Partida Rol por web

_Ataquemos los tres juntos, así esto termina aquí.

Una fria brisa recorre el escenario de la lucha. Una brisa que mueve el cabello de los vivos y envuelve los cadáveres de los caidos. Una brisa fresca que hace que Julio se despierte tras notar que ropa interior ha desaparecido.

¿Que cojones ha pasado? -pregunta en voz alta mientras se sube los pantalones y busca nervioso su ropa. Ve como su bando está prácticamente destruido, solo quedan su lider, la mujer de cabellos de fuego y él mismo. ¡Aun podemos vencer a esos tios pasados de moda! -grita a sus compañeros haciendose notar.

Alessandra, eres nuestra mayor esperanza en estos momentos, tus dotes como asesina son las únicas que nos pueden hacer vencer -comenta Julio a su compañera -¡matalos a todos! Yo te protegeré con mi vida compañera, no me distraeré con nada y centraré todas mis fuerzas en salvarte ¿de acuerdo?

Por lo visto ustedes no aprenden... tendré que deshacerme de todos yo misma? Bah...

Me senté sobre el capó del auto e hice pucheros

- No me parece justo... los desertores desertan hasta de este equipo...

Trataré de proteger a la jefa Julio... no doy para mucho en el ataque...

- Creo que tienen algo bajo la manga, ¿No crees que es mejor defenderme a mi también Julio?.- Dije algo mosqueada.- Recuerda que si muero yo todos perdéis

Está bien jefa, te protegeré pero procura cargarte a alguien-le contesta Julio temiendo lo peor.

- Nuevamente los ojos del Dr. se pusieron rojos. Fue entonces cuando la bola de cristal de la Pitonisa se movió bruscamente y envió a ésta varios cientos de metros hacia arriba. La pitonisa, con un equilibrio perfecto conservó su postura, lo cual en parte la perjudicó porque durante su elegante descenso, la bola ya estaba de nuevo en su posición inicial. No se sabe si fue la gravedad o la magia de la Pitonisa, pero cuando su trasero hizo contacto con su bola, la bola desapareció, vaya uno a saber a dónde fue (aunque se lo pueden imaginar). La pobre Pitonisa se puso del color de los ojos del Doctor, gritó y transpiró como si la hubiesen metido en un horno.

- MAx Malinni se pone frente a la pitoniza de manera retadora, un duelo de miradas empieza entre los 2, hace unos pases a su bola de cristal pero antes de que pueda terminar esos pases Alexandra sonríe y se queda embobado con su sonrisa. Cuando la bola explota está fuera del alcance de éste, está dentro de un coche junto con ella.- ¿Verdad que soy linda?.- Dice Alessandra. Después ésta sale del coche.

- Mientras sale del coche el cadaver de Julio se levanta y corre hacia el cadaver de Dr. Draculin para recuperar sus adorada ropa interior de tortuguitas. Casanova se mueve a tal velocidad que es incapaz de frenar o cambiar su trayectoria, chocando contra Alessandra y haciendo que esta esquive algún ataque que se le fuera a hacer.

La pitonisa se levanta sin usar las piernas, con poderes cerebrales y levita en el aire en llamas... le queda muy poco. El padrino sonríe mientras ve como se abrasa

- Bien chicos, ¡Acabad con ella y salgamos de aquí!

Digo mientras me enciendo un puro tranquilamente. Aún ni me había despeinado... pobres infelices

_Vincent, ¿no ibas a atacar a la Pitonisa?

El pobre Dr. no podía confiar ya ni en su propio grupo.

_Acabaré ya con la Pitonisa. ¿Alguno puede defenderme para que no me molesten mientras la extermino?

-yo me encargare de la pelirroja, odio que me interrumpan enmedio de un acto-

Alessandra, el Vampiro va a por la Pitonisa...

- Una vez más los rojos ojos del Dr. miraron a la Pitonisa. El Dr. aún tenía control sobre la bola que aún estaba atravesando el aparato digestivo de la Pitonisa en sentido inverso, y la bola comenzó a crecer. Creció y creció, hasta que en un momento era la Pitonisa misma la que fue tomando el aspecto de una pelota gigante. A una señal de Draculín la pelota fue en dirección al Jefe.

_Jefe, toda suya. Péguele un buen chutazo y sáquela de la ciudad, o hágala estallar aquí mismo.

El jefe sonrió, se quitó el saco, la camisa, y se pudo ver entonces que debajo tenia una camiseta que decía "Messi" en la espalda. Fue corriendo velozmente hasta la pelota-Pitonisa y de un zapatazo la hizo estallar en cientos de pedazos, a los cuales luego comenzó a disparar en el aire.

Al concluir su trabajo sopló el humo de sus pistolas e hizo un guiño a Draculín.

_Bien hecho, Dr.

- Max Malinni camina tranquilamente hacia Alessandra. con un rapido pase de su mano hace que una rosa aparezca, se la da incandose -gran distraccion señorita, veo que le gusta atraer mi atencion- alessandra toma la rosa y max chasquea los dedos, la rosa parece tomar vida y lucha contra ella, como si su cabeza la atrajera.
despues de un par de minutos de lucha, la rosa termina clavada en la cabeza de alessandra.

- Alessandra Rose, con la flor clavada en la cabeza y chorreando sangre por su cara aprovecha sus últimos minutos de vida para buscar en su pelo varias peinetas que al lanzarlas se convierten en potentes cuchillos. Estos rozan la cara del Padrino y uno de ellos se clava en su pierna.

El padrino grita de dolor, mientras se mira la pierna. Hace una señal para que Vicent Vega acabe con el último de los matones de la Pitonisa, que parece aterrado y sin saber qué hacer.

- Vicent se acerca a él y de un golpe con el hombro le fractura tres costillas derribándolo al suelo, le parte las piernas cruelmente a patadas y despues le arranca los calzoncillos, y se los hace tragar hasta que se ahoga.

El grupo de la pitonisa ahora es historia y todos los matones del Padrino pueden continuar con su marcha fuera de la ciudad.

- Bien hecho chicos, ¡Ayudadme a entrar en el avión y a caminar!.- Digo sollozando un poco pero con rostro serio

Vincet busca en el interior de la chaqueta de Casanova y encuentra un paquete de cigarros, no es de marca cara, y eso le disgusta, pero... qué más da. Saca uno y patea el paquete. Se lo lleva a los labios y lo enciende.- Perdona jefe, necesitaba uno.... - Acto seguido se dirigue a el padrino y le ayuda a subir a lo que sería el billete de ida de este lugar.

...

_Eso es lo que les pasa a los que traicionan al jefe.

Julio alza su brazo en un último estertor y con su último aliento logra articular unas palabras, con sus dientes aun llenos de trozos de su ropa interior -Ahora mis tortuguitas y yo somos uno...