Partida Rol por web

Esta partida está en revisión. Si el director no da señales de vida o es aprobada por un cuervo será borrada esta noche

QUATRO ELEMENTOS

Pedro De Lara - PROLOGO

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11/09/2022, 19:02

DIA 1

 

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11/09/2022, 19:03

LUNES 12 DE SEPTIEMBRE DE 2022 5:05am - SANTUTZI / BIZKAIA

 

Estabas tratando de dormir en la cabina del camión cuando una gran luz apareció en el cielo. Por unos instantes, los camiones aparcados en el área de servicio de la A-8 en dirección Santander quedaron iluminados. El asfalto y los vehículos estaban salpicados de agua debido a la lluvia reciente se secaron rápidamente en esa zona, y las farolas y luces que alumbraban el parking durante la noche se fundieron y saltaron pequeñas chispas. Después el parking quedó a oscuras y en absoluto silencio, tan solo se escuchaba el runruneo lejano de la autopista, que a esas horas de la madrugada no traía mucho tráfico. 

En ese momento de despiertas sobresaltado y como si te hubiera caído un rayo en mitad de la noche, pues huele a quemado, o tal vez a vapor de agua, las ventanillas del camión están empañadas y hay como vapor dentro de la cabina. 

Sientes una extraña sensación de plenitud y fuerza, y al mismo tiempo es como si tus sentidos estuvieran alterados. Puedes percibir la estructura metálica de tu camión, sus ejes y engranajes, incluso los cables de cobre que lo envuelven todo. puedes sentir todos los metales al rededor, su pureza y sus formas . Los vehículos contiguos, sus formas y los cables de la electricidad que unen los postes entre si. Puedes percibir la tierra debido a los metales que alberga en su interior y la proporción de estos pequeños metales si los hubiera... 

Como si hubieses despertado por primera vez vas volviendo a recobrar la consciencia y tus recuerdos anteriores. La alarma de algún vehículo suena en el parking. todo esta oscuro.       

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15/09/2022, 17:36
Pedro de Lara

La carretera se encontraba totalmente a oscuras y prácticamente vacía. Apenas veía coches cruzándose en sentido opuesto, y los pocos coches que me adelantaban lo hacían cada varios minutos entre sí. Las luces del camión hacían reflectar las líneas pintadas sobre el asfalto, y los paneles de aviso, que cada varios kilómetros aparecían en lo alto, se iluminaban mostrando diferentes mensajes y advertencias sobre el estado de la vía.

Esa sucesión de líneas brillantes y mensajes luminosos me desconcentraba y adormilaba, lo que, en alguna ocasión, provocó que desviase la trayectoria del camión hacia un lado, amenazando con golpear el quitamiedos.

—Venga, no te duermas— comento en voz alta obligándome a centrar de nuevo mi atención —Ya falta poco— pero los bostezos se sucedían uno tras otro, imposibles de aplacar.

La jornada de hoy había transcurrido casi en su totalidad de noche, algo que no me gustaba, ya que lo hacía especialmente duro y cansado. Las carreteras no se encontraban lo suficientemente iluminadas y tenían muy poca visibilidad; y mis ojos, demasiado sensibles a la luz, se deslumbraban con facilidad.

Encendí la radio en el momento que comenzó a sonar «tres notas para decir te quiero» de Vicente Amigo, y aproveché para agarrar el paquete de Winston y el encendedor de uno de los portaobjetos del cuadro. 

—Bip, Bip, Bip—

Mientras prendía el cigarro, el pitido del tacógrafo me avisó de que quedaban treinta minutos para cumplir las nueve horas de conducción diarias, lo que me obligaba a realizar un descanso de, al menos, tres horas ininterrumpidas.  

—Joder... Si casi había llegado...— Es cierto que estaba muy cansado, pero ojalá ese maldito cacharro no me obligara a hacer noche a tan sólo 90 kilómetros de casa.

Poco tiempo después llegué a la zona de Santurtzi, próxima al Área de Servicio Ugaldebieta. Es una zona conocida y en la que es habitual que pare a descansar y despejarme. Sin embargo, iba a ser la primera vez que pasaba la noche allí, aunque había escuchado a otros compañeros comentar que el lugar era tranquilo, y que, además, el personal de servicio era muy atento.

También contaba con duchas, algo que me vendría muy bien a la mañana siguiente para empezar el día despejado y con energía.

El aparcamiento de camiones, situado detrás del restaurante, disponía de varias plazas libres en las que poder estacionar la cabeza tractora y el semirremolque. Nunca me gustó demasiado la idea de dormir con más de veinte toneladas de mercancía de alto valor sabiendo que eso me exponía a ser víctima de un posible asalto nocturno; pero te acabas acostumbrando, o al menos en lo personal, intento no obsesionarme demasiado con la idea.

Apagué el motor y todo quedó en silencio. Sólo se escuchaba el sonido de fondo, a intervalos, de los pocos vehículos que circulaban por la autovía.

Una de las farolas se encontraba situada a pocos metros de la cabina y su haz de luz atravesaba directamente los cristales, lo que resultaba molesto para conciliar el sueño. Me incorporé para correr las cortinas del camión, evitando que la luz exterior pudiera molestarme y accedí a la parte posterior de la cabina, donde me tumbé sobre la cama. La espalda y las extremidades me dolían y pedían descansar, por lo que no pasó demasiado tiempo hasta quedarme dormido.

