Partida Rol por web

Aggg.... qué poco le gustaban los trapicheos y conspiraciones que no controlaba ella misma.... Odiaba esa sensación de inseguridad que le provocaba saberse en manos de las retocidas maquinaciones de terceros...

Con los dientes apretados y la vista fija en la dirección por donde se había escurrido la desconocida, masculló en voz baja a los demás...

- Tienes razón amigo... no hay nada peor que darle la espalda a un posible enemigo... si piensan tendernos una trampa, mejor meternos en ella sobre aviso a que un día nos la tiendan por la espalda... además... - piensa al recordar a la forjado y el anciano muerto- no me llaman asesina todos los días... me gustaría saber qué demonios está ocurriendo aquí...

Apartando la mirada de la oscura callejuela echa un vistazo circular con la clara intención de reubicarse...

- Bien... los interesados en acompañarme que me sigan... a la taberna El Yunque Roto se va por aquí... si no es mucha molestia mantengan los ojos bien abiertos, no me gustaría encontrarme con algún otro personaje misterioso de improviso... ya he tenido suficientes sorpresas por esta noche...

Y echa a andar decidida...

Observó con detenimiento al nuevo encapuchado, intentando encontrar alguna similitud con el que asesinó al anciano en el puente. Si se trataba de la misma organización, les estaban colocando una trampa, y estaban a punto de caer estrepitosamente,

- Si pensáis que lo mejor es ir, les acompañaré, pese a que todo esto no me da ninguna buena espina. -  No solía fiarse de nadie, y mucho menos de un desconocido que les enviaba a una mas que posible trampa, pero… ¿Qué otra opción tenían?.

- Llévanos allí. – concluyó con voz seca.

Con decisión, Lyann se adelantó al grupo, sin fijarse siquiera en quienes le seguirían a la taberna y quienes no. El recién conformado grupo se encontraba en el Distrito Universitario, ubicado en las zonas más altas del sur de la Ciudad de las Torres. Ahora, según la única mujer del grupo, su destino estaba en las zonas inferiores de Sharn, y para colmo en la zona oeste.

El viaje resultó largo. A medida que se escabullían por los pasillos, puentes, pasajes y pasarelas del intrincado diseño que las torres y capiteles conformaban, los cuatro iban notando los cambios en la estética de cada vecindario. Mientras bajaban, las calles se veían más y más pobladas, paradójicamente. La lluvia era motivo para quedarse dentro de las casas, pero cada vez que descendían un nivel, podían ver una cantidad creciente de vagabundos. El esplendor de los capiteles se desvaneció por completo en las bases de la ciudad, donde las estructuras eran más viejas y antiguas, y también más descuidadas y derruidas.

Ocultos por la impenetrable cortina de agua, se detuvieron. Lyann reconocía el lugar, aunque no lograba divisar la torre que buscaba con exactitud. A lo lejos, la vio. Débilmente iluminada por una simple lámpara pudo ver El Yunque Roto, ubicada en un récodo de la base de la Torre del Constructor. Un cartel en la entrada indicaba que el lugar era administrado por la casa Ghallanda.

La taberna se encontraba atiborrada. Aunque parecía simple, no se encontraba descuidada. La mueblería era rústica, pero al parecer limpia. A pesar de no ser demasiado grande, mucha gente disfrutaba sus bebidas y hasta se oía una alegre canción proveniente del fondo. Los parroquianos voltearon al ver a los forjados, y aunque la mayoría siguió con sus asuntos, varios les sostuvieron la mirada con ojos cargados de odio. Nada a lo que no se hubiesen acostumbrado.

Pocos segundos después de atravesar las puertas, el calor proveniente de una chimenea cercana resultaba reconfortante y acogedor. Sin hacerlos esperar en demasía, una mediana se acercó al grupo, abriéndose paso entre las mesas y algún que otro hombre parado en su camino.

