Partida Rol por web

Entro en el hotel nuevamente mientras mentalmente me encojo de hombros. Era curioso que tanto sabath y ninguno conociera el rito de la vaulderie. Pero la verdad es que me importaba mas o menos nada

Hacia poco tiempo que dejaron en Hotel y pensó Frank –espero que el amigo Klaus no crea que no hayamos rajado de la misión que nos mando, jeje. Entra con sus compañeros en busca de Klaus.

Klaus esta hablando con el de la recepcion cuando os ve aparecer. Se os queda mirando con cara de extrañeza

- ¿Ocurre algo?

Frank se asegura que nadie, ajeno a ellos, escucha lo que va a decir a Klaus y empieza: 

Klaus os mira con gesto de sorpresa

- Pense que ya lo habiais echo entre vosotros antes de venir hacia aqui, pero claro, es comprensible, se os hizo venir deprisa y corriendo. Bien, acompañadme.

Klaus regresa hacia la sala donde antes hicisteis la reunion. Ahora unos camareros estan preparando la mesa colocando sillas y cosas de esas. Klaus os explica que despues alguien dará ahi una conferencia y esta sala no podreis usarla. Abre una puerta al fondo de esa sala que da a unas escaleras de piedra de las de caracol. Bajais por las escaleras alumbradas por unos focos alogenos de bajo consumo. Llegais a una estancia circular con unos extraños caracteres pintados en el suelo. Al fondo de esa estancia circular hay una puerta de hierro, la cual abre Klaus pesadamente. Tras esa puerta esta la niña perro que visteis anteriormente.
- Tomad posicion todos en circulo

Anton se situa junto a sus compañeros en circulo como indica Klaus.

Me reuno en el circulo indicado por Herr Klaus, con una medio sonrisa. Aunque sabia que era serio, no podia evitar sentirme como una niña jugando al corro de la patata.

Klaus rebusca algo en sus bolsillos y saca un mando a distancia, aprieta un boton y del centro del circulo surge una mesa de piedra y 4 braseros. Los braseros comienzan a arder*, pero algo en el ambiente os indica que no teneis nada que temer, al menos, aquellos que esten convencidos de su fe en Cain y en la creencia de que la sangre os hace a todos iguales. La niña-perro se sube a la mesa donde Klaus la ata con unas correas.

- ¿Alguien quiere hacer los honores de cortar el pastel?

Frank se sienta junto a los demás mientras piensa –menudo chiringito tiene montado el amigo Klaus, que bien se lo monta-