Partida Rol por web

Samantha se encogió de hombros y tomó la taza de té con ambas manos, buscando calor en ella. Sus mirada se fijó en el contenido de la misma, para evitar mirar a los demás.

No soy la primer mujer del hospital. Antes de que ustedes llegaran, incluso antes de que yo llegara, ya había una. La sonrisa triste de Samantha dejaba en claro que no continuaría hablando de aquel tema, sin embargo le recordó a Becca la conversación que habían mantenido el día anterior, cuando Sam le contó sobre como la encontraron a ella. Sonreía del mismo modo.

Bebió de su té y mordió una de las tostadas con manteca. Como entrenar a tu Dragón suena bien, de seguro Kuo está entrenando en el patio. Sebastian probablemente esté recorriendo el hospital, ¿Que mas podría estar haciendo? Podemos ir a buscar a Kuo, si quieren.

Amelia sonrió ante la coincidencia con Becca, ambas habían pensado en la misma película y a ambas les asustaban las películas de terror. Al parecer, iba a ser una reunión exclusivamente de jóvenes y si bien una parte suya se quejaba por dentro, estaba de acuerdo en general.

La mención de Samantha de una chica anterior a ellas le llamó la atención, pero no quiso preguntar al respecto porque la expresión de la muchacha no sugería que estuviera dispuesta a hablar al respecto. Se limitó a acercarse a ella y abrazarla Vamos, Sam, no es momento de pensar en cosas tristes! Estamos planeando una tarde de películas para divertirnos ¿No? Tomó un sorbo de su taza de té y dio otra mordida a su tostada. Propongo que decidamos primero qué vamos a cocinar para la tarde y luego vayamos a buscar a Kuo. Imagino que Sebastian va a aparecer eventualmente cuando tenga hambre, especialmente si huele algo rico. Le pellizcó con suavidad la mejilla a Sam, buscando robarle una sonrisa. Queda decidido que vamos a divertirnos entre chicos, la primer opción de película es "Como entrenar a tu dragón" y supongo que las demás las podemos elegir junto con los muchachos, ¿Qué dicen? Miró a sus compañeras emocionada y agregó Me animaría a ver una película de terror si estamos todos juntos... pero no voy a poder dormir sola después de eso. Si hacemos un tipo de pijama party a la noche... Hacía más de dos años desde la última vez que una amiga suya se había quedado a dormir en su casa o viceversa y extrañaba hacer esas tonterías. Estaba emocionalmente inestable y necesitaba amigas. No concurrían a clases y pasaban mucho tiempo en la base, quizás empezar a formar un grupo sería un buen modo de aprovechar los tiempos y apoyarse entre sí para seguir adelante.

No sé si esta noche se repita... por un lado quiero que así sea y por el otro... me asusta. Aunque... se siente bien no dormir sola.

La sonrisa melancólica de Samantha al nombrar a esa antigua mujer me recordó al momento en que ella me contaba su historia. No quise hacer algún comentario, pero si podía decir que la curiosidad me empezaba a picar. Había demasiados misterios rodeándonos. Amelia, sin embargo, se acercó a Samantha y le llamó la atención, le pellizco la mejilla para soncarle una sonrisa y con un comentario dejó atrás el tema. Decidí que en privado iba a poder preguntarle a Sam, también entendí que este no era el momento para ese tipo de cosas.

La primera película estaba decidida, el plan en concreto también. Sebastian debía estar recorriendo cada rincón del hospital, sería más complicado de encontrar que Kuo y como Amelia, también creía que se iba a acercar apenas nos pusiéramos a cocinar. O sea que nos quedaba Kuo por encontrar, Samantha había mencionado que se encontraba entrenando afuera. Un leve escalofrío me recorrió la espalda, quizás el pensamiento de ayer se había vuelto a mi cabeza. Negué con la cabeza, una tontería. Es una tontería, me repetí -Si, antes de buscarlos mejor decidir todo más organizado -reí nerviosa -. Yo diría que preparemos un cheesecake de oreos ¿Que les parece? En mi casa... mi madre, solía prepararlo en alguna ocasión especial. Si, que rico -agregué recordando el delicioso sabor del postre.

