De repente, el aire parecía más pesado. No es que los forjados pudieran sentirlo, pero Lyann y Galen comenzaron a notar la falta de una corriente apropiada allí abajo, a la cual medio se habían acostumbrado. Borstion estuvo inmóvil por unos segundos, cetro pentagonal en mano. Sin siquiera cruzar miradas con sus compañeros, lo deslizó en su ranura correspondiente.
Por un instante que se extendió hasta el fin de los tiempos, el guerrero se sacudió sobre su base de madera como si el frío gélido de más allá de Khorvaire pudiera calarle hasta los huesos. Pero cesó, y cuando retrocedió aún no había soltado el cetro. Aunque hubiera querido, ese rayo que le golpeaba causaba que todas sus articulaciones se contrayeran; debilidades de su materia orgánica.
Motivo: Daño trampa [electricidad]
Tirada: 1d6
Resultado: 4
El daño se divide en dos, como recompensa por la inventiva de aislarse del suelo metálico. Borstion recibe 2 puntos de daño sin TS.
-Bueno...creo que ya sabemos que no era el pentagonal -dijo Apoyo con un tono que no dejaba claro si era de humor o de seriedad.
-Toma, Borstión, bébete esta poción.
Le doy mi poción de reparar daños leves (1d8+1)
Aun no...mascullo Borstion con el frio penetrando en sus sistemas, aunque sabia que podria haber sido mucho, mucho peor...en cualquier caso, lo mas importarte era continuar con esta dichosa tactica de prueba y error para solucionar el asunto cuanto antes mejor....
Conservala Apoyo, todavia quedan un par de pruebas antes que me rinda comento tozudo el forjado colocando la siguiente de las dichosas varas
De momento no estoy tan jodido, aun puedo aguantar un par mas de estas antes de estar a 1/2 vida..conservemos recursos por el momento
-Bien, entoces, no queda mas que la triangular primero , rectangular despues y pentagonal al final. En teoría no derbería haber más altercados.
Apoyo notaba un punto de excitacion ante lo inminente
Hrum....Borstion no disfrutaba de la emocion de su hermano metalico, a fin de cuentas todo lo que habia experimentado hasta el momento no era mas que dolor procedente de conjuros desde las trampas que custodiaban este extraño lugar...en cualquier caso no dudo en continuar colocando los bloques; dispuesto a llegar hasta el final.
Las sombras que acechaban la entrada al taller no ayudaban a calmar los ánimos de los aventureros. Se oían respiraciones pesadas, el roce del suelo metálico con alguna bota que se movía con nerviosismo, un montículo de escombros pequeños deslizándose por las paredes exteriores... ¡incluso el silencio de los rígidos forjados se hacía notar! Pero nada captaba la atención como la forja. La mayoría observaba con una mezcla de curiosidad insana y miedo inconsciente, pero Borstion comenzaba a desarrollar odio por la condenada magia que la protegía y los dioses que la habían parido, aunque no se atrevía a comentarlo. Algo le decía que iba a necesitar su favor.
Uno de los cetros se erguía sobre el pedestal, incrustado en su lugar. Sin atreverse a tocarlo, el forjado deslizó aquel de cabeza rectangular en el único orificio posible. No cerró los ojos, ni vaciló, y tampoco retrocedió con precaución. Ese tipo de cobardías eran para los de carne, cuyos cuerpos al menos podían reaccionar a ellas. Imposibilitado de demostrar demasiada emoción, él se limitó a sentirse aliviado al no recibir el golpe de un rayo. Finalmente, con lo que parecía una sonrisa de satisfacción, colocó el centro pentagonal en el último hueco. No tardó en sentirse decepcionado, pues nada sucedía. El silencio se mantuvo inquebrantable, hasta que el espíritu de Borstion demandó una muestra de furia. Un chirrido lo interrumpió con la boca abierta, en medio de un alarido.
Como atraídas por una fuerza invencible, las cabezas voltearon. La forja, el horno y el resto del lugar se mantenían inmóviles, pero de a poco, el sonido del metal sacudiéndose el óxido de los años de encima llenó el viejo edificio. Los chirridos se convertían en colisiones, y luego en sonidos graves de arrastre; las entrañas del asentamiento Cannith se sacudían después de un letargo de incontables años, dando la bienvenida a los visitantes. Entonces, un estallido polvoriento, como si el soplido de un gigante hubiese elevado una nube de tierra y cenizas reducidas a polvo. Lyann y Galen despejaban el aire frente a ellos mientras luchaban por respirar, aunque también vieron con claridad como la piedra al fondo del horno se deslizaba hacia un lado, tal y como una puerta. El cuarteto se acercó para investigar los contenidos de la bóveda. Había allí varios objetos, entre ellos un papel desvencijado y lo que parecían ser frascos; pero lo que en realidad atrajo las miradas fue una placa de colores exóticos que oscilaban entre el púrpura y el azul, con relieves que se entrelazaban dando forma a inscripciones de índole arcana.
Lo acontecido después se sintió como un ente invisible extinguiendo la llama de su vela con la misma voz. La luz que coronaba a Borstion se disipó súbitamente, y en los oídos -o quizás las mentes, pues el aire permaneció inmóvil- resonaron palabras inquientantes.
-Es momento de abrir los ojos y mirar sobre el hombro hacia los días transcurridos-
Entonces, oscuridad.