¿Qué sucedió con los personajes tras la huída del pueblo?
Aquí resolveremos esas dudas :)
Tras huir del pueblo junto a Charlie Boon, la familia Boyne-Taylor logró llevar a la criaturita a casa de sus abuelos, en un pueblo cercano, antes de poner rumbo lejos de allí, con la intención de no regresar jamás al pueblo en donde habían estado a punto de ser asesinados por una horda salvaje de vecinos enloquecidos.
Seis meses después de la tragedia del pueblo
Tras buscarse la vida como mejor pudieron, abandonando el pueblo y sus vidas hasta ese momento, se emplearon en granjas en distintas aldeas, ganando lo justo como para vivir.
¿Dónde comenzar una nueva vida? ¿Dónde asentarse?
Lo único que se habían llevado consigo del pueblo era un coche que nadie había reclamado, y un medallón extraño...
¿Cómo salir de la desesperada situación?
Por lo pronto, trabajando como esclavos para ganar dinero. Los tres primeros meses fueron francamente duros, pero con mucho esfuerzo, y pasando hambre en ocasiones, lograron salir adelante. En las granjas en las que se emplearon no pagaban gran cosa, pero al menos no morían de hambre, y la perspectiva de continuar con sus vidas en otra parte se abría ante ellos.
A los 5 meses, Andrew logró una plaza de profesor en una escuela menor de Arkham, empleo que le ayudó a conseguir el párroco de la zona, amigo suyo, y conocedor de la precaria situación que los Boyne-Taylor estaban atravesando a raíz de unas cartas que Andrew le escribió, desesperado por los problemas que sufrían. Por fin parecía que el porvenir los sonreía de una vez...
Se mudaron a Arkham, a una paupérrima casa que necesitaba mil reformas, pero que les había salido casi regalada. Los tres eran bastante mañosos, así que con el tiempo, quizás pudiesen arreglarla en condiciones...
Joseph, por su parte, también buscó empleo por la ciudad. Para él sería más complicado, ya que en el pueblo sí era un hombre culto, pero para los niveles de la ciudad no era más que un simple granjero, con una cultura más bien escasa. ¿En qué podría trabajar?
Tras mucho buscar, y ver que no era útil en la mayoría de los empleos a los que se podía optar en una ciudad, acabó aceptando ejercer de ayudante de un jardinero. Algo es algo. Al menos, ingresaba dinero en casa.
Por su parte, Julia deseaba ponerse a trabajar, pero últimamente no se encontraba del todo bien. Acudió al médico, sospechando de qué podía tratarse...
...Y no se equivocó en su diagnóstico. Pero nada dijo aún a su hermano ni a su esposo.
SECRETO DE JULIA
Estás embarazada. De 3 meses. No tienes apenas náuseas, ni ningún síntoma aparente de estarlo, más que el hecho de que tienes un poco más de barriga y has subido un poco de peso.
Aún no le has dicho nada a ninguno. Estabas esperando a un momento en el que os fuesen mejor las cosas para no presionarlos con buscar un empleo a la voz de ya en previsión de poder mantener a la criaturita.
Además, tampoco has dicho nada, porque hay algo que te incomoda.
No notas que estás embarazada... Salvo cuando estás cerca de la mesilla de noche de Joseph. Sabes que guarda el medallón allí, y cuando te aproximas, te parece notar que algo en tu interior late...
...Pero si nunca notas el corazón del bebé...
...Salvo cuando estás allí...
SECRETO DE ANDREW
Desde que abandonaste el pueblo, no has dejado de soñar con el medallón, el que guarda Joseph en el cajón de su mesilla de noche, sólo que en tus sueños aparece uno más, idéntico.
Cada noche te ves, estirándote en un escenario indefinido, intentando alcanzar el otro medallón, pero sin conseguirlo...
Un día lo lograste, y...
...No recuerdas lo que sucedió, pero te despertaste terriblemente sobresaltado.
Desde entonces, no has vuelto a lograr alcanzarlo en tus sueños.
Y sólo recuerdas una cosa. En el otro medallón, el que viste en sueños, es idéntico al que encontrásteis en el pueblo, solo que el de tus sueños, cuando aproximas tu mano a él, se ilumina, y la imagen de medio ojo se aparece, grabada en el metal...
...¡Y Dios Santo! ¡Parece que te mira!
SECRETO DE JOSEPH
Guardas el medallón en el cajón de tu mesilla de noche.
No es la primera noche que te despiertas sobresaltado, porque un ligero zumbido emana del cajón.
El medallón que encontrasteis en el pueblo brilla, y en ocasiones, te parece que en la parte de atrás, junto a la frase "La Llave del que no debe regresar" aparece un dibujo, como de un ojo...
Solo que es la mitad de un ojo, para ser exactos...
...Aún así, y pese a no estar completo, jurarías que cuando se pone a brillar, cualquiera diría que te está mirando...
...Solo que eso es absurdo... ¿O no?
MOMENTO PRESENTE
Ya instalados en la vieja casa, y tras haber empezado a pensar cómo reformarla de cara al duro invierno que se avecina, y teniendo ya un par de empleos con los que llevar un plato a la mesa cada día, por fin habéis podido empezar a pensar en cosas más insustanciales que la supervivencia...
...Como por ejemplo, el medallón que encontrasteis en vuestra huida del pueblo. ¿Qué es? ¿De dónde ha salido? ¿A quién pertenecía?
Parece valioso, pues es de bronce, y a juzgar por su aspecto, diríase que no es precisamente moderno. Picados por la curiosidad de saber si lo que habéis encontrado es un tesoro, decidís buscar quien os pueda dar una opinión experta en la materia.
Joseph no tiene mayores problemas en enterarse de dónde localizar ayuda. Los miércoles por la mañana acude a trabajar el jardín de un rico coleccionista de arte, a quien ha oído en ocasiones hablar de un reconocido anticuario al que frecuenta para comprar objetos, o tasar adquisiciones hechas en el mercado negro.
No le es muy difícil que el rico coleccionista le hable de dónde puede localizarlo,, dándole la dirección de su casa, en donde el viejo hombre tiene también su pequeño negocio.
Al día siguiente, Julia, que no trabaja aún, acude al anticuario para pedirle una cita, exponiéndole el caso a tratar. El hombre parece interesado, así que los cita para el día siguiente, viernes, en su taller, pues desea ver el medallón del que le ha hablado Julia.
La historia de vuestros personajes comienza en casa, mientras almuerzan. justo al terminar, partirán a ver al hombre.
Y durante ese almuerzo arranca la historia en esta ocasión.