Llevais ya varias horas en aquel establecimiento en el cual habíais quedado con algún superior de la resistencia. Era una pequeña ermita en ofrenda a Corellon Larethian, abandonada hace muchos años y que el tamaño de esta impedía que pudiese catalogase como dungeon, ya que apenas ocupaba dos habitaciones, las cuales exhumaban moho por los huecos entre los ladrillos de resistente granito, y en cuyo interior bien podía parecer que hubiese pasado un ciclón : Mesas y sillas derruidas, los cepillos de limosnas sacados de su sitio, las cortinas rasgadas y, en muchos casos, tiradas por el suelo, los cuadros de incalculable valor pintados en ofrenda al dios elfo habían sido arrancados de su sitio por algún codicioso impresentable, y varias vasijas de cerámica con grabados de los distintos dioses del panteón estaban hechos trizas en el suelo, completamente descascarillados y rotos; junto a varias flores secas y machacadas esparcidas por la ermita, en la cual parecía que se hubiese librado una batalla campal de hormigas.
Los cinco miembros que os habiais unido como nuevos reclutas a la resistencia erais bastante variopintos : Una chica algo siniestra, un monje borracho, un guerrero guaperas, un minotauro y un clérigo erais todo lo que os habiais logrado unir a la resistencia en contra de los elegidos de la Tarasca Dorada.
Los elegidos de la Tarasca Dorada eran unos guerreros que, al principio, empezaron siendo bien pocos, pero que en cuestion de dias se transformó en un poderoso ejercito que se hizo por la via diplomatica con medio mundo, un mundo que había sido creado por la fusion de distintos universos y planos y que, al final, daba la impresión del plano material. Algunos reinos se habían revelado contra la Tarasca Dorada y habían acabado hechos cenizas y con su rey muerto, así que os habiais terminado de convencer que era vuestro deber someteos, o, al menos, hasta hoy, cuando habeis decidido unios a una organización secreta, formada por bien pocos miembros, que busca revelarse a la Tarasca Dorada y de la cual os habeis enterado por un metodo u otro
Yamiko llegó la primera al lugar, y, asombrada, arqueó una ceja mirando a sus compañeros tal cual fueron llegando, serían un grupo pintoresco si toda la Resistencia era igual. Aunque, en fin, ella tampoco es que fuese muy normal en algunos asuntos... Se limitó a mirar con la boca a cal y canto, como los compañeros entraban y esperaban a algún superior.
-¿Veniis a por lo de la resistencia, no?- Rompió el silencio la chica, manteniendose impasible
Accedo al lugar y su calor me es confortable. Observó a la mujer que allí aguardaba de arriba abajo frunciendo el entrecejo e inspiro profundamente. -Non Brauzen, dimiplop- murmuro en gigante y, tras unos segundos mirándola, camino pesadamente hasta la pared más cercana donde me poso cruzando los brazos sobre el pecho y aguardo al resto. -Será un problema el lenguaje- pienso al no entender las palabras que la humana dijo pero, por intuición, cuando ella sacó una cadena que le colgaba del cuello y mostró el símbolo de la resistencia.
Ciclón está sentado en una silla que hay en una esquina de la taberna. Lleva bastante tiempo allí y ya no sabe como sentarse, ahora se encuentra con la silla inclinada y los pies subidos apoyados en la mesa. Suavemente balancea la silla atrás alante mientras espera a que alguien o algo llegue hasta él.
El guerrero se sorprende ante tal cantidad de gente extraña por la zona, pero de lo que se sorprende y alegra es que él sea el más guapo de todos. Sus grandes músculos y su belleza natural hacen que muchos de los presentes le observen lo que hace.
Ciclón tenía ya una legión entera de fans allá de donde venía, pero aquí era un total desconocido, al menos por el momento. Porque pronto todo eso volvería a ser como antes.
Por fin llegó a aquella retirada ermita. Bob había tardado en llegar porque se había perdido, bueno la verdad es que se había parado en la última taberna para echar la penúltima.
Apoyado en su bastón entró en la antigua edificación.
Allí ya se encontraban algunos que seguramente vendrían a lo mismo..... una extraña chica sin rostro, una vaca con cuernos y un guaperas hinchado de hierbas esteroidales, o como se llamen.
El monje miró a cada uno de ellos, se apartó de la puerta acercándose a una pared, se sentó apoyándose y de su cintura sacó una bota pegando un largo trago de la misma.
Se recostó un poco, cerró los ojos y esperó.
Jilokasin llegaba algo tarde a la reunion , se habia entretenido demasiado con sus rezos matutinos, por si fuera poco habia quedado con un grupo indeterminado en un lugar secreto ese lugar no era otro que una ermita ,
-Vaya que apropiado mandan a un clerigo a una hermita
Sin mas informacion que la de querer apuntarse al grupo de la resistencia que luchaba contra el despotismo vigente , llego y alli habia reunido una serie de personajes , el primero que le llamo la atencion fue un minotauro , ya que los de su especie eran raros , el segundo personaje pintoresco era un especie de monje chino que no soltaba una botella en el que probablemente llevaba un liquido alcoholico ,
Las ordenes monasticas eran cada vez mas permisivas por lo que se ve con sus devotos
Identifico tambien a un tercer personaje humano como el pero que debia ser guerrero por las armas que poseia
Y con este grupo prtenden que derroquemos un regimen, pues si que son optimistas