Partida Rol por web

Gruñón avanzó y atacó, golpeó el arma de aladín con todas sus fuerzas. Como golpeaba a las piedras de la mina, si podía la haría añicos evitando que se defendiese e hiriese a sus compañeros.

Sabio no hizo nada para atacar, pensó que podría controlar a esos animales, pero Perezoso ya se había encargado de ellos y, la verdad, lo había hecho bastante bien.

Me situé en la retaguardia, intentando no estar al alcance de nadie.

Espero que nadie salga muy herido, pues ellos no merecen tal castigo.

- Si, ya la ví.

Respondo a nadie en particular buscando en la bolsa el componente necesario y acto seguido saco una pequeña telaraña que tras empieza a crecer conforme voy recitando el conjuro hasta acabar rodeando a Jasmín.

Mientras seguía tocando el instrumento, acompañé los acordes con unas palabras armoniosas para hablar con mis compañeros

Recordad que la lámpara es su bien más preciado, jamás se separa de él, así que en sus bolsillos estará...

Había tenido suficiente. ¿Cómo se atrevía esa furcia envejecida y mantenida en baba de caracol mágico a corromperles? Pese a ello, no podía flaquear... no debía fue hacia Aladin mientras el calor del fuego acudía a su mano, dispuesta a infligirle dolor.

No quería hacerlo... pero no tenía otra opción y le dolía esa certeza aunque sus sentimientos andaban en conflicto con su razón y su instinto de supervivencia.

Al ver que no había marcha atrás, Mudito se lanzó a por el rival más cercano que no fuera uno de los encantados por su hermano.

Se lanzó y atacó con dos golpes de palma, el primero dirigido hacia el estómago y el segundo al cuello, el cual estuvo cerca de ser un golpe muy serio.