Di el último sorbo a mi té -¡Si! ¡Si! Es una gran idea, un pijama party. Que divertido. Me gusta esto, chicas. Me encanta. - En verdad estaba emocionada. Mis padres no dejaban que me quedara a dormir en la casa de mis amigas, así que los únicos pijamas partys que viví habían sido organizados por mis niñeras y eran todos para niñas. Esto era diferente, ser independiente tenía sus desventajas, pero también tenía todos estos tipos de retos emocionantes. Cómo preparar una fiesta, hacer la comida e invitar a la gente. Saber que todo salió de su sudor era reconfortante. -. Entonces ¿Hacemos cheesecake de oreo? ¿Y que otra cosa?

Becca parecía casi tan emocionada por la idea como ella, eso la hacía muy feliz. Amelia tomó un sorbo de té y pensó unos segundos Hacemos la cheesecake entonces y... podríamos hacer galletitas o muffins. Yo quería hacer muffins de banana, pero si quieren otra cosa podemos hacer algo más. Eso sí: los pochoclos no se negocian, ¡no es una tarde de películas sin ellos! Terminó de comer la tostada y se limpió los labios con una servilleta.

Pensó unos segundos en silencio y agregó ¿Les parece que preparemos algo salado? Quizás más tarde nos hartemos de tanto dulce. Podríamos hacer unos sandwiches o algo así... bebió un poco más de su té. Así que... ¿terminamos de desayunar y vamos a buscar a Kuo? Aunque, si está entrenando quizás venga para la cocina al terminar, mínimo debería tener algo de sed- Se río levemente y agregó - Al final de cuentas, la cocina es el lugar más transitado de la base, ¿No?

Se acomodó un mechón de cabello que le estaba haciendo cosquillas en el cuello Espero que no les moleste, pero soy de hablar en las películas... normalmente las veo sola y me he acostumbrado a comentarlas, como si estuviera acompañada... gajes de hija única mutante -comentó entre risas, por más que jamás fue una situación feliz para ella, pero ese día estaba decidida a divertirse y pasarla bien.

-¿Muffins de banana? Nunca los había escuchado, pero si, suena bien. Con todo lo que pensamos cocinar, vamos a tener que ponernos desde temprano diría yo -comenté cuando Amelia nombró que otras cosas quería hacer.

A primera instancia había visualizado la idea en el tiempo que llevaba ver solo una película. Pero mientras íbamos desarmando y proponiendo cosas me di cuenta que si seguíamos de esta manera podríamos hasta dormir todos juntos en la sala y no hacer un simple pijama party entre chicas. -Los sandwiches podrían funcionar o quizás también podríamos hacer una pizza... si tienen ganas... Va a ser una larga tarde por lo que veo. Deberíamos involucrar a los chicos, nosotras cocinamos y ellos por lo menos podrían acomodar el salón. Tirar almohadones, poner sillones o encargarse de las películas ¿Qué dicen?

Unté una tostada con queso y mermelada, ya había terminado mi té. En verdad eran tentadoras las rebanadas de pan caliente frente a mi mirada, seguro iba a comer un par más. Me reí de mi misma -¿Crees que en verdad vendrá a tomar agua? A mi me da la sensación de que esta tan concentrado en su entrenamiento que debe dejar esas cosas de lado... pero que se yo... -Me puse a jugar con el untador con los dedos, me había puesto nerviosa y no sabía por qué, era una verdadera tonta -. Quizás deberíamos ir a buscar a los dos, a Sebastián y Kuo y ponerlos al tanto de todo...

Sujeté la gomita violeta de mi muñeca y alcé mi pelo para atraparlo con ella en una coleta alta -No te preocupes, mi hermanita se la pasaba hablando y yo le respondía. Fue divertido mientras duró... -Dibujé una sonrisa melancólica al recordar a Sarah, pero rápido la borre, no quería opacar este momento - ¡Qué emoción! Tengo ganas de que ya sea la tarde.

Amelia se alegró de que Becca no fuera a enojarse por escucharla hablar durante la película y consideró sus palabras. -Tienes, razón, Becca, mejor vayamos a buscar a los muchachos. La verdad es que la última vez que hablé con Kuo no fue una situación agradable, ¿Sería mucha molestia pedirte que lo invites? Yo iré a buscar a Sebastian y lo pondré al tanto. Podemos darles la oportunidad de opinar sobre el menú y luego nos ponemos a cocinar ¿Qué les parece? Preguntó con una sonrisa -Sam, ¿Podrías avisarle a Henry de nuestra idea para no tener problemas? Podemos sobornarlos con comida para que no se nos enojen- dijo guiñando un ojo.

