Andros los condujo a un lugar donde hubieran suficientes catres para todos, habló con un enano, para que éste tomara su habitación particular, y que de este modo, él pudiera estar en aquella habitación con los nuevos llegados... no quería dejarlos solos en aquel lugar, quizá él no fuera suficientemente fuerte para mantenerlos seguros, quizá no fuera un personaje divertido para mantenerlos dichosos y posiblemente no fuera el líder carismático que los mantenía unidos, pero desde antes de verlos salir de aquellos escombros Andros ya los amaba y no quería por el momento que sufriesen ningún percance...
Compañeros míos... quizá sea injusto y doloroso hablaros de esto... pero existe la opción, si no conseguimos los objetivos propuestos... de dejar ciego a un Dios en una de las posibilidades... es algo que me asusta y me disgusta, pero si yo fuera un dios, amablemente daría mi sentido de la visión para proteger al mundo de un mal tan mayor como es ese liche...
No quiero importunaros más, cuando estáis todos deseosos de descansar de una vez por todas... buenas noches compañeros...
Asiste a la reunión en silencio, y se limita a asentir cuando le nombran mientras saca la espada rota de Golash y la deposita en la mesa. No tenía pensado nada especial para la espada. Simplemente la había cogido porque algo le decía que debía hacerlo. La información que reciben le deja completamente bloqueado. Sigue pensando que han muerto y todo aquello forma parte del proceso normal que todos sufren al morir. Goinar es el único que no está con ellos. Posiblemente fue el único que consiguió sobrevivir al ataque del hombre-rata.
Ya en la habitación, más tranquilo y sin la presión de tener a un puñado de dioses rodeándole, sopesa las opciones sin prestar demasiada atención a la discusión de Rhasgar y Jullian.
- Bueno, tenemos tres opciones, pero las tres parecen peligrosas. A simple vista optaría por ir en busca del Libro Azul. Es cierto que en las profundidades los drow tendrán ventaja sobre nosotros, pero podemos acceder directamente desde donde estamos. Eso facilita las cosas - mira a los demás asegurándose de que le escuchan - La escama me da mala espina. Si ese Golash estuvo a punto de derrotarnos, alguien que se hace llamar Rey Licántropo debe ser mucho más peligroso. Y sinceramente, prefiero morir en las profundidades que acabar convertido en un dracónido-rata - Hace una mueca y mira a Andros antes de continuar - La otra opción es derrotar a un clérigo de Ghaunadaur. Sinceramente, me parece la opción más sencilla, pero debemos cruzar ese asqueroso desierto de nuevo. Además, no soy un experto en religión, pero creo que ese dios también suele tener drows como sus siervos. Me equivoco?
Todo lo que los dioses nos dijeron fue chocante y por primera vez se pudo ver una muestra de sentimiento en mi rostro, primero de alivio por saber que Silvanus vivía y luchaba por este mundo aun, o eso pensaba yo. El otro gesto fue poner dos dedos de mi mano derecha en mis sienes, como si me estuviera provocando todo aquello dolor de cabeza. Realmente era una muestra de preocupación, mal llevada a cabo.
Cuando nos fuimos y llegamos a nuestra habitacion, me sente en la cama más apartada posible del núcleo de la reunión, sentado, con las piernas encogidas de tal manera que las rodillas tocaban mi pecho.
Pensaba en lo irónico que era el destino, había emprendido un viaje forzado tras perder lo que me importaba, había acabado en una ciudad de orcos y había decidido emprender una cruzada con un pequeño grupo de bestias que suponían un peligro para las cosas que importaban a los orcos, familias, hogares. Pero en un giro inesperado ahora caía sobre mi, y sobre el resto del grupo la responsabilidad de salvar a nuestros dioses, y también a nuestro mundo, un mundo que yo aun no conocía.
Jullian parecía más presa que cazador, en ese momento, tanto gimotear por su dios, por otro lado Rhasgar se mostraba duro ante el dolor ajeno, y otra cosa que me parecio “comica” fue el comentario de Heskan, no me pareció que Golash estuviera a punto de vencernos, ni de cerca, ¿Fue duro? Si, ¿Vencernos? No lo creo.
Me levanté de la cama, con paso firme pero ligero como siempre y me uní al grupo en esa conversación, algo que no había hecho mucho, más bien nada, con anterioridad.
- Superalo, la mejor manera de honrar a tu dios es salvar su vida en nuestro tiempo. - Dije las palabras de apoyo que a mi me hubiera gustado escuchar. - No se que es eso que llamáis drow, pero prefiero malo conocido, vayamos a por la escama, y si podemos, cacemos al rey ese de paso... - Concluí con un claro desprecio a la criatura de la que hablaba.
Cada cual tenía su prioridad en cuanto a los caminos que podíamos tomar. Heskan optaba por enfrentarnos a esos elfos traicioneros, cosa que me agrada pues no hay que volver al desierto de esta diabólica realidad. Y como salido de ninguna parte, el elfo que nos acompañaba siempre silencioso, también da su punto de vista. ¿Superarlo? ¡Qué impertinencia! Aunque con esa carita de ángel me es imposible enfadarme con él y, en cierta medida, lleva razón. La mejor forma de honrar a Amaunator es salvar su vida en nuestro tiempo, o realidad, o posibilidad, o como sea que se llame.
Escucha a Dalrien y asiente a su comentario, para acto seguido girarse a mirar a los demás.
- Bien, tenemos un voto para la escama y otro para el Libro. Qué opináis vosotros?
Post corto pero no tengo más que añadir. Simplemente para que la gente se acuerde de que tenemos esto pendiente.
La druida tan sólo quería acabar con esto de una vez para regresar a sus amados bosques. Ya no recordaba el fulgor de las hojas verdes bañados por los primeros rayos de la aurora, tampoco recordaba el fresco verdor, había olvidado su olor. Fuera lo que fuera debían partir más.
- Cualquier lugar pero los drow nó, son traicioneros y no sobreviviríamos a una de sus emboscadas, respecto a la madriguera de esos licántropos ya nos hemos enfrentado a ellos y no sé... - responde la elfa - voto por derrotar al clérigo y arrebatarle el Ojo.