara en tierras Fenix, por lo que nos seria de mucha utilidad su ayuda- dijo para luego mirar a Washi en busca de su aprobación.

Afortunadamente la máscara de Juno hace imposible ver cualquier expresión que se forme en su rostro, algo que no ocurre con su risa, la cual atraviesa tus tímpanos con la rapidez de una flecha, aunque no es él quién responde, sino que es su hermana la que se dirige a ti.

- Mil perdones Arashi-san, no os dije que la boda es la suya.

En verdad resulta tan sorprendida como tu por la omisión de ese ínfimo, pero importante, detalle por lo que rapidamente se inclina en señal de disculpa.

Arashi algo avergonzado,simplemente se disculpa por aquella situación, por lo que simplemente se limita a eso y luego de unos incómodos segundos dice - Desearía saber cuando partiríamos a nuestro destino y si alguien mas nos va a acompañar-

Asi que era cosa suya...
Pues bueno vayamos a ver al bueno de Minuso -sama a ver que narices es esto...

- Mañana - responde Jumo - No tenemos demasiado tiempo si pensamos ser puntuales, aunque no por ello debemos apresurarnos. Por lo que podéis disfrutar un poco ésta noche.

A pesar de su anterior risa, su invitación resulta extraña, como si en verdad no quisiera que aceptarais y fuera únicamente un mero formalisto. Pero acto seguido regresa junto con el resto de sus acompañantes, seguido a pocos pies por su hermana.

Pero una vez les alcanzáis, Washi pasa de largo, limitándose a un saludo cortés al grupo antes de continuar hacia la posada.

La falta de información únicamente te había dejado esa opción para satisfaccer tu curiosidad, por lo que te diriges a la explanada que el Kakita usa como taller para sus esculturas.

El sonido del cincel y el martillo te dan la bienvenida antes de llegar. El lugar de trabajo está protegido del sol con una fina lona amarilla sujeta a varios sauces plantados hace décadas, dándole al lugar un lugar algo de frescura.

Minuso se encuentra terminando una de sus creaciones ligeramente apartado del centro de la estructura y atendido por su sobrino, un niño de apenas cinco años, que se encarga de alcanzarle las diversas herramientas de una mesa cercana.

Parece totalmente abstraído del mundo mientras perfila los últimos detalles y silva alegre una melodía pegadiza.

Arashi observo muy atento a Washi, para ver cual seria su siguiente acción ya que la invitación realizada por su hermano no daba mucho crédito a su verdadera intención, por lo que al pasar-le de largo y con un saludo, el joven deja escapar una sonrisa e inicia su camino a la posada, tal como lo hacia la señorita.

-¿Dormiremos aquí?- dijo refiriéndose a la posada que se veía estaba bien decorada y seria de calidad.

Washi asiente, seguramente demasiado acostumbrada a ese ostracismo como para resultarle importante. Aunque eso no tendría porque incluir a tu persona, pero claro, tu deber estaba siempre primero ¿o no?.

-Sabes... Creo que me siento en condiciones de ir con su hermano a dar una vuelta por los alrededores- dijo con tono algo emocionado -Ya que pensándolo bien, me vendría bien hacer un poco de relaciones con los demás- termino diciendo, sin esperar respuesta de washi.

-Nos veremos en un rato- sentenció mientras se retiraba del lugar para dirigirse a donde Jumo.

La shugenja empieza a ordenar sus enseres como si no le importara. Acostumbrada a estar etiquetada desde hace años ni siquiera le enturbia las ideas el quedarse sola en el ostracismo. Así que libre de toda responsabilidad te decides a bajar.

Los samurais estaban reunidos frente a la mesa, aunque uno de ellos se encontraba de pie haciendo bailar un par de marionetas con las que intentaba ejemplificar lo que acontecería en la noche de boda mientras que el resto de samurais rien a carcajada limpia. En un rincón puedes ver los restos de varias botellas de sake, o al menos eso supones porque resulta imposible averiguar lo que alguna vez hubieran contenido.