Se apuró en terminar de desayunar, estaba muy emocionada con la idea y la repercusión que había tenido. Estaba ansiosa por cocinar con sus compañeras y pasar una tarde de risas entre todos. Quería que se conocieran y se hicieran buenos amigos, algo similar a una familia ahora que vivían todos juntos en ese lugar.

Cuando todas terminaron de desayunar, ayudó a levantar los platos y se dirigió al cuarto de Sebastian. Sabía que el muchacho podía estar en cualquier lado, pero era mejor comenzar buscando por su cuarto y luego aventurarse por el resto de la base, buscando al escurridizo mutante.

El desayuno concluyó con una grata idea para pasar la tarde. Cada una ahora tenía algo que hacer, para luego volver a encontrarnos y empezar con los preparativos. Tal como había dicho anteriormente, la idea original se había vuelto grande y pretenciosa, teníamos que tardar el menor tiempo posible para poder disfrutar. De todos modos siempre estaba la posibilidad de pasar la noche en vela viendo películas, supongo que a ninguno le molestaría, salvo que apareciera una nueva misión de sorpresa, podíamos dormir todo el día siguiente.

Ahora tenía que concentrarme en encontrar a Kuo. Recordé inmediatamente el comentario que hizo Amelia sobre una situación desagradable que tuvo con él. No podía imaginar que podría haber pasado específicamente. No me lo imaginó diciendo cosas hirientes o malas a alguien, no me lo imaginaba muy comunicador en general. Quizás hablaba de la impresión que podría haberle dado verlo cubierto en sangre, no era una escena muy agradable la verdad. Tendría que preguntárselo después a ella, me daba cierta curiosidad.

Caminé por el pasillo previo a la salida del patio y sentía que mis pasos iban haciendo cada vez más lenta mi caminata. Me había puesto nerviosa, la idea de interrumpirlo en su entrenamiento no me entusiasmaba demasiado, rogué para que estuviera descansando y solo, si solo, sino seguro que su maestro no me dejaría ni decir media oración. Era tan extraño que me intrigaba por completo, me daba curiosidad. Era del que menos sabía, de los nuevos reclutas, verdad. De Henry, Noah y Adam no tenía mucha idea y dudaba poder alguna vez descubrir algo, quizás en algún futuro muy lejano. No ahora, no teniendo diecisiete años. Pero en verdad era más fácil saber de Samantha y Amelia porque eran chicas, como yo y nos entendimos a la perfección, nos habíamos vuelto buenas amigas, siempre juntas. Yo les había mentido igual, con mi apellido, mi origen. Era lo mejor por ahora, supuse, hasta que mis padres se olvidaran que tuvieron una hija mutante por lo menos, si eso alguna vez sucedía. El punto era que, si ellas también me mintieron, no importaba. Teníamos un pasado y nos ayudábamos a soportarlo. Con Kuo no había casi relación. Solo sabía que vivía con su maestro en el barrio chino y se comportaba prácticamente como uno, creo. 'Debería intentarlo' me dije a mi misma. Hablarle, saber algo de él, por lo menos si le gusta el helado, algo. Después pensé en su mirada, en su postura, en sus silencios que te transmitían que era una persona que estaba bien en sola. Quizás porque no tenía hermanos, ni otros amigos, quizás por algo que no conocía. Sin embargo la manera de actuar del día anterior me había sorprendido, yo estaba emocionada y asustada. Había armas y gente que nos podía lastimar, pero el parecía concentrado. Me levantó en brazos casi sin advertirlo y eso me generó mucha adrenalina, que se fundió con la que me generó levantar las camionetas y tirar una sobre la otra. Me sentí bien en sus brazos en ese momento y cuando me cubría la espalda, mientras yo avanzaba con el auto escudo. Me hizo sentir extraña y por eso me daba hasta vergüenza ir a hablarle, me ponía incomoda.

