Dejando atrás el reino de Analand, en otros tiempos pacífico, os adentráis en el ingobernable y peligroso país de Kakhabad. Debéis viajar a la sombría y distante fortaleza de Mampang, donde habita un poderoso mago conocido simplemente como El Archimago.
Vuestro viaje os conduce por las colinas de Shamutanti, a través de las peligrosas calles de Kharé, los páramos desérticos de los Baklands y las estribaciones del Bajo y Alto Xamen hasta la fortaleza de Mampang.
LA LEYENDA DE LA CORONA DE LOS REYES.
Hace siglos, en los tiempos que ahora llamamos Edades Oscuras, regiones enteras del mundo estaban aún sin descubrir. Había pequeños reductos de civilización, cada cual con su propia raza y cultura. Una de esas regiones era Kakhabad, un país sombrío en los confines de la tierra.
Aunque varios señores guerreros habían intentado gobernar en Kakhabad, fracasaron en su intento. Criaturas malignas de toda especie, expulsadas de países más civilizados del otro lado de los picos Zanzunu, habían penetrado poco a poco en Kakhabad, que llegó a ser designado con el nombre de Guarida de Alimañas del Extremo de la Tierra.
La civilización y el orden habían ido extendiéndose por el resto del mundo conocido desde que Chalanna, el Reformador de Femphrey, descubriera la Corona de los Reyes. Con su ayuda, Chalanna llegó a ser Emperador del mayor imperio del mundo oriental. Esta corona mágica tenía poderes misteriosos, otorgando a su dueño cualidades extraordinarias de mando y justicia. Pero la ambición de Chalanna no era conquistar reinos, sino instaurar la paz en naciones aliadas con Femphrey. Así, en su sabiduría hizo pasar la fabulosa corona de gobernante en gobernante a los reinos vecinos y con la ayuda de sus poderes mágicos esos países fueron conociendo uno a uno la paz y la prosperidad.
El camino estaba marcado. Cada gobernante tendría en su poder la Corona de los Reyes durante un período de cuatro años, en los que establecería el orden en su reino y se integraría en la creciente alianza de Femphrey. Hasta entonces se habían turnado ya bajo el imperio de la corona los reinos de Ruddlestone, Lendleland, Gallantaria y Brice. Los resultados eran inmediatos. La guerra y la disensión habían desaparecido prácticamente de esos reinos.
El Rey de Analand recibió a su debido tiempo la Corona de los Reyes en medio de una gran ceremonia y, desde aquel día, el desarrollo de Analand quedó asegurado. Nadie sabía a ciencia cierta cómo la Corona de los Reyes podía causar un efecto constructivo tan inmenso sobre una nación entera. Algunos decían que producía una inspiración divina, otros que su poder se ejercía sólo sobre las mentes. Pero una cosa estaba fuera de duda: sus efectos eran incuestionables. Todo iba bien en Analand hasta la noche de la Luna Negra.
El Rey fue el primero en descubrir que la corona había desaparecido. Robada en una noche sin estrellas por los hombres-pájaro de Xamen, la corona iba camino de Mampang, en los territorios proscritos de Kakhabad. De los Baklands llegaron noticias de que la corona era llevada al Archimago de Mampang, quien ambicionaba hacer de Kakhabad su reino.
Aunque Kakhabad era un país peligroso, en sí mismo representaba poca amenaza para los reinos vecinos. La falta de gobierno significaba que no tenía ejército y estaba permanentemente agitado por sus propias luchas internas. Pero con la Corona de los Reyes para establecer el orden, Kakhabad podía convertirse en un mortal enemigo para todos los países miembros de la alianza de Femphrey.
Fue tal oprobio que cayó sobre Analand por la pérdida de la corona, que todos los progresos alcanzados en los dos años en el que país había estado bajo su gobierno desaparecieron pronto. La ley, el orden y la moral fueron conculcados. El Rey fue perdiendo la confianza de sus súbditos. Los territorios vecinos miraban con recelo a Analand desde el otro lado de sus fronteras. Corrían rumores de que se preparaban invasiones contra Analand.
Quedaba una esperanza. Alguien, un grupo -pues una fuerza militar nunca sobreviviría al viaje- debía ir a Mampang y recuperar la Corona de los Reyes. Sólo recuperándola se vería Analand libre de la terrible maldición que pesaba sobre el país. Vosotros habéis sido escogidos de los voluntarios que se han ofrecido para ir a buscar la corona y vuestra tarea es clara.
Debéis atravesar Kakhabad y conseguir la Corona.
Sí habéis llegado hasta aquí (y además habéis leído la historia de la corona relatada en la sinopsis), felicidades. Pues esa es la idea, realizar la gesta narrada en la saga de Steve Jackson de Brujos y Guerreros de la extinta Altea, con las reglas de Runequest. Aunque la casa real de Analand está lo suficientemente desesperada para aceptar a miembros de casi cualquier raza, se aconsejan humanos, pero si no hay ninguna raza que desentone, se puede hablar.
Puede ocasionalmente aparecer alguna imagen de la saga para ilustrar la partida. Esas imágenes son de ©John Blanche (1983), de Ediciones Altea.