La palabra "vampiro", que comenzó a ser usada en Europa en el siglo XVIII, viene de las lenguas eslavas (del alemán vampir, que se deriva del polaco temprano vaper y éste a su vez del eslavo arcaico oper; con raíces indoeuropeas paralelas en el turco y en el persa). Significa a la vez "ser volador", "beber o chupar" y "lobo", además de hacer referencia a cierto tipo de murciélago.
No se sabe a ciencia cierta donde y cuando nacieron los vampiros, pero parece ser que ya en el Antiguo Egipto se constatan los primeros registros a este tipo de humanos. La moderna biología cree que son fruto de una alteración genética o un cruce entre humano y murciélago. Se ha visto a especímenes antiguos de vampiros con forma animaloide, más murciélagos que humanos, sugiriendo que tal vez el gen del murciélago es parasitario y hace mutar a las células humanas y la propia composición del ADN.
Un vampiro tiene normalmente la forma de un ser humano o humanoide. Generalmente, su aspecto es totalmente humano en apariencia, excepto por un extraño color de ojos (generalmente de tonos claros o rojizos) y el desarrollo de unos potentes colmillos con los que realizan la succión de la sangre humana, que es su sustento básico.
Algunos vampiros muy antiguos y afectados en mayor medida por la mutación, presentan rasgos más animaloides, pudiendo tener un tono de piel grisáceo, garras, orejas puntiagudas, dientes afilados y cierto desarrollo de membranas interdigitales, semejantes a las de un murciélago.
El homo vampirae demuestra frecuentemente un aumento de sus reflejos y capacidades motrices básicas, aunque conserva la percepción a nivel humano. Los sujetos de metamorfosis avanzada tienden a desarollar más el oído, asemejándose con ello a los murciélagos. Todo homo vampirae desarrolla en las palmas de las manos y las plantas de los pies unas pequeñas microfibras que les permiten sostenerse durante unos minutos en paredes totalmente verticales y en los techos, durante unos pocos segundos.
Se alimentan extrayendo proteínas y glóbulos blancos (muy necesarios para ellos) de la sangre humana, ya que es la más compatible con su fisiología. El gen vampírico reemplaza totalmente al del humano en cuestión de semanas, y les vuelve totalmente dependientes a la obtención de sangre. Las personas contagiadas adquieren rápidamente un índice muy peligroso de fotosensibilidad, que les impide su exposición directa a la luz solar. Sus ojos son generalmente incapaces de soportar más allá de la luz artificial, siempre que esta no sea demasiado potente, y se vuelven de un color claro.
Los vampiros no pueden reproducirse sexualmente, y las mujeres contagiadas por la enfermedad pierden definitivamente su capacidad reproductora. Aún en el caso de ser revertidas a su estado humano, la esterilidad, que aparece durante la primera semana de contagio, las acompaña de por vida.
Mediante la consumición de sangre y con la alteración de su ADN, los vampiros pueden ralentizar en miles de años su degeneración física, por lo que comunmente se les ha asociado con el ideal de inmortalidad. Algunos caballeros de la Órden de la Espada Santa encontraron y mataron en 1935 a uno de los vampiros más antiguos jamás encontrados, y que según los historiadores vaticanos fue un importante visir egipcio en el Imperio Medio. Su degeneración genética había llegado a tal punto que era más un murciélago que un ser humano.
Esta vieja controversia entre vampirólogos es un debate que perdura hasta hoy día. Existen dos tésis principales acerca de como un humano llega a ser un vampiro:
Sea como fuere, los vampiros no dejan de ser una plaga, o la propagación de una enfermedad muy antigua. Se trata de un subtipo parasitario de la raza humana, que vive y crece a expensas de ésta.
Los vampiros se articulan entre si por un sistema de castas, donde se diferencian dos tipos principales:
Cuando la infección del gen vampírico no ha anulado totalmente al ser humano, es posible revertir el proceso de mutación con la aplicación de un retroviral diseñado por la Órden y financiado por el Vaticano. Este retroviral convierte a la persona en humana tras un doloroso proceso de 5 horas donde debe inmovilizarse al infectado, para procurar que no se alimente de una persona y anule el efecto del fármaco.
Las personas reconvertidas recuperan en 24 horas todas las funciones corporales del ser humano, y sus características básicas. A lo largo de las semanas, pierden sus capacidades motoras sobresalientes y su fotosensibilidad. Los reconvertidos conservan, no obstante, la infertilidad femenina y la fotosensibilidad ocular, que les hace tener que protegerse la vista en ambientes con mucha luz.
