La Tierra sufría la amenaza del cambio climático, que a pesar de los escépticos terminó por ser innegable. Los políticos fueron incapaces de gestionar este problema, de modo que pese a las medidas y normas que fueron imponiendo, sin saber coordinarse ni ponerse de acuerdo entre países, todo esfuerzo resultó ser ineficaz e insuficiente.
Por suerte la humanidad no estaba sola en el universo, y fue un día de júbilo para la gran mayoría aquel en que, por las noticias, informaron y presentaron a unas criaturas alienígenas que habían acudido a nuestro planeta, contactando con distintos dirigentes de algunos países y anunciando que habían venido para ayudarnos a salvar el planeta del destino innegable que nos aguardaba. Pese a no ser iguales a nosotros en apariencia física sí tenían muchos rasgos en común y eran hermosos. Tal vez por eso la mayoría los vieron con buenos ojos y no dudaron de sus buenas intenciones.
Algunos de ellos:
Ataen, Japón. Meddel, Brasil
Hof'ur, Australia. Grarkons, Alemania.
Los hermanos Ilphie y Avels, Estados Unidos.
No tardaron cada uno de aquellos seres en comenzar a trabajar, asesorando y dirigiendo en los países a los que habían acudido. Aquellos países parecieron mejorar en su calidad medioambiental en poco tiempo, pero no era necesario esperar a que los alienígenas informasen de que todo aquello terminaría por ser inútil en un futuro no muy lejano si no se actuaba a nivel mundial.
Mucho tiempo transcurrió entre negociaciones de unos países con otros, incluso entre partidos de la misma nación. Pero la necesidad y el instinto de supervivencia terminó por imponerse y decidieron acceder a las demandas de aquellas criaturas extraterrestres. Ellos decían que para reconducir el cambio climático debían construirse unas infraestructuras que albergarían tecnología muy superior a la que disponían actualmente los humanos. También era preciso levantarlas en lugares estratégicos: El Polo Norte, el Polo Sur, en la frontera de Colombia con Brasil, en República Democrática del Congo y en Indonesia.
Se apoyó mundialmente su iniciativa con grandes expectativas y se les facilitaron tanto los recursos como la mano de obra que pudiesen necesitar. Entonces comenzaron a hacerse oír en redes sociales, en programas de radio y en revistas los teóricos de la conspiración que siempre surgen ante cualquier cambio. La mayoría los tildaban de locos, de negacionistas y en general estaban mal vistos y mal considerados.
Cuando aquellas infraestructuras diseñadas por los alienígenas estuvieron terminadas se celebró con gran júbilo. Naves espaciales llegaban periódicamente a la Tierra dejando en nuestro planeta más individuos de aquella especie, aunque la mayoría no resultaban tan agradables a la vista como los primeros que se nos habían presentado. De nuevo los teóricos de la conspiración trataron de convencer a los ciudadanos de bien de que los primeros, más acordes a nuestras preferencias estéticas, eran descendientes de la genética de las personas que durante años habían sido abducidas, como si todo aquello pudiese formar parte de un maquiavélico plan orquestado desde muchos años atrás, siglos. Y que ahora llegaban los que eran alienígenas puros, sin otra intención que la de colonizar la Tierra. De nuevo fueron desoídos y en muchos países perseguidos por la ley.
Fotos de archivo:
Los trabajadores alienígenas debían instalar toda la tecnología en aquellas infraestructuras, era comprensible que aquella fuese una labor imposible para los humanos, pues no podíamos comprender nada de toda ella, era mucho más avanzada y sofisticada que nada de lo que los humanos hubiesen siquiera soñado. Pero también las usaron para vivienda de todos los extraterrestres. Cosa que algunos lamentaron y otros agradecieron.
El día de la puesta en marcha fue una gran fiesta mundial. Todo el planeta celebró por todo lo alto haber logrado llegar hasta ese punto y se miraba al futuro con esperanza desbordada. Sin embargo no llegó a transcurrir ni un mes para que la Tierra comenzase a sufrir fuertes sacudidas. Los volcanes entraron en erupción encadenadamente, y muchos desastres naturales arrasaron pueblos y ciudades enteras. Los alienígenas aseguraban que aquello era lo que habría sucedido igualmente, y que gracias a su tecnología salvarían el planeta, aunque no sería todo un camino de rosas.