Sin ser consciente llegué a donde se encontraba. Estaba sobre el pasto, sentado, con sus piernas cruzadas y sus ojos cerrados. Los rayos del sol que lo golpeaban su cuerpo. Me sonrojé de inmediato. No tenía puesta su remera. Admiré su cuerpo marcado y pensando que me había puesto contra él, contra eso. Di un paso atrás. No podía molestarlo ahora, se podría enojar. Me alegré de que no pudiera ver el rosado de mis mejillas, no sabría como explicarlo. Di un nuevo paso atrás. Sabía que no podía irme, no sin intentarlo. Teníamos que ponernos a cocinar y para eso necesitábamos opiniones, decisiones y demás.

-Kuo... -susurré. Me sentía una molesta, no sabía cómo podía tomarse que lo interrumpiera y me aterraba de cierto modo. Yo podía ser bastante agresiva si me molestaban y eso que no me gusta nada la violencia. A mi cabeza vino no se porque la imagen de mi misma levantando la camioneta y me afirmé: 'Definitivamente odio la violencia'.

Volví a dar un paso adelante y repetí -Kuo, lamento interrumpirte ¿Me escuchas? -No respondía, jugué nerviosa con mis dedos y di un paso atrás. Quizás sería mejor dejarlo para después...

Kuoyong había detenido su entrenamiento por fin. No había resultado tan productivo como hubiera deseado, pero sabía que era tan solo el primer día de, quizás, cientos de sesiones de afinamiento y perfección. Sus poderes eran nuevos, y, si daba rienda suelta a su imaginación, los usos eran infinitos, como el espectro electromagnético. Destellos, ilusiones, reflejos, refracción, difracción, polarización, eran otros tipos de manipular la luz con aplicaciones muy diferentes a la simple creación de armas o escudos. Y no eran los únicos. ¿Dónde se encontraba el límite, cuando es la totalidad del espectro solar la que se encuentra a tu disposición? Granadas cegadoras, pantallas de sombra, hologramas, ilusiones ópticas, y quién sabe qué otras aplicaciones simples capaces de sacarlos de más de un apuro. Así y todo, no debía adelantarse. Cada cosa a su tiempo, y ahora era tiempo de reponer fuerzas.

Aprovechando el sol en su punto álgido en lo alto, se sentó sobre sus piernas cruzadas a meditar. Paz mental. Tranquilidad. Pasos... ¿pasos? Sí, alguien se acercaba a su centro de percepción. No quiso abrir los ojos para descubrir aquello que presentía, más por costumbre que por restarle importancia. De cualquier forma, si alguien, incluido su maestro, deseaba hablar con él, primero se presentaría. Bueno, quizás no todos, pensó reparando en Noah Foster. Aún así, era el único que no solía respetar la intimidad ajena, y con todo, antes de disparar lanzaba una advertencia. Escuchó su nombre, con una voz cálida y suave. Quizás algo nerviosa. "Becca", respondió su mente, sorprendiéndolo. No esperaba encontrarla a ella justamente. No recodaba que saliera alguna vez al patio, aunque era comprensible, teniendo en cuenta que los que más salían eran él, Foster, Zhuang y Campbell. Kuo oyó claramente la hierba raspando unos pies calzados, como si diesen un paso instintivo pero inseguro a la vez. -Kuo, lamento interrumpirte ¿Me escuchas?- repitió aquella voz, ahora más segura. Y un paso más, desdiciendo al primero.

-Sí, te oigo- dijo Kuo, con voz pacífica y profunda. Abrió sus ojos, que arrojaron un destello inusitadamente purpúreo a la recién llegada. -Soy yo quien lo siente. A veces es difícil regresar del 'wu wei'- dijo con la mayor naturalidad, como si estuviese hablando del pronóstico del tiempo. Se levantó a su vez, y alisó su pantalón deportivo, y se limpió un poco los restos de hierba. Entonces miró fijo a su interlocutora, con una media sonrisa de Buda, esa misma que todos los occidentales confundirían con un gesto socarrón o de alegría; pero nunca con la tranquilidad de un profundo océano. Sus manos se cruzaron detrás, y viéndola dudar ante su postura abierta, agregó la típica frase de cortesía: - ¿En qué puedo servirte, Becca?