-Bienvenidos- saludó cordialmente, aunque su aspecto algo cansado delataba una actitud forzada. -Ustedes deben ser los invitados de la dama, ¿verdad? Muy bien, acompáñenme- ordenó, sin aguardar respuesta. La mujer les llevó a un segundo piso, donde había unas pocas habitaciones. -Pueden descansar aquí- dijo, dándoles una llave. Abrió la última puerta del estrecho pasillo y pudieron ver una  pequeña habitación donde se había dispuesto cuatro viejos colchones. -No me avisaron que venían forjados- comentó, suspirando. -Bueno, mejor para ustedes. ¿Necesitan algo más?- inquirió, aguardando con impaciencia. -Si es así, no duden en llamarme. Y si desean algo de beber, ¡invita la casa!- exclamó ya de espaldas a ustedes, mientras se dirigía a las escaleras. Volteó por un segundo, para agregar algo que había olvidado. -Oh, la reunión será al amanecer- concluyó, para salir disparada hacia el primer piso.

Se mantuvo en silencio durante el trayecto sumido en sus pensamientos, incluso cuando la mediana les guiaba por el interior de la posada. Todo esto era demasiado extraño, parece como si los trataran como marionetas dentro de un juego. Pero Galen no era de los que se amilanaba, y ya puestos a adivinar que es lo que estaba ocurriendo, pensaba llegar hasta el final de este asunto.

Observó la habitación durante unos segundos. Quien estuviera detrás de todo esto estaba tomando muchas precauciones para que todo estuviera en secreto. Se acercó a una de las camas al cerrar la mediana la puerta y posó sobre ella su maza y escudo.

- ¿Que pensáis de todo esto? – preguntó a sus nuevos compañeros con voz seria. – ¿No os parece demasiado raro?. -

Observo a la mediana mientras desciende las escaleras y no puedo evitar preguntarme si no deberíamos hacerla hablar y que nos cuente lo que sabe. Entonces me doy cuenta de que estoy pensando como un humano. Mi creador netió demasiado de sí mismo en mi cuando me construyo. Me pregunto qué tiene reservado la profecía del dragón para los medianos. Si yo fuera un dragón sólo los usaría para jugar a las canicas, pero bueno...

Raro y sospechoso, sobre todo. Por otro lado, podría usar el descanso para recuperar mis energías. Sospecho que mañana las vamos a necesitar.

Tras contestarle, fijo mi mirada en el humano. Mis iris mecánicos giran en el sentido de las agujas del reloj mientras me fijo bien en su aspecto.

Decidme, Galen, os vi combatir con maza y escudo pavés. ¿Sois acaso un guerrero?

No estaría de más conocer de qué son capaces nuestros dos nuevos amigos si vamos a enfrentarnos a la reunión de mañana todos juntos.

Borstion observó con una mueca los colchones con una mueca sarcástica.

Conque no esperaban forjados... Eso disminuye un poco las chances de que esto sea una trampa, o como mínimo nos da la ventaja de que no saben con lo que se meten.

Después mira con una expresión desagradable a Galen y a Lyann en espera de su respuesta.

- ¿Guerrero?, viendo mi forma de batallar se me podría confundir con un guerrero, pero me temo que mi fuerza no solo reside en mis músculos. – respondió al forjado. La verdad es que no le gustaba nada hablar de su vida ni dar detalles, pero entendía el recelo que pudiera crear esto en sus compañeros. – Mi fe es la que me hace seguir adelante, la que guía mi maza y la que vela por mí en los momentos difíciles. – Hablaba con confianza ciega en lo que decía.

- Consideradme pues un arma tocada por el poder de los Dioses, pues eso fue en lo que me debí convertir y con lo que tendré que convivir el resto de mis días. – denotaba cierta tristeza en sus palabras. Sacó de su petate un pellejo ya roído por el tiempo y pegó un buen trago al transparente líquido que emanaba de él, dejando un ligero aroma a aguardiente enano en la sala.

- ¿Y vos? – comentó interesándose por el forjado de capa azul. – Veo extraño encontrar ciertas aptitudes sortílegas en un forjado. Sin duda sois especial. ¿Qué os trae por Sharn?. -

Apoyo se muestra encantado de satisfacer la curiosidad de Galen. Es un alma social, deseoso de la conversación y el parloteo:

Bueno, en primer lugar creo que será mejor que nos tuteemos. Algo me dice que vamos a tener que jugar a este juego juntos y serás más cómodo si dejamos las formalidades a un lado.

