Partida Rol por web

Olgrim a duras penas pronuncia:

Jamás.

-Yo tampoco lo veo claro. Me quedo con el enano. Que tengáis suerte.

Una cosa era sobrevivir y otra arrasar aldeas.

El pícaro sonría ante la decisión de Caradoc que era el que había provocado la situación en la que se encontraban, pero aceptó su decisión y la del enano sin ninguna objección.

El nevarro arrasó diferentes aldeas y poblaciones de un tamaño u otro pero no estaba contento con lo que hacía y no veía sus deseos cumplidos junto a los muertos vivientes, carentes de todo sentido del humor, no como un nevarro que necesitas altas dosis junto a él.

Así que tras una temporada como general al lado de Cyris y Ansell, finalmente un día se ausentó de sus labores, desapareció sin decirle nada a nadie y nunca más se supo de él. Algunos dicen que ayuda a aquellos que intentan detener al ejército de muertos vivientes, otros que volvió a su tierra natal y allí vive con holgura con lo ganado junto a los ejércitos no muertos.

Pero eso se contará en otra historia, esta, ha llegado a su fin.

Caradoc se marchó con olgrim, pero el enano no le tenía mucha simpatía desde el tema del juramento y acabaron como el rosario de la aurora. De cuando en cuando le llegaba noticias de aldeas arrasadas por un ejército de muertos vivientes. Al principio hizo como que el tema no iba con él, pero poco a poco se fue hundiendo en el alcohol para intentar aplacar su sentimiento de culpabilidad.
Ahora es un borracho que duerme en la calle y le faltan los dientes.

Conforme la destrucción del reino se hacía mas extensa con una nueva Ruina recorriendo Ferelden, Ansell iba tomando mas consciencia de su nueva posición.

El una vez sereno hechicero fue poco a poco convirtiéndose en un monstruo cruel y despiadado. Su terrible aspecto incrementado por su extraño ojo metálico, y las leyendas de como arrancaba personalmente los dientes a todos los prisioneros que las huestes atrapaban, antes de pasar a engrosar las filas de muertos que caminan, hacian que los niños temblasen incluso mas allá del mar.

Quizás el último rastro de humanidad, o quizás como rasgo definitivo de la locura que se había apoderado del mago, hacía que mantuviese siempre cerca de el al cuerpo en avanzado estado de descomposición de Argyle, a modo de compañero en no muerte, como ya lo habían sido en vida.

El dia en que fuese capaz de borrar la Torre del Circulo de la faz de Thedas, estaba ya ahí.