Cuando escuché su voz regresé el paso que había dado para atrás a su lugar de origen. Abrió los ojos al instante y lo miré. Me puse algo nerviosa, no sabía que frase me podría esperar, no podía descifrar sus expresiones, era bueno en no ser expresivo, demasiado para mi gusto. Antes de que pudiera disculparme una vez más por interrumpir su entrenamiento, se disculpó el. Mencionó que era difícil regresar de “wu wei” ¿Qué sería eso? Podría preguntarle, digo para poder entablar algo más de conversación y que nuestro encuentro no sea solo “Te invito a ver películas con las chicas y Sebastian” y el me responda “Si voy” o “No, no es lo mio”. Había venido pensando en el camino sobre incorporarlo más al grupo o por lo menos saber de él, por cortesía y también por curiosidad.

Me reí un tanto nerviosa, se había levantado, se había parado ante mí y había sonreído. Titubeé antes de poder contestar -Eh... Quería yo, y queríamos con las chicas. En realidad Amelia tuvo una idea. Con nuestro paseo por el shopping le dieron ganas de ir al cine y visto y considerando que no podemos ir, se le ocurrió que podíamos organizar una tarde de películas en alguna de las salas. Vamos a cocinar en la tarde algunas tortas y pochoclos. Todavía no decidimos todas las películas que vamos a ver, pero tenemos una idea. Con las chicas quedamos que la primera sería “Cómo entrenar a tu dragón” ¿No se si escuchaste hablar de ella? Es linda, a mi me gusta. Te molestaba porque quería saber si te interesaba pasar la tarde con nosotras haciendo eso. Ame fue a preguntarle a Sebastian, pero creo que él no va a tener objeción. ¿Quieres ver películas con nosotros? -En verdad me intrigaba la respuesta que pudiera darme. No lo veía viendo películas de dibujos, de hecho por alguna razón me lo imaginaba mirando únicamente películas chinas en blanco y negro de antiguos artistas marciales, pero supongo que solo era prejuicio.

-¿Qué es eso del “wu wei”? -pregunté en voz alta, tan sumida en mis pensamientos, que no me di cuenta que lo había dicho en verdad. Ni había esperado que me respondiera lo primero y ya tenía una nueva pregunta.

-¿Una película? Mmmhh...- Kuo giró los ojos a un costado, como mesurando la respuesta más apropiada. -Supongo que si todos van, lo correcto es que yo también vaya, ¿no? Sino, no podríamos formar un grupo- Le devolvió la mirada, con el rostro todavía inescrutable, aunque amable al mismo tiempo. No recordaba haber visto ningún film que no haya visto junto a Zhuang, algún que otro fin de semana en el que su maestro descansaba con una lata de cerveza helada en la mano y un pote con frituras (el único vicio occidental de su maestro, quizás). Por supuesto, todas eran con personas, verdaderos actores exponentes de la cultura y tradición chinas. No era cierto que todas las películas de esa parte del mundo trataban sobre las artes marciales. Pero sí era cierto que incluso hasta la más trivial historia dramática se encontraba impregnada por la filosofía y costumbres orientales.

-El "wu wei" es una de las partes más importantes para comprender al Tao- respondió a Rebecca, con la misma naturalidad que antes. Frente a los ojos vacíos de la chica, tomó una inspiración y prosiguió. -El Tao es el camino, la forma en que la vida y el universo son. Entenderlo es importante para poder vivir en armonía. Aunque, según Zhuang, ustedes están más familiarizados con el yin y el yang, y no comprenden al wu wei. Por eso no pueden comprender nuestra forma de vida- Imaginó que todo había quedado aclarado, pues no prosiguió. En parte, porque creía haber satisfecho sus dudas, y en parte porque no se consideraba capaz de hacerle comprender a ningún "occidental" la forma en que entendía al mundo. Al fin y al cabo, él no era Zhuang.

Cambió de tema de pronto, pues él también se había quedado con una duda. -¿Y por qué alguien querría entrenar a un dragón? No le veo la lógica, antes yo le pediría a él que me entrene a mí. Que me enseñe todas las artes secretas de los ancestros y que me dé parte de su poder. No podrías entrenar a un dragón, de la misma forma en que yo no podría entrenar a Zhuang en nada. No entiendo de qué va la idea...- Claramente Kuoyong sólo conocía un único tipo de dragón, aquellos que Zhuang guardaba en el panteón familiar.