En segundo lugar, sí, soy un especimen muy poco frecuente, parece ser que, en el proceso de mi creación, se vieron implicadas ciertas fuerzas mágicas, creando una conexión entre yo mismo y las energías naturales de los dragónes ancestrales. No soy un mago, que haya aprendido sus conjuros con el estudio como la mayoria de mis compañeros de raza que manejan las energías arcanas, sino alguien que las utiliza por pura intuición y por designio de los dragones ancestrales.

Es éste hecho el que me ha traido a Sharn, busco información sobre la profecía del Dragón, una profecía aún por descifrar que...Hago una pausa. Bueno, es algo muy largo y aburrido y no quisiera que os cansarais de mi tan pronto. Prometo contároslo todo más adelante, si aún quereis.

Escuchó con atención las palabras de Apoyo. Sin duda se trataba de un extraño ejemplar, pero si algo había aprendido en los últimos días, es que en Sharn se podía encontrar cualquier tipo de criatura. No sabia cual era el origen de este tipo de maquinas vivientes, pero había algo en ellos que le resultaba familiar, como si en el pasado hubiera pasado mucho tiempo junto a este tipo de individuo.

- Claro que si. Estaré encantado de escucharte Apoyo. – respondió al forjado mostrando una leve sonrisa al escuchar sus palabras. – Bueno, creo que, como dijo Apoyo,  deberíamos descansar para recuperar fuerzas. No sabemos con lo que nos enfrentaremos mañana. – comenzó a quitarse la armadura de escamas que cubría su cuerpo dejando ver su torso. Una multitud de cicatrices y marcas recorrían cada palmo del mismo, centrándose sobretodo en la espalda, donde se podía observar la mayoría de ellas.

 - Antes de alba despertaré, si alguno está interesado en que lo despierte que me lo diga. -

Cuando Galen se quita la armadura y expone sus cicatrices no puedo evitar pensar Vaya, no debe ser muy buen sanador para ir por ahi con esas cicatrices. Será mejor que me ocupe yo mismo de Borstion y mi mismo.

Borstion y yo no necesitamos dormir. Podemos ocuparnos de montar guardia. No me hace mucha gracia dormir justo donde esa quiere espera encontrarnos. Creo que Bors deberia pasar la noche frente a la puerta, en el pasillo, si no os importa.

No hay ventanas en la habitación.  Al parecer, todas las paredes de la misma están orientadas hacia el interior de la torre, y la taberna no ocupa toda la base, por lo que los deja en un ambiente un tanto cerrado. Algo común en Sharn.

Mientras sus compañeros hablaban la muchacha había recorrido con la vista cada palmo de la habitación fijándose en todos los detalles que pudieran llamarle la atención.... Una cosa era aceptar la hospitalidad de un desconocido y otra bien distinta era tenderse a ciegas en sus manos....

Disimuladamente escuchaba interesada la historia del forjado.... aunque el que más le intrigaba era ese clérigo con todos sus misterios a cuestas.... y cuando éste se quitó la armadura y dejó al descubierto el entramado de cicatrices que le recorría entero no pudo evitar levantar una ceja con expresión impresionada....

Madre mía... ¿a quién demonios hizo enfadar este tío?... ¿eso son latigazos?...

Se recuperó mucho antes de que nadie se diera cuenta de su sobresalto y con naturalidad aceptó la propuesta del hechicero, a la par que dedicaba una sonrisa agradecida a Borstion...

- Me parece una gran idea, gracias. Es un placer contar con dos forjados para estos menesteres, me sentiré mucho más tranquila con vosotros vigilando mi sueño...

Sin más se desabrochó la capa y se echó cuan larga era en el colchón más alejado de la puerta... se cubrió con la capa a modo de manta y mientras se movía como acomodándose, sacó una de sus dagas y la deslizó hasta dejarla por detrás de su cuello sujetándola por la empuñadura, en una postura tal, que se podría jurar que tan sólo estaba usando ese brazo para apoyar la cabezaen la muñeca...

