El papá y la mamá de Borja se levantan. Intentais volveros a la habitación y haceros los dormidos pero no funciona. Os debieron escuchar correteando por el pasillo, con lo que os cae una bronca tremenda.
"Estareis contentos, habeis destrozado el disfraz de bruja que tenía tu madre para carnavales"-dice el papá de Borja mirándolo a él-"¿En qué estabais pensando?. Pues si ella no se disfraza, vosotros tampoco. Os quedareis castigados en casa".
La regañina no va para él, pero seguro que hablarán con sus padres. Miguel lo sabe y agacha la cabeza montando el labio inferior sobre el otro en una mueca lastimera.
Sin embargo, no se acaba de quitar de la cabeza el rugido, ese ruido surgido, sin duda, de las fauces un monstruo terrible.
El miedo que hacía temblar a Rodrigo se disipa a cambio de un amargo escalofrío causado por la voces disgustadas de los adultos...
¿Que ocurre...? ¿Y ese rugido?
Los Papas aparecen enfadados y Rodrigo baja la cabeza poniéndose muy, muy colorado. No levanta la vista en ningún momento excepto cuando el Papa de Borja los castiga... Resopla y vuelve a bajar la vista algo triste.
El rugido ha dejado de oirse.
-¿Rugido?...no sé de qué rugido hablas.
-Esta noche has roncado mucho, cariño-responde la mujer-Es posible que los niños se hayan asustado.
La mujer no puede evitar soltar una pequeña risita.
-¿De veras?, debe ser cosa del resfriado, porque yo no suelo roncar.
Poco a poco, el día comienza. Desayunais en silencio. A eso de media mañana, baja el hermano de Borja con muy mala cara.
-¿Qué?, fue buena la de anoche ¿Eh?.-le dice su padre con una mirada de reproche-¿A qué hora llegaste?.
-No sé, debían ser las cinco o las seis
-Bueno, y respecto a vosotros...-dice mirándoos-Os quedareis sin salir toda la tarde.
La verdad es que el castigo es mucho peor de lo que pensabais. Ahora lo que os da miedo es tener que volver a pasar una noche en esa casa.
Fin de la partida.
Lo siento, pero creo que no tiene sentido esperar más a los que faltan.