La leyenda de la torre que liberaba
La historia de la torre llegó a mis oídos gracias a un amigo que trabajaba como restaurador de edificios antiguos. En aquella época estaban restaurando un viejo pazo en la zona de Mondoñedo y descubrió tirando de la historia popular que en época feudal aquel pazo había sido una cárcel. La cosa no pasaría de curiosa si no fuera porque se contaba que en la época de la cárcel existía una norma no escrita que decía que si un reo era capaz de escapar de la prisión y llegar a una torre cercana para llamar tres veces a su puerta sería liberado y perdonados sus crímenes.
Era un tema curioso y creo que nunca llegaremos a saber si esa leyenda tenía alguna base real o era un mero cuento de los habitantes de la zona. La verdad es que, pese a todo, el tema nos dio bastante que hablar durante algunas noches de cañas y entre varios amigos intentamos, por cuenta y riesgo, razonar los motivos por los que dicha llamada liberaba a un prisionero. Inventamos de todo: desde que el que vivía en la torre debía ser alguien poderoso y contrario a quien quiera que gobernase en la prisión hasta que la movida tuviese alguna explicación más siniestra, como un juego de terror donde un reo era cazado si no llegaba a la meta antes que sus captores.
La verdad es que desconozco siquiera si dicha torre (o sus restos) existen hoy en día, ya que mi amigo solía sacar el tema a altas horas de la madrugada y la memoria de los borrachos es buena mezclando ficción y realidad. ¿Había estado en aquella torre y se había llevado incluso una de las bisagras de la puerta o todo fueron cuentos de taberna? Qué más daría eso... La torre ya estaba edificada en nuestra imaginación.
El primer módulo que surgió de los muros de la torre fue uno de Kult (como no) en el que un grupo de investigadores de lo paranormal, siguiendo la estela de un equipo anterior, visitaba esas tierras gallegas para descubrir que se ocultaba en la leyenda de los reos liberados y que sucedía con el odio de las familias que habían sido destrozadas por los pecados de aquellos reos. No desvelo más porque pienso jugarla nuevamente en RPW o chat algún día (ya la he jugado dos veces en mesa).
Pero cuando decidimos que se jugaría a Aquelarre esta historia regresó nuevamente a mi memoria. Me imaginé la prisión como un lugar donde el mismísimo Maligno se divertía con las atrocidades a los presos y el miedo de los fugitivos perseguidos por perros infernales. De ahí a la figura de los Resentidos (unas almas en pena que no habían logrado cruzar el umbral) no quedaba nada. Quede claro que los Resentidos es un pequeño guiño al grupo gallego de Antón Reixa, cuya canción Fai un sol de carallo, Galicia Canibal amenizó las juergas de los 80...
Toda buena acción tiene su justo castigo
Esta frase dio que hablar en el off-topic. No recuerdo quien fue el primero que me la dijo una vez, pero creo recordar que mi padre la tiene dicho muchas veces cuando alguien al que había ayudado antes le jugaba una mala pasada más adelante en la vida. Supongo que es una visión muy gallega: siempre habrá alguien que le de la vuelta a lo que hagas para poder reprochártelo. Lo dice la Dama de la Torre cuando habla de la venganza que se tomarán aquellos que han visto liberados a los presos por la arbitrariedad de llamar a aquella puerta.
En fin, esa frase y otra que leí en un comic de Hellblazer: el camino al infierno está empedrado de buenas intenciones... siempre me han encantado. Son casi como unos absurdos koans a los que te puedes pasar unas horas dándole vueltas e intentando encajarlos en tu forma de pensar.