Los desastres naturales parecieron comenzar a calmarse, aunque el planeta era distinto, islas habían quedado sumergidas, otras habían emergido, incluso los continentes se habían visto modificados y ahora contábamos con siete. Nuevos mares, nuevas montañas, los climas también se habían visto modificados y algunos desiertos eran ahora selvas y viceversa. Lo siguiente fue que en los lugares que habían logrado salvarse comenzaron a caer los servicios, el primero fue internet, después la electricidad, el gas y el agua corriente. La humanidad retrocedió muchos años en su calidad y modo de vida.
Entonces comenzaron a escucharse los rumores de desapariciones, cada vez desaparecía gente con más frecuencia y al final raro era quien no había sufrido la desaparición de algún conocido. Los alienígenas ya no se reunían con los dirigentes de los gobiernos terrestres y ya no trataban como iguales a los humanos. Esto provocó que algunos decidiesen alzarse en armas, pero era imposible siquiera ni acercarse a las estructuras alienígenas, mucho menos con los medios de los que disponía ahora la humanidad. Esto pareció ser la excusa perfecta para los extraterrestres para desatar un genocidio, pues a lo largo y ancho del mundo comenzaron a salir y se dedicaron a matar sin ningún pudor a miles de personas. El pánico se desató y muchos trataron de salvar la vida dejándose capturar y mostrándose serviles. Otros en cambio lucharon por encontrar un modo de sobrevivir conservando su libertad.
Fue entonces cuando todos los que habían visto a los alienígenas con desconfianza desde un principio, aquellos conspiracionistas que se habían visto obligados a actuar en la sombra, entraron en acción, para suerte de la humanidad o lo que quedaba de nosotros. Habían construido búnkeres subterráneos, enormes, algo parecido a ciudades ocultas en el subsuelo, abastecidas en la medida de lo posible para acoger a gran número de personas. Y así, escondidos bajo tierra, la especie humana esperaba recuperarse y sobrevivir.
EL BUNKER:
La vida os había llevado a esconderos, pero aquellos que habían construido vuestro Búnker se lo habían tomado muy en serio. Estaba claro que la mayoría no había podido comparar con el resto, pero al menos en vuestro caso habían contado con apoyo económico y buena mano de obra. Habían tres fundadores, familias de dinero que habían aportado la mayor parte financiera para el proyecto. Después el resto habían colaborado cada uno en la medida de sus posibles, ya fuese aportando materiales, dinero o conocimientos. El caso es que aquellos frikis se lo habían currado bien.
El acceso al búnker había sido complicado, se comunicaba con el exterior a través de una trampilla en el suelo, y había que descender varios metros unas escalerillas bastante incómodas, aunque sólidas. Después había un pasadizo excavado directamente en la roca y de ahí se llegaba a una puerta blindada digna de una caja fuerte de banco. Una vez cruzada esta puerta una sala amplia, también directamente excavada en la roca, y cruzándola ya se podía apreciar un trabajo más delicado. Unas escaleras descendían un poco más para llevaros a una especie de pasillos, a través de ellos podíais llegar a las distintas estancias de aquel complejo subterráneo:
Comedor comunitario: Un comedor amplio, con varias mesas dispuestas para poder servir la comida a bastante gente al mismo tiempo.
Cocinas: Se trataba de una cocina muy grande, digna de un restaurante aunque no tan sofisticada, claro. Lo importante en ella era poder cocinar varias personas a la vez para poder alimentar a todo el comedor y que nadie del búnker se quedase sin su plato. A las cocinas solo se les permitía entrar a los encargados y trabajadores de la misma.
Despensa: Cruzando las cocinas se llegaba a este espacio destinado a almacenar gran cantidad de comida. A la despensa solo podían entrar los encargados de la misma, era un lugar bastante restringido. Aquí se encuentra la primera cisterna de almacenamiento de agua para abastecimiento.
Invernadero: Espacio restringido destinado al cultivo de plantas y frutos comestibles. La iluminación es claramente artificial y es al lugar al que se le da preferencia en caso de escasez de energía. Disponen también de una cisterna para abastecerse para el riego.
Bodega: Corría el rumor de que en algún lugar del búnker había una sala destinada a servir de bodega. Allí los fundadores se habían reservado vinos y licores para ellos y sus familias solitos. A saber si sería cierto.
Granja: Un espacio que suele oler bastante mal a pesar de que se mantiene a los animales en buenas condiciones. Aquí se crían conejos y gallinas para abastecer al búnker de carne blanca, roja y huevos. El acceso es también restringido a responsables y trabajadores. A pesar de todo no suele comerse muy a menudo carne, destinada sobretodo a los niños en edad de crecimiento. El búnker sigue alimentándose sobretodo de proteína vegetal, aunque de vez en cuando pueden comer carne y huevos.
