- “Tenga el mayor de los cuidados con eso, se lo ruego”.
- Esto es lo que me menos me preocupa Profesor, créame.
De vuelta al campamento preparo mi bolsa, muevo otros bultos para despistar y tomar la cámara, pero el condenado chisme es demasiado grande.
Cuando casi he conseguido meterla en el equipo de escalada, Hyde vuelve con sus locas ideas a alterarse y moverlo todo. Del susto se me cae de las manos y se abre, saliendo la película al exterior. Adiós a mi portada en el NY Times.
Jaja, al menos Rompehuevos tampoco la tendrá, sonrío para mí. La recompongo, como puedo, y la dejo junto a los chismes de Hyde. Parece que nadie se dio cuenta. Tendremos que buscar otro botín. Pero primero hay que salir vivos de aquí.
- Es un hombre difícil, he de reconocerlo, pero es también valeroso y leal. Maldita sea, ¡nos ha traído hasta el maldito Polo Sur! Usted conoce la selva, señor Smithson. Ya sabe lo que vale un hombre como el capitán.
El aroma a té inunda el refugio. Aunque una lona cubre la generosa mancha de sangre de Danforth, no es difícil detectar numerosas salpicaduras aquí y allá -en las telas, en las botellas de oxígeno, en algunas tazas de metal. En el exterior, los hombres empiezan a embarcar en el Weddell; DeWitt y Halperin se funden en un abrazo breve pero sincero.
Moore os ofrece una taza preparada con esmero, mientras acabáis de cerrar los últimos botones de vuestros abrigos. El líquido desciende por vuestras gargantsas como si fuese el último trago de hogar de vuestras vidas. Quizás lo sea.
- Tiene usted mi palabra más firme, señor Singer. Traigan de vuelta a Starkweather y todas nuestras energías estarán dirigidas a volver a casa. Les esperamos aquí, impacientes de verlos a todos de vuelta.
El profesor Moore os extiende su mano mientras os ofrece una mirada seria, cargada de esperanza.
Si queréis decirle algo al profesor (o a cualquier otro), coger alguna pieza de equipo o hacer cualquier otra cosa, este es el momento ;)
Como una bestia ancestral que despierta de su milenario letargo, los dos motores Pratt & Whitney del Weddell elevan un profundo rugido que hace vibrar el fuselaje y los corazones del pasaje. Os abrocháis los cinturones mientras Halperin lleva a cabo su complejo ritual entre palancas, interruptores y pedales; a pesar de las prisas, el trabajo de reparación y precalentamiento ha sido impecable.
- ¡Nuestras más profundas oraciones les acompañan, caballeros! -el bramar de las turbinas apenas dejan oír la voz de Moore, que agita su mano ahí fuera junto a Griffith y a Hyde- ¡No los hay más valientes que ustedes!
Rodeados por un coro de vibraciones, crujidos de escarcha invisible, ruido de motor y chirriar de las ruedas contra el hielo, os sentís avanzar por la pista improvisada en la plaza. Ganáis velocidad en poco tiempo, el caparazón del Weddell protesta, alguien murmura una plegaria, Halperin tira de los mandos hacia sí, con decisión y concentración infinitas.
Y de pronto, una enorme torre hecha cascotes pasa por vuestro lado, y el Weddell vuela, impetuoso, tras el rastro de los Antiguos.
Como siempre, hay espacio para intervenir como consideréis (hablando, haciendo o incorporando lo que sea).
Si no queréis añadir nada más, responded con un "Listo!" y continuamos ;)
Estrecho la mano de Moore junto con un deseo.
- Porque nos volvamos a ver Profesor.
No tengo tiempo que perder con Hyde y teorías. Hace tiempo que la ficción nos lleva la delantera. Pero tal vez aun nos encontremos con Meyer, quien sabe.
Me concentro en la misión, observo los rostros de mis compañeros, despagamos.
Este lugar es impresionante. Hermoso y terrorífico al mismo tiempo.
Listo!