No sabía la cantidad de grados de perplejidad que podía alcanzar una persona hasta esa primera charla con Kuo. Más adelante cuando el número de conversaciones se incremento, me acostumbre a sus preguntas extrañas y cuando el tiempo que paso fue aún mayor empecé a extrañaba que me preguntara sobre cosas triviales. -Si, bueno, en realidad la invitación es porque queremos que pases tiempo con nosotras y Sebastian, claro, consolidarnos como grupo, como compañeros pero por favor no lo sientas una obligación. Si no tienes ganas de participar no vamos a obligarte... - Esperaba que esas palabras no lo hicieran retroceder, en verdad quería que pasara tiempo con nosotros, era justo. No me gustaba que estuviera tan solo, aunque no era mi decisión al fin de cuentas.

La única respuesta que le pude dar a su corta explicación de que era el “wu wei” fue un -Ah...- por suerte no me preguntó más del tema. Entendí que era un estilo de vida, pero no estaba muy consciente de que se trataba, siempre podría buscar en internet y quizás hasta un día sacarle charla yo sobre el tema. Si eso haría, buscaría en internet.

Sin lugar a dudas su apreciación por los dragones fue la que más perpleja me dejo. Iba a responderle una brutalidad, creo, para su concepción de los dragones. Algo totalmente impulsivo cómo: ¡¿Cómo no querrías entrenar un dragón?! ¿Cómo no tiene logica? ES GRANDIOSO, pero en ese instante la imagen de Mushu apareció en mi cabeza. Si Mushu, el grandioso dragón guardián de Mulan... si si, el de “Deshonra sobre tu vaca” y eso me hizo darme una idea de la estima que los orientales le tenían a esas criaturas. Para hacer que Mulan regresara a su casa los espíritus de los ancianos de la familia Fa habían designado a una GRAN dragón guardián. Mushu el pequeño despertador de esa temible y confiable bestia, rompió su cuerpo sin liberar su alma y tuvo que ir él a hacerse cargo de regresar a la pequeña valiente. Claro, pensé. Los dragones son muy importantes para ellos. Pero Cómo Entrenar a tu Dragón estaba situada en un pueblo nórdico, nada que ver con las costumbres chinas. -Eh... Mira Kuo. La película transcurre en un pueblo vikingo y los dragones son los más feroces enemigos de estos vikingos, que son fuerte guerreros. Los dragones destruían las casas y se comían las ovejas de los vikingos y se odiaban, entonces los vikingos los mataban. Pero un día justamente un niño decidió que no quería matarlos, que quería aprender de ellos... y te lo dejo hasta ahí porque te contaría toda la historia. Pero la cuestión es que es simplemente una historia de ficción, algo con lo que podemos divertirnos y soñar que podemos montar dragones y comunicarnos con ellos. Es linda, a mi me gustó mucho cuando la vi – y de golpe me atreví a indagar sobre su vida, aunque fuera una pregunta inocente -. Disculpa que me entrometa, pero ¿Alguna vez viste una película? No necesariamente para niños como esta que te digo, sino de cualquier genero...

-Ah, ok- respondió Kuo cuando le contó un poco más sobre lo que iba el film. A sus oídos, sonaban más como tigres o lobos hambrientos que a otra cosa. Por supuesto que en las leyendas de oriente existían dragones malvados, que arrasaban aldeas y esclavizaban a los humanos. Al fin y al cabo, todo tiene su positivo y su negativo, incluso los dragones. Aún así, los más pérfidos y demoníacos dragones de su cultura, no se comportaban como animales ni mucho menos. "¿Monturas?" pensó. Y recordó que en algunos cuentos que le contaba Zhuang de niño para que pudiera dormir tranquilo, se hablaba de un dragón inmenso, que funcionaba como la montura sobre la que el mundo navega el río del tiempo.

-¿Una película? Sí, claro. Zhuang solía ver una todos los fines de semana, luego de cerrar la tienda. A veces me dejaba verlas con él, sentado en la alfombra- dijo seriamente. -Aunque creo que ninguna era de origen americano, no. No tengo problema en acompañarles de todos modos. Quizás se me escapen algunos detalles, pero podría ser entretenido de todas maneras- Sonrió con cortesía, y para no despedirla de manera fría preguntó: -¿Es eso todo lo que deseabas, Becca?

