- Ya estáis tardando vosotros. Y tranquila, Madison, seguro que tu querido novio espantará a cualquier araña que haya sobre la cama aunque… ¿ya piensas irte a dormir? Aburrida… — bromeo antes de ponerme en camino. Usando mi linterna la cual enciendo, comienzo a caminar hacia lo que podríamos llamar el vestíbulo. Abro bien mis ojos y permanezco muy atento a lo que me rodea.
Madison miró a Jeremy con cara de asqueada.
Sí, de vosotros, loosers, pensó. Después, volvió a concentrarse en la casa y alumbró para ver que era lo que había. El polvo acumulado durante quién sabía cuánto tiempo, cubría todos los muebles y el suelo, convirtiendo aquel lugar en un auténtico infierno para los asmáticos.
La madera parecía haber corrido el mismo destino que el exterior le había vaticinado, y víctima de las termitas y la falta de cuidados, cada uno de los tablones parecía estar a punto de separarse del resto, convirtiendo aquel lugar en un auténtico esqueleto.
-Este sitio es una auténtica pocilga. No pienso pasar aquí la noche. -dijo Madison en voz alta.