Baños: Allí abajo los baños eran públicos y unisex. Los váteres eran los modelos más perfeccionados del antiguo proyecto BeeVi. El espacio era limitado y por el momento debían conformarse con eso. A veces podía ser complicado, pero por el momento para el volumen de personas que eran todavía se apañaban sin grandes conflictos.
Habitaciones: Había una zona en la que se encontraban varias salas llenas de literas. Cada uno tenía su cama, pero ya no había privacidad para las parejas ni las familias. Adiós a la verdadera intimidad y la paz de un dormitorio solo para ti.
Gimnasio: Bueno, aquí era donde se notaba realmente el trabajo realizado y a qué se habían dedicado las cabezas pensantes, también a qué se había dado preferencia a la hora de invertir dinero: Energía. En el gimnasio habían sobre todo bicicletas o cosas parecidas. Se aprovechaba cada pedaleo para recargar las baterías que suministraban electricidad al bunker. Al principio la energía había escaseado por completo, pero ahora el gimnasio hervía de actividad casi sin descanso. Las velas y lámparas de aceite que les habían iluminado vagamente habían ido dando paso al funcionamiento del sistema de luces de más bajo consumo y demás aparatos imprescindibles. Todo un lujo, aunque no había que despilfarrar.
Enfermería: Solo accesible para personal medico y pacientes bajo supervisión de los primeros. Varias camas y espacios separados por biombos en los que curar heridos y atender enfermos. Después hay alguna sala más, más pequeña, en las que realizar intervenciones y asistir partos. Anexo a la enfermería hay dos dormitorios comunitarios modestos en los que instalar pacientes que deben recuperarse.
Sala de máquinas: Aquí el acceso también estaba restringido a los trabajadores y responsables. En esta sala estaban las baterías eléctricas y los depósitos de los baños responsables de abastecer, en este caso de gas, para las cocinas por ejemplo. También hay aquí una cisterna en la que se recoge el agua para abastecimiento.
Sistema de ventilación: A lo largo de todo el búnker hay distintos puntos en los que, a través de conductos, entra aire para renovar y abastecer de oxigeno el lugar. Son conductos discretos y estrechos pensados para pasar desapercibidos desde fuera.
POLÍTICA Y NORMAS DENTRO DEL BÚNKER
Los primeros días fueron una locura, las puertas del búnker se abrían para acoger a los supervivientes que los colaboradores (parte del grupo de personas que lo crearon) traían. Allí se les ofrecía abrigo, se les daba comida caliente y agua potable y una sensación de seguridad que al inicio algunos percibieron como más real que otros. Por supuesto no tardó en llegar el día en que el búnker quedó sellado desde dentro, estaba completo aunque aparentemente quedaba sitio, pues quienes lo diseñaron ya habían contado con que la población tendría un número variable a medida que el tiempo y la vida transcurriesen.
Podría parecer que nadaban en la abundancia, y en muchos aspectos así era, pero tardaron en poder poner en marcha de un modo eficiente tanto la electricidad como sobre todo el invernadero, capaz de generar alimento y medicinas naturales. Eran libres y estaban vivos, pero nada sería como antes. Todo debía aprovecharse al máximo, reciclar y nunca nunca malgastar recursos.
Pese a todo habían logrado una comodidad muy aceptable y se habían adaptado, aunque algunos quizás no querían resignarse ni conformarse con vivir así para siempre. Por suerte o por desgracia no solo se había pensado en las necesidades más físicas, si no también en que debería prevalecer un orden. Debían haber cabecillas y normas.
Las normas eran sencillas:
- Todos somos compañeros y todos deben ayudarse entre ellos. Dentro del búnker no hay cabida para alborotadores ni malas conductas.
- Cada persona colaborará en favor a la comunidad aportando aquello en lo que sea capaz, ya sea con labores más técnicas o simplemente limpiando y generando electricidad.
Por supuesto cada crimen tenía su castigo, y pronto se vio la contundencia con que se llevaban a cabo y la utilidad de los mismos. Algunos habían querido salir del búnker, incapaces de adaptarse a vivir bajo tierra y en un espacio limitado. Habían tratado de abrir las puertas arriesgando así la supervivencia del grupo, ya que los aliens podrían descubrir la ubicación del búnker. Aquellos pobres diablos habían sido aniquilados y pronto ya nadie siquiera se atrevía a hablar de salir de allí.
Si robas: Una semana en el calabozo a ración reducida.
Si violas: muerte
Si matas: muerte
Si saboteas instalaciones: muerte
etc.