Y es que, por muy sinceras que pudieran sonar sus palabras.... Lyann Sariasta... por decir uno de sus muchos nombres, no se fiaría ni de su sombra...

A pesar de su atenta inspección, confiando en la desarrollada habilidad de sus ojos para este tipo de cosas, Lyann no logró atisbar ningún indicio de peligro. Al fin y al cabo, no había más que unos catres y un armario vacío en aquella sencilla habitación.

Borstion observa las cicatrices en la espalda de Galen sin ninguna expresión, comprende que fue para evitar esas heridas que él fue creado, pero respeta a alguien que aún así se molesta en tomar riesgos.
Con su eterna e insoportable cara de pocas pulgas, Borstion se dirige a la puerta y una ves fuera coloca la cimitarra en su hombro mientras estudia con expresión agresiva los alrededores, cada ves que alguien se acerca comienza a mover la cimitarra como queriendo hacer algo más.

Ptah, siempre de guardia, si serán flojos... Espero que sirvan para algo más

Al final, aquella había resultado una noche larga. Asaltados por una forjado psicópata, luego interceptados por la guardia, y finalmente abordados por una extraña figura con palabras imperativas. Aquel era momento de olvidar eso, y los humanos pudieron apreciar que, a pesar de su apariencia, los catres resultaron ser bastante reconfortantes. No tardaron más de unos pocos minutos en quedarse dormidos. Así, quedaron bajo la guardia infranqueable de ojos que refulgían en el medio de la oscuridad. Borstion la hizo prácticamente solo, ya que su compañero necesitaba de un descanso relajado para lograr hacer uso de sus inusuales habilidades.

Sólo la costumbre hizo que Galen se despertara primero, porque ni un rayo de sol ni el sonido de los pájaros y ningún indicio de que afuera había vida penetraban la paredes de roca de la Torre del Constructor. El clérigo procedió a hacer sus rezos, bajo la mirada curiosa de los forjados. Más tarde, fue turno de Lyann, la última en despertar. Al parecer, su metabolismo le había fallado un poco. Si aquellos con los que compartió habitación hubieran sido otros, la mujer tal vez nunca hubiese despertado.

Unos golpes en la puerta llamaron la atención de todos los presentes. Sin aguardar respuesta alguna, se oyó el sonido tintineante de un llavero, y luego se abrió la puerta, revelando la pequeña figura de la matrona de El Yunque Roto.

-Buenos días- saludó. Esta vez parecía de mejor humor, seguramente gracias a algo de descanso. No obstante, su semblante denotaba algo de preocupación también, como si esperase sucesos aciagos. -Espero que estén listos. La dama espera por ustedes- anunció, sin mover un músculo ni hacer ademán alguno de retirarse.

El sueño había sido placentero, hacia muchos días que no lograba conciliar el sueño. Supuso que el hecho de que alguien velara por él hizo que se relajara mas de la cuenta. Aun así, se despertó al alba para realizar sus rezos. Cuando terminó sus rezos observó a sus compañeros. Apoyo parecía sumido en un extraño trance mientras que Lyann dormía profundamente. Supongo que la misión que os encargué tendrá que esperar… Pensaba mientras observaba a la muchacha.

La llegada de la mediano ocurrió cuando estaba terminando de atar correctamente las correas de su armadura… Vaya, si que demuestra tener interés esa dama en nosotros. Pensó para si mientras se echaba al hombro el escudo.

- Bueno, la dama nos espera. No nos demoremos demasiado. – comentó a sus compañeros una vez había acabado de preparar sus objetos personales. Cuando el resto del grupo se hubo preparado, bajó a la taberna a reunirse con la misteriosa dama.

Tras mis ocho horas de trance me sentia de nuevo relajado y lleno de energias asi que pude observar el ritual de Galen y el despertar de Lyann. Cuando entra la matrona la saludo a ella y a Borstion.

Buenos días. Listo y preparado cuando mis compañeros lo dispongan