Partida Rol por web

"voy" dije la mensajera mientras va corriendo hacía el mercenario tielano a ayudarle.

Gahetano, a pesar del humo y las llamas, corre a salvar al pobre desgraciado que está en el suelo y lo carga en su hombro, llevándolo como un carnero pequeño, aunque este fuera más grande. Corriendo hacía la salida con toda sus fuerzas, intentando evitar las llamas y escombros que empiezan a caer del techo, la puerta parece estar más lejos que cuando entró al concurso de bebidas. El esfuerzo por la carga y el calor empiezan a sumar un problema más por el que preocuparse para no morirse asfixiado por el humo.

Gahetanose apresura, pero ni puede evitar los muebles ni las vigas en llamas. No es que se detenga su carrera, pero desde luego no va a salir ileso. Mientras, se pregunta de donde ha salido ese fuego tan rabiosamente imposible de apagar.

Todavía aterrada y confusa por el caos desatado por las crecientes llamas, Synd no pronuncia palabra alguna.

La familiar voz de Gahetano y sus imprecaciones la ayudan a recuperar su coraje y centrarse en sus alrededores. El cubo vacío e inútil cae de sus manos cuando ella corre hacia su amigo para ayudarle a cargar con la víctima inconsciente.

En la carrera hacia la salida de aquel infierno que parecía venirse abajo Gahetano logró esquivar una de las vigas que caían del techo arrastrando al tabernero consigo hacia delante, pero la madera estalló en cuando impactó en el suelo creando una lluvia de ascuas y astillas que impactaron en la espalda del valiente joven.

El azote ardiente de aquella especie de metralla hizo que Gahetano trastabillase levemente casi dejando caer al semiinconsciente propietario de “El Destino del Pato”, pero justo en ese momento notó como el peso de su rescatado se hacía más leve, y al levantar la mirada encontró los ojos de Synd, el alivio de volver a encontrarla se juntaba con la angustia de verla en peligro también a ella, pero su frente manchada de hollín y su pelo alborotado por el sudor le daban un aspecto rudo que nada tenía que ver con la inocencia que había demostrado durante toda la tarde que ahora parecía haber sucedido en otra vida.

Synd asintió con la cabeza a su compañero haciéndole entender que juntos iban a salir de allí, que estaba con él para salvar a ese pobre hombre, que perdería su negocio pero no la vida.

Coordinando sus movimientos hicieron del camino hasta la luz de la puerta algo sencillo, y una vez pudiendo respirar aire que no ardiese en sus pulmones, entre toses se tiraron al suelo de la plaza de Argalis a poder sentirse vivos un día más.

- (Respiración pesada) ¡Con lo bien que iba el día! ¿Tú estás bien? -pregunta a Synd mientras intenta asegurarse de que el tabernero respira- ¡Agua! ¡Agua para este hombre, coño!

Synd, todavía aturdida y sobrecogida por la rapidez con la que se han desarrollado eventos tan devastadores, tan solo puede asentir con la cabeza.

- Sí... sí - es todo lo que alcanza a decir, mientras se tambalea, buscando algo donde apollarse.

Una terrible sensación de vacío y angustia comenzó a invadir sus sentidos. Poco a poco, Synd se iba dando cuenta de lo cerca que había estado de una muerte horrible. Sus piernas apenas podía sostenerla.

la gente se queda mirando la situación, a vuestro alrededor, había un varias personas que estaban en una situación similar a la vuestra, había varias personas ayudando a los afectados por el incendio, pero al darse cuenta de vuestra acción, se empiezan a escuchar vitores hacía vosotros, así como viene un hombre con un odre de agua llenado apresuradamente para atender al inconciente.

Los vítores no le iba  a pagar a Gahetano lo perdido. Pero tampoco le habían vitoreado nunca:

- G-gracias. ¡Gracias! A ver ¿Hay alguien vigilando que no se extienda? Que alguien coja un par de cubos y se acerque al callejón, no sea que el fuego salte a la casa de al lado...

Se llevó las manos a la cara, en una expresión física del esfuerzo entrenado que estaba haciendo por no pensar ni en lo que acababa de pasar ni en lo que venía por delante. Luego se sentó en el suelo, cuando el cansancio y el miedo le alcanzaron por fin como el atropello de una diligencia. 

"no se preocupe, ya hay gente encargandose de ello" dice el que te  ha dado el agua antes de ir a socorrer a mas personas afectadas.

Tras un rato, en el que tomáis algo de agua y descansáis tras ser un par de héroes, os habíais enfrentado al voraz fuego para salvara una vida y se notaba entre los agradecimientos de la gente, aunque esta no se apelmazaba encima vuestra, ya que la mayoría estaban mas ocupados intentando ayudar a las demás afectados o controlando que el fuego no se expandiera, tal vez por eso os dáis cuenta de que un hombre pelirrojo no esta ayudando, sino peor, que este estaba sonriendo mientra contemplaba el fuego, disfrutando de su destructor paso sobre el edificio.

Me levanto recuperando el aliento y me acerco al individuo:

- ¿Me cuenta el chiste, forastero?

el hombre mira a Gahetano, "las boces me están felicitando, les he hecho caso y ahora me están felicitando, esa es la gracia" dice el hombre, mientras continua riendose, "por fin dejan de gritarme y ahora me felicitan".

Le miro de hito en hito. Me acerco para no gritar. 

- ¿Que les has hecho caso a las voces? ¿Caso en QUÉ, pedazo de desquiciado?

NolepeguesNolepegues​​​​​​​Nolepegues​​​​​​​Nolepegues​​​​​​​Nolepegues​​​​​​​Nolepegues​​​​​​​Nolepegues​​​​​​​Nolepegues....​​​​​​​ me repito.

"pues que ese lugar inmundo necesitaba un poco de limpieza, y que mejor que una pequeña llama para poder limpiarlo" dice el hombre sin dejar de sonreir, a vuestra espalda, empezáis a oir que parece que la gente se esta empezando a fijar en vosotros.

Gahetano respiró hondo:

- Señor: mi nombre es Gahetano. ¿Sería usted tan amable de acompañarme a ver al administrador de la ciudad, para que sepa a quién agradecer su trabajo de limpieza? Estoy seguro de que apreciará lo que usted acaba de hacer por el pueblo...

El hombre se queda un rato callado pensando, "pues claro, eso me ayudara a ver su edificio y ayudar a limpiarlo, mucha gracias por su cortesía" te dice y os váis los tres, a la par que os acercáis un guardía, y le contáis la historia y lo que sabéis, el cual baja la voz, "os recomendaría que lo llevaráis al manicomio, nosotros estamos muy ocupados con los heridos y intentando detener el fuego, y que nadíe sepa que este es el culpable o se lo cargaran, os daremos unas monedas por las molestias"

Asiento comprendiendo lo que preocupa al guardia:

- ¿Sería tan amable de indicarme la dirección? -digo, resignado de la vida.