Un infectado es generalmente irrecuperable a partir del primer mes de infección, aunque se han dado casos de reconvertidos con años de infección, ya que poseían alguna especie de característica genética que inhibía al gen vampírico. Se ha especulado que esta misma característica genética sería la propia de los Antiguos no degenerados.
Creada en el siglo IX en el IV Concilio Ecuménico de Constantinopla, mediante una cláusula secreta no publicada en las copias oficiales del susodicho, y que se conserva en el Archivo Secreto del Vaticano desde la caída de Constantinopla en 1453.
La Órden de la Espada Santa tiene como principal causa la defensa de la Cristiandad y la Humanidad contra la amenaza vampírica, y entre sus grandes logros se cuentan la erradicación de los vampiros en la Península Itálica durante el siglo XV, la contención de la Gran Infección Vampírica en Hungría durante el siglo XVI y la Gran Campaña Vampírica que, entre 1840 y 1855, acabó con la infección vampírica en 12 países diferentes. Se localizan desde entonces pequeños focos de infección, a excepción de la zona centroeuropea y Rusia, donde existen todavía grandes focos vampíricos que son combatidos activamente por la Órden.
La Órden es un organismo actualmente adscrito al Estado del Vaticano, y subvencionada por este. Su jefe supremo es el propio Papa de Roma, aunque suele éste suele delegar dichas funciones en el cardenal camarlengo. La Órden cuenta con el apoyo total de la Iglesia Católica y de las iglesias Calvinista, Anglicana y Metodista, mediante pactos firmados en 1590, 1640 y 1904, respectivamente. Otras Iglesias colaboran de manera logística, pero sin haber suscrito un pacto formal con la Iglesia Católica.
Cualquier miembro de la Órden de la Espada Santa puede acogerse a sagrado en cualquier iglesia católica, presentando su credencial y previa llamada al Vaticano por parte del párroco o abad. Éste tiene también la obligación de proporcionar apoyo logístico al miembo o miembros, dentro de sus posibilidades, pero proporcionándole siempre sustento y cama, de ser necesarias. En contraparte, un miembro de la Órden no puede abusar de la hospitalidad de la diócesis local solicitando de manera abusiva dinero, pertrechos o cualquier otro bien material que perjudique a la Iglesia local, así como no puede obligar a ningún religioso o religiosa a apoyarle activamente en sus labores de combate contra la amenaza vampírica.
Dentro de la Órden, existen una serie de rangos:
La Órden cuenta con más de 10.000 agentes alrededor del globo. Puede parecer poco, pero se trata de un cuerpo de élite, y generalmente no son necesarios en un país sin infección más que un comando testimonial de 4 o 5 miembros.
La Órden es una institución secreta, y como tal no debe ser divulgada al gran público. Los caballeros y damas no deben esperar ayuda de ningún tipo a nivel laico, por parte de los cuerpos de policía y seguridad del país. Éstos, de hecho, ven sus actividades como delictivas, pues al matar a un vampiro, se encuentra el cuerpo de un ser humano, ya que la muerte revierte rápidamente el proceso de infección.
Los miembros de la Órden reciben, para su seguridad, un visado especial como agregados diplomáticos del Vaticano en un determinado país, gozando de inmunidad. Esta inmunidad les impide ser juzgados por sus crímenes o faltas en el estado en el que se hayan, y se procede a su extradicción al Vaticano para su enjuiciamento. El Vaticano siempre dicta sentencias absolutorias para los miembros de la Órden, que ni siquiera pasan por el juzgado.
Los operativos sobre el terreno tienen instrucciones estrictas de evitar las bajas civiles, y suele ser causa de enjuiciamiento con condena el matar a un civil de manera intencionada. Se penaliza la muerte de civiles de forma accidental, pero a menudo en forma de multas simbólicas, cuando fue un caso claro de error humano.
Los caballeros y damas tienen orden estricta de no revelar su identidad verdadera excepto a miembros de la iglesia local que hayan aceptado colaborar logísticamente con ellos. Queda descartado totalmente el provocar disturbios injustificados o hacer gala de su condición o armamento para con los ciudadanos del país que visiten. Esto es: operar de manera secreta.
La Órden recibe fuertes inversiones por parte del Estado Vaticano, el Opus Dei y las iglesias extranjeras (entre ellas la Ortodoxa) para el desarrollo de tecnología para la detección, contención y eliminación de vampiros, así como para la investigación en las tecnologías de reconversión. Las principales fábricas de este tipo de tecnología se sitúan en Suiza, por un acuerdo especial con la Santa Sede firmado en 1920.
Los científicos de este complejo industrial han creado algunos artilugios tales como:
Además de este equipo, los cazavampiros emplean material al uso de equipos de operaciones especiales.