Por un momento, la furia se arremolina tras mis ojos y en mis huesos, porque la recién llegada se burla de mí sin ningún tipo de vergüenza. Mi cara se contorsiona en una mueca violenta, pero me agarro a la mesa, que empieza a resquebrajarse bajo la fuerza de mis músculos, y la Bestia se calma.
Iré tras Myriam. Ésta no es mi casa y no quiero profanarla, así que me vendrá bien subir las escaleras y sentir el frío.
Trato de no mirar a la supuesta diosa, aún repitiéndose en mi mente su afrenta y el traqueteo, como un rosario, de sus títulos.
Serpiente de los mil venenos, Dama de la lengua imprudente, Señora de los siete insultos. Palabras...
Estaba esperando por suntzu, pero viendo que no contesta, tiraré. Después de todo, cualquier vampiro debería tirar Autocontrol ante una provocación como la de Neferata.
Andrés no hace nada por evitar su indignación ante la situación.
- Si abandonan esta habitación seré yo quien se lo tome como una ofensa personal... ¡somos inmortales! No humanos de sangre caliente.
Escuchas un grito ahogado en el pasillo por el que llegaste hasta la "sala de reuniones".
Rodrigo no se ha movido en todo el rato, ni frente a las provocaciones de Neferata, ni frente a lo que parece la ausencia de Marduf.
Ha sonreido cortes ante Giovanna Paola, haciendo una ligera reverencia, y por el resto, ha permanecido recto con la mano en la empuñadura.
Al escuchar algo extraño mira a Andrés
- Creo que alguien tiene problemas en el pasillo
Andrés cruza la mirada con Don Rodrigo, sin terminar de entender. Muy posiblemente a la espera de alguna aclaración.
Impasible
- Alguien ha gritado en el pasillo
La dama alza los ojos con mas lentitud de la que se puede descrivir en un texto, sonrie. Es el alma que yora la que con llantops grita, oh, musica angelical, que mejor momento que este para sonar, oh, melodias de dolor, sois vilin de cuerdas vocales, sois yembes de calaveras.... Oh, que gozo.....
Si, eso parece.....
Mi mirada pasa se posa en Don Rodrigo, y luego en Don Andrés... los finos labios se separan, mostrando una sonrisa maliciosa, tenebrosa al estar adornada por los afilados colmillos de la naturaleza cainita.
Como ya os afirme no hará mucho, Hn Andrés, mi partida de esta sala no busca ofenderos, simple y llanamente saciar mi ansia de conocimientos. Allí afuera hay un pequeño cadaver, un hijo de Malkav en miniatura que espera ser estudiado, y no se puede obviar el grito que acabo de oir a través de la puerta que me hallaba a punto de cruzar... - digo, posando mi mano en la puerta que me dirigirá al pasillo por el que entre y por el que largo tiempo he intentado salir - Puede que ese grito no sea nada, o puede que sí lo sea, pero independientemente de una u otra cosa, saldré fuera a corroborar la escena del asesinato del joven Darius.
Volveré en breves - sentencio mientras abro la puerta - La noche es joven y la reunion larga, pero ansío saber más que otra cosa.
Y así, puse un pie fuera de la sala, agudizando mis sentidos, usando mis dotes para ver lo que mi vista no me permitia ver, adelantando mi vision al limite que mis ojos terrenales tenian... para que nadie me atacara sin yo verle primero.
Vamos, que uso la clarividencia en cada esquina que haga el camino, para poder mirar al otro lado sin tener que cruzarla... precavida ante todo :D
El grito de alerta de uno de los guardias de Andrés os pudo confirmar que algo ocurria.
"Nos atacan, a las armas" habia sido lo suficientemente claro como para que vuestras dudas se despejaran.
Esta no seria una noche tranquila.
¿Nos atacan?-la damisela de cabellos dorados mira a su anfitrión-¿os atacan a vos o a todos nosotros? ¿Tenéis algún agravio pendiente de ser resuelto?-sus ojos fríos, salvajes, se clavan en el rostro de Andrés de Ponferrada
Ya desde fuera de la sala, es cuando escucho el grito de alarma y mi instinto de supervivencia se enciende. No he vivido tantos siglos para ser sepultada en tierras españolas, tan lejos de la sangre de mis antepasados.
Volviendo a aprovecharme pues de los dones que me traspasó mi sire, aprovecho al máximo los dones de la vista vampírica para barrer la superficie y poder así ver el origen del grito de alarma, así como la fuente hostil que ataca a mi "anfitrión", cuya credibilidad iba cayendo poco a poco...
Un asesinato y un asedio en la misma noche. Los astros debían haberse alineado en nuestra contra.
Volví mis pasos hacia la sala que había abandonado, mostrando las protuberancias óseas que iban surgiendo afilando mis dedos en armas de color marfil. Mi cara se dirigió al anfitrión, al que hablé mostrando mi inmenso desagrado.
"Señor" Andrés - dije, mostrando mi desagrado con respecto al título del anfitrión - Pensáis quedaros aquí mientras atacan a los huéspedes o pensáis hacer algo para solucionarlo. Me irrita en exceso esta velada, sobre todo después del largo viaje.
Aún seguía explorando la zona, buscando la fuente del ataque.
Gasto 4 puntos de sangre para aumentar mi fuerza en 4 puntos y uno extra para curar el nivel de salud.
Uso vicisitud 3 para que me salgan pinchos de las manos, armando mis puños.