Partida Rol por web

El viaje parece agradable el primer día. Los ánimos están bastante altos, la moral de las tropas por los aires y el cansancio de los remeros es prácticamente nulo. Héricles parece bastante concentrado todo el tiempo mirando el mar y haciendo plegarias. Al fin y al cabo es lo que le toca. Durante la tarde no pasa gran cosa, os habituáis a los vayvenes del barco,  Publio supervisa a los remeros y la dirección del barco, os enteráis del nombre del sacerdote de Júpiter: Io, y observáis al sacerdote de Marte practicar con una espada. Aunque lleva túnicas de sacerdote, parece manejar bastante bien la espada y sus músculos no son de un hombre sabio. Es el más joven de los tres sacerdotes, y su ímpetu y espontaeidad así lo demuestran.
Tenéis algo de tiempo hasta la cena, en la que Zhan debe preparar la mesa y servir. Quizá queráis hablar con alguien en particular o visitar algún lugar del barco.

El viaje ha comenzado, el barco zarpa y el primer día parece un paseo. Pero no me olvido de que serán 15 largos días... y es la primera vez que viajo en barco, lo cual no es del todo cómodo, pero parece que ya me acostumbré a los vayvenes del movimiento con las olas. Héricles se pasa el día rezando para que Neptuno no nos mande mala mar, y nos deje viajar por sus mares. 
*será que nos escucha realmente... - pienso al mirar las tranquilas aguas.  Al lado, el joven sacerdote de Marte practica con su espada. Su musculatura resalta ante cada movimiento del arma. *un sacerdote que lucha y no reza? madre mía... cada vez me dan mas miedo los adoradores de los dioses...

Me acerco a él para verle mejor usar sus artes con la espada. Inocentemente, como si no lo hiciera a propósito, pero con toda la intención de que me vea mirarle, doy un rodeo lento entorno a él, hasta que consigo que me mire una vez. Aprovecho para mirarle a los ojos y hacerme el tímido/a. - ...Disculpe mi intromisión...No imaginaba a un sacerdote tan experimentado en armas... Cuando supe que varios sacerdotes vendrían en el mismo barco creí que todos serían parecidos a Eurídice - *un sacerdote de Marte (dios de la guerra) ...¿debe gustar de ser admirado? - espero haber jugado bien mis cartas, quiero saber qué nos espera en aquellas islas en conflicto - Tengo entendido que pararemos en Córcega o Cerdeña. Si es cierto que aún hay altercados allí, ¿cree  que la flota podría tener algún problema?. - Le pregunto mirando al horizonte, sin intención de parecer asustado, pero sí intrigado. Al fin y al cabo él fué quien se emocionó al proponer ésa parada en las islas. - No todos estamos hechos para la lucha tanto como vos - digo con una leve sonrisa, mirándole nuevamente.

Apóstolos no parece darle importancia al hecho que el esclavo esté observándolo. Y no es hasta cuando el esclavo se dirige al sacerdote, que Apóstolos detiene sus movimientos y estocadas con la espada para mirarlo con orgullo, desdén y aires de prepotencia.

- Que todos los sacerdotes somos como esa sacerdotisa de Ceres? Ja, que gran bufón. Que Júpiter nos libre de darle la justa importancia que tiene Ceres a nuestra misión.- dice mientras hace un gesto con las manos en forma de pinza indicando que Ceres tiene poca importancia.- Y no te preocupes por tu vida esclavo, porque aunque hubiesen altercados en Córcega, y espero que los haya, esos salvajes no podrán nada contra la poderosa legión romana. Así recordarán qué pasa cuando desafías a los verdaderos Dioses.

Sonrío picarescamente, como dándole la razón  -  Bien dicho, mi señor Apóstolos.  -sigo sonriendo   *menudo engreído, joven y impulsivo. Más le vale saber usar bien esa espada, porque lo que es el cerebro...será que no han "fallado" a veces los dioses. Solo hay que ver la de gente que muere rezando durante las guerras -  no sé ni como se me ocurre dudarlo - comento risueño mirando a la flota - Aún así, me alegro de estar en su mismo barco, sacerdote, me siento más a salvo estando cerca de alguien bien experimentado en combate - digo con un gesto de asentimiento y respeto, mientras levanto una ceja sin bajar la sonrisilla. Luego hago una breve reverencia - Con su permiso, me retiraré a comandar los preparativos de la cena. ¿Tiene algún antojo en particular?...  *será bueno tenerle cerca. Si algo malo pasa está bien que tenga presente que existo, por lo menos. 

Y de repente la sacerdotisa Ceres pegó un grito de amazona cazadora a lo "XENA, LA PRINCESA GUERRERA", saltó desde la otra punta del barco aterrizando frente al sacerdote de marte.  Se arremangó las faldas.  Se puso en la pose budisto-tibetana  del  ""CABALLO QUE REZA, PERO QUE NO SALTA"" y comenzó a endiñarle manotazos a diestra y siniestra, al son del grito   "HHHOOOIII-YÓ-YÓ-YÓ-YÓ-YÓ-YÓ-YÓ-YÓ !!!!" .  

El sacerdote Marciano, sin saber como reaccionar tras la extraña reacción de la sacerdotisa con los ojos salidos como platos y la boca en forma de "O" mientras gritaba ".....-YÓ-YÓ-YÓ-YÓ-YÓ-...!!"  agarró un palo largo (de esos p'hacer estiramientos del gym) de madera y empezó a devolverle las ostias con alucinancia en su expresión.

....

ah no, que solo era mi imaginación.

Zhann despierta de su alucinación mientras espera la respuesta del Marciano de turno.  Al parecer se ha quedado mirando a las musarañas, igual que Eurídice, que ya tenía 5 gaviotas sobre su cabeza y hombros (no me preguntes como) que se habían posado sobre ella, mientras miraba aturdida hacia el horizonte del mar.
 

Me doy cuenta de que se me han posado cinco gaviotas en la cabeza, ni una ni dos... sino cinco exactas! Me deshago de ellas i miro a mi alrededor para certificar que mi integridad e imagen de sacerdotisa celebre sigue intacta. Me doy cuenta de que el esclavo Zhann me está mirando sorprendido y le devuelvo la mirada desafiante - ¿Quien se cree que es para mirarme así? - Acto seguido me dirijo a Apóstoles, que de los que tengo cerca parece el mas entendido en navegación.

- Falta mucho para llegar a nuestro destino? No estoy acostumbrada a navegar y estoy mareada - Le pregunto con voz sumisa para que se sienta valorado cual macho alfa y me responda con delicadeza.