Pero las cosas, tal y como las conocía hasta ahora, estaban a punto de cambiar

Primero fue una luz, que dejó iluminado el aparcamiento y sus alrededores, aumentando la temperatura de tal forma que la humedad acumulada por las lluvias, acontecidas durante el día, fue evaporada al instante. La cabeza tractora fue atravesada directamente por el haz de luz, proveniente del cielo, hasta reducirse a un fino hilillo que impactó directamente sobre mi frente, en el mismo punto donde se encuentra situada la glándula pineal. Pocos segundos después, un profundo y sonoro estruendo resonó en el cielo.

Ugaldebieta y sus alrededores quedaron completamente a oscuras y en silencio. Nada pareció inmutarse, excepto yo, que me desperté sobresaltado.

La temperatura en la cabina estaba muchos grados por encima de lo normal, la humedad era asfixiante y los cristales se encontraban completamente empañados. Me sentía desorientado y aturdido, y ni siquiera comprendía lo que estaba experimentando mi cuerpo.

Las sensaciones que percibía no se limitaban al espacio físico que abarcaba mi cuerpo, sino que era capaz de sentir estructuras que me rodeaban a varios metros de distancia. 

¿Q-qué está pasando? ¿Q-qué me pasa? La información que era capaz de captar de mi entorno a través de los distintos elementos metálicos que lo comprendían fue abrumadora. El torrente de sensaciones y la magnitud en la que se presentaban, sumado a la inmediatez del suceso, me dificultaban la tarea de comprender y asimilar lo que estaba sucediendo.

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16/09/2022, 18:53

ALgo aturdido sales de la cabina del camión, pues dentro hacia demasiado calor y sin saber porque sales al exterior a tomar el aire y ver si te recuperas o se te pasa el susto. 

Todo esta oscuro. Las luces en la zona se ha fundido así que no puede verse nada. Como una especie de radar, te das cuenta que no necesitar ver. La información que percibes a través del sentido de sentir metales te da una información del entorno bastante aproximada. Sobre todo de aquello que este compuesto por metales. 

Escuchas un camionero quejarse de la oscuridad en algún lugar aproximado. 

De pronto, poco después, percibes un coche aproximarse a gran velocidad y entrar en el parking. 

Cuando ya esta cerca ves que es un coche de policía. 

Dos agentes descienden del coche con linternas. Eres la primera persona a la que ven. 

- Eh tu! quieto ahi. - gritan nervios con una mano en el cinturón a la altura del arma. 

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19/09/2022, 22:56
Pedro de Lara

Los agentes se situaron a una distancia prudencial, dirigiendo el haz de sus linternas hacia mi
y situando su otra mano en el arma que se encontraba enfundada en el cinturón.

Me quedé quieto y en silencio, mostrando las palmas de mis manos. La luz de sus linternas me cegaba
y me sentía mareado, pero no estaba asustado. Podía percibir cada uno de los átomos metálicos que
se encontraban en las cercanías y su entorno inmediato, lo que me permitía crear un mapa mental
del terreno en el que  me encontraba, así como de los elementos y organismos que interaccionaban
directamente con ellos.

Pude presenciar cómo el flujo sanguíneo de ambos policías iniciaba su recorrido en el corazón
y se expandía a través de su cuerpo mediante los diferentes vasos sanguíneos, al identificar y
localizar cada molécula de hemoglobina contenida en su sangre. 

Estaban nerviosos, así que decidí actuar con normalidad. Bajo ningún concepto debía levantar 
sospechas sobre lo que estaba sucediéndome, no quería volverme el centro de una investigación, 
o, incluso, de algo peor.

—Dejaré que sean ellos quienes tomen la iniciativa, pero no bajaré la guardia— pensé para mi. 

Debía sonsacarles algo de información para poder averiguar lo que estaba ocurriendo

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21/09/2022, 11:00

Sin mediar palabra, Los agentes te empujan contra la pared del remolque de forma brusca, poniéndote de espaldas a ellos y sujetándote la cabeza de forma desagradable. 

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22/09/2022, 18:06
Pedro de Lara

El hombre me apretó la cara contra la lona del semirremolque y retorció mi brazo hasta
casi dislocarme el hombro. Sentí una punzada de dolor recorriéndome la extremidad,
y, como por acto reflejo, la alarma del camión comenzó a sonar alertando al resto de
conductores.

Las luces de las cabinas a nuestro alrededor comenzaron a encenderse, y se podían oir
los sonidos de las puertas al cerrarse. Pude sentir como varias personas se movilizaban
hacia el lugar donde nos encontrábamos.

—¿Quiénes sois vosotros?— les pregunté, aunque no esperaba una respuesta. —¿Por qué me 
estáis haciendo esto?—

 

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26/10/2022, 20:38

- Ha saltado la alarma de robo, mierdecilla. Pero aquí las preguntas las hacemos nosotros. o quieres venir detenido? A ver, que hacías aquí? Robar? - pregunta el agente de forma agresiva mientras te hunde la cabeza en la lona del semirremolque.