Ya os imaginaréis. Y es que no había que desperdiciar existencias con los deshechos.
En la actualidad ya lleváis cinco años escondidos. Algunos niños nacieron ya bajo tierra y para ellos las historias de la superficie y los extraterrestres se asemejan más a una leyenda que a una realidad. Todo parece marchar bien y todo el mundo hace lo que debe. Aunque en el búnker no hay una democracia se puede hablar y proponer cambios al director responsable. La mayoría de las veces cae en saco roto, pero si la idea es brillante se suele acoger. Y bueno, ahora en el búnker se vive una época tranquila, buena podría decirse, o eso creen la mayoría de los supervivientes que fueron acogidos aquí.
PERSONALIDADES DEL BÚNKER
Cómo ya hemos visto en el refugio habían distintos cargos y distintos niveles de poder de mando.
Las normas y decisiones más importantes se debatían y decidían en la junta directiva del búnker, compuesta por varios miembros de cada familia fundadora, la presidenta del búnker y los directores de cada sector.
FAMILIAS FUNDADORAS:
Todo el mundo sabía que las familias fundadoras eran la máxima autoridad en el búnker. Se trataban de aquellos que habían aportado el inmenso capital económico que había sido necesario para poder construir el búnker en el tiempo en que se vieron obligados a hacerlo, y además de modo secreto.
Si una cosa era sabida era que no dormían en las habitaciones del resto (la plebe). Nadie sabía ni imaginaba dónde podían tener sus estancias, y tampoco solían encontrarse mucho con ellos en ninguna de las zonas comunes. Sin embargo algunos de los miembros de las familias fundadoras eran más dados que otros a interactuar y compartir su tiempo con el resto de refugiados.
Las famílias fundadoras eran tres: Olson, Campbell y MacKay.
Se trataban de tres de las familias más potentes económicamente de norteamerica, y alguna de todo el mundo.
De estos solo de algunos conocíais las caras, ya que eran los que visitaban las instalaciones comunes con más frecuencia:
Carter Campbell
Jeremy Olson
Megan MacKay
Nerys MacKay
PRESIDENTA DEL BÚNKER
Kaylin Taylor era una mujer que en su vida anterior había sido empresaria, aunque no llegó a amasar una fortuna ni la mitad de cuantiosa que la de ninguna de las familias fundadoras. Había estado metida en política antes, aunque a pequeño nivel, presentándose para alcaldesa de Nueva York. No había logrado ganar ya que la crisis de la invasión se desató una semana antes de la cita a las urnas. Era una mujer que pretendía mostrarse cercana, hablaba a menudo con todos los habitantes del búnker, preguntando cómo estaban, tratando de indagar sobre la situación en temas particulares, o , si no había una cosa de la que le interesase tener un feedback , mantenía diálogos superficiales, de los que antes se describían como "de ascensor". Tenía muy claros sus intereses, y a pesar de que eran muchos los que la tenían por una buena presidenta y no buscaban más allá en las intenciones de Kaylin, otros muchos creían que poco le importaban ninguno, si no que veía a las personas del búnker como un todo, y no como individuos únicos.
Ella era la cara visible de la ley en el búnker, y solía ser bastante concisa, aunque también debía decirse que parecía saber escuchar también, otra cosa era que realmente lo estuviese haciendo o no, en cuanto a esto también habían opiniones dispares. Por más que alguno pudiese esperar lo contrario, Kaylin fue nombrada presidenta a dedo por las familias fundadoras.
Como presidenta del búnker es la superior directa de los directores y responde tan solo ante las familias fundadoras.
Kaylin Taylor
DIRECTORES
Los directores eran los máximos responsables de cada sector. Para ayudarles con la organización, control y buen funcionamiento del búnker algunos de ellos contaban con responsables o supervisores los cuáles eran los más cualificados o de más confianza en cada uno de los espacios.
Los directores eran conocidos por casi todos, y estos eran:
Holly Carson (Directora de servicios médicos)
Grant Stanley ( Director de técnicos y mantenimiento)
Tom Cruz ( Director de cocinas y despensa)
Kelly Rodríguez ( Directora de seguridad)
Daya Yapura ( Directora de invernadero)
Mery Ambers (Directora de granja)
A las juntas directivas no siempre son convocados todos los directores, tan solo los precisos para el tema que se deba tratar.
Por debajo de los directores ya no participa nadie más en las juntas directivas, y las decisiones tomadas serán comunicadas por los directores a los demás responsables del sector y/o por la presidenta al conjunto de habitantes del búnker.