Creí haber logrado un poco con el cometido de atraerlo a ver la película. En verdad su respuesta no me pareció de lo más convencida, pero si ya me había dicho que si dos veces porque iba a volver a incomodarlo con la repetición de la pregunta. Por suerte si había visto algunas películas con su maestro, no importaba que fueran animadas o incluso de nuestro idioma, lo importante era que no había que explicarles cuales eran. -No importa si no entiendes algo, puedes preguntar y yo puedo explicarte. Amelia ya aviso que ella se la pasa comentando las películas y Samantha y yo le dijimos que no nos molestaba en absoluto. A veces ese tipo de cosas hacen más divertidas la reunión -comenté con algo de soltura -. No, nada más. Solo quería preguntarte si querías ser parte de esto. Ahora nos vamos a juntar con las chicas para cocinar algo. Pensamos cosas deliciosas para pasar la tarde, quizás si tenes ganas, podrías ayudarnos acomodando con Sebastian un poco el salón. Vamos a hacer pochoclos, una torta y también muffins de banana. ¿Te gusta eso o hay algo especial que pueda gustarte para merendar? -Me pareció correcto preguntarle, era una manera de hacerlo aún más parte de esto. Era lindo sentirse parte de una equipo y de a poco estábamos logrando consolidarnos.

Era tan extraño, ayer nos habíamos enfrentado a tipos con armas que intentaban dañarnos y ahora estábamos organizando una reunión de adolescente típico para ver películas ¿Sería así de extraña nuestra vida de ahora en adelante? Me pregunté, mientras esperaba su respuesta.

Amelia se había dirigido a hablar con Sebastian y no se había equivocado: el muchacho se sumó de buena gana a la idea de la reunión de películas. Parecía una persona divertida, aunque un tanto impertinente, ya que le había confesado sin miedos que los había visto a ella y Adam la noche anterior. Pero más allá de eso, a Amelia le agradaba Sebastian, después de todo él le había salvado la vida la noche anterior. Hasta le resultaba tierno que le pidiera ayuda para ver la página web que hicieron en honor del "Fantasma del Shopping", por lo visto el muchacho tenía un ego importante, pero Amelia consideraba que se trataba de un modo de esconder lo triste y solo que se sentía por estar muerto para su familia.

Lo convenció de que la acompañara a la cocina, ya que había que comenzar con los preparativos y no le interesaba mucho estar sola. Por suerte Becca se había hecho cargo de lidiar con Kuo, porque a ella le hubiera resultado un tanto difícil. Bajaron juntos hasta la cocina, Sebastian era bastante cargoso y bromista, algo que le gustaba aún más a Amelia, que se reía de sus tonterías. Ya en la cocina, Amelia empezó a separar los ingredientes para cocinar ¿Hay algo en particular que te gustaría comer? No soy la mejor de los chefs pero me doy maña en la cocina. Planeábamos hacer una cheesecake y unos muffins de banana, pero ya que te estás tomando el trabajo de acompañarme, creo que tenés derecho a elegir algo. No habló sobre la propuesta de él de ir al cine. La salida al shopping la había dejado con muchos deseos de ir al cine como una chica normal y no lo veía posible, pero de algún modo Sebastian lo sabía y le había dicho que él podía llevarla. Deseaba ir desde lo más profundo de su ser, pero tenía miedo de que la descubrieran, de que algo saliera mal, así que eligió evitar el tema de momento.

Cortó la manteca y la dejó aparte, por otro lado comenzó a medir el resto de los ingredientes. No sé bien cuánto tiempo se vaya a tomar Becca en convencer a Kuo, así que mejor voy poniendo manos a la obra. Ah, no sé si lo dije, pero cada uno puede elegir una película, así que deberías pensar cuál va a ser tu nominada -agregó con una sonrisa- Becca y yo ya decidimos que la primera iba a ser "Como entrenar a tu dragón", en mi opinión las películas de animación resultan bastante buenas y tienden a gustarle a todos. Comenzó a batir el azúcar con la manteca, se giró con el bowl apoyado en un brazo y mezclando con el otro y le preguntó ¿Qué era lo más divertido de estar en el shopping? ¿No te sentiste solo o aburrido? Yo no creo que hubiese aguantado mucho... Su cabello bailaba felizmente alrededor de su cabeza, mientras intentaba mantener una conversación lo más amena posible. Algo le decía que iban a llevarse bien, así que quería comenzar a conocerlo, pensando que quizás eso lo ayudara a sentirse más a gusto en una base llena de extraños con poderes.